Capítulo
VII
JACK
VS ASBEL
- ¿Asbel, te has vuelto loco?- le
preguntó Jack, confuso- ¿a qué viene esto?
- Me he dado cuenta de algo muy
importante, y por ello he tomado esta decisión.
- ¿De qué estás hablando?- señaló
Eduardo, perplejo.
- De algo por lo que he estado
luchando toda mi vida, y de lo que nadie entiende…- explicó Asbel seriamente-…
yo he nacido para luchar.
- Si a ti te gusta, me parece bien…
¡pero no tienes por qué enfrentarte a Jack!- exclamó Marina en su defensa-
¡todos somos amigos, y los amigos no deben luchar entre ellos!
El espadachín clavó su mirada fría
como el hielo en la chica, a la que le dijo:
- ¡Tú cállate, ni siquiera deberías
estar aquí!- alzó la voz Asbel- ¡no eres una de los nuestros, así que haz el
favor de cerrar la boca!
Aquella respuesta dejó sin habla a
Marina, que se quedó muda de la sorpresa. En ese momento Jack intervino muy
molesto ante el comentario de su compañero:
- ¡Oye, no hables así de Marina!- le
contestó el mago firmemente- ¡no tienes derecho a decir esas cosas cuando todos
la hemos aceptado como un miembro más!
- Ella no es más que una molestia
inútil que nos traerá problemas en el futuro…lo que pasa es que os habéis
encariñado tanto con ella que no sois conscientes de la realidad- argumentó el
espadachín, sin vacilar.
- ¡Eso es mentira!- exclamó Eduardo-
¡no te metas con Marina!
- Lo que hagáis con ella me trae sin
cuidado…- dijo Asbel fríamente, que desvió la mirada hacia el mago- lo único
que me interesa en este momento es Jack.
El espadachín empezó a caminar hacia
su compañero, empuñando fuertemente su espada. Jack estuvo a punto de
desenfundar su bastón mágico, pero justo entonces Erika se interpuso entre
ambos estirando los brazos y dijo firmemente mientras Asbel se detenía:
- ¡No te dejaré luchar contra Jack!
¡Retira tus intenciones ahora mismo!
- Aparta mocosa, o tú también sufrirás
las consecuencias.
- ¡No retrocederé hasta que te des por
vencido!- exclamó la chica.
Viendo que Erika no tenía intención de
apartarse Asbel, sin mostrar cambio alguno en su expresión, alzó su arma para
atacarla. La joven cerró los ojos para recibir el ataque, pero el mago le dijo
seriamente:
- Erika, por favor, apártate.
Todos se sorprendieron ante la
respuesta de Jack. La chica dio media vuelta y lo miró a los ojos, los cuales
también se volvieron fríos como los del espadachín. Confusa, preguntó:
- ¿Jack… por qué? No tienes que hacer
esto…
- Lo sé…- respondió el mago-…pero
tampoco puedo negar la petición de Asbel. Esto lo hago por todas las batallas
que hemos librado juntos, en cierta parte es mi forma de compensar todas las
veces que me ha ayudado.
Los demás miraron entristecidos a Jack
mientras éste decía:
- No quiero que nadie salga herido de
esta pelea, por eso os ruego que os mantengáis al margen y no interfiráis en
ningún momento…
- Pero, Jack…- dijo Eduardo, a medias
palabras.
- Prometedme que no haréis nada, por
favor…
Pasados unos segundos de duda, Marina
y los dos jóvenes asintieron con la cabeza, apenados. No les gustaba la idea de
que dos de sus compañeros de equipo se enfrentaran entre ellos. Sin embargo,
habían hecho una promesa y debían cumplirla, a pesar de lo que pueda pasar.
Jack los miró y sonrió diciendo:
- Gracias a todos…- y luego dirigió su
mirada decidida a Asbel mientras desenfundaba su bastón mágico- siento la
tardanza, podemos empezar cuando quieras.
El espadachín sonrió al tiempo que se
ponía en guardia:
- Por fin, ya era hora.
- Intentemos terminar esto lo más
rápido posible- añadió Jack seriamente antes de que comenzar.
- Como quieras- respondió Asbel sin
emoción en sus palabras.
Pasaron varios de segundos de tensión,
que a Eduardo y los demás les parecieron eternos. El silencio que daría el
preludio a la batalla reinaba en el ambiente y la atmósfera. Los dos rivales se
miraban a los ojos desafiantes y el viento soplaba ondeando las capas de ambos.
Marina y los dos jóvenes se mantuvieron al margen, para no resultar heridos, y
esperaron lo inminente.
De repente, Asbel inició el combate y
corrió directo a atacar al mago. Jack, de apariencia tranquila, no movió ni un
solo dedo hasta que su rival se acercara lo bastante a él para levantar
rápidamente su bastón mágico y bloquear a tiempo el ataque.
Por un instante, ambos se miraron
fijamente, y el espadachín repitió de nuevo la maniobra desde otro ángulo, con
el mismo resultado. Continuó atacando al mago repetidas veces mientras éste
bloqueaba los mandobles de su espada sin mucho esfuerzo. Marina, Eduardo y
Erika veían horrorizados cómo Jack retrocedía a cada paso que bloqueaba de Asbel,
y pensaron que no tardaría en caer. El espadachín poco a poco ganaba terreno y
Jack lo sabía.
El mago supo que no aguantaría mucho
tiempo más, y decidió entrar en acción. Tras otro de los mandobles de Asbel,
reaccionó rápidamente y atacó con el bastón mágico. Su lentitud a la hora de
asestar el gople hizo que Asbel diera un salto atrás. Jack sonrió y en ese
momento conjuró un hechizo mágico que dio lugar a una bola de fuego lanzada
directo hacia su rival.
El espadachín pudo esquivar a tiempo
el ataque mágico, y se alejó unos metros para mantenerse a cubierto. Pensando
que aquello no había acabado, vio venir de nuevo hacia él más ataques
elementales mágicos, que los esquivó rápidamente y le hicieron retroceder más.
Miró con frustración a Jack a lo
lejos, amenazante con su arma:
“Está usando ataques mágicos para
mantener las distancias y evitar que me acerque a él”- se dijo mentalmente a sí
mismo- “a este paso es imposible que logre acercarme ni tan siquiera un poco,
debo observar detenidamente y encontrar alguna abertura que me permita pasar…”
No tuvo tiempo de pensar, esquivó más
magias elementales durante un rato. De repente se dio cuenta y vio, tras una
explosión muy cerca de él, una entrada abierta. Sonrió pensando:
“¡La he visto…es mi oportunidad!”
Acto seguido tras esquivar un hechizo
mágico, el espadachín corrió rápidamente hacia Jack, esquivando llamaradas,
témpanos de hielo y lluvias de rayos. El mago enseguida se dio cuenta de lo que
pasaba:
“¡Mierda, ha descubierto mi punto
muerto…a este paso me alcanzará en cuestión de segundos!”
Tal y como lo imaginaba Jack. A pesar de
sus muchos ataques mágicos, Asbel los esquivaba todos y corría rápidamente
hacia él. Al llegar justo a su lado, el espadachín pegó un puñetazo a la cara pálida
de Jack y lo envió un poco más lejos, cayendo al suelo:
- ¡¡Jack!!- exclamaron los demás.
El mago, todavía en el suelo, vio a
Asbel correr de nuevo hacia él, y pudo bloquear a tiempo un mandoble de su
afilada espada antes de que lo hiriera. Jack reunió fuerzas para mantener a raya
a su rival, y usó un conjuro con su arma que hizo brillar de repente una luz
cegadora frente al rostro del espadachín.
Asbel se llevó una mano a los ojos y
retrocedió unos pasos mientras Jack se levantaba del suelo. El mago aprovechó
la ceguera de su rival para descansar un poco y comenzó a cargar un poderoso
ataque mágico que le llevó unos segundos. Para cuando Asbel logró recuperar la
visión, Jack le había lanzado el hechizo mágico, que lo alcanzó de pleno y se
produjo una enorme explosión.
Los demás se quedaron perplejos al ver
a Asbel volando por los aires y caer un poco más lejos, herido. Jack respiraba
entrecortadamente al usar mucha magia con aquel ataque:
“¿Le he…vencido?”- se dijo a sí mismo.
Deseó que aquel combate terminara para
no seguir hiriendo a su compañero, pero palideció al verlo. La batalla aún no
había terminado. El espadachín se apoyó en su espada para levantarse, mientras
la sangre goteaba y caía al suelo. Una vez en pie, miró a su rival:
- No está mal, Jack…pero ya es hora de
que acabemos con esto, ¿no crees?
En ese momento Asbel corrió
rápidamente hacia Jack, con un destello asesino brillando en sus ojos. El mago
todavía no se había recuperado de su último ataque, no podía moverse. Estaba
completamente a su merced.
En un intento por defenderse, sólo
logró bloquear una vez su golpe con el bastón, que el espadachín apartó a un
lado con una fuerza increíble. Jack se horrorizo al ver cómo el filo de la
espada le rajó parte del brazo izquierdo y lo tiraba al suelo. Sus amigos
temieron lo peor al ver la situación:
- ¡¡Jack!!
El mago se encontraba herido, con la
sangre cayendo por su brazo y el bastón mágico un poco más lejos, al que no
alcanzaba. Miró a su rival frente a frente, y trató de arrastrarse por el suelo
para alcanzar su arma:
- ¿Qué te pasa, Jack?- le preguntó
Asbel mientras caminaba lentamente tras él- parece que estás en un aprieto,
¿quieres que te ayude?
En ese momento hundió sin piedad su
espada en una pierna del mago, y Jack gritó de dolor mientras la sangre le
brotaba de la pierna. Eduardo apretó los
dientes y los puños al ver aquella injusticia. A pesar de que prometió que no
interferiría en la lucha, no podía soportar ver cómo Asbel se aprovechaba de su
rival indefenso bajo sus pies.
Jack dirigió su mirada al grupo y vio
las intenciones del joven. Cuando el chico empezó a correr hacia ellos para
ayudarle, Jack le gritó:
- ¡¡No lo hagas, Eduardo!!
El chico se detuvo a unos pasos, con
la llave espada en su mano:
- ¡¡Me has hecho una promesa, así que
cúmplela!!
Eduardo recordó sus palabras y,
apretando los dientes, hizo desaparecer su arma sagrada. Quería ayudarle, pero
no podía. Aquel combate sólo podía librarlo Jack, y el único del que dependía
el resultado final.
Todos miraron de nuevo el curso de la
batalla. Asbel quitó su espada de la pierna de Jack, envuelta en sangre,
mientras el mago trataba de alcanzar con la mano su arma:
- ¿Lo sientes, Jack?- le dijo el
espadachín fríamente- este es el dolor que siento cada vez que no consigo
superarme. ¿Ahora comprendes cómo me siento al saber que no avanzo nada, que no
consigo mejorar? Tú siempre has estado por delante de mí, eres el obstáculo que
nunca consigo alcanzar.
Jack ya casi lo tenía. Estaba a un par
de centímetros de su arma:
- La única forma de lograr superarme a
mí mismo y ser más fuerte… ¡es vencerte!- alzó su espada en el aire para dar el
golpe de gracia- ¡y hoy, por fin, lo conseguiré!
El mago alcanzó el bastón mágico al
mismo tiempo que su rival lanzaba la espada directa contra él. Jack logró
bloquear su ataque justo a tiempo de una muerte segura, y cara a cara con su
rival, le dijo:
- ¡Lo siento Asbel…esto se acaba aquí!
Jack conjuró un hechizo mágico de
fuego. En aquella situación era muy arriesgado incluso para él mismo, pero no
tenía otra opción. La explosión que se produjo después les alcanzó de lleno a
ambos, que desató una gran humareda:
- ¡¡Jack, Asbel!!- gritaron los demás.
Tras unos segundos de tensión, el humo
poco a poco desapareció y dejó a la vista el resultado de aquel duro combate.
Marina y los dos jóvenes palidecieron al ver a los combatientes tirados en el
suelo, gravemente heridos. Se encontraban aparentemente inconscientes, y cuando
iban a dar el primer paso para ayudarlos, el espadachín movió lentamente los
brazos y las piernas.
Al contrario que él, Jack no podía
moverse. Había abierto los ojos, pero le era imposible mover sus extremidades.
En aquella ocasión, Eduardo no hizo caso a la promesa que le había hecho al
mago, y corrió a ayudarlo. Marina y Erika hicieron lo mismo.
Mientras los tres curaban a Jack,
Asbel se levantaba con esfuerzo, apoyándose en su espada. Respiraba
entrecortadamente, al igual que el mago:
- Es…inútil…- dijo con dificultad-…por
más que lo intento…no logro…vencerte…
El espadachín los miró a todos con
frialdad, en especial a Jack:
- Si continuó…con vosotros…jamás
conseguiré… hacerme más fuerte…
Asbel dio media vuelta y se dispuso a
marcharse. En ese momento Jack dijo desde el suelo, con esfuerzo en sus
palabras:
- As…bel…
Su rival lo miró y le dijo seriamente:
- Algún día, Jack… juro que algún día…
me haré más fuerte… y entonces volveré…para enfrentarme a ti…ten por seguro que
esto…no acabará así…
Asbel dirigió una última mirada a
todos, y después finalmente dio media vuelta y se alejó caminando herido, hasta
desaparecer un poco más lejos. Eduardo corrió tras el espadachín:
- ¡¡Asbel, no te…!!
- ¡Edu…no!- gritó Jack- deja…deja que…se
vaya…
El chico paró y miró al mago diciendo:
- Pero, Jack…
El joven volvió la vista y dejó
escapar a quien fue su maestro no hace mucho tiempo. Miró al horizonte, en la
dirección en que había partido Asbel, y bajó la cabeza, deprimido. Habían
perdido a un miembro del grupo. Aquella vez tuvo el presentimiento de que Asbel
no iba a volver jamás.
Esa misma noche, el chico estaba
sentado en una roca, observando las montañas en el horizonte. No dejaba de
pensar en todo lo que había pasado aquel día, y se deprimía al recordar la
decisión de Asbel de marcharse por su cuenta. Definitivamente se había ido para
siempre.
En ese momento apareció Jack no muy
lejos, y se acercó caminando un poco cojo hasta él. El joven le preguntó:
- ¿Jack, qué haces aquí? ¡Todavía no
te has recuperado!
- Lo sé, ¡pero tampoco voy a quedarme
quieto todo el día!- respondió él, sonriente- me dijiste lo mismo el día que
llegaste a Limaria, ¿recuerdas?
Eduardo hizo memoria de sus palabras y
se rió diciendo:
- Tienes razón…no es propio de ti.
El mago se sentó en la roca junto a
él, y ambos miraron el horizonte. El chico preguntó entonces:
- Jack, ¿Por qué decidió marcharse? No
lo entiendo.
Tras suspirar, el mago empezó a
hablar:
- Asbel siempre mantuvo sus creencias,
y su única ambición era conseguir más fuerza. El poder lo cegó, y creo que fue
eso mismo lo que le llevó a hacer lo que hizo. Creyó que venciéndome lograría
hacerse más fuerte, y dudo mucho que, a pesar de lo que ha ocurrido hoy, cambie
de opinión…- explicó-…sus últimas palabras me tienen preocupado…
- ¿Crees que algún día…volverá para
vengarse?- preguntó el chico.
- No lo sé, pero…en cualquier
caso…estaremos preparados para lo que se nos ponga por delante.
El mago miró a Eduardo, que de repente
se deprimió y bajó la cabeza:
- ¿Eh, qué te pasa?- preguntó Jack-
¿Qué te preocupa?
El chico tardó un poco en responder:
- Siento que no valgo para nada…tal
vez lo que me dijo Magno la otra vez era verdad, y que realmente soy un cobarde
incapaz de ayudar a nadie…en aquella ocasión, no fui capaz de moverme ni
tampoco de atacar…después de todo, puede que yo…
- Basta, no digas más- le cortó Jack-
nadie sabe más que tú mismo de lo que eres o no eres capaz, conoces tus límites
y nadie tiene derecho a decirte lo contrario, ¿me has entendido?
Eduardo lo miró sorprendido mientras el
mago decía sonriente:
- Fuiste valiente al intentar
quebrantar la promesa del combate, y el primero en acudir en mi ayuda al
terminarlo. Tus impulsos te llevan a hacer cosas que a veces imaginas nunca
serías capaz de hacer, cosas para ayudar a los demás…- y añadió sonriente-
gracias, Eduardo.
Aquella pregunta pilló por sorpresa al
joven, que no supo qué responder:
- No sé qué pensarás tú, pero…a mi no
me pareces débil ni cobarde en absoluto- le dijo Jack con una sonrisa- sólo necesitas más confianza en ti
mismo…estoy seguro de que dentro de ti hay un inmenso poder, esperando que
despierte y demuestre toda su fuerza…y creo firmemente que algún día, tarde o
temprano, lo hará.
En ese momento Eduardo sonrió y dijo:
- Gracias, Jack.
Fue entonces cuando el mago pensó que
ya era hora de volver:
- Bueno, será mejor que volvamos ya,
la cena estará lista.
Eduardo asintió con la cabeza, y de un
salto bajó de la roca. Cuando Jack trató de levantarse, se quejó al apoyar la
pierna en el suelo y gritó de dolor. El chico exclamó diciendo:
- ¡Espera Jack, deja que te ayude!
Y así, con la ayuda del joven, los dos
volvieron al campamento. Una cena riquísima los esperaba para intentar
compensar aquel desagradable día.
Mientras tanto, Asbel caminaba sólo
por un oscuro callejón en mitad de la noche, dejándose llevar por el destino.
Cojeaba a cada paso debido a que aún no se había recuperado de las heridas del
combate contra Jack. Se sentía frustrado y humillado. Como tantas otras veces,
no había conseguido vencer a su rival. Ansiaba venganza, pero primero debía
hacerse más fuerte. Hasta que no consiguiera más poder, no podía librar otra
batalla contra el mago.
En ese momento, una sombra encapuchada
surgió de un agujero oscuro. Asbel se dio cuenta de su presencia y retrocedió
unos pasos, desenfundando su espada y poniéndose en guardia:
- Sé lo que sientes y lo que deseas.
Puedo ayudarte- dijo el hombre de negro.
El encapuchado dejó su rostro al
descubierto, y el espadachín se sorprendió al descubrir de quién se trataba.
Miró con odio al nuevo individuo presente:
- ¿Qué es lo que quieres de mí?-
interrogó Asbel.
- Quiero ayudarte- dijo simplemente
Magno.
- No necesito ayuda, y menos aún de la
tuya. Tú y los tuyos nunca se traen nada bueno entre manos.
Asbel guardó su espada y dio media
vuelta, dispuesto a marcharse:
- Ahora no quiero luchar contra ti, ya
no formo parte del grupo de aventuras. No quiero saber nada de nadie
¿entendido? Así que no me molestes.
Mientras caminaba, alejándose, Magno
volvió a hablar:
- ¿Y qué me dices de ti? ¿No quieres
ser más fuerte?
Al oírlo, Asbel se detuvo. El hombre
de negro, convencido de que había picado en el anzuelo, prosiguió:
- Asbel, puedo ver y leer tu mente
como un libro abierto. Tu corazón es insensible y está inundado de oscuridad.
Posees una gran fuerza y tienes sed de venganza, de muerte. Tu odio hacia los
demás es incluso mayor que el de todos los que he conocido hasta ahora. Sólo
necesitas más poder…y puedo ayudarte a conseguirlo…- sonrió maliciosamente-…no
somos tan diferentes, ¿sabes? ¿Qué me dices, Asbel?
Al espadachín le vinieron de repente
recuerdos por su cabeza. Sus inútiles esfuerzos durante horas y horas de
entrenamiento, sus combates contra Jack, el tiempo perdido entrenando a
Eduardo, el grupo que consideraba débil en equipo con Erika y Marina…
- Vamos Asbel…- insistió Magno- sé que
buscas fuerza, poder…eso no lo conseguiste, y aunque quisieras nunca lo
lograrías junto a ellos. Sin embargo, si vienes conmigo tendrás todo lo que
deseas…pero sobretodo un poder mayor que ni siquiera podrías imaginar.
Finalmente, los recuerdos de Asbel
junto a Jack, Eduardo, Erika y Marina desaparecieron en el olvido. En su
corazón sólo quedó oscuridad. El espadachín dio la vuelta y Magno sonrió
maléficamente cuando Asbel le dijo seriamente y con frialdad:
- Dime qué es lo que tengo que hacer.
Me ha sorprendido mucho como has narrado la batalla. Personalmente siempre suelo tener problemas con este tipo de escenas caóticas (tanto para escribirlas como para imaginarlas a la hora de leerlas), pero he podido imaginarme la batalla a la perfección. Enhorabuena.
ResponderEliminarPor otro lado estoy de acurdo con Asbel respecto a muchas cosas, sobretodo a Marina xD Tal vez es porque me parece un poco tonta e ingenua (por el momento, a lo mejor después me sorprende) y se unió al grupo de una forma muy gratuita. Lo de Edu y Erika aun tiene excusa porque se supone que pueden acabar con el mal que amenaza el mundo, pero Marina... "Me salvan unos desconocidos. Me voy con ellos." No muchacha, no xD
Me ha gustado ver a Jack en acción. Tengo ganas de ver a Rex.
P.D: Erika también me empieza a caer bien.
¡Hola, Yuka!
EliminarNo es por presumir, ni mucho menos, pero si de algo me siento orgulloso es que me gusta redactar las cosas de forma que queden lo más clara posible. Siempre procuro ir a lo esencial y evitar lo innecesario, así facilito una lectura más cercana y accesible para el lector.
Me alegro mucho de que te haya gustado el combate, pero siento decirte que aún no has leído ni de lejos el mejor de todos. Todavía quedan muchísimos otros a lo largo de toda la historia, más largos, mejores y mejor narrados que éste (en mi opinión).
Asbel puede ser malo, pero tiene razón en este capítulo al acusar a Marina de tonta y de unirse al grupo "by the face", cosa que tampoco está bien. Pero no te fíes de su apariencia de chica boba e ingenua, porque quizá te lleves una sorpresa en capítulos posteriores... xD
El mejor combate de Jack aún está por llegar. Si es tu personaje favorito, vas a flipar en colores cuando lo veas xD
De todos los aliados mi favorito es Rex, por ser un perro (y todo el mundo sabe que me encantan los perros) xD
PD: Me alegro de que Erika también te empiece a caer bien. Ella todavía tiene muchísimo más que dar de sí en el transcurso de la historia. Lo que pasa es que ahora, con Eduardo, actúan más bien de secundarios, pero porque aún no les ha llegado el protagonismo.
PD: Gracias por todo. Eres la primera seguidora que comenta en un capítulo tan avanzando como es el 7, ya que el resto no pasan del 5.
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