sábado, 31 de marzo de 2012

Capítulo 7: Jack vs Asbel


Capítulo VII
JACK VS ASBEL
- ¿Asbel, te has vuelto loco?- le preguntó Jack, confuso- ¿a qué viene esto?
- Me he dado cuenta de algo muy importante, y por ello he tomado esta decisión.
- ¿De qué estás hablando?- señaló Eduardo, perplejo.
- De algo por lo que he estado luchando toda mi vida, y de lo que nadie entiende…- explicó Asbel seriamente-… yo he nacido para luchar.
- Si a ti te gusta, me parece bien… ¡pero no tienes por qué enfrentarte a Jack!- exclamó Marina en su defensa- ¡todos somos amigos, y los amigos no deben luchar entre ellos!
El espadachín clavó su mirada fría como el hielo en la chica, a la que le dijo:
- ¡Tú cállate, ni siquiera deberías estar aquí!- alzó la voz Asbel- ¡no eres una de los nuestros, así que haz el favor de cerrar la boca!
Aquella respuesta dejó sin habla a Marina, que se quedó muda de la sorpresa. En ese momento Jack intervino muy molesto ante el comentario de su compañero:
- ¡Oye, no hables así de Marina!- le contestó el mago firmemente- ¡no tienes derecho a decir esas cosas cuando todos la hemos aceptado como un miembro más!
- Ella no es más que una molestia inútil que nos traerá problemas en el futuro…lo que pasa es que os habéis encariñado tanto con ella que no sois conscientes de la realidad- argumentó el espadachín, sin vacilar.
- ¡Eso es mentira!- exclamó Eduardo- ¡no te metas con Marina!
- Lo que hagáis con ella me trae sin cuidado…- dijo Asbel fríamente, que desvió la mirada hacia el mago- lo único que me interesa en este momento es Jack.
El espadachín empezó a caminar hacia su compañero, empuñando fuertemente su espada. Jack estuvo a punto de desenfundar su bastón mágico, pero justo entonces Erika se interpuso entre ambos estirando los brazos y dijo firmemente mientras Asbel se detenía:
- ¡No te dejaré luchar contra Jack! ¡Retira tus intenciones ahora mismo!
- Aparta mocosa, o tú también sufrirás las consecuencias.
- ¡No retrocederé hasta que te des por vencido!- exclamó la chica.
Viendo que Erika no tenía intención de apartarse Asbel, sin mostrar cambio alguno en su expresión, alzó su arma para atacarla. La joven cerró los ojos para recibir el ataque, pero el mago le dijo seriamente:
- Erika, por favor, apártate.
Todos se sorprendieron ante la respuesta de Jack. La chica dio media vuelta y lo miró a los ojos, los cuales también se volvieron fríos como los del espadachín. Confusa, preguntó:
- ¿Jack… por qué? No tienes que hacer esto…
- Lo sé…- respondió el mago-…pero tampoco puedo negar la petición de Asbel. Esto lo hago por todas las batallas que hemos librado juntos, en cierta parte es mi forma de compensar todas las veces que me ha ayudado.
Los demás miraron entristecidos a Jack mientras éste decía:
- No quiero que nadie salga herido de esta pelea, por eso os ruego que os mantengáis al margen y no interfiráis en ningún momento…
- Pero, Jack…- dijo Eduardo, a medias palabras.
- Prometedme que no haréis nada, por favor…
Pasados unos segundos de duda, Marina y los dos jóvenes asintieron con la cabeza, apenados. No les gustaba la idea de que dos de sus compañeros de equipo se enfrentaran entre ellos. Sin embargo, habían hecho una promesa y debían cumplirla, a pesar de lo que pueda pasar. Jack los miró y sonrió diciendo:
- Gracias a todos…- y luego dirigió su mirada decidida a Asbel mientras desenfundaba su bastón mágico- siento la tardanza, podemos empezar cuando quieras.
El espadachín sonrió al tiempo que se ponía en guardia:
- Por fin, ya era hora.
- Intentemos terminar esto lo más rápido posible- añadió Jack seriamente antes de que comenzar.
- Como quieras- respondió Asbel sin emoción en sus palabras.
Pasaron varios de segundos de tensión, que a Eduardo y los demás les parecieron eternos. El silencio que daría el preludio a la batalla reinaba en el ambiente y la atmósfera. Los dos rivales se miraban a los ojos desafiantes y el viento soplaba ondeando las capas de ambos. Marina y los dos jóvenes se mantuvieron al margen, para no resultar heridos, y esperaron lo inminente.
De repente, Asbel inició el combate y corrió directo a atacar al mago. Jack, de apariencia tranquila, no movió ni un solo dedo hasta que su rival se acercara lo bastante a él para levantar rápidamente su bastón mágico y bloquear a tiempo el ataque.

Por un instante, ambos se miraron fijamente, y el espadachín repitió de nuevo la maniobra desde otro ángulo, con el mismo resultado. Continuó atacando al mago repetidas veces mientras éste bloqueaba los mandobles de su espada sin mucho esfuerzo. Marina, Eduardo y Erika veían horrorizados cómo Jack retrocedía a cada paso que bloqueaba de Asbel, y pensaron que no tardaría en caer. El espadachín poco a poco ganaba terreno y Jack lo sabía.
El mago supo que no aguantaría mucho tiempo más, y decidió entrar en acción. Tras otro de los mandobles de Asbel, reaccionó rápidamente y atacó con el bastón mágico. Su lentitud a la hora de asestar el gople hizo que Asbel diera un salto atrás. Jack sonrió y en ese momento conjuró un hechizo mágico que dio lugar a una bola de fuego lanzada directo hacia su rival.
El espadachín pudo esquivar a tiempo el ataque mágico, y se alejó unos metros para mantenerse a cubierto. Pensando que aquello no había acabado, vio venir de nuevo hacia él más ataques elementales mágicos, que los esquivó rápidamente y le hicieron retroceder más.
Miró con frustración a Jack a lo lejos, amenazante con su arma:
“Está usando ataques mágicos para mantener las distancias y evitar que me acerque a él”- se dijo mentalmente a sí mismo- “a este paso es imposible que logre acercarme ni tan siquiera un poco, debo observar detenidamente y encontrar alguna abertura que me permita pasar…”
No tuvo tiempo de pensar, esquivó más magias elementales durante un rato. De repente se dio cuenta y vio, tras una explosión muy cerca de él, una entrada abierta. Sonrió pensando:
“¡La he visto…es mi oportunidad!”
Acto seguido tras esquivar un hechizo mágico, el espadachín corrió rápidamente hacia Jack, esquivando llamaradas, témpanos de hielo y lluvias de rayos. El mago enseguida se dio cuenta de lo que pasaba:
“¡Mierda, ha descubierto mi punto muerto…a este paso me alcanzará en cuestión de segundos!”
Tal y como lo imaginaba Jack. A pesar de sus muchos ataques mágicos, Asbel los esquivaba todos y corría rápidamente hacia él. Al llegar justo a su lado, el espadachín pegó un puñetazo a la cara pálida de Jack y lo envió un poco más lejos, cayendo al suelo:
- ¡¡Jack!!- exclamaron los demás.
El mago, todavía en el suelo, vio a Asbel correr de nuevo hacia él, y pudo bloquear a tiempo un mandoble de su afilada espada antes de que lo hiriera. Jack reunió fuerzas para mantener a raya a su rival, y usó un conjuro con su arma que hizo brillar de repente una luz cegadora frente al rostro del espadachín.
Asbel se llevó una mano a los ojos y retrocedió unos pasos mientras Jack se levantaba del suelo. El mago aprovechó la ceguera de su rival para descansar un poco y comenzó a cargar un poderoso ataque mágico que le llevó unos segundos. Para cuando Asbel logró recuperar la visión, Jack le había lanzado el hechizo mágico, que lo alcanzó de pleno y se produjo una enorme explosión.
Los demás se quedaron perplejos al ver a Asbel volando por los aires y caer un poco más lejos, herido. Jack respiraba entrecortadamente al usar mucha magia con aquel ataque:
“¿Le he…vencido?”- se dijo a sí mismo.
Deseó que aquel combate terminara para no seguir hiriendo a su compañero, pero palideció al verlo. La batalla aún no había terminado. El espadachín se apoyó en su espada para levantarse, mientras la sangre goteaba y caía al suelo. Una vez en pie, miró a su rival:
- No está mal, Jack…pero ya es hora de que acabemos con esto, ¿no crees?
En ese momento Asbel corrió rápidamente hacia Jack, con un destello asesino brillando en sus ojos. El mago todavía no se había recuperado de su último ataque, no podía moverse. Estaba completamente a su merced.
En un intento por defenderse, sólo logró bloquear una vez su golpe con el bastón, que el espadachín apartó a un lado con una fuerza increíble. Jack se horrorizo al ver cómo el filo de la espada le rajó parte del brazo izquierdo y lo tiraba al suelo. Sus amigos temieron lo peor al ver la situación:
- ¡¡Jack!!
El mago se encontraba herido, con la sangre cayendo por su brazo y el bastón mágico un poco más lejos, al que no alcanzaba. Miró a su rival frente a frente, y trató de arrastrarse por el suelo para alcanzar su arma:
- ¿Qué te pasa, Jack?- le preguntó Asbel mientras caminaba lentamente tras él- parece que estás en un aprieto, ¿quieres que te ayude?
En ese momento hundió sin piedad su espada en una pierna del mago, y Jack gritó de dolor mientras la sangre le brotaba de la pierna.  Eduardo apretó los dientes y los puños al ver aquella injusticia. A pesar de que prometió que no interferiría en la lucha, no podía soportar ver cómo Asbel se aprovechaba de su rival indefenso bajo sus pies.
Jack dirigió su mirada al grupo y vio las intenciones del joven. Cuando el chico empezó a correr hacia ellos para ayudarle, Jack le gritó:
- ¡¡No lo hagas, Eduardo!!
El chico se detuvo a unos pasos, con la llave espada en su mano:
- ¡¡Me has hecho una promesa, así que cúmplela!!
Eduardo recordó sus palabras y, apretando los dientes, hizo desaparecer su arma sagrada. Quería ayudarle, pero no podía. Aquel combate sólo podía librarlo Jack, y el único del que dependía el resultado final.
Todos miraron de nuevo el curso de la batalla. Asbel quitó su espada de la pierna de Jack, envuelta en sangre, mientras el mago trataba de alcanzar con la mano su arma:
- ¿Lo sientes, Jack?- le dijo el espadachín fríamente- este es el dolor que siento cada vez que no consigo superarme. ¿Ahora comprendes cómo me siento al saber que no avanzo nada, que no consigo mejorar? Tú siempre has estado por delante de mí, eres el obstáculo que nunca consigo alcanzar.
Jack ya casi lo tenía. Estaba a un par de centímetros de su arma:
- La única forma de lograr superarme a mí mismo y ser más fuerte… ¡es vencerte!- alzó su espada en el aire para dar el golpe de gracia- ¡y hoy, por fin, lo conseguiré!
El mago alcanzó el bastón mágico al mismo tiempo que su rival lanzaba la espada directa contra él. Jack logró bloquear su ataque justo a tiempo de una muerte segura, y cara a cara con su rival, le dijo:
- ¡Lo siento Asbel…esto se acaba aquí!
Jack conjuró un hechizo mágico de fuego. En aquella situación era muy arriesgado incluso para él mismo, pero no tenía otra opción. La explosión que se produjo después les alcanzó de lleno a ambos, que desató una gran humareda:
- ¡¡Jack, Asbel!!- gritaron los demás.
Tras unos segundos de tensión, el humo poco a poco desapareció y dejó a la vista el resultado de aquel duro combate. Marina y los dos jóvenes palidecieron al ver a los combatientes tirados en el suelo, gravemente heridos. Se encontraban aparentemente inconscientes, y cuando iban a dar el primer paso para ayudarlos, el espadachín movió lentamente los brazos y las piernas.
Al contrario que él, Jack no podía moverse. Había abierto los ojos, pero le era imposible mover sus extremidades. En aquella ocasión, Eduardo no hizo caso a la promesa que le había hecho al mago, y corrió a ayudarlo. Marina y Erika hicieron lo mismo.
Mientras los tres curaban a Jack, Asbel se levantaba con esfuerzo, apoyándose en su espada. Respiraba entrecortadamente, al igual que el mago:
- Es…inútil…- dijo con dificultad-…por más que lo intento…no logro…vencerte…
El espadachín los miró a todos con frialdad, en especial a Jack:
- Si continuó…con vosotros…jamás conseguiré… hacerme más fuerte…
Asbel dio media vuelta y se dispuso a marcharse. En ese momento Jack dijo desde el suelo, con esfuerzo en sus palabras:
- As…bel…
Su rival lo miró y le dijo seriamente:
- Algún día, Jack… juro que algún día… me haré más fuerte… y entonces volveré…para enfrentarme a ti…ten por seguro que esto…no acabará así…
Asbel dirigió una última mirada a todos, y después finalmente dio media vuelta y se alejó caminando herido, hasta desaparecer un poco más lejos. Eduardo corrió tras el espadachín:
- ¡¡Asbel, no te…!!
- ¡Edu…no!- gritó Jack- deja…deja que…se vaya…
El chico paró y miró al mago diciendo:
- Pero, Jack…
El joven volvió la vista y dejó escapar a quien fue su maestro no hace mucho tiempo. Miró al horizonte, en la dirección en que había partido Asbel, y bajó la cabeza, deprimido. Habían perdido a un miembro del grupo. Aquella vez tuvo el presentimiento de que Asbel no iba a volver jamás.

Esa misma noche, el chico estaba sentado en una roca, observando las montañas en el horizonte. No dejaba de pensar en todo lo que había pasado aquel día, y se deprimía al recordar la decisión de Asbel de marcharse por su cuenta. Definitivamente se había ido para siempre.
En ese momento apareció Jack no muy lejos, y se acercó caminando un poco cojo hasta él. El joven le preguntó:
- ¿Jack, qué haces aquí? ¡Todavía no te has recuperado!
- Lo sé, ¡pero tampoco voy a quedarme quieto todo el día!- respondió él, sonriente- me dijiste lo mismo el día que llegaste a Limaria, ¿recuerdas?
Eduardo hizo memoria de sus palabras y se rió diciendo:
- Tienes razón…no es propio de ti.
El mago se sentó en la roca junto a él, y ambos miraron el horizonte. El chico preguntó entonces:
- Jack, ¿Por qué decidió marcharse? No lo entiendo.
Tras suspirar, el mago empezó a hablar:
- Asbel siempre mantuvo sus creencias, y su única ambición era conseguir más fuerza. El poder lo cegó, y creo que fue eso mismo lo que le llevó a hacer lo que hizo. Creyó que venciéndome lograría hacerse más fuerte, y dudo mucho que, a pesar de lo que ha ocurrido hoy, cambie de opinión…- explicó-…sus últimas palabras me tienen preocupado…
- ¿Crees que algún día…volverá para vengarse?- preguntó el chico.
- No lo sé, pero…en cualquier caso…estaremos preparados para lo que se nos ponga por delante.
El mago miró a Eduardo, que de repente se deprimió y bajó la cabeza:
- ¿Eh, qué te pasa?- preguntó Jack- ¿Qué te preocupa?
El chico tardó un poco en responder:
- Siento que no valgo para nada…tal vez lo que me dijo Magno la otra vez era verdad, y que realmente soy un cobarde incapaz de ayudar a nadie…en aquella ocasión, no fui capaz de moverme ni tampoco de atacar…después de todo, puede que yo…
- Basta, no digas más- le cortó Jack- nadie sabe más que tú mismo de lo que eres o no eres capaz, conoces tus límites y nadie tiene derecho a decirte lo contrario, ¿me has entendido?
Eduardo lo miró sorprendido mientras el mago decía sonriente:
- Fuiste valiente al intentar quebrantar la promesa del combate, y el primero en acudir en mi ayuda al terminarlo. Tus impulsos te llevan a hacer cosas que a veces imaginas nunca serías capaz de hacer, cosas para ayudar a los demás…- y añadió sonriente- gracias, Eduardo.
Aquella pregunta pilló por sorpresa al joven, que no supo qué responder:
- No sé qué pensarás tú, pero…a mi no me pareces débil ni cobarde en absoluto- le dijo Jack con una sonrisa- sólo necesitas más confianza en ti mismo…estoy seguro de que dentro de ti hay un inmenso poder, esperando que despierte y demuestre toda su fuerza…y creo firmemente que algún día, tarde o temprano, lo hará.
En ese momento Eduardo sonrió y dijo:
- Gracias, Jack.
Fue entonces cuando el mago pensó que ya era hora de volver:
- Bueno, será mejor que volvamos ya, la cena estará lista.
Eduardo asintió con la cabeza, y de un salto bajó de la roca. Cuando Jack trató de levantarse, se quejó al apoyar la pierna en el suelo y gritó de dolor. El chico exclamó diciendo:
- ¡Espera Jack, deja que te ayude!
Y así, con la ayuda del joven, los dos volvieron al campamento. Una cena riquísima los esperaba para intentar compensar aquel desagradable día.

Mientras tanto, Asbel caminaba sólo por un oscuro callejón en mitad de la noche, dejándose llevar por el destino. Cojeaba a cada paso debido a que aún no se había recuperado de las heridas del combate contra Jack. Se sentía frustrado y humillado. Como tantas otras veces, no había conseguido vencer a su rival. Ansiaba venganza, pero primero debía hacerse más fuerte. Hasta que no consiguiera más poder, no podía librar otra batalla contra el mago.
En ese momento, una sombra encapuchada surgió de un agujero oscuro. Asbel se dio cuenta de su presencia y retrocedió unos pasos, desenfundando su espada y poniéndose en guardia:
- Sé lo que sientes y lo que deseas. Puedo ayudarte- dijo el hombre de negro.
El encapuchado dejó su rostro al descubierto, y el espadachín se sorprendió al descubrir de quién se trataba. Miró con odio al nuevo individuo presente:
- ¿Qué es lo que quieres de mí?- interrogó Asbel.
- Quiero ayudarte- dijo simplemente Magno.
- No necesito ayuda, y menos aún de la tuya. Tú y los tuyos nunca se traen nada bueno entre manos.
Asbel guardó su espada y dio media vuelta, dispuesto a marcharse:
- Ahora no quiero luchar contra ti, ya no formo parte del grupo de aventuras. No quiero saber nada de nadie ¿entendido? Así que no me molestes.
Mientras caminaba, alejándose, Magno volvió a hablar:
- ¿Y qué me dices de ti? ¿No quieres ser más fuerte?
Al oírlo, Asbel se detuvo. El hombre de negro, convencido de que había picado en el anzuelo, prosiguió:
- Asbel, puedo ver y leer tu mente como un libro abierto. Tu corazón es insensible y está inundado de oscuridad. Posees una gran fuerza y tienes sed de venganza, de muerte. Tu odio hacia los demás es incluso mayor que el de todos los que he conocido hasta ahora. Sólo necesitas más poder…y puedo ayudarte a conseguirlo…- sonrió maliciosamente-…no somos tan diferentes, ¿sabes? ¿Qué me dices, Asbel?
Al espadachín le vinieron de repente recuerdos por su cabeza. Sus inútiles esfuerzos durante horas y horas de entrenamiento, sus combates contra Jack, el tiempo perdido entrenando a Eduardo, el grupo que consideraba débil en equipo con Erika y Marina…

- Vamos Asbel…- insistió Magno- sé que buscas fuerza, poder…eso no lo conseguiste, y aunque quisieras nunca lo lograrías junto a ellos. Sin embargo, si vienes conmigo tendrás todo lo que deseas…pero sobretodo un poder mayor que ni siquiera podrías imaginar.
Finalmente, los recuerdos de Asbel junto a Jack, Eduardo, Erika y Marina desaparecieron en el olvido. En su corazón sólo quedó oscuridad. El espadachín dio la vuelta y Magno sonrió maléficamente cuando Asbel le dijo seriamente y con frialdad:
- Dime qué es lo que tengo que hacer.

viernes, 30 de marzo de 2012

Muy pronto estreno del capítulo 7

¡Buenas noticias! Ya falta poco para que se estrene el séptimo capítulo de Final Fantasy: Memories o a Promise, y aviso en esta entrada de que lo tendré listo para este fin de semana. Se titula "Jack vs Asbel" y en él se enfrentarán estos dos eternos rivales. ¿Quién saldrá victorioso de esta dura batalla? Hagan sus apuestas, y por supuesto, no se pierdan el estreno del capítulo dentro de muy pronto.

Presentación de personajes: Asbel

Seguimos con la presentación de personajes de FF:MP. Esta semana le toca el turno de:
Nombre: Asbel
Edad: 28
Arma: Espada Hacha
Especialidad: Espadachín
Descripción: Poderoso espadachín adiestrado y maestro en el dominio del arte de la esgrima. Un hombre seco y de pocas palabras, además de solitario. Su profundo dolor y odio hacia los demás lo han convertido en un ser taciturno y esquivo, cuya única ambición es conseguir poder y hacerse más fuerte.

Características: poseedor de una fuerza descomunal, este adiestrado espadachín experto desata su poder destructivo y acaba con todo cuanto le rodea, convirtiéndolo en un temible enemigo. Comparado con esto, sus estadísticas mágicas son mediocres, por no decir inútiles. Además es lento.

Parámetros          Estadísticas
Vitalidad              Excelente          (8/10)
Fuerza                 Sobresaliente  (10/10)
Defensa               Sobresaliente  (9/10)
Magia                  Pésima           (1/10)
Fuerza Mágica     Pésima           (1/10)
Defensa Mágica   Pésima           (1/10)
Velocidad            Pésima           (3/10)

lunes, 26 de marzo de 2012

Presentación de personajes: Jack

Lo prometido es deuda, y aquí os traigo al personaje de la semana pasada:
Nombre: Jack
Edad: 25
Arma: Bastón Mágico
Especialista: Mago
Descripción: Hombre procedente del pueblo de Idnia. Lleno de pasión, Jack prefiere luchar con la palabra antes que con la espada. Nacido en una familia de magos, a los 7 años es enviado a un lugar especial para mejorar sus habilidades mágicas, bajo la tutela de su maestro (aún incógnito). Utilizando la palabra como poderoso instrumento de la justicia, Jack se enfrenta decididamente a los males del mundo.

Características: Por sus venas corre la sangre de un mago, lo que le convierte en un maestro de la magia. Con su extraordinario poder de fuerza mágica elimina sin problemas a los enemigos del campo de batalla, incluso a grandes masas. Pero como todo mago, tiene poca velocidad y además flojea bastante en vitalidad y defensa.

Parámetros          Estadísticas
Vitalidad              Regular     (3/10)
Fuerza                 Pésima      (1/10)
Defensa               Pésima      (1/10)
Magia                  Notable    (6/10)
Fuerza Mágica     Sobresaliente  (10/10)
Defensa Mágica   Regular     (5/10)
Velocidad            Regular     (3/10)

domingo, 25 de marzo de 2012

Capítulo 6: Contraataque


Capítulo VI
CONTRAATAQUE
A la mañana siguiente, el grupo de aventuras partió de la casa de Lilian, llevando a una nueva compañera y amiga de integrante. La anciana no pudo evitar soltar más de una lágrima al ver irse a su hija adoptiva y abandonar, después de tantos años, la casa dónde se crió y creció durante toda su vida. Marina también lloró, pero de tristeza y alegría al mismo tiempo, mientras agitaba los brazos a su madre hasta desaparecer en la lejanía. Le prometió a gritos que algún día volvería a verla, tras haber cumplido su sueño.
Eduardo sintió una profunda tristeza al ver aquella escena, que le hizo acordarse de su querida familia olvidada, de la que ni siquiera conservaba recuerdos. De repente, toda su vida se había convertido en una maraña de confusión, y el joven ya no sabía lo que era real y lo que no. En su interior se sentía profundamente sólo, y sus sentimientos ya no eran los mismos que cuando vivía en Elenaor.
Sin embargo, al llegar a Limaria, a Idnia, y conocer a Jack y compañía, sobre todo a su amiga Erika más que como compañera de clase, algo había cambiado dentro de él. En su corazón había aparecido algo que el chico antes sentía como vacío e incompleto. Desde que llegó a aquel mundo mágico, una sensación cálida lo llenaba y le hacía sentirse mucho mejor a como era antes. Por primera vez en mucho tiempo Eduardo se sentía, junto a sus nuevos amigos, como si tuviera una auténtica familia, alegre y cálida. Aquel grupo de personas era para él, en algunas ocasiones, como la familia que nunca tuvo, y de la que cada vez se sentía más unida.

Durante los días siguientes, Jack se dedicó en algunos ratos de descanso, durante la travesía, a enseñarle magia a Marina. La chica, a pesar de tener un arma mágica, no tenía desarrollada la capacidad para usarla. El mago trataba de adiestrarla para que desarrollara este aspecto y de esa forma pudiera usar hechizos mágicos de ataque y defensa.
Marina se encontraba en posición ofensiva, con la vara en la mano, mientras trataba de imaginarse usando sus poderes, con los ojos cerrados. Jack la guiaba sentado en una roca, un poco más lejos. El viento soplaba, y las hojas pasaban y caían cerca de la chica. Ésta percibió el contacto de una, y tembló de sorpresa:
- Necesitas más concentración- le corrigió Jack- debes dejar a un lado las percepciones exteriores y no sentir nada. Tienes que fundirte mentalmente en uno con la naturaleza y sentirla como si fueras ella. Sólo entonces podrás centrarte en tu aura mágica interior.
- Eso intento, pero es bastante difícil- respondió ella, aún con los ojos cerrados.
- Porque no estás acostumbrada…
En ese momento se levantó de la roca y comenzó a caminar hacia ella. Marina abrió los ojos y lo miró:
- Todos tenemos dentro un aura mágica, y algunos la tienen más desarrollada que otros… en tu caso, has estado todo este tiempo forzando tu aura para realizar hechizos de los que aún no estaba capacitada. Por eso nunca has podido usar magia, lo que necesitas es desarrollar tu aura, ¿entiendes?
Marina asintió con la cabeza, pensativa, luego dijo:
- Entonces… ¿cómo debo hacerlo?
El mago cogió las manos de la chica, y estrechándolas entre las suyas, le dijo:
- Intentaré ayudarte… cierra los ojos y concéntrate como yo en tu aura mágica.
Marina le hizo caso y ambos cerraron los ojos. Pasaron varios segundos y no sucedió nada, a lo cual la chica se rió diciendo:
- Pero si no pasa nada, ¿qué chorrada es…?
- Calla y concéntrate- le cortó Jack, aún con los ojos cerrados- esto es por ti, no por mí. Tú hazme caso y hazlo.
Marina suspiró y se concentró de nuevo. Tras unos segundos de profundo silencio interior, la chica de repente sólo sintió el suave contacto de la hierba y el sonido del viento. El murmullo de las hojas y el correr del río ya formaban parte de ella, se sentía una más de aquel entorno natural. Sonrió de alegría, había conseguido fundirse con la naturaleza.
El siguiente paso era sentir su aura mágica interior. Sentía las manos cálidas de Jack entre las suyas, y el aura mágica del mago latía fuertemente entre ellas. El contacto con él le hizo despertar una pequeña chispa dentro de ella, y sintió de repente una mínima parte de su propia aura mágica. Sonriente y llena de furor al sentir que poco a poco crecía, Marina exclamó:
- ¡Jack, siento mi aura mágica…la siento! ¡Está creciendo!
El mago sonrió a su vez, y notó que la chica apretaba fuertemente sus manos. Ella también se dio cuenta. Enseguida abrieron los ojos y se separaron un poco, los dos colorados. Hubo un incómodo silencio entre ambos, hasta que Eduardo apareció en ese instante en el lugar, con un enorme pez en una mano. El chico notó una fuerte tensión en el ambiente, y se disculpó diciendo:
- Perdón, si interrumpo algo…puedo volver en otro momento…
- ¡No, tranquilo, de hecho acabamos de terminar!- exclamó rápidamente Jack, un poco nervioso- dinos, ¿qué querías?
- Es que… necesitamos encender una hoguera para asar nuestra cena…- dijo señalando al pez que llevaba- y como Erika todavía no ha vuelto de recoger fruta, y mi magia tampoco es que sea gran cosa… me acordé de ti.
- ¡Ah, sí, vayamos enseguida!- dijo el mago, apresurado- ¡no podemos dejar que se haga muy tarde para preparar la cena!
Jack corrió hasta el chico y lo empujó por detrás para irse de vuelta al campamento. El joven notó muy raro al mago y exclamó:
- ¿¡Eh, espera Jack, qué mosca te ha picado!?- preguntó Eduardo- ¡pero si todavía no es de noche!
Jack ignoró sus palabras y ambos se fueron del lugar. La chica los miró hasta que desaparecieron. Cuando Marina se quedó sola, suspiró y sonrió para sí misma mientras juntaba sus manos. Observó su varita y sintió más confianza en sí misma, al creer que ya había conseguido desarrollar su aura mágica. Al cabo de un rato le sonaron las tripas y supo que tenía hambre, así que volvió con los demás al campamento, lista para reponer fuerzas.

Los días pasaron y el grupo seguía su camino en dirección al sur, al templo sagrado. Marina se había adaptado positivamente a la mayoría de miembros del equipo, que muy pronto la aceptaron como a una más sin problemas. Sin embargo, la chica no conseguía simpatizar con el espadachín solitario, el cual la ignoraba casi por completo. Y no sólo con ella, sino también con los dos jóvenes, a quiénes reconocía como independientes.
Incluso Eduardo, tras sus entrenamientos con Asbel, había perdido casi toda comunicación con él. Sentía que para el espadachín, en el fondo nunca consideró al joven como un amigo, sino como un simple alumno temporal. Se entristecía un poco al recordar las palabras de Jack el primer día que llegó a Idnia, y al final nunca consiguió lo que esperaba. Asbel Se mostraba reacio y esquivo cuando alguien trataba de hablar con él, y casi siempre pasaba la mayor parte del tiempo sólo, entrenando por su cuenta.
Se decía a sí mismo que, después de todo, el dolor que había sentido Asbel durante años no se podía comparar con otro cualquiera, y de esa misma forma nunca pudo entenderlo ni comprenderlo. Era la triste realidad, y la única que había para el espadachín.
Caminando un día por un sendero rocoso, atravesando las montañas, el grupo se detuvo en posición de guardia al ver moverse repentinamente unos arbustos cercanos. Lo que en un principio creyeron que era algo peligroso, en realidad se trataba de un conejo que salió de los arbustos y los miró de forma curiosa. Eduardo suspiró aliviado y dijo:
- ¡Oye pequeñín, no vuelvas a darnos esos sustos de muerte! ¿Vale?
El animal los miró fijamente y empezó a acercarse a ellos dando saltos. Erika imaginó lo que quería y registró su mochila diciendo:
- ¡Fijaos, seguro que tiene hambre! Voy a darle algo de comida…
Mientras el pequeño conejo se acercaba lentamente, Jack notó algo extraño en él. Sus ojos comenzaron a brillar intensamente de un rojo fuego vivaz, que repentinamente se iba volviendo cada vez más fuerte. Llegó un momento en que sus ojos no fueron lo único que ardió en llamas, sino que el propio conejo se volvió un animal antorcha que iba corriendo peligrosamente hacia Erika.
Ante los ojos sorprendidos de todos, y mientras Erika caía de espaldas al suelo, Jack se anticipó al ataque y usó un hechizo mágico que electrocutó al conejo y lo envió un poco más lejos, acabando con su vida:
- ¿¡Qué…qué ha pasado!?- exclamó Erika, sin habla.
- Era una trampa…-afirmó Jack- querían matarte usando al conejo como cebo.
- No puede ser ¿quién haría una cosa así?- preguntó Marina, confusa.
- Sólo se me ocurre alguien capaz de esto…- dijo el mago seriamente, mirando en todas direcciones, y alzó la voz diciendo- ¡sal, sé que estás ahí!
En ese momento un agujero oscuro se apareció de la nada ante ellos, del que surgió un hombre encapuchado. Éste se quitó el manto oscuro que cubría su cabeza y dejó su rostro al descubierto. Eduardo y Erika exclamaron atónitos:
- ¡Magno!
Enseguida todos se pusieron en guardia con las armas en la mano, mientras los dos jóvenes hacían aparecer mágicamente sus armas sagradas. El hombre de negro sonrió irónicamente al verlos:
- Cuánto tiempo, elegidos de la profecía… veo que habéis mejorado, y parece que ya domináis vuestras armas debidamente. Os felicito.
- ¡Cállate!- alzó la voz Erika- ¡no nos vengas ahora con cumplidos, gusano… intentaste matarnos en la Tierra!
- Cierto…y de no ser por ese mago entrometido, ahora ya estaríais muertos- señaló Magno mirando a Jack-… veo que a pesar de los años, no te rindes ¿eh, Jack? ¿Cuándo te darás cuenta de que todos vuestros esfuerzos por cambiar el rumbo de Limaria son inútiles?
- Cuando hayamos acabado con todos y cada uno de vosotros, panda de lunáticos de negro- dijo el mago, firmemente- ¡no nos rendiremos ni ahora, ni nunca!
El hombre de negro miró a los dos jóvenes, aparentemente firmes, y sonrió al ver a Eduardo:
- ¿Y qué me dices de ellos? ¿Crees que están preparados para la enorme labor que les espera? Permíteme poner en cuestión tal afirmación. Basta con mirar a ése chico para saber que todavía no ha asimilado su papel en este juego.
Todas las miradas fueron a parar a Eduardo, y se sorprendieron al comprobar que realmente estaba temblando, y él mismo lo sabía. La llave espada temblaba en sus manos y sus ojos flaqueaban su mirada antes decidida:
- Puede que la chica haya mejorado algo, pero él sigue siendo el mismo cobarde inútil que era aquella noche en la cabaña del bosque. No sirve para nada.
Magno se dio cuenta de que Eduardo enfurecía por momentos. En sus ojos se acumulaba odio e ira, que no tardarían en florecer al exterior. El hombre de negro sonrió. El chico había caído en la telaraña. Dijo cruelmente:
- ¿Y piensas que alguien como tú va a salvar este mundo? Por favor, Eduardo, vuelve a la realidad. Si nunca has sido capaz de hacer nada, mucho menos podrás llevar a cabo esto que pretendes. Sabes que tengo razón… porque eres débil y siempre lo serás.
- ¡Cállate!- gritó el chico de rabia- ¡no sabes nada de mí! ¡No tienes derecho a decir eso!
El joven corrió a atacar a Magno, pero alguien se interpuso y le detuvo:
- ¡No vayas, Eduardo, es una trampa!- le dijo firmemente Jack.
- ¿¡Por qué no!? ¡Ya estoy preparado para luchar!
- ¡Ni se te ocurra!- alzó la voz el mago- ¡todavía no tienes nivel suficiente, luchar contra él ahora sería una locura! ¡Créeme!
La cara seria y decidida de Jack hizo entender a Eduardo que no debía hacerlo. Cuando el mago se ponía en aquel plan hablaba en serio, no estaba para rodeos. El chico se calmó y bajó su arma. Decidió no lanzarse precipitadamente al ataque. Magno pareció molesto de nuevo con la intervención de Jack:
- Si hay alguien que puede enfrentarse a él en estos momentos, somos Asbel y yo…- y luego extendió su brazo a los demás diciendo- vosotros poneos a cubierto. Manteneos siempre juntos y no os separéis, ¿entendido?
Marina, Eduardo y Erika retrocedieron y asintieron con la cabeza. Mientras se ponían nuevamente en guardia formando un grupo de defensa, Magno dijo:
- ¿Todavía seguís creyendo que podéis vencerme?- señaló a Jack y Asbel, que se disponían a atacar- mejor os convendría no subestimarme.
La batalla estaba a punto de comenzar. El mago y el espadachín no tardarían en iniciar el combate. En ese momento, Jack le dijo a su compañero:
- Escúchame Asbel, no debemos prepicitarnos. Usaremos la formación que…
Para sorpresa del mago, Asbel se lanzó al ataque sin pensárselo dos veces. Jack no creyó lo que veía, aquella era la primera vez que su compañero tomaba las riendas por su cuenta:
- ¡¡Asbel, no!!- gritó Jack- ¡¡vuelve!!
Sin embargo, ya era demasiado tarde. El espadachín corría rápidamente hacia su enemigo, con la mirada decidida a acabar con él. Magno hizo aparecer en su mano una espada ardiendo en llamas, con la que detuvo el ataque directo de su rival a tiempo:
- Iluso…- le dijo a Asbel, frente a él- no deberías dejarte llevar por tus impulsos asesinos…porque algún día, un verdadero asesino se anticipará a tus movimientos…como ahora.
- ¿¡Qué!?- exclamó Asbel.
Sin darle tiempo a reaccionar, Magno lo desarmó con una fuerza sobrenatural y, con la otra mano envuelta en llamas, le lanzó un hechizo de fuego que lo empujó un poco más lejos. Los demás vieron cómo el espadachín rodaba por el suelo, herido:
- ¡¡Asbel!!- gritaron todos.
En ese momento, Jack apretó los dientes y entró en acción. Conjuró un hechizo mágico de hielo directo al enemigo. Éste se protegió con un escudo de magia que absorbió el ataque, para sorpresa del mago. Tras desvanecerse el escudo, Magno rió diciendo:
- ¿Y esto es todo lo que sabéis hacer? Me esperaba algo más por parte de los guardianes de los elegidos…- y viendo que Jack se había parado, añadió- bueno, si ya habéis acabado, ahora me toca a mí.
Magno corrió rápidamente hacia ellos. Jack se puso en guardia pensando que iba a atacarle, pero justo cuando se encontró frente a él, éste desapareció. Jack, sorprendido, tan sólo pudo decir:
- ¿¡Pero qué…!? ¿Dónde se ha metido!?
Miró en todas direcciones, sin rastro del enemigo. En ese instante, sólo se le ocurrió el único lugar donde aparecería. Atónito y perplejo, dio media vuelta girándose a los tres miembros de atrás:
- ¡¡No puede ser!!- exclamó- ¡¡Cuidado!!
Marina y los dos jóvenes palidecieron, no se esperaban aquel ataque sorpresa. Magno surgió en medio de los tres, con la espada ardiente en mano, y asestó un golpe con su arma a Marina. La chica no pudo evitarlo y recibió un duro ataque que la dejo inconsciente en el suelo:
- ¡¡Marina!!- gritaron los dos elegidos.
- ¡Maldito!- gritó Erika, que intentó golpearle con la vara mágica- ¡toma ésta!
Magno se anticipó de nuevo y detuvo el arma sagrada con una mano, sin mostrar ninguna expresión en su rostro. Rápidamente con la otra le soltó un puñetazo a la chica en la cara y la tumbó también en el suelo, junto a Marina.
Eduardo estaba asustado y temblaba de miedo, todo sucedió muy rápido. El hombre de negro había dejado fuera de combate a Marina y Erika sin siquiera esfuerzo, y ahora lo miraba a él, con la espada llameante en su mano. Cayó de espaldas al suelo mientras Magno lo miraba sonriendo malévolamente:
- Tal y como pensaba, no eres capaz de hacer nada, sólo eres un cobarde débil y miserable- levantó su arma dispuesto a darle el golpe de gracia- ¡muere!
Antes de que Magno lo rematara, Jack llegó justo a tiempo para pegarle un puñetazo en la cara y enviarlo un poco más lejos, salvando nuevamente a Eduardo:
- ¡Para matarlos a ellos, antes tendrás que pasar por encima de mí!- gritó firmemente el mago.
Magno se limpió la sangre de su boca y sonrió al ver corriendo a Jack hacia él:
- Parece que la cosa se pone más interesante. Veamos de lo que eres capaz.
Jack corrió mientras lanzaba un ataque mágico de fuego, al igual que Magno. Ambos hechizos colisionaron y provocaron una explosión que acabó en humareda. Eduardo comprobó, aún a pesar de que no veía nada, que los dos luchaban en medio del humo. Parecía que estaban igualados en fuerza y magia, y no sabía decir quién de ambos ganaría aquel combate.
Sus expectativas se rompieron en mil pedazos cuando el humo se disipó y vio a su amigo rodando por el suelo, herido:
- ¡¡Jack!!- exclamó Eduardo.
El joven palideció al ver que Magno no tenía ningún rasguño. Éste se mostraba aparentemente tranquilo y sereno:
- Has mejorado, no hay duda… pero sigue sin ser suficiente para vencerme.
El hombre de negro dirigió su mirada a Eduardo diciendo:
- Y ahora, acabemos con esto de una vez.
Magno empezó a caminar hacia él. El chico permanecía inmóvil, temblando y sin saber qué hacer. Estaba paralizado de miedo y no podía moverse. Jack no podía levantarse, y los demás aún sufrían sus heridas del combate. Justo cuando pensaba que aquello era el fin, un nuevo choque metálico de espadas lo sorprendió. Atónito, vio a Asbel luchando frente a frente contra su enemigo:
- Esto aún…no ha terminado…- dijo el espadachín, respirando entrecortadamente.
Sus ojos brillaban con profundo odio e ira, que cada vez se hacía mayor. Magno se sorprendió al verlo y sonrió maléficamente. Aquella siniestra sonrisa no le gustaba para nada a Eduardo, que palideció de nuevo al ver al hombre de negro asestarle un nuevo golpe con su espada ardiente a Asbel. Aquella vez el espadachín sí que no pudo levantarse. Levantó su mirada hacia él:
- Eres débil, Asbel, incluso más que Jack…- le dijo cruelmente Magno-…al menos tu compañero aguanta más combatiendo. Puedo ver en tus ojos que ansias fuerza, poder…pero siento decirte que es inútil que te esfuerces, pues nunca llegarás a ser fuerte. Tu destino es ser igual de débil que ese crío cobarde de ahí- dijo señalando a Eduardo.
El espadachín miró al joven, y la rabia lo invadió todavía más al decir:
- ¡A mí no me compares con ese mocoso! ¡Me haré más fuerte… y algún día…pagarás por esto!- añadió con odio.
Magno sonrió de nuevo. El odio y la rabia que sentía Asbel le hizo pensar. Hizo desaparecer su espada ardiente y después dijo tranquilamente:
- Muy bien… habéis pasado la prueba. Os perdono la vida por esta vez.
- ¿¡Qué!?- exclamaron Asbel y Eduardo, perplejos.
- He decidido daros otra oportunidad, aunque a mi señor no le guste la idea.
- ¿¡De qué…estás hablando!?- preguntó Eduardo, confuso.
- Tengo curiosidad por saber cuán fuertes seréis dentro de un tiempo. Estoy completamente seguro de que maduraréis y os volveréis poderosos, pero necesitaréis mucho tiempo. Para entonces, podré tener unos dignos rivales con los que enfrentarme.
En ese momento Magno hizo aparecer con un gesto de su brazo un agujero oscuro al lado suyo, y antes de adentrarse en él, añadió:
- Lo más lógico sería que acabara con todos vosotros ahora, pero he decidido desobedecer una orden para mis intereses…- y sonrió diciendo-…puede que tal vez esté cometiendo un terrible error, y seguramente me arrepentiré algún día…pero a veces, hay que arriesgarse para conseguir lo que queremos.
Miró a Asbel y a Eduardo, los únicos que quedaban conscientes de aquella batalla, y se despidió con una siniestra sonrisa:
- Hasta que nos volvamos a ver.
Después de eso, se internó en el agujero de oscuridad, y éste se desvaneció en el aire. No quedó ni rastro de él. Eduardo se levantó y caminó a socorrer a Asbel, quién negó su ayuda:
- ¡No necesito ayuda!- exclamó el espadachín, malhumorado- ¡puedo arreglármelas solo!

Eduardo se quedó perplejo. Los ojos de Asbel mostraban un profundo odio e ira que nunca antes había visto reflejado en él. Aquella faceta suya lo asustaba. Dejó que él mismo se remediara sus heridas, al verlo levantarse y curarse él mismo. El chico corrió a ayudar a los demás, a quiénes hizo beber varias pociones que llevaba en la mochila. Muy pronto se recuperaron todos.

Tras aquello, Eduardo les explicó a los demás todo lo sucedido mientras estaban inconscientes. No podían creer que el mismo Magno se marchara y los dejara con vida, no era propio de un miembro de la organización Muerte. En cualquier caso, decidieron continuar con el viaje antes de que algún otro peligro les acechara en aquel páramo rocoso.
Eduardo tenía muchas dudas y preguntas rondándole en su cabeza. No entendía por qué el hombre de negro, teniéndolos a su merced, les dejo escapar, ni tampoco por qué sonreía de aquella forma siniestra en determinados momentos de la lucha, al ver la furia de Asbel en sus ojos o en los del propio joven. Creía que se trataba de algún truco, o que posiblemente se traía algo entre manos, y seguro que nada bueno.
Asbel, por su parte, no dejaba de pensar en otra cosa que no fuera la batalla. Desde aquel día, se había vuelto más solitario que de costumbre. Apenas hablaba con nadie, y se pasaba casi todo el día entrenando más duramente su cuerpo y espada hasta no poder moverse. Sus heridas delataban, algunas veces, que llevaba un entrenamiento sobrehumano, y que si seguía ese ritmo su cuerpo no lo aguantaría. Todos se habían preocupado por él, y en más de una ocasión habían tratado de ayudarlo, pero era inútil. No quería ni aceptaba la ayuda de nadie que no fuera él mismo.
Su compañero Jack había demostrado ser superior y más poderoso en el combate contra el hombre de negro, a pesar de que éste no le dedicara tanto tiempo al entrenamiento como él. Cada vez que lo pensaba se enfurecía, no le parecía justo que alguien que no le daba importancia a entrenar, tuviera mejores resultados a la hora de la verdad.
Asbel siempre había considerado a Jack su rival, y desde que crearon el equipo de resistencia contra Meteorito y la Muerte, ambos se habían enfrentado para entrenar los dos al mismo tiempo y poder superar los desafíos que les esperaban. La mayoría de las veces quedaban en empate, pues ambos estaban igualados, a pesar de las diferencias entre las armas y las habilidades de un espadachín y un mago.
Recordó con odio las palabras que le había dicho Magno aquel día, y finalmente tomó una decisión, algo que debía haber hecho hace bastante tiempo. Un día, descansando en la pradera, Jack notó a su compañero un tanto raro. El espadachín se acercó a él con su espada en la mano y apuntó con ella a Jack. Su rostro serio y su mirada fría indicaban que iba muy en serio. Todos palidecieron perplejos al oír de Asbel:
- Quiero enfrentarme a ti, aquí y ahora.

sábado, 24 de marzo de 2012

Mañana estreno del capítulo 6

Después de un duro esfuerzo por intentar terminar medio capítulo en 1 día, he logrado avanzar más de lo que esperaba. Sólo me falta completar la parte final y lo tendré listo para mañana. Tendrá el título "Contraataque" y no diré nada sobre él, para que os imaginéis de que tratará.
Respecto a la presentación de Jack, este finde no podrá ser debido a problemas técnicos con el escáner, pero os prometo que el lunes sin falta lo tendréis aquí. De nuevo pido disculpas por los retrasos y gracias a Blue Prince por su apoyo.

jueves, 22 de marzo de 2012

Retraso del capítulo 6

Publico esta entrada para anunciar sobre la duda del estreno el capítulo 6 este fin de semana. En primer lugar, pido disculpas por lo poco activo que se encuentra el blog en estos momentos. Esta semana ha sido para mí de lo más estresante y  he estado liado con trabajos y deberes de la universidad, de modo que apenas he podido escribir el siguiente capítulo. Normalmente tengo el tiempo organizado para escribir el fanfic y tener preparado un capítulo por semana, pero es que esta me ha sido imposible siquiera ponerme a verlo, y sólo llevo más o menos la mitad escrito. Intentaré terminarlo este fin de semana, a ver si lo tengo listo para el sábado o el domingo, pero no os prometo nada. De todas formas si no es este finde se estrena el lunes o martes, asi que sólo serían unos días de retraso.
Pero no todo son malas noticias. La presentación de personajes sigue, y este fin de semana es el turno del mago Jack. ¡no os lo perdáis!

domingo, 18 de marzo de 2012

Primeros Bocetos y Fanarts de los personajes

Aquí tenéis, por primera vez y nunca antes vistos, los primeros bocetos de los personajes Jack y Marina, ambos realizados por una antigua compañera de clase del instituto, hace ya más de 3 años. Por aquel entonces nunca me había planteado la imagen de estos personajes, y al verlos supe que definitivamente debían ser así. Aunque presentan diferencias notables con la versión final (sobre todo Jack), conservan su esencia principal e inconfundible, que ya compararéis la próxima semana con la presentación del mago.
Respecto a Marina, apenas ha sufrido cambios. Decidí dejarla tal cual está porque sus lazos y su vestido le dan el toque que la caracteriza. En realidad estas creaciones no las hice yo, sino otra persona que, encantada con el fanfic, me dibujó estos bocetos como regalo de fin de curso.
Sé que no se ven muy nítidas, pero así es cómo se dibujaron con puño y letra, y os los muestro tal cual se crearon de la imaginación de la ilustradora. Gracias a ella, ahora podemos disfrutar de la imagen de esta encantadora pareja de magos, que espero os guste tanto como a mi. De modo que en parte esa persona anónima también formó parte del proyecto. Como podéis ver, a pesar de los años, todavía conservo estos bocetos con mucho cariño, porque son los primeros fanarts realizados por una seguidora de FF:MP. Las primeras pruebas constatables de que este fanfic caló muy hondo en el corazón de alguien (y eso para un autor es algo muy muy importante). Espero seguir teniéndolos y conservándolos durante muchos años más, para recordar, cada vez que los mire, aquellas horas de clase de matemáticas del instituto en que pasaba de las explicaciones del profesor y traficaba con mi fanfic por debajo de la mesa para pasárselo a mis dos primeras seguidoras.

sábado, 17 de marzo de 2012

Capítulo 5: Marina


Capítulo V
MARINA
Era una habitación a oscuras y lúgubre. Una luz pura y resplandeciente comenzó a brillar en el interior cerrado de dos pequeños botes, en cuyo fondo tenía cada uno una gota de sangre. La puerta de la estancia se abrió, y una sombra encapuchada se acercó a la mesa del centro, en la cual había dos botes idénticos, brillando intensamente.
Helio se horrorizó al ver tales luces, pues hasta entonces habían permanecido apagadas e inertes. Sabía lo que aquello significaba, de modo que cogió los recipientes y con los mismos salió de la estancia.
El encapuchado caminó por pasillos y escaleras oscuras, iluminadas únicamente por antorchas. Las paredes de ladrillos sucias y antiguas de aquel tenebroso lugar sólo albergaban polvo, telarañas y olor de tiempos pasados.
Al final de una gran escalera se encontraba una enorme puerta, tétrica y antigua, adornada a ambos lados por siniestras gárgolas de piedra que intimidaban con la mirada a todo aquel que se acercaba.
Helio respiró hondo, abrió la puerta y desapareció en su interior, portando los dos botes brillantes de luces. Entró en una sala tan grande como un salón de baile, y se acercó al altar del fondo, reinado por las sombras. A un lado se encontraba Magno, aparentemente tranquilo como de costumbre, con su mirada asesina clavada en el recién llegado. Nada más ver los botes iluminados supo lo que quería comunicar el hombre de negro:
- Mi señor, vengo expresamente a ti con noticias, lamentablemente malas- anunció Helio hablándole a las sombras.
Unos ojos rojos brillaron en la oscuridad con un aura siniestra y demoníaca, seguidos de una voz muy grave de ultratumba:
- Cuéntame…- dijo simplemente la oscuridad.
Helio, con un nudo en la garganta, mostró los dos recipientes y los dejó en el suelo. Al levantarse nuevamente, dijo:
- Los elegidos de la profecía siguen con vida, mi señor… de no ser así, estos botes no brillarían siquiera con un haz de luz. Estas gotas de sangre fueron extraídas de los propios elegidos durante la misión.
- ¿¡Qué!?- exclamó la voz de las sombras.
- Hubo algún que otro fallo en la operación, señor…Magno y yo hicimos todo lo que pudimos, pero…
No pudo terminar de hablar, porque en ese momento una fuerte garra invisible lo sujetó por el cuello y lo alzó en el aire:
- Mando a mis dos mejores hombres para una misión tan simple como matar a un par de críos, y aún así fracasan. No creo que ese encargo sea tan difícil, ¿no?
 Mientras le oprimía y cortaba la respiración, Magno intentó defenderle:
- Con el debido respeto, señor, no creo que merezca la pena acabar con su miserable vida. Además, nos hace falta para la operación.
La sombra lo meditó unos segundos, y después dijo:
- Tienes razón.
Inmediatamente lo soltó y éste, respirando a duras penas, dijo:
- Gr…gra…gracias, señor…
- No quiero excusas, quiero resultados- dijo la oscuridad.
- Por favor…deme…otra oportunidad…le juro…que esta vez…no fallaré…- suplicó Helio, todavía sin aliento.
- Llevo demasiado tiempo escuchando la misma frase una y otra vez…de otros muchos que estaban antes que tú, y que siempre aseguraban cumplir con su objetivo la “próxima vez”…- explicó la sombra tranquilamente- ¿y sabes qué? Todos fracasaron y no cumplieron su parte del trato. Supongo que a estas alturas, sabrás lo que les pasa a los que no cumplen con lo prometido ¿verdad?
La sombra miró al hombre de negro, que tragó saliva y asintió con la cabeza. Tras pensarlo unos instantes, finalmente sonrió maliciosamente y dictó:
- Está bien…como es la primera vez que fallas, pasaré por alto este pequeño incidente, que espero con seguridad no vuelva a ocurrir…o de lo contrario no vivirás para contarlo, ¿entendido?
Helio cambió de rostro y una sonrisa aliviada se dibujó en su cara:
- ¡Gracias, señor, le prometo que esta vez no…!
De repente gritó al notar un punzante dolor en el pecho, del que le brotó un fino hilo de sangre. Helio cayó de rodillas al suelo y se apoyó con los brazos, respirando entrecortadamente. La sombra volvió a hablar seriamente al tiempo que clavaba su mirada asesina en él:
- No bromees conmigo.  Ese tipo de promesas no siempre se cumplen… si lo haces ahora, estás dispuesto a jugarte la vida en este trato, ¿estás de acuerdo?
Helio se quedó callado durante unos segundos, con la mirada fija en los ojos rojos. Tras pensarlo detenidamente, se puso serio diciendo:
- Sí, señor…
- Bien, sólo estaré satisfecho cuando me traigas los cadáveres de los elegidos. Si no lo consigues, me encargaré personalmente de matarte.
- No se preocupe, señor, corregiré mi error- dijo Helio, con la mirada fría.
- Eso espero…- dijo la sombra, cuyos ojos relucieron aún más en la oscuridad- los humanos habéis hecho del mundo un lugar sucio y contaminado, ya no conserva la pureza ni el resplandor de antaño…ahora, vuestras malditas tecnologías han destruido el orden y equilibrio natural del planeta, y lo consumís poco a poco hasta que en un futuro no muy lejano será un lugar inhabitable.
Magno y Helio lo escuchaban atentamente mientras decía:
- Pero todavía estamos a tiempo de evitarlo. Esta es la oportunidad que tanto tiempo he deseado para cambiar el rumbo y dirigirlo hacia un futuro mejor. Cuando me convierta en el dios del nuevo mundo, eliminaré este planeta corrupto de toda maldad que lo habita y crearé uno nuevo donde sólo haya pureza. Recobraré el esplendor y la gloria de la Limaria de antaño.
En ese momento, la sombra anunció diciendo:
- Llevo siglos esperando este momento, y no permitiré que unos mocosos arruinen mis planes de conseguir la materia suprema. Absolutamente nadie impedirá que logre mi objetivo de cambiar este mundo… ¡nadie!
Tras esto, los botes brillantes de los elegidos se rompieron en mil pedazos, y la luz que resplandecía en ellos se apagó como el último soplo de una llama al extinguirse.

Muy lejos de allí, el grupo de aventuras caminaba tranquilamente por un camino de la pradera, en medio de las montañas. La mujer a la que habían salvado de los bandidos se unió a ellos, y para asegurarse de que no vuelva a correr riesgo, decidieron acompañarla hasta su casa, que se encontraba no muy lejos de su posición.
Marina les había contado que era maga, y que su sueño era convertirse en una maga justiciera con increíbles poderes mágicos para salvar a todos aquellos que la necesitaran. Sin embargo, sus dotes con la magia se quedaban bastante cortos comparado con su sueño, y todos se habían dado cuenta. A pesar de todo, ella no se rendía y entrenaba cada día con su varita.
Su determinación llamó la atención de Jack, que le dijo amablemente:
- Si quieres, puedo enseñarte…- y señalando a Erika añadió- ella también no hace mucho que aprendió a usarla, ¡y vaya si ha mejorado!
- ¡Sí!- exclamó la chica- ¡es un buen profe, gracias a él ahora sé usar magia!
- ¿De verdad harías eso por mí?- sonrió Marina de oreja a oreja.
El mago asintió con la cabeza, y la mujer estalló de alegría. El resto del camino se lo pasó tarareando y saltando por la pradera, mientras los demás reían al verla tan contenta y feliz.
No tardaron en divisar a lo lejos, junto a un lago, una pequeña cabaña. En la entrada había una anciana sentada sobre un banco, que se levantó al notar su llegada, y los invitó a pasar dentro, con una sonrisa afable.
Era una casa hogareña y acogedora. Tenía ese cálido ambiente familiar y en su interior se respiraba armonía y alegría. Marina le contó lo ocurrido a su madre, Lilian:
- Mamá, ésta gente me salvó de unos bandidos que intentaron atacarme.
- ¿¡Qué!?- exclamó la señora mayor, que enseguida le dijo- ¡te dije que no te alejaras demasiado del pueblo, y menos sola! ¿¡Cuántas veces tendré que repetírtelo!?
- Pero mamá… ¡puedo arreglármelas sola!
- ¿Entonces qué ha pasado hoy?- preguntó Lilian, desafiante- ¿pudiste con esos bandidos tú sola? ¿Eh? ¡Encima todavía no puedes luchar! ¿¡Cómo se te ocurre semejante idea!? ¡Ya es la tercera vez esta semana!- le reprochó- ¡el mundo exterior es demasiado peligroso para ti!
- Pero mamá, ¡ya no soy una niña! ¿¡Vale!? ¡ya soy mayor y puedo hacerlo sola!- exclamó Marina, decidida- ¡quiero salir y conocer el mundo, ver más allá de los horizontes que rodean estas montañas, y convertirme algún día en una maga justiciera!
Lilian calló, nunca antes su hija le había contestado de aquella forma. Contempló atónita lo que dijo a continuación:
- Mamá…tengo que decirte algo muy importante…- dijo la chica- he decidido irme con ellos.
Aquello pilló por sorpresa a los demás miembros del grupo. Jack exclamó perplejo, aún sin creérselo:
- Eh… ¡oye, espera! ¿Desde cuándo has…?
La chica se giró a ellos, poniendo cara triste, y suplicó diciendo:
- ¡Oh, vamos, por favor! Llevo esperando este momento toda mi vida, y ahora que por fin se me presenta esta gran oportunidad, no puedo desaprovecharla… ¡además, me prometiste que me enseñarías a usar magia!- dijo mirando a Jack y frunciendo el ceño.
- Pero es que…- dijo el mago, a medias palabras- nosotros…
En ese momento saltó Erika, que exclamó sonriente:
- ¡Por mí no hay problema, así ya no seré la única chica del grupo!
- ¡Yo….tampoco tengo ningún problema!- señaló Eduardo, y levantando el brazo dijo- ¡voto por que venga con nosotros!
Asbel no dijo ningún comentario al respecto. Tras ver los votos, Jack finalmente suspiró y dijo:
- Está bien, puedes unirte al grupo.
Marina sonrió de alegría, y miró de nuevo a su madre:
- Por favor, mamá… sabes que este es el mayor sueño de mi vida, y además no voy sola… estaremos juntos todo el camino y afrontaremos lo que se nos ponga por delante entre todos. No espero que lo comprendas, pero… sólo quiero que me dejes ir… déjame volar yo sola… por favor…
El rostro de Lilian entristeció, y después de unos segundos, la anciana se acercó a ella y dijo con pesar:
- Lo entiendo, cariño…- sonrió- puedes ir, sé que estarás más segura con ellos que conmigo…lo sé porque lo veo en sus ojos. Pero será mejor que os vayáis mañana, ya se está haciendo tarde. No te preocupes, hay habitaciones de sobra para todos tus amigos.
Marina abrazó a su madre, y con desbordante felicidad dijo:
- ¡Gracias mamá! Voy a preparar mis cosas arriba, en mi habitación.
Le dio un beso y acto seguido subió corriendo escaleras arriba, sonriendo de alegría. Cuando desapareció, Lilian bajó la cabeza y su rostro se ensombreció:
- Nunca creí que llegaría este día, pero o temprano tenía que llegar. Ahora os toca a vosotros cumplir la promesa que le hice a una persona hace veinte años.
- ¿Qué promesa?- preguntó Jack, extrañado.
La anciana caminó hacia la ventana, y se puso a contemplar el hermoso paisaje que el exterior ofrecía. Comenzó a decir seriamente:
- Tengo que contaros algo de vital importancia, que ni Marina sabe ella misma.
Paró durante unos segundos, y finalmente dijo con pesar:
- Yo…no soy su verdadera madre.
Todos palidecieron al oír aquello. Enseguida exclamaron:
- ¿¡Qué!?
- Lo que oís. Voy a contaros su verdadera historia.
La señora mayor caminó y se sentó en un sillón, e invitó a los demás a que hicieran lo mismo. Tras ponerse cómoda, el silencio hizo acto de presencia. Lilian empezó a hablar:
- Hace veinticinco años murió mi difunto marido, y nunca pudimos tener hijos, de modo que me quedé sola esperando que llegara mi hora. Mi mejor amiga, que tenía una hija, me confesó que no podía protegerla por más tiempo. Ambas sufrían cada día, siendo perseguidas por numerosos ladrones y bandidos que querían apresarlas para sus fines. Su mayor secreto es que ellas eran las últimas supervivientes de su raza: los Numu.
- ¿Numu?- preguntó Eduardo, confuso- ¿Quiénes son?
- ¿Nunca habéis oído hablar de ellos? Eran una raza de magos sagrados que, según decían, podían establecer comunicación con el planeta, y saber de su estado. Podían conectar con la esencia del mundo y sentir lo mismo que sentía el planeta. Se rumoreaba incluso que, de alguna forma, ellos mismos formaban parte de Limaria.
- Ahora que lo dices, sí que he oído su nombre alguna vez…- dijo Jack, pensativo- pero nunca antes había escuchado qué eran exactamente.
- ¿Y qué fue de ellos? ¿Por qué murieron?- preguntó Erika.
- Tal y como dije antes, esta raza de magos sagrados fue perseguida por las personas avariciosas y materialistas, con el objetivo de conseguir beneficios económicos para sus propios fines. A pesar de todo, dichos magos se negaron a ofrecer su don para fines personales, individualistas y egoístas. De modo que poco a poco murieron a manos de aquellos seres inhumanos, por no obedecer a sus peticiones.
- Qué tragedia, debió de ser una auténtica masacre…- pensó Jack.
- Durante mucho tiempo, esta situación se mantuvo, y en pocos años esta raza llegó prácticamente a su extinción. La penúltima superviviente de los Numu murió hace veinte años…- y con la mirada perdida, añadió- aún recuerdo aquel día como si fuera ayer…
Los demás atendieron fijamente a la anciana, que empezó a narrar:
- Iba caminando por los barrios bajos de la gran ciudad del mercado oscuro cuando la vi.  Una banda de ladrones perseguía a aquella mujer desamparada, que corría sin rumbo fijo tratando de huir de sus cazadores, con un pequeño bebé en sus brazos. Enseguida reconocí que aquella mujer era mi amiga, a la que hace conocí tiempo atrás, y decidí seguirles.
Lilian descansó unos segundos y continuó hablando:
- Durante la persecución, al final acabaron acorralándolas en un callejón sin salida. Viéndose en una situación de riesgo, y sabiendo que el bebé corría peligro, ella lo dejó en el suelo y se enfrentó valientemente contra sus opresores. Fue una lucha encarnizada de la que fui testigo, ya que no tenía la fuerza suficiente para ayudarla. No tenía poderes mágicos ni armas con las que combatir, de modo que prácticamente no podía hacer nada. Yo nunca he sido partidaria de la violencia, y tampoco he hecho uso de ella desde que tengo razón.
Tras otra breve pausa, volvió a decir:
- Los bandidos murieron, pero la mujer recibió un duro golpe de muerte en la batalla, y cayó el suelo, herida. Corrí a su encuentro. Me di cuenta de que no sobreviviría, y ella también lo sabía. Se alegró de verme después de tanto tiempo, y me consoló aún a pesar de que no fui en su ayuda. Mientras lloraba por su muerte, me pidió sonriente, un último favor.
Los demás no apartaban la mirada de Lilian, que se le escapó una pequeña lágrima al contar lo siguiente:
- El llanto del bebé delató su petición, que lloraba desconsoladamente. La madre usó las últimas fuerzas que le quedaban para hacerme prometer que cuidara de su hija y que me convirtiera en su nueva madre, ocultándole todo su pasado y viviendo como una chica normal.
La anciana se detuvo y Erika dijo, perpleja:
- Ese bebé era Marina, ¿verdad?
Lilian asintió con la cabeza y dijo:
- Desde entonces, la he criado y cuidado como si fuera mi propia hija, intentando darle todo el amor y cariño de una familia normal. Con el paso de los años, Marina creció y se ha convertido en una mujer hecha y derecha. Creía que ya no volverían a atacarnos, pero me equivocaba. Hace ya más de diez años que algunos saben que ella es una Numu, y por eso han intentado atraparla. Sé que la buscan, y por eso nos ocultamos aquí, en este pacífico lugar, lejos de las grandes concentraciones urbanas- y añadió- incluso ella misma me cuenta que en más de una ocasión, unos hombres de negro encapuchados han intentado hacerle daño.
El grupo se sobresaltó al oír lo último. Eduardo imaginó que se trataban de los miembros de la organización Muerte, que también iban detrás de Marina. La señora mayor dijo entonces:
- Por todo lo que os acabo de contar, os pido por favor que guardéis mi secreto. Ella no sabe nada de esto, y tampoco quiero que se entristezca por mi culpa. También os suplico, en nombre de su verdadera madre, que la cuidéis y protejáis…por favor…yo soy una inocente anciana, y ya no tengo fuerzas para protegerla.
Todos se quedaron un rato callados, pensando en la fuerte carga que les venía encima. Nadie hubiera imaginado que aquella chica tuviera un pasado oculto tan profundamente triste. Jack fue el primero en dar un paso adelante y decir:
- No se preocupe, nosotros la cuidaremos y protegeremos de la Muerte, con nuestras vidas si hace falta. Le prometo que tampoco diremos nada de su pasado, y lo mantendremos en secreto todo lo que sea posible.
Lilian los miró a todos, y secándose las lágrimas que le caían por las mejillas, dijo agradecida:
- Muchas gracias a todos.
En ese momento bajaba Marina por las escaleras, que anunció con una sonrisa:
- ¡Las habitaciones ya están listas! ¡Vamos, a dormir todos, que mañana partimos a primera hora de la mañana!

Esa noche, el grupo durmió plácidamente en la casa de Marina. Eduardo pensó en todo lo que les había contado Lilian y en el oscuro pasado de la chica. La tristeza lo invadió por dentro al pensar que ella no sabía nada de su historia, y que ajena a su origen, vivía alegremente la vida, sin llegar nunca a conocer la verdad. También pensó en que ella era la última superviviente, la última Numu existente en el mundo. Al morir Marina, los Numu se extinguirían completamente. Seguramente tendrían que enfrentarse a numerosos peligros para protegerla.
Entonces recordó el primer sueño que tuvo al llegar a Limaria, y también la misteriosa voz que le habló aquella vez acerca de su pasado y su verdadera identidad. A partir de entonces, una pregunta rondaba la mente del chico todas las noches:
“¿Quién soy yo?”.