domingo, 29 de abril de 2012

Capítulo 12: La granja de chocobos


Capítulo XII
LA GRANJA DE CHOCOBOS
Retomando el viaje rumbo al sur, el grupo continuó el largo camino que les quedaba para llegar al templo sagrado, lugar en dónde Eduardo y Erika recibirían sus instrucciones para destruir a Meteorito. Tal y como decía la profecía, ellos dos eran los únicos que podían detener la catástrofe y salvar Limaria del fin del mundo.
Recibieron la ayuda de un nuevo aliado, un curioso perro con la habilidad de hablar. Rex tardó poco tiempo en habituarse en el equipo. A pesar de ser nuevo, había entablado amistad con todos, se sentía cómodo y ayudaba en todo lo que podía. Su objetivo era regresar a su pueblo natal, Kengo, situado en el Cañón Cosmo.

Durante su camino en un día tranquilo por la pradera, vieron de repente a un hombre corriendo en dirección contraria a ellos. A juzgar por su cara, parecía que huía de algo y además llevaba consigo una especie de huevo grande azul entre sus brazos:
- ¡Apartad, por favor, que me va a alcanzar!
Pasó descaradamente por en medio del grupo a empujones, respirando entrecortadamente del cansancio. Los demás lo miraron alejarse y Erika, enfurecida, exclamó:
- ¡Mira por dónde vas, idiota!
- ¿A qué ha venido eso?- preguntó Jack- ¿de qué huye?
La respuesta a la pregunta surgió repentinamente de la misma forma. El grupo volvió la vista al frente y de entre la hierba surgió una extraña criatura que corría a toda velocidad:
- ¡Dejad paso!- gritó el jinete que montaba al animal- ¡cuidado!
Iba tan rápido que a los demás casi no les da tiempo a reaccionar. Tuvieron que tirarse al suelo rápidamente a ambos lados del camino para no ser atropellados. Cuando levantaron la vista, ambos corredores se alejaban a lo lejos cada vez más, levantando tierra por el camino:
- ¡Y encima eso!- exclamó Erika- ¿¡falta alguien más que quiera matarnos!?
- ¿¡Qué era eso!?- preguntó Rex, perplejo.
- No lo sé, pero será mejor que los sigamos- dijo Jack- ¡vamos, tenemos que alcanzarlos!
El grupo se levantó de la hierba y corrió tras las huellas de los corredores. Sea lo que sea, el hombre del huevo o el jinete con el animal era el culpable de aquella  persecución, y debían intervenir para solucionar la situación.
Eduardo se sorprendió al ver marcadas en la tierra grandes huellas de pájaro, que por unos momentos creyó que no era posible. Todo sucedió muy rápido y el chico no consiguió distinguir lo que cabalgaba el jinete. Quería saber a qué tipo de animal con alas pertenecían aquellas pisadas tan grandes y extrañas.

No tardaron en alcanzarlos, pues el que huía terminó cayendo por un tropiezo y el huevo que llevaba en sus brazos cayó sobre la hierba un poco más lejos. En ese momento los demás pudieron comprobar que el que cabalgaba al animal se trataba de una niña muy joven, de no más de doce años de edad:
- ¡Devuelve eso, ladrón de huevos!- exigió la niña- ¡no te pertenece!
El hombre dudó por un momento, pero luego sacó una pistola nervioso con la que apuntó al jinete, para sorpresa de todos. Antes de que pudiera disparar, el animal corrió rápidamente hacia él y le soltó una patada con sus fuertes patas y le tiró de nuevo al suelo, esta vez herido. La pistola salió volando un poco más lejos:
- ¡Piedad, no me mates por favor!- suplicaba el hombre- ¡soy pobre, no tengo trabajo y me estoy muriendo de hambre!
La niña bajó del animal y dio unos pasos adelante, enfurecida:
- ¿¡No te da vergüenza!? Para empezar, busca un trabajo honrado y págate tu propia comida… ¡pero ese pobre chocobo que robaste no tiene la culpa de tus desgracias! ¡Seguro que te lo ibas a comer!
 Luego le lanzó una pequeña bolsita con dinero que cayó cerca del ladrón:
- ¡Toma esto…haz lo que quieras con él, pero yo que tú me lo gastaría en comida, que tienes mala cara!
- ¡Mu…muchas gracias!- agradeció el hombre llorando de emoción y alegría.
- ¡Ahora lárgate!- amenazó la niña- ¡si no quieres acabar peor, será mejor que no vuelvas nunca por aquí! ¿Me has entendido?
El ladrón asintió con la cabeza, se levantó y corrió rápidamente despavorido todo lo que pudo hasta desaparecer a lo lejos del camino. Tras asegurarse de que no había peligro, la niña se acercó y recogió el huevo del suelo, mientras los demás se acercaron a ella:
- Menos mal que no le ha pasado nada…- suspiro la niña.
- Perdona- le dijo Jack- ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?
La pequeña se giró a ellos y les explicó:
- Un ladrón de huevos…ya es el tercero esta semana.
- Si no me equivoco, eso es un huevo de chocobo, ¿verdad?
- Has acertado- sonrió la niña sorprendida- ¿cómo lo sabías?
- Además de su tamaño, sus marcas en el cascarón lo indican…- señaló el mago, que luego se presentó junto con los demás- me llamo Jack, y estos son Marina, Erika, Eduardo y Rex.
- ¡Encantada, yo soy Melody!- sonrió la pequeña, que los observó curiosamente- no parecéis ladrones de huevos ni nada por el estilo.
- Ni mucho menos- aclaró Marina riéndose- no nos gusta robarle cosas a la gente.

Eduardo se había alejado de las presentaciones y observaba perplejo y sin palabras al animal que tenía delante de sus ojos. Era una enorme ave galliforme de un precioso color azul zafiro, cuyas plumas brillantes resaltaban su espléndida figura semejante a un avestruz plumífero. No dejaba de mirarlo y asombrarse de aquel animal que nunca antes había visto en su vida:
- Veo que te ha gustado Chomper- comentó Melody al ver a Eduardo- ¡es todo un chocobo adulto fuerte y noble!
- Oye Melody- preguntó Erika mirando también al ave- ¿podrías explicarnos qué es exactamente un chocobo?
- Los chocobos son animales comunes de Limaria, y viven prácticamente en cualquier lugar del mundo. No pueden volar, pero lo compensa su gran capacidad de desplazarse a gran velocidad por tierra. Se usan como montura para viajar, ya sea montándolo o empleándolo para tirar de carretas…- explicó la niña- este transporte es más rápido que viajar a pie y se puede ahorrar cientos de kilómetros en cuestión de horas.
- ¡Vaya!- exclamó Rex, sorprendido- ¡pareces que sabes mucho sobre ellos!
- Es que trabajo en una granja de chocobos con mi padre, que es experto en chocobología. Si queréis, podéis venir a verla.
Antes de que dieran su respuesta, una serie de rugidos de estómago sonó repentinamente entre los miembros del grupo. Recordaron en ese entonces que aún no habían comido nada en todo el día, ni tampoco llevaban provisiones en su equipaje. Melody sonrió diciendo:
- ¡Ah, ya sé! ¡Podéis venir a comer en mi granja…no está muy lejos de aquí!
Jack miró a sus amigos y preguntó:
- ¿Qué os parece, chicos?
- Por mí de acuerdo- dijo Rex- llevamos todo el día sin probar bocado.
- ¡Sí!- exclamó Erika eufórica- ¡tengo mucha hambre!
- ¡Vale!- sonrió Eduardo- ¡así de paso podemos ver más chocobos!
- Es una buena idea- comentó Marina- yo sigo que sí.
Viendo que todos votaban por ir al lugar, Jack asintió sonriente con la cabeza y se encaminaron directos a la granja, guiados por Melody montada sobre Chomper.

El grupo no tardó en llegar a una extensa colina, en la que, a lo lejos, en el centro de la pradera de las montañas, se veía una enorme casa establo, junto a un molino de viento y un corral lleno de aves bípedas.
Al acercarse, Eduardo pudo comprobar asombrado la gran cantidad de chocobos de todos los tamaños y colores que existían. Nunca había visto nada igual. Mientras paseaban por el exterior del corral, Erika preguntó sorprendida:
- ¿Cómo es que hay tantos tipos de chocobos?
- El plumaje determina su lugar de origen, y cada color es único- explicó Melody- los azules son exclusivos del continente norte, y destacan por su resistencia; los rojos son característicos del continente oeste, y su fuerza es asombrosa; los verdes son propios del continente este, y su defensa aguanta todo cuanto le echan…finalmente los amarillos son únicos del continente central, y en lo que se refiere a velocidad no hay quien les gane…
- Pero…. ¿y el resto de colores?- señaló Rex.
- Los demás colores son mezclas por aparejamiento de las razas…suelen heredar las características de sus padres, y en ocasiones hasta adquieren nuevas completamente diferentes a las de sus progenitores… forma parte del tema de la reproducción genética de los chocobos.
- ¡Es increíble!- exclamó Eduardo, perplejo- ¡no sabía que la chocobología fuera tan compleja y profunda!
La niña rió y les indicó con un gesto que la siguieran a la casa establo junto al molino. A la entrada del hogar había un hombre de mediana edad barriendo el pórtico, que los recibió sorprendido al tener visitas:
- ¡Melody! ¿Cómo es que has tardado tanto?- le peguntó a la niña- ¿Y quiénes son ellos?
- Perdona papá, es que cuando iba de camino a comprar pan, pillé a un ladrón huyendo con uno de nuestros huevos de chocobo…- explicó mostrando el huevo azul en sus manos- afortunadamente conseguí detenerlo gracias a Chomper, pero estos chicos también prestaron su ayuda.
Jack se apresuró a decir:
- Oye, que nosotros no hemos…
- ¡Lo menos que podía hacer era invitarles a comer!- añadió Melody dejando al mago con las palabras en la boca.
El hombre los observó unos segundos, pensativo. Le resultaba curioso ver a aquellas personas con apariencias variopintas y acompañadas por un perro que también hablaba. Nunca había visto a un grupo de viajeros semejantes, y tampoco le parecían peligrosos, de modo que sonrió diciendo:
- Si es cierto lo que dice mi hija, os doy las gracias en nombre del pequeño chocobo- dijo mientras acariciaba el huevo verde- nos gustaría a Melody y a mí que os quedarais a comer con nosotros.
- Será un placer, señor…- dijo Marina a medio terminar.
- Me llamo Ernesto- sonrió el anfitrión.
La niña también sonrió de alegría, y los demás pasaron dentro de la vivienda sonándoles las tripas con el rugido de estómagos. En su interior se percibía el ambiente hogareño y familiar, una sensación cálida los invadió al cruzar la puerta. Imaginaron que en los establos de allí dentro los chocobos dormían y se refugiaban los días de lluvia.

Tras servir la comida, y mientras los demás almorzaban, Ernesto y Melody observaban atónitos cómo comían los miembros del grupo aventurero. La mayoría llevaban más de tres platos sin dejar una miga, y engullían los manjares rápidamente y sin pausa. No creían lo que veían. A la niña se le cayó el tenedor de las manos cuando oyó a Erika, después de cinco platos, decir:
- ¡Esto está buenísimo! ¿¡Puedo repetir!?
- Sí…claro…- dijo la pequeña perpleja y a medias palabras.
Marina pensó en algo que llevaba dudando desde que llegaron a la casa de los criadores de chocobos. Después de tragar la comida, preguntó diciendo:
- Melody, ¿dónde está tu madre? No la hemos visto en todo este rato.
De repente las risas y alegría pararon al ver a la niña bajar su rostro, ocultándolo a los demás. Dejó de comer y dijo con indiferencia tras unos segundos:
- Mi mamá murió hace mucho, cuando yo era más pequeña.
- ¡Oh, no lo sabía, lo siento!- se disculpó Marina- ¡no quería herirte!
La pequeña no dijo nada. En ese momento se levantó de la silla diciendo:
- Lo siento, no tengo hambre.
Corrió saliendo del salón con el rostro decaído. Eduardo creyó haberle visto lágrimas cayendo por sus mejillas, y los demás dieron la vuelta para verla salir al exterior. Desde la ventana, vieron cómo la niña entraba al corral y se sentaba sobre una roca junto a Chomper, bajando la cabeza y ocultándola entre sus brazos.

Todavía reunidos en el comedor, Rex preguntó:
- ¿Cómo murió su madre?
Ernesto se levantó y acercó a la ventana. Observó a Melody sentada en el corral, entre los chocobos, y suspiró antes de decir:
- Fue hace cuatro años, era un día lluvioso. Ella decidió ir a rescatar a un chocobo enfermo que empeoraba por momentos, y yo como aún no tenía la experiencia suficiente para sanar a estas aves, me quedé cuidando de Melody. Según los informes policiales, fue atacada por una banda de ladrones de chocobos en el momento en que se disponía a ayudar al pobre animal…a día de hoy, esos malnacidos ya están en prisión, y todavía les quedan muchos años de condena.
El grupo escuchaba con atención las palabras del hombre, que continuó diciendo:
- Mi mujer murió dando su vida por los chocobos, lo eran todo para ella. Tenía un sueño, el de contribuir a un mundo mejor en el que humanos y chocobos convivan en paz y armonía, sin que los primeros acaben con estos maravillosos animales.
Los demás dejaron que Ernesto terminara de relatar su historia, sorprendidos por su pasado:
- Desde entonces Melody sólo sueña con convertirse en una gran chocobóloga como lo era su madre. Ha mejorado mucho en los últimos años, y no piensa parar hasta ver cumplido su sueño…y el de ella.
Marina no lo dudó más. Tras meditarlo por unos segundos, se dio cuenta de que ambas no eran tan diferentes. Observó a la niña en el corral y dijo decidida:
- Yo tengo la culpa de que se haya puesto así ahora…voy a ver si puedo ayudarla.
Nadie trató de impedírselo. Siendo Marina, todos imaginaron que sabía lo que hacía, y la vieron en silencio salir por la puerta. A través de la ventana, observaron a la chica acercarse al corral. Ahora todo dependía de ella.

La maga entró en el corral, y se abrió paso lentamente a través de los chocobos que encontraba a su paso. Encontró a la niña sentada en una roca, rodeada y protegida por Chomper. La chica se acercó a ella mientras lloraba en silencio:
- ¿Melody?
- La echo mucho de menos…- sollozó la niña.
- Lo sé, y te comprendo…- dijo mientras se sentaba junto a ella- yo también perdí a mi madre hace mucho tiempo, cuando no era más que un bebé.
La niña se sorprendió al oír aquello. Levantó la mirada y miró a la maga diciendo:
- ¿De verdad?
- Sí…pero lo peor de todo es que no tengo recuerdos ni de su cara, sus manos, ojos o voz… ni siquiera me acuerdo de cómo era…
- Debe de ser muy duro- comentó Melody.
- Tú al menos sí conservas recuerdos de ella, ¿verdad?- sonrió Marina.
- Sí…recuerdo tantas cosas de ella…su presencia, cómo me acariciaba, abrazaba y hablaba…- sonrió a medias la niña.
- Y todavía puedes sentirla…- afirmó la maga- de una forma tan simple y sencilla como cerrar los ojos.
- ¿En serio? ¿De veras podré ver a mamá cerrando los ojos?
Marina rió dulcemente y le dijo:
- Puede que no la veas, pero sí la sentirás…vamos prueba a hacerlo- la animó.
- Está bien…lo intentaré.
Melody cerró los ojos. Durante unos segundos no percibió nada fuera de lo normal, e incluso creyó que aquello se trata de una burla por parte de la maga. Estuvo a punto de abrirlos cuando poco a poco oyó una voz que le susurraba, y la cual reconoció al instante. Por un fugaz momento sintió cómo su madre estaba a su lado, protegiéndola y cuidándola. Se sintió tan feliz que lloraba de alegría y felicidad. Al abrirlos de nuevo, sintió una paz interior que la envolvió en una cálida sensación de seguridad. Miró a la maga a su lado y dijo agradecida:
- Tenías razón…puedo verla y oírla…gracias Marina.
Melody la abrazó fuertemente, y la maga le correspondió con otro abrazo. Ernesto y los demás observaban la escena desde la ventana con alegría mientras esbozaban una sonrisa de felicidad. Jack no pudo evitar sonreír dulcemente al ver a Marina tan cariñosa y comprensiva. Algo en él le emocionaba y enternecía de ella:
“Marina…eres increíble”- pensó para sí.

La felicidad duró más bien poco al oír de repente un grito agonizante de un chocobo que provenía del interior del establo. Todos se dieron cuenta de que algo malo pasaba, y corrieron al interior de la granja. Sorprendieron con las manos en la masa a un hombre de negro robando un huevo de ave verde. Llevaba un pasamontañas que le ocultaba el rostro:
- ¡Oh no, otro que se lleva un huevo de chocobo!- exclamó Ernesto.
- ¡Deprisa, hay que detenerle!- dijo Melody.
El ladrón al verlos, huyó rápidamente por la ventana antes de que lo alcanzaran. El mago, furioso y apretando los dientes, corrió tras él:
- ¿¡Espera Jack, qué haces!?- preguntó Eduardo.
- ¡No permitiré que sigan robando chocobos, estas maravillosas criaturas no merecen vivir así…tengo que ayudar a cumplir el sueño de Melody y su madre!
- ¡¡Jack, no!!- gritaron todos.
Pero ya era demasiado tarde. Jack había salido por la ventana y seguía al ladrón por plena pradera abierta.
Tras correr durante unos minutos, lo perdió de vista. Sin embargo, sabía por intuición que el ladrón aún seguía por los alrededores. Desenfundó su bastón mágico y se puso en guardia mirando en todas las direcciones:
- ¡Vamos sal, sé que estás por aquí…da la cara!
Pasaron uno segundos de tensión y sin respuesta. De repente y sin previo aviso Jack recibió una embestida por la espalda que lo tumbó al suelo. Se levantó un poco dolorido y recibió otra por su izquierda. Hizo lo mismo nuevamente y ocurrió lo mismo por la derecha. Siguió así varias veces hasta que el mago logró esquivar una embestida y milagrosamente con un rápido movimiento de su mano quitarle el pasamontañas de la cara al enemigo. Éste corrió a esconderse entre la hierba alta, y habló por la espesura del lugar:
- ¡Te hare pagar por esto, mago…te arrepentirás de haberme seguido!
- ¡Devuelve el huevo de chocobo, rata asquerosa!- amenazó Jack- ¡no permitiré que destroces un sueño que con tantos esfuerzos intenta conseguir una persona!
- ¿Iluso, y a mí qué me importan los sueños de los demás? ¡Si lo quieres, antes tendrás que vencerme…prepárate!
Apareció por detrás del mago y corrió hacia él armado con unas cuchillas. Éste atacó y Jack lo esquivó rápidamente por los pelos. El ladrón repetía la misma operación y el mago retrocedía a cada paso mientras bloqueaba todos sus ataques como podía.
Llegó un momento en que Jack perdió el equilibrio y cayó al suelo, quedando a merced del enemigo. Aprovechando la ocasión, el ladrón impulsó sus cuchillas para dar el golpe de gracia, ante el rostro perplejo  del mago.
Antes de que las cuchillas le alcanzaran, Jack invocó la magia piro y el bastón mágico lanzó una llama a la cara de su oponente, que quedó inmovilizado y se le cayeron las armas de las manos.
Mientras el ladrón se retorcía de dolor, Jack logró levantarse rápido y lanzarle otro ataque mágico de hielo que le congeló un brazo y lo tiró al suelo. Esta vez quedó fuera de combate y el mago suspiró tranquilo. Pudo ver, sorprendido, que el ladrón que le había atacado se trataba del mismo con el que se encontraron aquel día huyendo de Melody y Chomper. Bajó su arma y se acercó a recoger el huevo verde de chocobo. Comprobó aliviado que seguía perfectamente y no le había pasado nada.
En ese momento llegaron los demás corriendo. Marina corrió junto al mago:
- ¡Jack! ¿Estás bien?- preguntó preocupada.
- Sí, tranquila…- dijo él- el huevo está perfectamente.
- ¿¡Cómo has podido irte de esa forma!?- intervino Erika- ¡nos tenías muy…!
De repente surgió un resplandor muy brillante, del que todos se sorprendieron. Perplejos, observaron que provenía del huevo que Jack tenía en sus manos:
- No puede ser…-dijo Melody, asombrada- el huevo va a…
Todos fueron testigos de cómo el huevo resplandecía cada vez más, hasta que su luz cegó los ojos de los demás. Tras eso la luz comenzó a apagarse, y el cascarón que lo cubría empezó a romperse. Jack y Marina contemplaron perplejos frente a sus ojos cómo nacía una pequeña cría de chocobo, que pió en voz baja a su alrededor. Su plumaje era de color verde brillante como la esmeralda, y sus ojos tan grandes y profundos como el inmenso mar azul.
La cría de chocobo miró a Jack, y sonriente se acurrucó entre sus brazos. El mago no supo qué hacer ante aquella conducta del pequeño:
- ¡Vaya, este chocobo te ha cogido cariño, Jack!- exclamó Melody con una sonrisa- ¡ha debido de sentir que lo protegías!
- ¿De verdad?- preguntó Jack, perplejo.
- Es un chocobo macho, y además una cría de Chomper…- afirmó Ernesto tras observarlo detenidamente- ya que has sido tú el que le ha salvado la vida… ¿cómo vas a llamarlo?
A Jack le sorprendió aquella pegunta. Sentía como si de repente hubiera tenido un hijo al que tenía que ponerle nombre. Después de pensarlo un poco durante unos segundos, el mago contestó:
- Creo que lo llamaré Vert.
- ¿Vert?- dijo Rex, extrañado- ¿qué significa?
- “Verde” en Francés…- sonrió el mago- lo aprendí en la Tierra.
- Ese nombre le pega…- comentó Erika- ¡es muy gracioso!
Todos rieron a carcajadas de risa. Entonces Ernesto dijo agradecido:
- Gracias de nuevo Jack, por rescatar a este pequeño chocobo…estoy seguro de que mi mujer estaría muy agradecida por lo que acabas de hacer.
- No hay de qué…- sonrió Jack a su vez, que tras mirar al pequeño Vert, dijo con pesar-…pero no puedo llevarlo conmigo…hay muchos peligros en nuestro camino, y aún es demasiado pequeño para afrontarlos… ¿podría quedarse aquí?
- Claro que sí, lo cuidaremos bien- dijo Melody- además, podrás venir a visitarlo siempre que quieras.
Jack sonrió agradecido diciendo:
- Muchas gracias…de verdad.

La niña observó de nuevo a Vert, que caminó torpemente hasta Marina y se acurrucó en los brazos de la maga. Melody reconocía el piar de los recién nacidos, y supo lo que aquello significaba:
- ¡Qué gracioso!- exclamó la niña- ¡Marina, cree que eres su mamá!
- ¡Y Jack su papá!- añadió Ernesto.
Ambos magos se miraron y pusieron colorados. Desviaron rápidamente sus miradas y rieron. Jack se sintió feliz porque por un breve instante tuvo una familia propia, y su corazón latió muy rápido al pensar que Marina era la compañera y madre de sus hijos.
Movió la cabeza rápidamente a ambos lados. No se imaginaba algo como aquello, y cada vez que lo hacía se ponía colorado. Se levantó con Vert en sus brazos junto a Marina y volvió la mirada sonriente a sus amigos:
“Sólo el tiempo lo dirá”- pensó para sí.

viernes, 27 de abril de 2012

Pronto estreno del capítulo 12

Lo prometido es deuda, y aquí tenéis el avance del duodécimo capítulo de FF: MP (forma abreviada del fanfic). Con el título "La granja de chocobos", conoceremos en mayor profundidad a estás simpáticas criaturas típicas de la saga de juegos Final Fantasy. Su fecha oficial de estreno será el domingo, y para amenizar la espera os dejo con una pequeña galería de fotos de los chocobos en algunas de sus apariciones en los juegos de Square Enix:




Sin nada más que añadir, sólo digo ¡no os lo perdáis!

jueves, 26 de abril de 2012

Presentación de personajes: Marina

En primer lugar, pido disculpas por el retraso con la presentación de personajes, pues desde el mes pasado no actualizaba la sección. Tenía un problema técnico con el escáner y por eso no he podido ampliar la parte de los protagonistas. Pero después de una gran espera por fin ya puedo continuar con la labor, y poco a poco presentaré al resto del elenco de personajes según aparezcan a lo largo de la historia. Sin más dilación, aquí os dejo hoy con la quinta protagonista de Final Fantasy: Memories of a Promise:

Nombre: Marina
Edad: 20
Arma: Varita Mágica
Especialidad: Maga sagrada
Descripción: Mujer alegre, tierna y dulce, que prefiere anteponer la seguridad y el bienestar de los demás antes que los de ella misma. Es la última superviviente de los Numu, una antigua raza de magos sagrados que vivía en el mundo de Limaria. A pesar de su torpeza en el uso de la magia, su sueño es convertirse algún día en una reconocida maga justiciera, para ayudar y salvar a todos los inocentes.

Características: Sus antepasados y orígenes la convierten en una auténtica maga sagrada. destaca sobretodo su increíble defensa mágica, con la que aguanta todo tipo de ataques mágicos elementales. Entre sus defectos, se encuentran su escasa velocidad y bajos niveles de estadísticas físicas:

Parámetros              Estadísticas
Vitalidad                  Notable        (6/10)
Fuerza                     Pésima         (1/10) 
Defensa                   Pésima         (1/10)
Magia                      Notable        (6/10)
Fuerza Mágica         Regular         (4/10)
Defensa Mágica       Sobresaliente (10/10)
Velocidad                Pésima          (2/10)

lunes, 23 de abril de 2012

Capítulo 11: Secretos guardados


Capítulo XI
SECRETOS GUARDADOS
Todos corrieron guiados por el misterioso perro que los había salvado de la explosión del laboratorio de la organización Muerte. Aseguraba conocer la situación de Lilian, y Marina no dudaba en seguirlo. Quería volver a ver a su madre y saber cómo se encontraba tras su secuestro por los hombres de negro.
No tardaron en llegar a un claro rocoso, dónde se detuvo el can y los demás. Tras asegurarse de que nadie los seguía, miró unas rocas del fondo:
- Puedes salir Lilian, ya pasó el peligro.
De entre las rocas salió la anciana madre de Marina. La maga y su madre se unieron en un profundo abrazo y soltaron lágrimas de emoción y alegría después de tanto tiempo sin verse y tras superar las dificultades que les había puesto el enemigo. Los demás las miraban con felicidad:
- ¿Cómo has conseguido escapar?- preguntó Marina sin poder creérselo.
- Ese buen perro atacó a mis opresores y me liberó de la prisión- señaló Lilian con una sonrisa- y luego me guió hasta la salida, antes de ir a por vosotros… siempre estaré profundamente agradecida.
- ¿Pero…cómo…?- se giró la maga hacia el can, confusa- si tú estabas encerrado al igual que yo en la jaula de cristal…
- Tengo muchas cosas que explicar- afirmó el perro- verás… cuando liberé a tu madre, os vi correr por los pasillos siguiendo a Rodvar, y supuse que ibais tras la pista de vuestra amiga…- explicó- nunca he sido alguien que deja atrás a otro en peligro, de modo que regresé a la jaula dónde me encerraron y fingí seguir en manos del enemigo…hasta que me llevaron a ti y los demás en la sala del laboratorio- y luego añadió- perdona por gruñirte y amenazarte de esa manera, tenía que guardar las apariencias.
- No tienes que perdonar nada, más bien la que tiene que agradecerte soy yo…- sonrió Marina- si no fuera por ti, ahora ni mi madre ni nosotros estaríamos aquí…nos salvaste la vida.
- No ha sido nada…- sonrió el can.
- Por cierto, ¿tienes nombre?- intervino Erika, emocionada.
El perro asintió con la cabeza y dijo:
- Me llamo Rex y pertenezco a la tribu canina de Kengo, en el Cañón Cosmo, situado en la parte suroeste del continente central.
- ¿Cómo acabaste encerrado en ese laboratorio?- preguntó Jack.
- Me atraparon unos tipos raros liderados por Rodvar mientras salía de caza. Eran demasiados y aunque traté de huir no pude hacer nada…- explicó- mi único objetivo ahora es volver a casa con mi familia.
Fue entonces cuando Eduardo formuló una pregunta que estaba deseando hacer desde que conocieron al perro:
- ¿Y cómo es que puedes hablar?
Rex sonrió diciendo:
- Los Kengo tenemos la rara capacidad de hablar, algo muy poco frecuente en el reino animal. Supongo que sería por eso mismo por lo que Rodvar me atrapó y trató de fusionarme con vuestra amiga…
- Marina- sonrió ella- encantada de conocerte.
En ese momento el can miró a los demás, mientras cada uno se iba presentando por sus nombres y transmitiendo un clima agradable con la sonrisa de sus rostros. Rex se sintió cómodo con aquellas personas, parecían simpáticas y de confianza:
- Por cierto Rex- intervino el chico- ¿Qué lugar es la tierra prometida?
- Según contaban mis antepasados, es tierra sagrada. En ella no sólo se encuentra la paz y la felicidad, sino también el cáliz de la vida eterna…- explicó el perro- pero sólo es un mito, una leyenda. Nunca nadie ha asegurado su existencia, y por lo tanto la gente no suele creer en esas cosas. No entiendo cómo la muerte puede pensar que realmente existe y que los Numu saben dónde se encuentra.
Repentinamente Marina recordó lo que mencionó el científico de negro en el laboratorio. Confusa y preocupada, dijo:
- Un momento, recuerdo que Rodvar dijo algo sobre la última superviviente de los Numu… ¿se refería a mí?
Los demás palidecieron al oírla decir aquello. Jack, Eduardo y Erika permanecieron callados, sin saber qué decir. Lilian bajó la cabeza y su rostro ensombreció de repente:
- Supongo que sí- confirmó Rex, que no sabía nada del tema- por algo querían fusionarte conmigo… creo que querían controlarte para…
Enseguida se dio cuenta de que el resto de los presentes estaban incómodos con el tema, y calló. Los demás lo miraron para hacerle saber que no continuara:
- ¿He dicho algo malo?
El silencio se apoderó del ambiente y un clima de tensión reinaba entre Marina y su madre:
- No es posible, no soy una Numu o lo que sea…- dijo la maga- soy una chica normal…siempre lo he sido… ¿por qué…?
- Te equivocas, Marina…- le cortó de repente Lilian con un tono triste en sus palabras- hay algo que tengo que contarte...bueno, en realidad debería habértelo dicho hace muchos años.
- Mamá…- dijo confusa- no me digas que…
Los demás se quedaron perplejos ante las palabras de la anciana. No esperaban que fuera ella misma la que le dijera la verdad a Marina. En aquellas circunstancias, y llegados a ese punto, ya nada podían hacer para solucionar el problema. Dejaron que el tema lo resolvieran madre e hija, pues nadie más podía interferir en aquel momento de profunda angustia y confusión para ambas:
- No me llames mamá, por favor…porque no lo soy…- dijo con tristeza- no soy tu verdadera madre.
Marina palideció al oír aquello, y escuchó temblando las palabras de Lilian:
- Tu verdadera madre murió hace muchos años, dio su vida por protegerte. Por aquel entonces sólo eras un bebé… segundos antes de morir, tu madre me confió la tarea de cuidarte y protegerte, además de criarte como mi propia hija y vivir la vida de una chica normal.
Jack y los dos jóvenes escuchaban sorprendidos a la anciana, todavía sin creérselo, mientras Lilian lloraba:
- Me hizo prometer que jamás te contaría tu pasado, y mucho menos tu origen, pero la he fallado…tu madre era una Numu, lo que significa que tú también lo eres…para ser exactos…la última de tu raza.
Marina se quedó sin habla. Todo lo que había creído ser durante veinte años era mentira. Había tenido una falsa vida, ajena a su pasado. Quiso que aquello sólo fuera una pesadilla, un mal sueño. Cualquier cosa con tal de despertar:
- Perdóname, Marina…- dijo Lilian entre sollozos- por no decirte la verdad…por mentirte…y por ocultar algo imposible.
La anciana lloró, esperando que la maga enfureciera y la insultara o incluso la despreciara por su mentira. Los demás también se prepararon para lo peor. Lejos de lo que esperaban, todos se sorprendieron al ver a Marina abrazar a Lilian entre lágrimas:
- Has sufrido y aguantado muchas cosas sólo para protegerme…pudiste haberme dejado morir y continuar tu propia vida sin preocupaciones, pero no lo hiciste…has cargado con mi peso durante estos últimos veinte años, con todas sus consecuencias, pero no lo hiciste…- dijo la maga con una profunda y sincera sonrisa- aunque sea mentira…para mí siempre serás mi madre.
- Al contrario, cariño…tú fuiste… mi razón para seguir viviendo…- declaró Lilian.
Las dos se abrazaron con fuerza y lloraron de alegría mientras los demás las miraban felizmente. A pesar de todo, Marina había aceptado la revelación de su origen y perdonado a Lilian, a quien consideraba su madre como la única que la había criado y cuidado desde siempre.

Minutos más tarde, más relajados y animados, Lilian se separó lentamente del grupo y dijo:
- Bueno, será mejor que me vaya…debo volver a casa.
- Pero mamá… ¿estarás bien?- le preguntó Marina, preocupada.
- No te preocupes…después de todo lo que ha pasado, no creo que esos tipos de negro vuelvan a por mí- sonrió Lilian- además, vosotros tenéis que continuar con vuestro viaje, y esta vieja anciana no piensa ser una carga de la que os tengáis que preocupar.
Marina sonrió y suspiró diciendo:
- Está bien…si estás segura, entonces yo me quedo más tranquila.
Lilian miró a cada uno de los miembros del grupo y dijo:
- Cuidad de mi hija, por favor
- Lo haremos, no se preocupe- sonrió Jack.
- Muchas gracias…a todos- agradeció profundamente la anciana.
Lilian dirigió una última mirada a Marina, y tras soltar una lágrima por sus mejillas, se alejó lentamente entre los árboles. Cuando ésta desapareció, la maga dijo felizmente, también con una lágrima cayendo por sus mejillas:
- Adiós…mamá.

Momentos después, cuando se quedaron todos en el claro, Rex preguntó:
- ¿Puedo unirme a vuestro grupo? Sólo hasta llegar al Cañón Cosmo.
Durante unos segundos, los demás se lo pensaron un rato. Rex les había ayudado y salvado la vida en Mugget, y parecía poseer una gran fuerza. Sin duda todo apuntaba a que se trataba de un buen aliado, además de noble y adorable para las chicas. Viendo que nadie decía nada pero sin embargo todos pensaban lo mismo, fue Erika la primera en hablar y decir en nombre de todos:
- ¡Decidido, el perrito se viene con nosotros!
Al oír eso, Rex se quejó diciendo:
- ¡Eh oye, más respeto! ¿Vale? ¡Ya no soy un cachorro!
- ¡Para mí siempre serás un perrito bonito!- exclamó la chica, sonriente.
Fue entonces cuando Erika lo abrazó y estrechó entre sus brazos, con risas mientras Rex sonreía de felicidad. Todos soltaron carcajadas y rieron de alegría al incorporar a un nuevo miembro al equipo de aventuras, que poco a poco crecía cada vez más.

Después de aquello, el grupo decidió descansar un rato y pasar la noche en aquel lugar antes de ponerse en marcha al día siguiente. Habían pasado muchas cosas ese día, y necesitaban descansar y asimilar los últimos acontecimientos.
Aquella noche, todos estaban preparando la cena y a Eduardo le tocó ir a recoger leña para la hoguera. Después de todo por lo que habían pasado aquel día, tenía pocas ganas de trabajar más. Bostezó de sueño deseando irse a dormir cuanto antes.
Mientras recogía la poca madera que había por los alrededores rocosos, tropezó con una rama sobresaliente de entre las rocas y cayó al suelo. Todas las ramas que tenía en la mano se le cayeron desperdigadas a su alrededor.
Dolorido por la caída, el chico apoyó sus manos al suelo para levantarse. Se sorprendió al ver una mano amiga abierta frente a él:
- ¡Anda Edu, déjame ayudarte!
El joven levantó la mirada y encontró a su amiga Erika sonriente. Tendió su mano y se levantó con su ayuda. La chica lo ayudó a recoger la madera que había en el suelo:
- Gracias, Erika.
La chica rió inocentemente y le dijo:
- Así fue como nos conocimos, ¿recuerdas?
Inmediatamente Eduardo recordó lo que le dijo su amiga y sonrió inconscientemente. Todavía se acordaba de aquel día en el colegio, cuando tenían tres años:
- Sí, es verdad…al principio como era el nuevo de la clase, no tenía amigos y pasaba la mayor parte del tiempo sólo en el recreo. Era un niño muy tímido y retraído que le costaba abrirse a los demás.
La chica lo ayudó, añadiendo sonriente:
- Pero un día…
- Te acercaste a mí…- continuó Eduardo- preguntaste por mi nombre, te presentaste y me invitaste a jugar junto con el resto de compañeros de la clase.
Erika asintió con la cabeza:
- Poco después hice amistad con mis amigos y me integré de lleno en un grupo- dijo Eduardo.
- Sí, con Mandy, Laura, Bruno y Lionel…lo recuerdo.
El chico sonrió feliz. Le sorprendió no recordar aquel día que cambió su vida para siempre. Miró a su amiga y le dijo agradecido:
- Si no hubiera sido por ti, ahora seguiría estando sólo…tú fuiste la única que tuvo el valor de hablar conmigo y tenderme la mano. La primera persona que me liberó de mí mismo y me dio confianza para hablar y expresarme con los demás…eso es algo que nunca podré agradecerte.
La joven sonrió diciendo:
- No te preocupes, Edu… soy así y me conoces desde hace muchos años…sabes que me gusta ayudar a los que tienen problemas. No puedo quedarme parada sabiendo que hay personas que sufren o que no están bien.
- Aún así, me siento mal por no devolverte las muchas cosas que has hecho por mí.
- Tranquilo, la verdad es que no me importa…comparado con aquel niño tímido, ahora te has vuelto más abierto, y eso es lo que me importa…- y añadió sonriente-…con sólo verte sonreír me haces feliz.
Eduardo, sorprendido por las palabras de su amiga, dijo:
- Erika….gracias.
En ese momento, ambos se miraron a los ojos. Eduardo sintió un profundo flechazo durante un instante, en el que toda su vida y recuerdos con su compañera pasaron fugazmente por su memoria. De repente su corazón latió a una velocidad increíble, mucho más que las veces anteriores cuando estaba con ella. Algo dentro de él le dio el valor y la confianza para decir:
- Erika…yo…
- ¿Si?- respondió ella.
De repente se oyó en la lejanía la voz del mago, que llamaba a la chica. Fue entonces cuando Erika reaccionó:
- ¡Oh no, tengo que llevarle a Jack la fruta para la cena!- exclamó.
Se alejó del chico andando a paso ligero diciendo:
- ¡Perdona Edu, ya hablamos en otro momento!
El chico se quedó sin palabras ante aquella repentina interrupción. Por un momento estaba decidido a decirle a su amiga todo lo que sentía por ella. Suspiró deprimido y continuó recogiendo madera. Dudaba de que algún día le dijera la verdad a Erika.
A pesar de haber hecho más amistad con ella, aún seguía siendo tímido y en muchas ocasiones no se atrevía a mostrar sus verdaderos sentimientos. Se decía a sí mismo que tenía que decírselo, pero se ponía colorado y nervioso cuando hablaba con su amiga.
Miró al cielo nocturno estrellado, y sonrió:
“¡Algún día, tarde o temprano…se lo diré!”- pensó para sí.
En ese momento oyó las voces de sus amigos llamándole, y corrió con cuidado de no volver a caerse camino al campamento donde se encontraban Jack y los demás. La aventura no había hecho más que empezar, y no podía esperar a continuar su viaje por el mágico mundo de Limaria.

domingo, 22 de abril de 2012

Mañana estreno del capítulo 11

Seguramente os resultará extraño ver esta entrada tan pronto, y más después de estrenarse el anterior capítulo ayer ni más ni menos, pero tranquilos que todo tiene explicación. Hay dos razones importantes para que se publique el siguiente capítulo mañana, que a continuación argumento brevemente:
La primera es que mañana es el famoso día del libro, y lo conmemoro con el estreno de un nuevo capítulo para todos los lectores. Es la primera vez que decido hacer algo ese día, y no se me ocurrió otra cosa mejor que publicar algo que les guste a los seguidores del fanfic.
La segunda es que da la casualidad de que el siguiente capítulo es bastante más corto que los demás, y por ello me ha dado tiempo a escribirlo en el día de hoy. Además es una suerte, porque así nos ahorramos esperar una semana, tanto vosotros como yo. El capítulo 12 tiene fecha prevista el próximo fin de semana.

Pues dicho lo dicho. No os perdáis mañana el estreno del capítulo 11, de título "Secretos guardados" (tampoco diré nada sobre él para evitar spoilers) y... ¡Feliz día del libro!

sábado, 21 de abril de 2012

Capítulo 10: El rescate de Marina


Capítulo X
EL RESCATE DE MARINA
Erika se encontraba en el suelo sujetando a su amigo, aún inconsciente, mientras le recuperaba con la magia Cura. No dejaba de mirarlo y pensar en su repentina actitud combatiendo contra Ranor. Había demostrado ser muy valiente, más de lo que ella lo conocía. Durante el tiempo que llevaban juntos en Limaria, había conocido más a su amigo de la infancia que toda una vida siendo simples compañeros de clase. Había descubierto cosas del chico que antes no sabía, debido a su timidez, y estaba orgullosa de él.
Sonrió y acarició el flequillo oscuro de su frente. Después observó de nuevo el cadáver de su enemigo a lo lejos, y la misma pregunta le volvía repetidas veces a la cabeza:
“¿Quién pudo hacerle eso a Ranor?”- pensó la chica, que tras deducir que Marina estaba herida y ella misma inconsciente durante los hechos, miró nuevamente al joven de sus brazos y dijo- “¿Edu…de verdad fuiste tú?”
En ese momento sintió una presencia que se acercaba y alzó la cabeza al frente, alerta. Unos segundos de tensión se apoderaron del lugar, y Erika llegó a pensar que se trataba de un enemigo, quizá de algún miembro de la organización Muerte.
Aún no había recuperado las heridas de Eduardo, y ella misma tampoco estaba en condiciones de luchar. Deseó que no fuera una nueva amenaza, ya que de ser así no saldrían con vida.
Suspiró aliviada y sonrió como si hubiera visto un milagro al ver al mago corriendo hacia ellos:
- ¡¡Jack!!- exclamó la chica.
- ¿¡Erika, qué ha pasado!?- preguntó el mago preocupado, al verlos en aquel estado, que luego registró el lugar con la mirada sin señales de una persona- ¿¡Dónde está Marina!?
- Caímos en una trampa de Cornelio, y cuando intentamos escapar nos detuvo su esbirro Ranor…- dijo la chica, dirigiendo su mirada al cadáver de su enemigo- no tuvimos más opción que enfrentarnos a él…
Jack observó perplejo y sin palabras el estado de Ranor. Era muy reconocido en Mugget como el mayor asesino en serie del lugar, y trabajaba para Cornelio en las sesiones de tortura de sus víctimas, las cuales no sobrevivían a sus sádicos juegos sangrientos. Había oído decir que nunca nadie había conseguido plantarle cara en combate, ni a él ni a su poderosa espada. No podía creer lo que veía:
- ¿¡Quién…quién le ha hecho eso a Ranor!?- preguntó el mago, perplejo.
- Marina y yo no teníamos posibilidad de vencerle, y la mayor parte del combate permanecí desmayada…-explicó Erika-…pensarás que estoy loca, pero…creo que fue Edu el que derrotó a nuestro enemigo…
- ¿¡De verdad!?- exclamó sorprendido Jack- no me lo pudo creer…es increíble…
En ese momento el chico empezó a mover sus extremidades y abrió poco a poco los ojos. Los dos magos lo miraron y sonrieron alegremente:
- ¿Qué ha…pasado?- dijo con esfuerzo Eduardo, que luego vio a su amiga y se sorprendió repentinamente diciendo- Eri…ka… ¡Erika! ¿¡Cómo es que estás…!?
Fue entonces cuando a la chica se le llenaron los ojos de lágrimas, y abrazó a Eduardo con fuerza, que lo dejó sin palabras. Se sorprendió mucho al ver por primera vez a su amiga tan preocupada por él.

Jack se unió a la joven y, entre los dos terminaron de sanar a Eduardo y curar también las heridas de la chica con magia. Ambos preguntaron al joven por lo sucedido en el combate contra Ranor, pero misteriosamente Eduardo afirmaba no acordarse de nada, algo que dejó perplejos a los dos magos. Sabían que la respuesta a aquella incógnita sólo la conocía Marina.
Una vez acabado el proceso de recuperación, los tres se levantaron. Ya en pie, Jack volvió a repetir confuso:
- A todo esto… ¿Dónde está Marina?
- Tras el combate, llegó un miembro de la organización Muerte llamado Rodvar- explicó Erika- intentó atacarnos, pero Marina decidió ofrecer su vida a cambio de las nuestras…y se la llevaron…
En ese momento la chica bajó la cabeza, deprimida:
- Lo siento, Jack…si hubiera sido más fuerte, habría podido luchar por ella…
- No…la culpa es mía…- se reprochó el mago- no debí dejaros solos en un lugar como éste…siento no haber llegado a tiempo.
- Deberíamos empezar a buscar a Marina, ¿no creéis?- intervino Eduardo, tratando de animar a sus amigos- ahora mismo necesita nuestra ayuda.
- Tienes razón- afirmó Jack- lamentándonos aquí su pérdida no conseguiremos nada.
- ¿Y por dónde empezamos?- preguntó Erika- ¡ni siquiera sabemos dónde se la han llevado! ¿Cómo vamos a encontrarla?
El mago sonrió diciendo:
- Eso no será problema…- sacó algo del bolsillo y lo mostró a los dos jóvenes- ¡con esto daremos con ella enseguida!
A la espera de algún objeto ingenioso y revolucionario, los dos elegidos iluminaron sus rostros emocionados. Sin embargo, lo que les mostró Jack les sorprendió tanto que callaron. El mago vio sus rostros decepcionados y dijo:
- ¿¡Eh, qué pasa!? No parecéis contentos.
- ¿Una perla?- preguntó Eduardo, confuso- ¿De verdad eso nos conducirá hasta Marina?
- Para vuestra información, no es una perla cualquiera… ¡sino una perla mágica!- explicó Jack- te indica dónde se encuentran las personas más queridas para ti… ¡y no miente!
- ¿¡De verdad!?- señaló la chica, emocionada- ¡Qué guay!
- Es muy práctico ¿verdad?- sonrió el mago- lo compré en una tienda de colecciones antes de ir al circo a investigar...pero no veas su precio, que cuesta un ojo de la cara. Nunca pensé que nos haría falta justo ahora.
En ese momento la perla comenzó a brillar en la mano de Jack, para sorpresa de todos. Eduardo se quedó pensativo durante unos segundos, tras los cuales sacó una conclusión. Sonrió diciendo:
- Si esa perla indica dónde están las personas más queridas del portador que lo lleva, entonces… ¡debes de querer mucho a Marina! ¿Verdad?
Jack se puso repentinamente colorado. Él y los dos jóvenes se dieron cuenta. Giró la cabeza para que no le vieran y cambió rápidamente de tema:
- ¡Mirad, ya da señales…no perdamos tiempo, démonos prisa!
A ambos le sorprendió la velocidad a la que el mago empezó a correr y alejarse del lugar. Eduardo y Erika corrieron detrás de él gritando:
- ¡Eh, espéranos…no vayas tan rápido! ¡Jack!
Y de esa forma, el grupo dejó atrás la mansión Cornelio por la gran puerta principal, directos a rescatar a su amiga y compañera Marina. Después de que ella ofreciera su vida por ellos, no estaban dispuestos a abandonarla a su suerte.

Guiados por la perla mágica, los tres corrieron rápidamente por las calles de Mugget, tras la pista de su amiga. El que la portaba, Jack, podía sentir a través del objeto que no andaba muy lejos, ya que brillaba cada vez con más fuerza. Seguramente seguía por los alrededores del mercado oscuro.
Afirmaron sus sospechas cuando cruzaron los edificios y salieron a las afueras de Mugget, al llegar a una pequeña cabaña oculta detrás de la civilización. Jack, Eduardo y Erika se detuvieron y escondieron al otro lado de una roca bastante grande, ocultos por el manto oscuro de la noche a la vista de su objetivo.
Asomaron sus cabezas un poco por los lados y observaron la situación para analizarla. Había dos guardias iguales a los que acompañaba a Rodvar custodiando la entrada de una pequeña cabaña, aparentemente tranquila:
- ¿Jack, estás seguro de que Marina se encuentra ahí?- preguntó Erika, no muy convencida- esa cabaña es incluso más pequeña que a la que fuimos Edu y yo en la Tierra…ahí no caben treinta personas ni en broma.
- De lo que no me fío mucho es de esa perla…- comentó Eduardo, pensativo- ¿no está rota o le falta algo?
- ¡La perla funciona perfectamente!- dijo el mago, sin levantar demasiado la voz- estoy seguro de que Marina está ahí… ¡esa cabaña tiene que tener algún truco, entrada o pasadizo a un lugar mucho mayor!
- ¿Entonces a qué esperamos?- señaló la chica, impaciente- ¡acabemos con esos guardias e investiguemos el lugar!
- ¡No tan rápido!- la detuvo Jack- si atacamos a esos escoltas, los de dentro se darán cuenta de nuestra presencia y reforzarán la guardia exterior. Si eso sucede, entonces será prácticamente imposible que entremos.
- ¿Y qué sugieres qué hagamos?
En ese momento Eduardo los llamó en voz baja un poco más lejos, y con un gesto de sus manos les indicó que se acercaran. Con cuidadoso sigilo e intentando hacer el menor ruido posible, los tres rodearon la cabaña y se dirigieron a la parte trasera, desde la que no se divisaba ningún guardia custodiándola:
- Mirad por allí- señaló el joven- hay una ventana abierta.
- ¡Qué buena idea!- dijo Jack sonriente- ¡entremos por ahí!
Se acercaron a la casa de madera, y con cuidado entraron en su interior por la ventana. Al parecer, los guardias exteriores que custodiaban la casa no eran tan competentes como parecían. Ni siquiera se dieron cuenta de su presencia ni tampoco se aseguraron de dejar cabos sueltos, como la reciente ventana descubierta, despiste que no dudaron en aprovechar los dos magos y el espadachín.
Ya infiltrados, los tres registraron cada pared y mobiliario que se encontraba en la única habitación de la cabaña, sin resultados. Llegaron a pensar que tal vez se equivocaron de verdad y allí no había nada relacionado con Marina hasta que Erika notó una tabla del suelo hueca. Avisó a sus amigos y entre todos levantaron la tabla, con cuidado de no hacer mucho ruido.
Se sorprendieron al comprobar que bajo sus pies había una entrada secreta escondida. Jack tenía razón, aquella casa de madera sólo era un camuflaje exterior para ocultar el verdadero lugar que se escondía bajo tierra. Dudaron un poco antes de hacerlo, pero finalmente asintieron con la cabeza y se adentraron escaleras abajo en dirección a las tenebrosas profundidades enemigas.
Al final de las escaleras había un pasillo, en cuyo final se encontraba una extraña puerta blindada que contrastaba con el mobiliario de madera de la cabaña. Enseguida supieron que bajo el suelo de aquella casita de verano aparentemente tranquila había una enorme estructura de alta tecnología.
Justo cuando se acercaron a la entrada, se oyó el mecanismo de varias cerraduras de sellado, y los tres se escondieron rápidamente a un lado pegados a las paredes rocosas. La oscuridad del pasillo los ocultó a la vista de un guardia que salió por la puerta, y que milagrosamente no detectó su presencia. Cuando el enemigo desapareció escaleras arriba, el grupo entró rápidamente por la entrada antes de que ésta se cerrara por completo.
Tenían razón al sospechar sus hipótesis. Tras cruzar la puerta, el lugar en el que se encontraban era un mundo distinto al exterior. Los pasillos iluminados y solitarios y el suelo y las paredes con baldosas claras le recordaron a Eduardo a un hospital. Sin embargo, aquello no era lo que imaginaba, sino todo lo contrario.
Decidieron no quedarse parados esperando que los pillaran, así que corrieron con cautela pero rápidamente por pasillos que al chico se le hicieron interminables. En más de una ocasión tuvieron que retroceder y hacer un rodeo para esquivar los varios guardias que encontraron a su paso. A juzgar por las batas blancas que llevaban puestas y los frascos con pócimas en las manos, Eduardo dedujo que se trataban de científicos. Se preguntó qué estarían investigando, y pensó que tratándose de la organización Muerte no sería nada bueno.
Continuaron corriendo por los pasillos en busca de Marina hasta que Jack oyó accidentalmente al pasar por una puerta entreabierta una conversación intrigante. Con gestos y señas con los brazos, el mago les indicó a los dos jóvenes que se detuvieran y acercaran a él. Los tres se acercaron a la puerta y miraron a los dos individuos de la habitación. Uno de ellos era Rodvar, al que Erika reconoció enseguida. Estaba hablando con otro de sus subordinados científicos, y trataron de afinar el oído todo lo que pudieron para escuchar la conversación:
- ¿Qué vamos a hacer entonces con la chica, profesor Rodvar?
Los tres enseguida entendieron que el científico se refería claramente a Marina. Continuaron escuchando con atención:
- La fusionaremos con el prototipo número 13- respondió el hombre de negro.
- ¿De verdad la tierra prometida existe? ¿Nos llevará hasta ella?
- Claro que existe…- afirmó el científico-…durante años, nuestros antepasados han investigado y buscado el origen de esa extraña y milagrosa tierra, bendecida por el don de la creación y divinidad del mundo. He dedicado toda mi vida a buscar la localización de dicho lugar del que nadie nunca ha tenido pensamiento ni oportunidad alguna para pisarla- explicó- se trata de uno de los mayores misterios de la humanidad, un tesoro oculto esperando a ser descubierto.

- ¿La tierra prometida?- preguntó Eduardo en voz baja a sus amigos, confuso.
- Es un antiguo mito ancestral que data de los inicios de Limaria- aclaró Jack también en voz baja- una vieja leyenda que dice que en ese lugar sagrado cualquiera puede sentir y comunicarse con el alma pura del conjunto del planeta.
- ¿Pero qué pretenden con eso? ¿Para qué quieren ir allí?- señaló Erika.
- No lo sé, pero me da muy mala espina…- dijo el mago, preocupado- en cualquier caso, seguro que no es nada bueno.

Callaron de repente al oír seguir hablando a Rodvar y continuaron escuchando atentos:
- Siendo mitad humana y mitad animal la controlaremos fácilmente a nuestra voluntad- dijo el hombre de negro- los Numu eran los únicos que conocían el paradero de la tierra sagrada, de modo que ella es la pieza clave de nuestro plan.
- ¿Se refiere a la destrucción del planeta, profesor?
- Sí- afirmó Rodvar- para cuando Limaria desaparezca para siempre y renazca de sus cenizas, nosotros estaremos en la tierra prometida. Se dice que en ese lugar sagrado nada muere, así que estando nosotros allí el día del fin del mundo sobreviviremos para ver el amanecer de la nueva Limaria.

El grupo escondido tras la puerta no daba crédito a lo que oía. La organización Muerte necesitaba conocer el lugar exacto de la tierra prometida para refugiarse en ella mientras el planeta se dirigía a su completa destrucción, y de esa forma ser los únicos supervivientes del nuevo mundo. Al oír de nuevo hablar de Marina, retomaron el sigilo y la atención afinando los oídos:
- Dentro de poco daremos paso al procedimiento de la fusión.
- Perfecto- sonrió Rodvar maléficamente- ¿Sigue encerrada en el laboratorio del tercer sótano?
- Sí, junto al prototipo número 13- informó el científico subordinado.
- Bien…será mejor que vaya a preparar los últimos detalles.
Jack, Eduardo y Erika corrieron a apartarse de la puerta al oír pasos del enemigo acercarse a ella, y se escondieron al doblar la esquina del pasillo. En cuanto Rodvar salió se detuvo alerta y olió detenidamente:
- Huele a ratas…- dijo al tiempo que dirigía una mirada furtiva en la dirección dónde se encontraban escondidos  el mago y los dos jóvenes.
Los tres temblaban como hojas al viento, creyendo que los había descubierto. Para su sorpresa, el hombre de negro rió por lo bajo y caminó en la dirección contraria a ellos. El peligro había pasado. Tras suspirar profundamente de alivio, el grupo asomó sus cabezas pegadas a la pared, observando cómo Rodvar se alejaba por el pasillo:
- Seguramente se dirige hacia Marina- comentó Erika.
- Sigámosle- decidió Jack.
Los tres asintieron con la cabeza y caminaron a paso ligero tras el científico con extrema precaución de no ser descubiertos. Cruzaron varios pasillos y bajaron escaleras hasta llegar al tercer sótano, lugar donde supuestamente tenían retenida a su amiga.
En cuanto el enemigo llegó a una extraña puerta con un cartel de advertencia en el exterior, el grupo se detuvo hasta que Rodvar entrara por ella. Se aseguraron de que no había nadie que los detectara y corrieron hasta la puerta, por la que entraron con precaución ante cualquier peligro que hubiera tras ella.
Aquella gran sala poco iluminada, con muchos cables eléctricos y envuelta en tinieblas no presagiaba nada bueno. Los tres se detuvieron de nuevo y escondieron detrás de una montaña de cajas metálicas al ver al científico detenerse delante de una gran cápsula, del tamaño de una persona:
- Deberías estar orgulloso…- dijo hablando con lo que había dentro-…eres una de las poderosas criaturas del futuro ejército de la organización Muerte…pronto habrán más como tú, miles. Nadie podrá detenernos, ni siquiera la profecía.
Acto seguido, Rodvar caminó tranquilamente hasta desaparecer por la puerta del otro lado de la sala. Viendo que no había peligro, Jack y los dos jóvenes salieron de su escondite y observaron la puerta por la que segundos antes se había ido el hombre de negro:
- Tras esa puerta debe de estar Marina- comentó Erika.
- Entremos- dijo Jack- no hay tiempo que perder.

Mientras los dos magos caminaban hacia la entrada al laboratorio, Eduardo se detuvo y observó curioso la cápsula a un lado de la sala. Desde que habían llegado a aquel laboratorio, el chico tenía una extraña sensación dentro de sí mismo que le susurraba, como si ya hubiera estado allí antes. En ese momento le vino fugazmente a la cabeza el primer sueño que tuvo al llegar a Limaria.
La pregunta que había estado rondando su mente todas las noches le hizo acercarse a la cápsula y mirar por el cristal para ver su interior:
“¿Quién soy yo?”
En cuanto vio, su cara reflejó miedo, cayó rápidamente de espaldas y ahogó un grito de terror. Jack y Erika, sorprendidos al ver el miedo del chico, se acercaron al él preocupados:
- ¿Eduardo, qué te pasa? ¿Por qué estás tan asustado?- preguntó el mago.
El joven no podía hablar, el terror lo paralizó de miedo. Señaló con el brazo temblando bruscamente hacia la cápsula. Los dos magos se acercaron al igual que él y miraron por el cristal el interior del gran recipiente. Esta vez Erika no pudo evitar pegar un grito de muerte, y Jack retrocedió temblando de terror. Casi no podía hablar:
- ¿¡Pero qué es…eso!?
Dentro había una criatura terrorífica deformada, aparentemente dormida. Tenía rasgos humanos antropomórficos, como el rostro, brazos y manos, pero de una forma monstruosa. Daba la impresión de que lo habían transformado artificialmente de manera intencionada con experimentos científicos sádicos. Aquel extraño ser inspiraba miedo, terror, muerte, locura y desesperación:
- ¿¡Qué es…lo que crean en este horrible lugar…!?- exclamó la chica, horrorizada.
- ¿¡Qué es…esa cosa!?- preguntó Eduardo, temblando de terror.
- Puede ser cualquier cosa…- dijo Jack, con un hilo de voz en sus palabras- una criatura, un humano, un animal…un monstruo.

Después de volver del trance, decidieron alejarse de aquella aberración de la naturaleza, prácticamente inhumana. No podrían olvidar tan fácilmente la siniestra visión que acababan de contemplar con sus propios ojos. Mientras caminaban Erika observó preocupada a su amigo, que tenía la mirada perdida, confusa y aún temblaba de miedo. Supo que realmente estaba asustado.

Sin pensárselo dos veces más, los tres cruzaron la puerta que los separaba de su compañera y amiga Marina. Su sorpresa aumentó más al comprobar que en aquella gran sala no había nadie, a simple vista. Lo primero que vieron fue en el centro una enorme habitación cristalizada, en cuyo interior se encontraba la maga. Corrieron hacia ella gritando su nombre y se detuvieron junto a la pared transparente que los separaba. Marina también los vio y ésta, llena de alegría, se acercó a ellos con las manos puestas en el cristal:
- ¡Chicos!- exclamó la maga- ¿Habéis vuelto por mí?
- Claro que sí Marina- dijo Jack- no somos nada sin ti.
La chica, emotiva por la emoción, tan sólo pudo decir:
- Gracias chicos.
- Tranquila, vamos a sacarte de aquí- dijo Erika.
En ese momento una voz habló resonando por toda la sala:
- Lo dudo mucho…-habló Rodvar desde una plataforma superior, el puesto de control- ahora que tenemos a la última Numu de su raza, no permitiré que os la llevéis.
Marina, desconcertada y confusa a la vez, preguntó:
- ¿De qué estás hablando? ¿Cómo que Numu?
La cosa se complicaba para la chica. Los tres se dieron cuenta de que a ese paso el hombre de negro le revelaría a la maga su verdadero origen, y romperían la promesa que le hicieron a Lilian de no decirle nada sobre su pasado. Jack enseguida dio un paso al frente diciendo:
- ¡Suéltala si no quieres que acabemos contigo!
Rodvar los miró a todos en guardia y luego se fijó en Eduardo. Recordó entonces el combate que libró el joven contra Ranor en la mansión Cornelio tras su transformación. Sus ojos de animales salvajes y su fuerza casi sobrehumana le hicieron pensar al científico de negro. Había algo en él que le resultaba bastante familiar:
“Ese chico… ¿no será…?”- se preguntó a sí mismo en su mente.
Volvió a la realidad de repente cuando vio a los dos magos lanzar ataques mágicos contra la pared transparente, sin resultados:
- ¿¡Qué!?- exclamó Erika- ¡no se rompe!
- Es inútil que intentéis destruir la barrera de cristal…ningún ataque físico ni mágico elemental es capaz de destruirla- dijo Rodvar, que luego miró el panel de control frente a él- ya es demasiado tarde… ¡qué comience la fusión!
El hombre de negro pulsó un botón del panel y dentro de la jaula de Marina se abrió un agujero en el suelo, de la cual surgió una plataforma y apareció una especie de perro, que ladró y gruñó a Marina frente a ella. Tenía el pelaje de color amarillo canelo con tonos marrones, ojos del mismo color, orejas firmes y una cicatriz le atravesaba el ojo izquierdo.
Ante el peligro que suponía aquel animal a cuatro patas, la maga corrió hasta una esquina de la jaula de cristal, tratando de alejarse de él:
- ¡¡Socorro, no quiero ser un animal!!- exclamaba a gritos.
Rodvar  pulsó de nuevo un botón y la cámara transparente se llenó rápidamente de gas verde en cuestión de segundos, en los que la maga y el perro desaparecieron de la vista:
- ¡¡Marina!!- gritaron todos.
El científico rió maliciosamente mientras bajaba las escaleras al piso inferior mientras decía:
- ¡Por fin, ya está listo!- exclamaba maravillado- ¡el experimento ha sido un completo éxito! ¡Ahora esa chica no es más que un animal sin razón, libre para ser manipulada a mi voluntad!
Rodvar se puso frente a la puerta de la jaula de cristal y la abrió con un panel de acceso tras introducir la clave. Después esperó impacientemente a que se dispersara el gas verde, mientras los demás aguardaban horrorizados el resultado de aquella terrible mutación. Los segundos de tensión le parecieron interminables para el grupo:
- Sal, mi preciada Numu…- decía Rodvar con falso cariño- muéstrate ante tu creador…despliega tu maravilloso don… ¡y condúceme hacia la tierra prometida!

La sorpresa los invadió a todos al ver súbitamente al perro de antes abalanzarse sobre el hombre de negro y tumbarlo en el suelo. Mientras le mordía el brazo y el científico gritaba de dolor, Marina salió de la jaula a toda prisa conteniendo la respiración. En ese momento, alguien dijo sin rodeos:
- ¡¡Corred, yo le entretendré!!
Eduardo y los demás se quedaron perplejos y mudos al darse cuenta de que fue el animal el que les dijo eso:
“¿¡Un perro que habla!?”- pensó el chico, sin creérselo- “¿¡Cómo es posible!?”
Paralizados de la sorpresa, no pudieron reaccionar hasta que el perro volvió a decirles a gritos:
- ¿¡Qué os pasa!? ¡¡Moveos!!
El animal a cuatro patas dejó al científico tirado y dolorido en el suelo y corrió hasta ellos diciendo:
- ¡¡Vamos, tenemos que salir de aquí!!
- ¿¡Pero… y mi madre!?- preguntó Marina- ¡¡no podemos dejarla aquí!!
- ¡Tranquila, está a salvo!
- ¿¡Cómo lo sabes!?- exclamó la maga.
- ¡¡Tú sólo confía en mí…vamos, huyamos!!
Finalmente los demás reaccionaron y corrieron junto al perro para salir de allí. En cuanto desaparecieron del laboratorio, el científico se levantó dolorido de su brazo y caminó hacia la plataforma superior. Allí cogió el transmisor y dio una última orden a sus subordinados, que se oyó en todo el recinto:
- ¡¡Haced explotar la bomba, destruid este edificio, matadlos…que no salgan con vida de este lugar!!
Tras eso y con un gesto de su brazo intacto hizo aparecer un agujero oscuro, por el que desapareció del laboratorio y no volvió jamás.

La cuenta atrás comenzó. Se había dado la señal de alarma y los pasillos brillaban intermitentemente en rojo mientras el grupo corría escaleras arriba en dirección a la salida. Faltaba menos de un minuto para que se produjera la explosión y todo aquel recinto volara por los aires.
La ansiedad y la desesperación los dominaba cada vez que acaban en un pasillo sin salida y tenían que retroceder. Tras la tercera vez que les ocurría, el animal les dijo firmemente:
- ¡¡Seguidme, conozco el camino correcto hacia la salida!!
Los demás asintieron con la cabeza y siguieron al perro, que no tardó en dar con la puerta blindada del principio. Faltaban diez segundos para la explosión, y el grupo aún corría por el pasillo de madera que comunicaba con la cabaña. Eduardo pensó que no lo conseguirían, pues estaban a cinco segundos del final:
- ¡¡Corred, ya casi estamos!!- animó el perro.
A pesar del cansancio que sentían, lograron hacer un último esfuerzo y llegaron al interior de la cabaña. Fue entonces cuando la cuenta atrás llegó a cero y el laboratorio explotó.
La onda expansiva derribó como una pluma la cabaña de madera y los empujó directo hacia la salvación. Una serie de bombas y explosiones que estremecieron la tierra bajo sus pies les hizo temblar y perder el equilibrio, hasta que al cabo de unos segundos se detuvo. La estructura oculta bajo aquel apartado sitio de la civilización del mercado oscuro ahora se había convertido en ruinas tecnológicas destruidas imposibles de arreglar. El laboratorio de la organización Muerte ya no existía.
Con temor y preocupación de que no tardaran en llegar los refuerzos del mercado oscuro, que seguro se oyó la explosión en toda la ciudad, el grupo se levantó con esfuerzo y corrió muy lejos de allí, abandonando la ciudad oscura y corrompida de Mugget para siempre.
Por fin estaban a salvo.