domingo, 31 de agosto de 2014

Prólogo descartado de la secuela de FF: MP

¡Hola, bloggers! Hoy os traigo otra de las novedades que prometí para este verano: el esperado prólogo descartado de la secuela de FF: MP.

Antes de nada, me gustaría deciros que se trata de un escrito total y absolutamente no decidido para la secuela de este fanfic. Cuando lo escribí, había terminado la primera parte de FF: MP "Búsqueda" (Capítulo 26), y en ese entonces me emocioné con la idea de continuar la historia. De ese modo, hice algo que no debía haber hecho, pero lo hice: escribir el prólogo de la secuela de una historia, sin haber terminado antes la primera.

Por supuesto, esto es algo lógicamente no aconsejable, puesto que todavía pueden producirse cambios con respecto a la primera parte (inacabada), y que luego no guste lo que uno ha escrito para la continuación de la misma.

Eso mismo es lo que me ha pasado a mí, y que por eso decidí, hace muchísimo tiempo, descartar lo que publico hoy en esta entrada.

Debéis tener en cuenta que, lo que vais a leer a continuación, lo escribí hace por lo menos más de 4 o 5 años (aproximadamente 1 año después de empezar a escribir el fanfic), y que las ideas que tenía en mente por ese entonces difieren mucho de las que tengo ahora. También se notará la antiguedad de este escrito por el nivel de redacción y estilo de escritura, menos maduro que los últimos capítulos de FF: MP.

¡Sin más dilación, os dejo con el prólogo descartado de la secuela de FF: MP! ¡Disfrutad con la lectura! :D

--------------------------------------------------- o -------------------------------------------------------
Tercera Parte: Revelación
Capítulo I
KIARA
La lluvia caía aquella mañana de septiembre. El cielo nublado presagiaba un día lluvioso. En aquel mes nunca había un tiempo fijo. Al acabar el reciente verano había días soleados, días en los que se podía salir tranquilamente a la calle y disfrutar del buen tiempo. Pero por otro lado también había días lluviosos, días en los que era imprescindible ir bien abrigado y con un paraguas en la mano para no pillar un resfriado o una pulmonía.
El cambio de verano a otoño ya empezaba a notarse, el tiempo cambiaba radicalmente de un día a otro. Parecía como si alguien estuviera jugando con las condiciones climatológicas para experimentar con las reacciones de las personas.

Una chica joven de quince años corría apresuradamente bajo la lluvia, con la mochila agarrada que le cubría la cabeza. Se maldecía a sí misma por no coger el paraguas, pues para cuando salió de su casa el sol resplandecía en el cielo con su luz cegadora. Creía que el tiempo seguiría igual durante el resto del día.
Se arrepintió de su elección cuando, diez minutos después, el cielo se nubló y la lluvia hizo su aparición. Estaba a mitad de camino y tenia el tiempo justo, de modo que no podía volver atrás. Su despertador no sonó aquella mañana a la hora prevista, y con solo quince minutos de tiempo, la chica se preparó tan rápidamente que salió de casa sin desayunar, y con el pelo tal y como lo tenía al levantarse de la cama.
Se preguntaba continuamente por qué tenía tan mala suerte, por qué tuvo que pasarle justo ese día. El día en que empezaban las clases, el día en que conocería nuevos profesores y nuevos amigos, el día en que volvería de nuevo a la rutina tras unas merecidas vacaciones de verano.

Sabía que llegaba tarde, pues hacía cinco minutos que debía estar allí. Sabía que empezaba con mal pie, y se avergonzaba al pensar en lo que le dirían los profesores, en lo baja que caería su reputación nada más empezar el curso, y encima el primer día.

Sonrió al ver el centro un poco más lejos. Era un enorme edificio con varias plantas, con piscina, cancha y pabellón. Todo rodeado en un frondoso bosque que cubría los alrededores del centro, dentro de un alto muro que impedía la entrada a los no estudiantes.
Mientras corría, pudo ver cómo se cerraba la única verja de entrada. Hizo un último esfuerzo y corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a la entrada. En el último momento reunió fuerzas y saltó al interior justo cuando la verja de hierro mecánica rozaba sus pies.
Ya en el suelo tirada, suspiró aliviada y dio gracias. El portero del centro se acercó a ella con un paraguas, preocupado por su salud:
- ¿¡Oye, estás bien!?
La chica asintió y se levantó con la mochila y la ropa empapada:
- No se preocupe, estoy bien- dijo, intentando calmarlo con una sonrisa- por poco no lo cuento.
- ¿¡Estás loca!? ¡No vuelvas a hacer eso!- le reprochó el portero, cobijándola bajo el paraguas- ¡Casi te mato y encima me estoy jugando el puesto!
En ese momento sonó el último aviso del timbre para todos los estudiantes. La chica comprendió que tenía que irse enseguida, así que se despidió del portero y corrió de nuevo bajo la lluvia, hacia la entrada principal.
Antes de abrir la puerta intentó escurrirse inútilmente la ropa mojada, luego traspasó la puerta rezando para que nadie se fijara mucho en ella.

Dentro se encontraba el gran hall, en donde todos los alumnos estaban reunidos, mirando las clases que les habían tocado en los carteles pegados en una gran pared. La chica dio nuevamente las gracias por no llegar tarde, pues todos los alumnos estaban a la espera de los profesores.
Sin embargo, sintió rápidamente la incómoda visión de cientos de ojos observándola. Y no era casualidad, ya que chorreaba completamente.
Muerta de verguenza, bajó la cabeza y caminó rápidamente hasta una esquina, en donde se escondió detrás de una columna mientras dejaba su rastro goteando agua por el suelo. Allí escondida, deseó que todo aquello fuera un mal sueño, una pesadilla.

De pronto, en ese momento, otra chica se acercó a ella:
- Ya te habrás duchado, supongo.
La primera abrió los ojos y la miró. Era un poco bajita, de pelo castaño medio y largo. Sus ojos marrones la observaban con curiosidad. Tendria más o menos su edad:
- Ya ves- contestó la recién llegada-mi primer día de clase, y ya soy el hazmerreír de todo el instituto.
- Créeme, me han pasado cosas peores- dijo la otra, intentando animarla con una cálida sonrisa- me llamo Eliane y, al igual que tú, soy nueva en este centro.
- Kiara- dijo la otra mientras le estrechaba la mano, mojada, que Eliane se secó rápidamente en la camisa- lo sé, como ves no estoy muy presentable. La lluvia me pilló a mitad de camino, y no podía volver atrás.
- Tranquila, en una semana todos se olvidarán de esto- dijo Eliane- por cierto, ¿en qué clase estás?
Kiara sonrió de verguenza. En su estado no se atrevía a acercarse al cartel con los nombres y las clases, de modo que se lo pidió a Eliane. Ésta aceptó de buen agrado y fue caminando hasta el objetivo.

Unos segundos después volvió con una sonrisa dibujada en la cara. Su amiga se imaginaba la noticia:
- ¡Qué bien, estamos en la misma clase, Kiara!
Ésta sonrió a su vez, se alegraba de estar con ella. De alguna forma ya la consideraba su nueva amiga, a pesar del poco tiempo que llevaban juntas.
Ambas esperaron a la profesora tutora de su clase, que no tardó en aparecer un poco más lejos entre la multitud con una pancarta levantada con el número y la letra de su clase. Las dos la siguieron junto con los veinticinco alumnos y alumnas de su aula.

Recorrieron varios pasillos y subieron las escaleras hasta la segunda planta, donde allí caminaron hasta la puerta del final del pasillo. Encima de ella sobresalía un cartel en el que estaba marcado el número y la letra correspondientes.
Ya dentro del aula, cada uno marcaba su territorio, reuniéndose los distintos grupos urbanos de la clase. La gente pija y rica se sentó en las primeras filas, los yankis y los chulos en medio, y los góticos, emos y perdedores en las últimas filas.
Kiara y Eliane se sentaron junto a la ventana, por petición de Kiara. A ésta le gustaba contemplar el paisaje durante las explicaciones del profesor, principalmente porque cuando lo hacía podía imaginarse a sí misma viviendo sus propias aventuras fantasiosas en un mundo mágico que solo ella conocía. Siempre había soñado y deseado algo así. Era una joven soñadora.

En ese momento pasó por un lado una chica más alta de pelo largo y rubia, seguida de un grupo de chicos pijos que la seguían a todas partes como un perro que sigue a su dueño. Sin embargo, al contrario que ellos, la rubia hacía caso omiso de sus seguidores, como si no existieran a su alrededor. Ocultaba sus ojos tras unas grandes y oscuras gafas de sol, mientras mascaba chicle descaradamente, y perfilaba cada uno de sus sensuales y decididos pasos con el sordo sonido de sus tacones. Kiara la observaba de forma extraña:
- Ésa es Alba- respondió Eliane, adivinando los pensamientos de su amiga- es la típica diva y rubia de bote que hace girar la cabeza a los chicos cuando pasa por su lado. Por supuesto, también se la reconoce como la chica más guapa y deseada de todo el instituto.
- ¿Y no le molesta que la sigan todos esos chicos?
Eliane respondió, a la vez que indicaba con un gesto sin importancia:
- ¡Qué va, todo lo contrario! ¡Si a ella le encanta que los chicos se rindan a sus pies! ¡La hace sentirse superior!
- ¿En serio?- preguntó Kiara, confusa.
- ¡Claro, de hecho más de una veintena ya le ha propuesto salir y ser su novio!
- ¿¡Qué dices!? ¿¡Y cómo reacciona ella!?
- Siempre responde con las mismas excusas, como "no eres mi tipo", "valgo demasiado para ti", "calidad y cantidad no pueden mezclarse", "eres demasiado poco para mí", "lo siento, aspiro a mucho más", y demás cosas por el estilo. Luego, después de haber roto corazones, sigue su camino tan tranquila.
- Me imagino que ya estará cansada de tantos chicos...- dijo Kiara, pensativa.
- Sí, de algunos...- y, señalando, dijo- ¡Pero sobretodo de ése!

Kiara miró de nuevo. Efectivamente, había un chico en concreto que se acercaba mucho a ella y no paraba de seguirla, intentando hablarle inutilmente mientras Alba lo ignoraba.
Era alto y delgado, con un extraño color de pelo castaño tirando a rubio. Sus ojos eran de color marrones. Sin duda su objeto más simbólico era su flamante gorra amarilla con la letra "E" estampada en ella:
- Ése es Emanuel, un chico procedente de familia rica. Es un chulo y es el líder del equipo "Aquafirevolt", formado por el grupo que le sigue detrás. Está obsesionado con Alba- explicó Eliane.
- ¿Y quién es el otro que le sigue detrás?- preguntó Kiara, al fijarse en uno un poco bajito y gordito, de pelo y ojos oscuros.
- Es Sergio, el representante y administrador de Aquafirevolt. Sigue a su jefe adondequiera que va. Su especialidad son los chistes malos y las bromas- explicó nuevamente Eliane- y...también le gusto.
Kiara preguntó, sorprendida:
- ¿Cómo lo sabes?
Su nueva amiga rió pícaramente:
- Instinto femenino, Kiara, ésa es nuestra ventaja. Podemos saber si le gustamos a algún chico con solo hablarle, saludarle o simplemente mirarle. Tan solo hay que fijarse en su reacción.
Después de pensarlo, su amiga preguntó:
- ¿Y a ti te gusta?
Eliane sonrojó un poco:
- Hubo un tiempo en que me gustaba...pero no se qué pasó que dejó de hablarme...me gustaría que me diera una explicación...
- ¿Y por qué no hablas tú con él? Así conseguirás la respuesta.

Parecía que Eliane iba a decir algo, pero en ese momento entró la profesora en la clase, tras ir a buscar unos apuntes que le faltaban. Mandó a sentar a todos e impuso orden en el aula. Así dio comienzo la primera clase del nuevo curso.

A la salida del instituto, Kiara se despidió de Eliane y puso rumbo a su casa. El tiempo cambió de nuevo radicalmente a soleado. Durante el camino, unos ojos la observaban desde su escondite. Tras analizar y comparar a Kiara con otras dos personas adultas a través de una foto, finalmente afirmó:
- No hay duda, es ella...es igualita a sus padres.
De forma automática, se le dibujó una siniestra sonrisa en su cara:
- Por fin podré llevar a cabo mi venganza. La organización Muerte resurgirá de sus cenizas, y hará pagar muy caro lo que los padres de esa chica hicieron hace veinte años.

---------------------------------------------------- o ------------------------------------------------------

Como veis, la nueva protagonista iba a ser una chica llamada "Kiara", que no resulta ser otra que la hija de Eduardo y Erika. Y junto a ella el resto de nuevos protagonistas, como por ejemplo Eliane, Sergio y Alba, por no mencionar también a una persona que seguro os sonará de algo: Emanuel. Si habéis leído el fanfic personal de Pokémon (en la ventana de curiosidades de este mismo blog), recordaréis que se trata de mi primo, y que por ese entonces pensaba incluirlo a él también en la historia.

Está claro que iba a seguir inspirándome en personas reales para crear nuevos personajes.

También se mantendrían algunos de los puntos originales de la primera historia, como el que los protagonistas siguieron siendo jóvenes estudiantes, o que se mantuvieran las relaciones personales románticas entre los personajes, esencias muy presentes en FF: MP. Si os fijáis, esta historia está conectada a la anterior por ser la tercera parte (Primera parte, "Búsqueda", y Segunda Parte, "Despertar", ambas de FF: MP), "Revelación".

Sin embargo, algunos de los aspectos aquí escritos ya no aparecerían en la secuela que tengo pensada ahora. El primero de ellos, por ejemplo, se trata del misterioso miembro superviviente de la Organización Muerte, la cual desaparece definitivamente tras los sucesos de FF: MP (dejando lugar a nuevos villanos).

También mencionar el detalle de que, en la secuela, no han pasado veinte años desde los acontecimientos de FF: MP, sino menos tiempo.

E igualmente destacar que, efectivamente, volverían a aparecer los dos jóvenes protagonistas que salvaron el mundo en la primera parte, pero siendo ya adultos maduros y mayores de veinte años. Sin embargo, en la secuela que tengo pensada, Erika y Eduardo no son padres, y por lo tanto la existencia de Kiara no tiene sentido.

¡Espero que os haya gustado este prólogo descartado de la secuela de FF: MP, y...nos leemos en la próxima entrada! :D

No hay comentarios:

Publicar un comentario