sábado, 21 de abril de 2012

Capítulo 10: El rescate de Marina


Capítulo X
EL RESCATE DE MARINA
Erika se encontraba en el suelo sujetando a su amigo, aún inconsciente, mientras le recuperaba con la magia Cura. No dejaba de mirarlo y pensar en su repentina actitud combatiendo contra Ranor. Había demostrado ser muy valiente, más de lo que ella lo conocía. Durante el tiempo que llevaban juntos en Limaria, había conocido más a su amigo de la infancia que toda una vida siendo simples compañeros de clase. Había descubierto cosas del chico que antes no sabía, debido a su timidez, y estaba orgullosa de él.
Sonrió y acarició el flequillo oscuro de su frente. Después observó de nuevo el cadáver de su enemigo a lo lejos, y la misma pregunta le volvía repetidas veces a la cabeza:
“¿Quién pudo hacerle eso a Ranor?”- pensó la chica, que tras deducir que Marina estaba herida y ella misma inconsciente durante los hechos, miró nuevamente al joven de sus brazos y dijo- “¿Edu…de verdad fuiste tú?”
En ese momento sintió una presencia que se acercaba y alzó la cabeza al frente, alerta. Unos segundos de tensión se apoderaron del lugar, y Erika llegó a pensar que se trataba de un enemigo, quizá de algún miembro de la organización Muerte.
Aún no había recuperado las heridas de Eduardo, y ella misma tampoco estaba en condiciones de luchar. Deseó que no fuera una nueva amenaza, ya que de ser así no saldrían con vida.
Suspiró aliviada y sonrió como si hubiera visto un milagro al ver al mago corriendo hacia ellos:
- ¡¡Jack!!- exclamó la chica.
- ¿¡Erika, qué ha pasado!?- preguntó el mago preocupado, al verlos en aquel estado, que luego registró el lugar con la mirada sin señales de una persona- ¿¡Dónde está Marina!?
- Caímos en una trampa de Cornelio, y cuando intentamos escapar nos detuvo su esbirro Ranor…- dijo la chica, dirigiendo su mirada al cadáver de su enemigo- no tuvimos más opción que enfrentarnos a él…
Jack observó perplejo y sin palabras el estado de Ranor. Era muy reconocido en Mugget como el mayor asesino en serie del lugar, y trabajaba para Cornelio en las sesiones de tortura de sus víctimas, las cuales no sobrevivían a sus sádicos juegos sangrientos. Había oído decir que nunca nadie había conseguido plantarle cara en combate, ni a él ni a su poderosa espada. No podía creer lo que veía:
- ¿¡Quién…quién le ha hecho eso a Ranor!?- preguntó el mago, perplejo.
- Marina y yo no teníamos posibilidad de vencerle, y la mayor parte del combate permanecí desmayada…-explicó Erika-…pensarás que estoy loca, pero…creo que fue Edu el que derrotó a nuestro enemigo…
- ¿¡De verdad!?- exclamó sorprendido Jack- no me lo pudo creer…es increíble…
En ese momento el chico empezó a mover sus extremidades y abrió poco a poco los ojos. Los dos magos lo miraron y sonrieron alegremente:
- ¿Qué ha…pasado?- dijo con esfuerzo Eduardo, que luego vio a su amiga y se sorprendió repentinamente diciendo- Eri…ka… ¡Erika! ¿¡Cómo es que estás…!?
Fue entonces cuando a la chica se le llenaron los ojos de lágrimas, y abrazó a Eduardo con fuerza, que lo dejó sin palabras. Se sorprendió mucho al ver por primera vez a su amiga tan preocupada por él.

Jack se unió a la joven y, entre los dos terminaron de sanar a Eduardo y curar también las heridas de la chica con magia. Ambos preguntaron al joven por lo sucedido en el combate contra Ranor, pero misteriosamente Eduardo afirmaba no acordarse de nada, algo que dejó perplejos a los dos magos. Sabían que la respuesta a aquella incógnita sólo la conocía Marina.
Una vez acabado el proceso de recuperación, los tres se levantaron. Ya en pie, Jack volvió a repetir confuso:
- A todo esto… ¿Dónde está Marina?
- Tras el combate, llegó un miembro de la organización Muerte llamado Rodvar- explicó Erika- intentó atacarnos, pero Marina decidió ofrecer su vida a cambio de las nuestras…y se la llevaron…
En ese momento la chica bajó la cabeza, deprimida:
- Lo siento, Jack…si hubiera sido más fuerte, habría podido luchar por ella…
- No…la culpa es mía…- se reprochó el mago- no debí dejaros solos en un lugar como éste…siento no haber llegado a tiempo.
- Deberíamos empezar a buscar a Marina, ¿no creéis?- intervino Eduardo, tratando de animar a sus amigos- ahora mismo necesita nuestra ayuda.
- Tienes razón- afirmó Jack- lamentándonos aquí su pérdida no conseguiremos nada.
- ¿Y por dónde empezamos?- preguntó Erika- ¡ni siquiera sabemos dónde se la han llevado! ¿Cómo vamos a encontrarla?
El mago sonrió diciendo:
- Eso no será problema…- sacó algo del bolsillo y lo mostró a los dos jóvenes- ¡con esto daremos con ella enseguida!
A la espera de algún objeto ingenioso y revolucionario, los dos elegidos iluminaron sus rostros emocionados. Sin embargo, lo que les mostró Jack les sorprendió tanto que callaron. El mago vio sus rostros decepcionados y dijo:
- ¿¡Eh, qué pasa!? No parecéis contentos.
- ¿Una perla?- preguntó Eduardo, confuso- ¿De verdad eso nos conducirá hasta Marina?
- Para vuestra información, no es una perla cualquiera… ¡sino una perla mágica!- explicó Jack- te indica dónde se encuentran las personas más queridas para ti… ¡y no miente!
- ¿¡De verdad!?- señaló la chica, emocionada- ¡Qué guay!
- Es muy práctico ¿verdad?- sonrió el mago- lo compré en una tienda de colecciones antes de ir al circo a investigar...pero no veas su precio, que cuesta un ojo de la cara. Nunca pensé que nos haría falta justo ahora.
En ese momento la perla comenzó a brillar en la mano de Jack, para sorpresa de todos. Eduardo se quedó pensativo durante unos segundos, tras los cuales sacó una conclusión. Sonrió diciendo:
- Si esa perla indica dónde están las personas más queridas del portador que lo lleva, entonces… ¡debes de querer mucho a Marina! ¿Verdad?
Jack se puso repentinamente colorado. Él y los dos jóvenes se dieron cuenta. Giró la cabeza para que no le vieran y cambió rápidamente de tema:
- ¡Mirad, ya da señales…no perdamos tiempo, démonos prisa!
A ambos le sorprendió la velocidad a la que el mago empezó a correr y alejarse del lugar. Eduardo y Erika corrieron detrás de él gritando:
- ¡Eh, espéranos…no vayas tan rápido! ¡Jack!
Y de esa forma, el grupo dejó atrás la mansión Cornelio por la gran puerta principal, directos a rescatar a su amiga y compañera Marina. Después de que ella ofreciera su vida por ellos, no estaban dispuestos a abandonarla a su suerte.

Guiados por la perla mágica, los tres corrieron rápidamente por las calles de Mugget, tras la pista de su amiga. El que la portaba, Jack, podía sentir a través del objeto que no andaba muy lejos, ya que brillaba cada vez con más fuerza. Seguramente seguía por los alrededores del mercado oscuro.
Afirmaron sus sospechas cuando cruzaron los edificios y salieron a las afueras de Mugget, al llegar a una pequeña cabaña oculta detrás de la civilización. Jack, Eduardo y Erika se detuvieron y escondieron al otro lado de una roca bastante grande, ocultos por el manto oscuro de la noche a la vista de su objetivo.
Asomaron sus cabezas un poco por los lados y observaron la situación para analizarla. Había dos guardias iguales a los que acompañaba a Rodvar custodiando la entrada de una pequeña cabaña, aparentemente tranquila:
- ¿Jack, estás seguro de que Marina se encuentra ahí?- preguntó Erika, no muy convencida- esa cabaña es incluso más pequeña que a la que fuimos Edu y yo en la Tierra…ahí no caben treinta personas ni en broma.
- De lo que no me fío mucho es de esa perla…- comentó Eduardo, pensativo- ¿no está rota o le falta algo?
- ¡La perla funciona perfectamente!- dijo el mago, sin levantar demasiado la voz- estoy seguro de que Marina está ahí… ¡esa cabaña tiene que tener algún truco, entrada o pasadizo a un lugar mucho mayor!
- ¿Entonces a qué esperamos?- señaló la chica, impaciente- ¡acabemos con esos guardias e investiguemos el lugar!
- ¡No tan rápido!- la detuvo Jack- si atacamos a esos escoltas, los de dentro se darán cuenta de nuestra presencia y reforzarán la guardia exterior. Si eso sucede, entonces será prácticamente imposible que entremos.
- ¿Y qué sugieres qué hagamos?
En ese momento Eduardo los llamó en voz baja un poco más lejos, y con un gesto de sus manos les indicó que se acercaran. Con cuidadoso sigilo e intentando hacer el menor ruido posible, los tres rodearon la cabaña y se dirigieron a la parte trasera, desde la que no se divisaba ningún guardia custodiándola:
- Mirad por allí- señaló el joven- hay una ventana abierta.
- ¡Qué buena idea!- dijo Jack sonriente- ¡entremos por ahí!
Se acercaron a la casa de madera, y con cuidado entraron en su interior por la ventana. Al parecer, los guardias exteriores que custodiaban la casa no eran tan competentes como parecían. Ni siquiera se dieron cuenta de su presencia ni tampoco se aseguraron de dejar cabos sueltos, como la reciente ventana descubierta, despiste que no dudaron en aprovechar los dos magos y el espadachín.
Ya infiltrados, los tres registraron cada pared y mobiliario que se encontraba en la única habitación de la cabaña, sin resultados. Llegaron a pensar que tal vez se equivocaron de verdad y allí no había nada relacionado con Marina hasta que Erika notó una tabla del suelo hueca. Avisó a sus amigos y entre todos levantaron la tabla, con cuidado de no hacer mucho ruido.
Se sorprendieron al comprobar que bajo sus pies había una entrada secreta escondida. Jack tenía razón, aquella casa de madera sólo era un camuflaje exterior para ocultar el verdadero lugar que se escondía bajo tierra. Dudaron un poco antes de hacerlo, pero finalmente asintieron con la cabeza y se adentraron escaleras abajo en dirección a las tenebrosas profundidades enemigas.
Al final de las escaleras había un pasillo, en cuyo final se encontraba una extraña puerta blindada que contrastaba con el mobiliario de madera de la cabaña. Enseguida supieron que bajo el suelo de aquella casita de verano aparentemente tranquila había una enorme estructura de alta tecnología.
Justo cuando se acercaron a la entrada, se oyó el mecanismo de varias cerraduras de sellado, y los tres se escondieron rápidamente a un lado pegados a las paredes rocosas. La oscuridad del pasillo los ocultó a la vista de un guardia que salió por la puerta, y que milagrosamente no detectó su presencia. Cuando el enemigo desapareció escaleras arriba, el grupo entró rápidamente por la entrada antes de que ésta se cerrara por completo.
Tenían razón al sospechar sus hipótesis. Tras cruzar la puerta, el lugar en el que se encontraban era un mundo distinto al exterior. Los pasillos iluminados y solitarios y el suelo y las paredes con baldosas claras le recordaron a Eduardo a un hospital. Sin embargo, aquello no era lo que imaginaba, sino todo lo contrario.
Decidieron no quedarse parados esperando que los pillaran, así que corrieron con cautela pero rápidamente por pasillos que al chico se le hicieron interminables. En más de una ocasión tuvieron que retroceder y hacer un rodeo para esquivar los varios guardias que encontraron a su paso. A juzgar por las batas blancas que llevaban puestas y los frascos con pócimas en las manos, Eduardo dedujo que se trataban de científicos. Se preguntó qué estarían investigando, y pensó que tratándose de la organización Muerte no sería nada bueno.
Continuaron corriendo por los pasillos en busca de Marina hasta que Jack oyó accidentalmente al pasar por una puerta entreabierta una conversación intrigante. Con gestos y señas con los brazos, el mago les indicó a los dos jóvenes que se detuvieran y acercaran a él. Los tres se acercaron a la puerta y miraron a los dos individuos de la habitación. Uno de ellos era Rodvar, al que Erika reconoció enseguida. Estaba hablando con otro de sus subordinados científicos, y trataron de afinar el oído todo lo que pudieron para escuchar la conversación:
- ¿Qué vamos a hacer entonces con la chica, profesor Rodvar?
Los tres enseguida entendieron que el científico se refería claramente a Marina. Continuaron escuchando con atención:
- La fusionaremos con el prototipo número 13- respondió el hombre de negro.
- ¿De verdad la tierra prometida existe? ¿Nos llevará hasta ella?
- Claro que existe…- afirmó el científico-…durante años, nuestros antepasados han investigado y buscado el origen de esa extraña y milagrosa tierra, bendecida por el don de la creación y divinidad del mundo. He dedicado toda mi vida a buscar la localización de dicho lugar del que nadie nunca ha tenido pensamiento ni oportunidad alguna para pisarla- explicó- se trata de uno de los mayores misterios de la humanidad, un tesoro oculto esperando a ser descubierto.

- ¿La tierra prometida?- preguntó Eduardo en voz baja a sus amigos, confuso.
- Es un antiguo mito ancestral que data de los inicios de Limaria- aclaró Jack también en voz baja- una vieja leyenda que dice que en ese lugar sagrado cualquiera puede sentir y comunicarse con el alma pura del conjunto del planeta.
- ¿Pero qué pretenden con eso? ¿Para qué quieren ir allí?- señaló Erika.
- No lo sé, pero me da muy mala espina…- dijo el mago, preocupado- en cualquier caso, seguro que no es nada bueno.

Callaron de repente al oír seguir hablando a Rodvar y continuaron escuchando atentos:
- Siendo mitad humana y mitad animal la controlaremos fácilmente a nuestra voluntad- dijo el hombre de negro- los Numu eran los únicos que conocían el paradero de la tierra sagrada, de modo que ella es la pieza clave de nuestro plan.
- ¿Se refiere a la destrucción del planeta, profesor?
- Sí- afirmó Rodvar- para cuando Limaria desaparezca para siempre y renazca de sus cenizas, nosotros estaremos en la tierra prometida. Se dice que en ese lugar sagrado nada muere, así que estando nosotros allí el día del fin del mundo sobreviviremos para ver el amanecer de la nueva Limaria.

El grupo escondido tras la puerta no daba crédito a lo que oía. La organización Muerte necesitaba conocer el lugar exacto de la tierra prometida para refugiarse en ella mientras el planeta se dirigía a su completa destrucción, y de esa forma ser los únicos supervivientes del nuevo mundo. Al oír de nuevo hablar de Marina, retomaron el sigilo y la atención afinando los oídos:
- Dentro de poco daremos paso al procedimiento de la fusión.
- Perfecto- sonrió Rodvar maléficamente- ¿Sigue encerrada en el laboratorio del tercer sótano?
- Sí, junto al prototipo número 13- informó el científico subordinado.
- Bien…será mejor que vaya a preparar los últimos detalles.
Jack, Eduardo y Erika corrieron a apartarse de la puerta al oír pasos del enemigo acercarse a ella, y se escondieron al doblar la esquina del pasillo. En cuanto Rodvar salió se detuvo alerta y olió detenidamente:
- Huele a ratas…- dijo al tiempo que dirigía una mirada furtiva en la dirección dónde se encontraban escondidos  el mago y los dos jóvenes.
Los tres temblaban como hojas al viento, creyendo que los había descubierto. Para su sorpresa, el hombre de negro rió por lo bajo y caminó en la dirección contraria a ellos. El peligro había pasado. Tras suspirar profundamente de alivio, el grupo asomó sus cabezas pegadas a la pared, observando cómo Rodvar se alejaba por el pasillo:
- Seguramente se dirige hacia Marina- comentó Erika.
- Sigámosle- decidió Jack.
Los tres asintieron con la cabeza y caminaron a paso ligero tras el científico con extrema precaución de no ser descubiertos. Cruzaron varios pasillos y bajaron escaleras hasta llegar al tercer sótano, lugar donde supuestamente tenían retenida a su amiga.
En cuanto el enemigo llegó a una extraña puerta con un cartel de advertencia en el exterior, el grupo se detuvo hasta que Rodvar entrara por ella. Se aseguraron de que no había nadie que los detectara y corrieron hasta la puerta, por la que entraron con precaución ante cualquier peligro que hubiera tras ella.
Aquella gran sala poco iluminada, con muchos cables eléctricos y envuelta en tinieblas no presagiaba nada bueno. Los tres se detuvieron de nuevo y escondieron detrás de una montaña de cajas metálicas al ver al científico detenerse delante de una gran cápsula, del tamaño de una persona:
- Deberías estar orgulloso…- dijo hablando con lo que había dentro-…eres una de las poderosas criaturas del futuro ejército de la organización Muerte…pronto habrán más como tú, miles. Nadie podrá detenernos, ni siquiera la profecía.
Acto seguido, Rodvar caminó tranquilamente hasta desaparecer por la puerta del otro lado de la sala. Viendo que no había peligro, Jack y los dos jóvenes salieron de su escondite y observaron la puerta por la que segundos antes se había ido el hombre de negro:
- Tras esa puerta debe de estar Marina- comentó Erika.
- Entremos- dijo Jack- no hay tiempo que perder.

Mientras los dos magos caminaban hacia la entrada al laboratorio, Eduardo se detuvo y observó curioso la cápsula a un lado de la sala. Desde que habían llegado a aquel laboratorio, el chico tenía una extraña sensación dentro de sí mismo que le susurraba, como si ya hubiera estado allí antes. En ese momento le vino fugazmente a la cabeza el primer sueño que tuvo al llegar a Limaria.
La pregunta que había estado rondando su mente todas las noches le hizo acercarse a la cápsula y mirar por el cristal para ver su interior:
“¿Quién soy yo?”
En cuanto vio, su cara reflejó miedo, cayó rápidamente de espaldas y ahogó un grito de terror. Jack y Erika, sorprendidos al ver el miedo del chico, se acercaron al él preocupados:
- ¿Eduardo, qué te pasa? ¿Por qué estás tan asustado?- preguntó el mago.
El joven no podía hablar, el terror lo paralizó de miedo. Señaló con el brazo temblando bruscamente hacia la cápsula. Los dos magos se acercaron al igual que él y miraron por el cristal el interior del gran recipiente. Esta vez Erika no pudo evitar pegar un grito de muerte, y Jack retrocedió temblando de terror. Casi no podía hablar:
- ¿¡Pero qué es…eso!?
Dentro había una criatura terrorífica deformada, aparentemente dormida. Tenía rasgos humanos antropomórficos, como el rostro, brazos y manos, pero de una forma monstruosa. Daba la impresión de que lo habían transformado artificialmente de manera intencionada con experimentos científicos sádicos. Aquel extraño ser inspiraba miedo, terror, muerte, locura y desesperación:
- ¿¡Qué es…lo que crean en este horrible lugar…!?- exclamó la chica, horrorizada.
- ¿¡Qué es…esa cosa!?- preguntó Eduardo, temblando de terror.
- Puede ser cualquier cosa…- dijo Jack, con un hilo de voz en sus palabras- una criatura, un humano, un animal…un monstruo.

Después de volver del trance, decidieron alejarse de aquella aberración de la naturaleza, prácticamente inhumana. No podrían olvidar tan fácilmente la siniestra visión que acababan de contemplar con sus propios ojos. Mientras caminaban Erika observó preocupada a su amigo, que tenía la mirada perdida, confusa y aún temblaba de miedo. Supo que realmente estaba asustado.

Sin pensárselo dos veces más, los tres cruzaron la puerta que los separaba de su compañera y amiga Marina. Su sorpresa aumentó más al comprobar que en aquella gran sala no había nadie, a simple vista. Lo primero que vieron fue en el centro una enorme habitación cristalizada, en cuyo interior se encontraba la maga. Corrieron hacia ella gritando su nombre y se detuvieron junto a la pared transparente que los separaba. Marina también los vio y ésta, llena de alegría, se acercó a ellos con las manos puestas en el cristal:
- ¡Chicos!- exclamó la maga- ¿Habéis vuelto por mí?
- Claro que sí Marina- dijo Jack- no somos nada sin ti.
La chica, emotiva por la emoción, tan sólo pudo decir:
- Gracias chicos.
- Tranquila, vamos a sacarte de aquí- dijo Erika.
En ese momento una voz habló resonando por toda la sala:
- Lo dudo mucho…-habló Rodvar desde una plataforma superior, el puesto de control- ahora que tenemos a la última Numu de su raza, no permitiré que os la llevéis.
Marina, desconcertada y confusa a la vez, preguntó:
- ¿De qué estás hablando? ¿Cómo que Numu?
La cosa se complicaba para la chica. Los tres se dieron cuenta de que a ese paso el hombre de negro le revelaría a la maga su verdadero origen, y romperían la promesa que le hicieron a Lilian de no decirle nada sobre su pasado. Jack enseguida dio un paso al frente diciendo:
- ¡Suéltala si no quieres que acabemos contigo!
Rodvar los miró a todos en guardia y luego se fijó en Eduardo. Recordó entonces el combate que libró el joven contra Ranor en la mansión Cornelio tras su transformación. Sus ojos de animales salvajes y su fuerza casi sobrehumana le hicieron pensar al científico de negro. Había algo en él que le resultaba bastante familiar:
“Ese chico… ¿no será…?”- se preguntó a sí mismo en su mente.
Volvió a la realidad de repente cuando vio a los dos magos lanzar ataques mágicos contra la pared transparente, sin resultados:
- ¿¡Qué!?- exclamó Erika- ¡no se rompe!
- Es inútil que intentéis destruir la barrera de cristal…ningún ataque físico ni mágico elemental es capaz de destruirla- dijo Rodvar, que luego miró el panel de control frente a él- ya es demasiado tarde… ¡qué comience la fusión!
El hombre de negro pulsó un botón del panel y dentro de la jaula de Marina se abrió un agujero en el suelo, de la cual surgió una plataforma y apareció una especie de perro, que ladró y gruñó a Marina frente a ella. Tenía el pelaje de color amarillo canelo con tonos marrones, ojos del mismo color, orejas firmes y una cicatriz le atravesaba el ojo izquierdo.
Ante el peligro que suponía aquel animal a cuatro patas, la maga corrió hasta una esquina de la jaula de cristal, tratando de alejarse de él:
- ¡¡Socorro, no quiero ser un animal!!- exclamaba a gritos.
Rodvar  pulsó de nuevo un botón y la cámara transparente se llenó rápidamente de gas verde en cuestión de segundos, en los que la maga y el perro desaparecieron de la vista:
- ¡¡Marina!!- gritaron todos.
El científico rió maliciosamente mientras bajaba las escaleras al piso inferior mientras decía:
- ¡Por fin, ya está listo!- exclamaba maravillado- ¡el experimento ha sido un completo éxito! ¡Ahora esa chica no es más que un animal sin razón, libre para ser manipulada a mi voluntad!
Rodvar se puso frente a la puerta de la jaula de cristal y la abrió con un panel de acceso tras introducir la clave. Después esperó impacientemente a que se dispersara el gas verde, mientras los demás aguardaban horrorizados el resultado de aquella terrible mutación. Los segundos de tensión le parecieron interminables para el grupo:
- Sal, mi preciada Numu…- decía Rodvar con falso cariño- muéstrate ante tu creador…despliega tu maravilloso don… ¡y condúceme hacia la tierra prometida!

La sorpresa los invadió a todos al ver súbitamente al perro de antes abalanzarse sobre el hombre de negro y tumbarlo en el suelo. Mientras le mordía el brazo y el científico gritaba de dolor, Marina salió de la jaula a toda prisa conteniendo la respiración. En ese momento, alguien dijo sin rodeos:
- ¡¡Corred, yo le entretendré!!
Eduardo y los demás se quedaron perplejos y mudos al darse cuenta de que fue el animal el que les dijo eso:
“¿¡Un perro que habla!?”- pensó el chico, sin creérselo- “¿¡Cómo es posible!?”
Paralizados de la sorpresa, no pudieron reaccionar hasta que el perro volvió a decirles a gritos:
- ¿¡Qué os pasa!? ¡¡Moveos!!
El animal a cuatro patas dejó al científico tirado y dolorido en el suelo y corrió hasta ellos diciendo:
- ¡¡Vamos, tenemos que salir de aquí!!
- ¿¡Pero… y mi madre!?- preguntó Marina- ¡¡no podemos dejarla aquí!!
- ¡Tranquila, está a salvo!
- ¿¡Cómo lo sabes!?- exclamó la maga.
- ¡¡Tú sólo confía en mí…vamos, huyamos!!
Finalmente los demás reaccionaron y corrieron junto al perro para salir de allí. En cuanto desaparecieron del laboratorio, el científico se levantó dolorido de su brazo y caminó hacia la plataforma superior. Allí cogió el transmisor y dio una última orden a sus subordinados, que se oyó en todo el recinto:
- ¡¡Haced explotar la bomba, destruid este edificio, matadlos…que no salgan con vida de este lugar!!
Tras eso y con un gesto de su brazo intacto hizo aparecer un agujero oscuro, por el que desapareció del laboratorio y no volvió jamás.

La cuenta atrás comenzó. Se había dado la señal de alarma y los pasillos brillaban intermitentemente en rojo mientras el grupo corría escaleras arriba en dirección a la salida. Faltaba menos de un minuto para que se produjera la explosión y todo aquel recinto volara por los aires.
La ansiedad y la desesperación los dominaba cada vez que acaban en un pasillo sin salida y tenían que retroceder. Tras la tercera vez que les ocurría, el animal les dijo firmemente:
- ¡¡Seguidme, conozco el camino correcto hacia la salida!!
Los demás asintieron con la cabeza y siguieron al perro, que no tardó en dar con la puerta blindada del principio. Faltaban diez segundos para la explosión, y el grupo aún corría por el pasillo de madera que comunicaba con la cabaña. Eduardo pensó que no lo conseguirían, pues estaban a cinco segundos del final:
- ¡¡Corred, ya casi estamos!!- animó el perro.
A pesar del cansancio que sentían, lograron hacer un último esfuerzo y llegaron al interior de la cabaña. Fue entonces cuando la cuenta atrás llegó a cero y el laboratorio explotó.
La onda expansiva derribó como una pluma la cabaña de madera y los empujó directo hacia la salvación. Una serie de bombas y explosiones que estremecieron la tierra bajo sus pies les hizo temblar y perder el equilibrio, hasta que al cabo de unos segundos se detuvo. La estructura oculta bajo aquel apartado sitio de la civilización del mercado oscuro ahora se había convertido en ruinas tecnológicas destruidas imposibles de arreglar. El laboratorio de la organización Muerte ya no existía.
Con temor y preocupación de que no tardaran en llegar los refuerzos del mercado oscuro, que seguro se oyó la explosión en toda la ciudad, el grupo se levantó con esfuerzo y corrió muy lejos de allí, abandonando la ciudad oscura y corrompida de Mugget para siempre.
Por fin estaban a salvo.

2 comentarios:

  1. A Marina le espera el mismo destino que a Aerith verdad? Yo lo sé, Edu es vidente y también lo sabe.
    He encontrado varios fallos en la escritura, claro que ya no los recuerdo xD Pero por si quieres revisarlo. Cosas tipo:
    - Tienes razón- afirmó Jack- lamentándonos aquí su pérdida no conseguiremos nada. (La mentando aquí su perdida o Lamentándonos aquí de su perdida).

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    1. Empiezo a pensar que no ha sido una buena idea lo de hacer a Edu vidente, quizá adelanta tanto la historia que la hace aburridamente previsible xD

      Tranquila, que en cuanto acabe con el último capítulo, voy a volver a revisar todos los 54 de nuevo para corregir ese tipo de fallos en la escritura. Gracias igualmente por recordármelo. :D

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