¡Hola de nuevo, seguidores blogguers! Como hace ya muchos días que no publico ninguna entrada (y va a hacer casi una semana), hoy os traigo para no aburriros una breve novela corta, escrita hace mucho tiempo por una vieja amiga. Este relato se titula "Diario de a bordo", el cual se trata de la historia de una chica a la que secuestran y la encierran en un navío pirata como esclava. El relato mete al lector en la piel de la protagonista, y le hace ver las cosas según su situación.
¡Espero que disfrutéis de la lectura!
1º ANOCHECER, 30 DICIEMBRE, 1974:
Hoy empieza mi
infierno. No quiero estar aquí, y, sin embargo, sin darme cuenta, he llegado a
este lugar, donde no conozco a nadie. Hace frío, mucho frío. Todo está muy
oscuro. No hay siquiera una ventanita por donde entre claridad, y, lo más
importante, ¡apenas puedo respirar! Aún así, veo a hombres moribundos
encerrados en celdas oxidadas, con unas barbas más largas que mi pelo, a través
de las rejas que me encarcelan. No recuerdo nada, sólo un gran incendio, me
habré dado un buen golpe en la cabeza, y habré acabado despertando aquí. Estoy
cansada, confusa. Me siento muy mareada, como si la habitación se estuviese
moviendo, así que tengo que estar sentada. Me voy a dejar dormir, la verdad es
que estoy demasiado cansada para seguir con los ojos abiertos y…
-¿P-pero
qué…?-digo susurrándome a mí misma.
Una puerta se
está abriendo inundando la habitación de luz, que nos ciega a mí y a esos
extraños hombres…
-¡Hora de la
comida!-oigo decir al extraño individuo.
Tiene un acento
muy, muy raro, como si fuera inglés que ha aprendido español y fuese la primera
vez que lo pronuncia. Toda esta claridad hace que lo veamos como un Dios, que
ha venido a dar luz a un planeta desconocido que se ha sumido en la oscuridad.
Intento divisar su cara, pero me resulta imposible verle. Mientras reparte la
comida a mis compañeros del infierno, intento ver qué asquerosidad se supone
que nos está dando, pero es inútil; no hay quién vea con esta oscuridad, además
no tengo hambre. Cuando llega a la celda de al lado lo veo mejor… ¡¿Qué?! ¡No
me lo puedo creer! No es un hombre como los de las celdas, ¡sino un muchacho!
Un muchacho que, como mucho tiene uno o dos años más que yo, unos diecisiete, y
yo diría que un pobre no es… ni un cocinero. Ya ha terminado con el de al lado.
Se está acercando a mí.
¡Dios mío, si
parece un rey!... y… ¡Mi madre, es guapísimo!-digo con una fina voz casi sin
darme cuenta.
¡OH no! Creo que
me ha oído… ¡¿Será posible?! Se está agachando para estar a mi altura. Dios qué
vergüenza…
-Hola-me dice
sonriéndome-¿qué hace una chica tan linda como tú aquí?
Me he puesto
roja. No tengo ningún espejo, pero sé que me he puesto roja. Ahora sí que lo
veo bien. Es un chico muy guapo. Tiene unos ojos azules preciosos, con una
nariz perfecta y labios finos. El pelo es rubio, destartalado, pero
increíblemente lacio. Está bastante flaco, y solo es un poco más alto que yo.
Su piel es blanca, inigualable. El único fallo es ese acento. Dios ese acento…
¡Es horrible! Su ropa… es como la de los nobles, de esas preciosas ropas que
sólo se ven en los antiguos y grandes castillos. ¿Y esos zapatos? Deben costar
más que mi pequeña casa. Me pregunto qué estará haciendo este chico en un lugar
como éste… Me decido a contestar.
-H-hola-digo
nerviosa y tartamudeando-, no se donde estoy… me he despertado en este lugar.
Lo único que recuerdo es un gran incendio…
-¿Incendio?-dice
sobresaltado-¿No será del pequeño pueblo que atracó ayer mi padre? ¿Cómo es
posible? ¡Estás viva!
-¿Atracar?-digo
asustada.
Creo que este
chico tiene razón. Los ladrones suelen atracar a los habitantes de mi pueblo y
causar grandes destrozos. En una ocasión, también vinieron piratas y casi no
sobrevivimos… ¿Quién será su padre? ¿Dónde estaré dios mío…?
-Sí…-dice como
afectado-mi padre suele atracar a muchos pueblos y destrozarlos. Esta vez lo
incendió no sé ni por qué. Yo no pude bajarme del barco, no puedo ver morir a
toda esa gente. Mi padre no tiene piedad, así que es una suerte que estés viva…
alguien te habrá encontrado y subido al barco.
Se me ha
escapado una lágrima. Si yo fui la única superviviente, ni mi familia ni mis
amigos, ni nadie quedará vivo. Pero la curiosidad me puede.
-¿Barco?-le
pregunto-¿Qué barco?
-Estamos en un
barco.-me dice pasando su mano entre las rejas y secándome la lágrima de la
cara-Se podría decir que yo soy un pirata y tú mi esclava…-dice bajando los ojos.
-¡¿Un
pirata?!-lo interrumpo-¿Y esa ropa entonces?
-Mi padre, que
es el capitán, me obliga a llevarla-dice enfadado-no quiero estar con esta
ropa, que parece que voy disfrazado, pero dice que si los demás marineros me
vieran vestido normal afectaría a su reputación.-me explica cada vez más
irritado.
Suelto una
carcajada y sigo preguntándole.
-Pero si eres el
hijo del capitán, ¿qué haces dándole de comer a los esclavos?
-Bueno, es que
los cocineros nunca les hacen de comer, así que siempre comen las sobras de los
demás y eso no es muy agradable. Además, antes de que mi padre se hiciera a la
mar, él y yo no éramos más que dos mendigos que comíamos el pan que se les caía
a otros y robábamos. A mis cinco años, un antiguo amigo de mi padre nos
encontró y nos acogió, dándole a mi padre dinero. Consiguió un trabajo y
ahorrar mucho más dinero. Se compró éste barco, que estaba casi destrozado, lo
arregló y consiguió que muchos hombres lo siguieran. Ahora, a lo único que se
dedica es a arrasar con todo lo que encuentra. Después de haber vivido ese
infierno, no me gusta que los demás sufran como yo sufrí…
Ha dado
totalmente en el clavo. Es un infierno. No miente. Pero su suerte fue que
consiguió salir de la pobreza, pero, ¿y yo? ¿Cómo voy a salir de aquí? Cada vez
estoy más cansada, pero sólo el ver su cara me mantiene despierta, gente tan
hermosa no se ve todos los días.
-En fin-dice
suspirando-¿Cuál es tu nombre?
Me vuelvo a
poner roja.
-R-Rima…-digo
volviendo a tartamudear-¿y tú?-le pregunto felicitándome a mí misma por
habérselo preguntado.
-Damien-me dice
riéndose.
Este chico cada
vez me cae mejor. Lo raro es que ese nombre no es inglés, pero, sin embargo, su
acento sí que lo es…
-Bueno,-me dice
poniéndome un plato de sopa caliente-me tengo que ir. No puedo quedarme más.
¿Ya?-le pregunto
desilusionada-¿y cuándo volverás?
-Mañana-me dice
sonriéndome-mañana por la mañana, no estés triste.
-Vale.-le digo
pegada a las rejas para ver su cara más de cerca.
-No te
preocupes-me dice dándome un beso en la mejilla-¡Te voy a sacar de aquí lo más
rápido que pueda!-dice mientras se aleja rápidamente.
Mi cara es un
espectáculo de colores, creo que me he enamorado de él. Pero se fue, y hasta
mañana no vuelve. Además, este lugar es cada vez más horroroso. Empiezo a
llorar con las pocas fuerzas que me quedan. Cuando pensé que mi vida iba a ser
un infierno oscuro, sin posibilidad de ver la luz nunca más, llega un angelito
diciéndome que me va a rescatar de aquí.
La sopa está
rica, ¿la habrá cocinado él? Es una de las mejores que he probado. En mi casa
no había ni la mitad de ingredientes que tiene ésta. Aunque no tuviera todo
eso, a mi madre las sopas salían riquísimas… Sí, mi madre…y ahora la he
perdido, junto a mi padre, mis amigos, y… espera ¡MI HERMANO! ¡Se me había
olvidado por completo, el no estaba en el pueblo! Salió de viaje con su barco
que le regalaron por cumplir los dieciocho hace ya más de un mes. Ahora es mi
única familia. Quiero pensar que me encontrará. Cuando vuelva y vea todo
destrozado… Espero que no sea tan bruto y crea que al menos yo sigo viva.
Entonces me buscara… ¡Kai tienes que encontrarme! Te lo ruego Kai…
2º ANOCHECER, 31 DICIEMBRE, 1974.
Los ronquidos
son insoportables. Si tuviera una piedra ya hubiesen menguado, pero la vida es
injusta, y mi situación aún más. Por fin desperté. Lo estaba deseando. Por el
pequeño rayito de luz que entra por debajo de la puerta puedo deducir que ya es
por la mañana. Ahora sólo queda esperar a que venga Damien. Los minutos son
ahora interminables para mí. Las horas lo son aún más. Pienso que Kai ya debe
de haber llegado al pueblo. Las noticias vuelan muy rápido y además se suponía
que iba a volver en un mes a casa, pero no regresó. De cualquier forma me tiene
que salvar. Recuerdo que dijo que arreglaría su barco. También, que se iba del
pueblo para ir a trabajar fuera, y ganar dinero, para traérnoslo y así salir de
la pobreza, y cuando tuviese más ahorrado, quería otro barco más, para tener
marineros que lo siguiesen y él ser el capitán. Lo decía como si se fuese a
convertir en un pirata. Jeje… ¿un pirata? ¿Con esos pelos tan lisos y esa cara
de santo? El día que se convierta en uno le daré un premio… Mi padre había
ahorrado muchísimo para comprárselo. Para Kai, ese barco es sagrado. Y justo
ahora que a mi padre le estaban pagando más, viene a ocurrir esto…
-¡Hora del
desayuno!-se oye mientras se abre la puerta.
Los ronquidos
cesan. Por fin paz y tranquilidad. De nuevo, la claridad nos ciega a todos
dejándonos casi sin ver nada, pero yo sé que es Damien, ese horrible acento es
inconfundible.
-¡Damien!-le
grito levantándome de un salto y pegándome a las rejas como si fuera a salir
por ellas.
-¡Rima!-me
devuelve el saludo-¡Enseguida voy!
Mientras él les
da un trozo de pan a los demás, lo miro, aunque no lo veo bien por la claridad,
es como si estuviese mirando al sol fijamente. De nuevo se acerca a mi y me
mira.
-¿Cómo estás?-me
pregunta dándome un beso.
-Bien, te he
estado esperando.
Me sonríe y me
vuelve a preguntar.
-¿Has dormir
bien?
-¿Bromeas?-le
pregunto-¡Con todos esos ronquidos esto parece un circo! Aquí no hay quien
duerma-le digo enfadada.
-Jeje.-se ríe
con ese acento suyo y m dice-Tranquila, Rima. Para mañana ya no estarás aquí.
-¡¿Para
mañana?!-le pregunto ilusionadísima.
-Sí. He hablado
con mi padre, y le he dicho que me dijeron que entre los esclavos había una
mujer que les serviría para las labores de cocina y me ha dado permiso para
sacarte de aquí. El problema es que tiene que ser mañana. Hoy van a parar en un
puerto, para recoger suministros, y en prevención para que no te escapes, no te
puedo sacar hoy.
Se me escapa una
lágrima. La emoción me puede y lo abrazo entre las rejas. Él me devuelve el
abrazo. Es un momento de esos súper especiales. “Quiero que dure para siempre”.
-Hay otra cosa,
Rima-me dice-Como no te va a querer dejar en un camarote, vas a tener que
quedarte en mi habitación. No te preocupes, es bastante extensa y tiene otras
cinco camas.
Me quedo
perpleja. ¿Otras cinco? ¿En qué momento consiguió su padre hacer tanta fortuna?
-Vale.-le digo
contentísima-No hay problema. ¿Ahora tengo que trabajar en la cocina entonces?
-¡No!-dice
riendo-No hará falta.
Y nos separamos
despidiéndonos.
Ya han pasado
muchas horas desde que se fue Damien. Si no recuerdo mal, hoy es 31 de
diciembre. Dentro de poco estaremos en el setenta y cinco, y dentro de tres
días será mi cumpleaños. Cumpliré quince. Me pregunto qué me hubiese regalado
Kai. Siempre me regala cosas sin sentido. Pero el año pasado me dijo que para
este año me iba a regalar lo que más quisiese, seguro. Y mira dónde estoy. Que
si no fuese por Damien, pasaría mi cumpleaños en una celda horrible y oscura.
Y, ¿dónde estaré ahora mismo? Quien sabe… igual estoy muy cerca de casa o igual
a kilómetros… o quizás cerca de Kai.
¿Pero qué…? ¡¿Y
esa música?! Es una especie de tambor… Se oye muy fuerte. Alguien está tocando,
y la verdad es que suena fatal.
-Feliz año
nuevo-oigo decir a coro y sin ningún tipo de ánimo a todos los hombres de las
celdas.
-¿Cómo sabéis
que hemos pasado de año sin ningún reloj?-Le pregunto al de al lado.
-Niña-me dice-,
llevarás dos días aquí, pero yo estoy desde que estaba el otro capitán, que, en
vez de dejarnos libres, nos entregó al padre del muchacho de la comida.
Me quedo
perpleja. El hombre de al lado tendrá como mucho cuarenta años… ¿es que lleva
aquí desde que era niño?
-¡Feliz año
nuevo, Rima!-oigo decir a Damien mientras abre rápidamente la puerta.
-¡Damien!-le
grito.
-¡Nos vamos!-me
dice.
-¿Nos
vamos?-pregunto extrañada.
-¡Sí, Rima!-me
explica mientras abre la puerta de mi celda y me coge de la mano-Ya es mañana.
3º ANOCHECER, 1 ENERO, 1975.
Vamos camino del
camarote de Damien. Las paredes de este barco son como las de los castillos,
perfectamente decoradas con cuadros de, lo que parecen ser capitanes. El suelo
es una gigantesca alfombra roja. El
pasillo me parece infinito. He parado de contar habitaciones que hay a mi
alrededor, mientras caminamos, para no asustarme. Me veo mi ropa y me doy asco
a mi misma. Estoy muy sucia. Al lado de Damien es como si él fuese un príncipe
y yo sólo una mendiga. Llevo unos pantalones de mi hermano, que me llegan por
la rodilla, y están todos destrozados. Mi camiseta era blanca. Ahora tiene
manchas marrones por todas partes y está rajada. Tengo un agujero enorme en la
parte de la barriga. Es tan grande que puedo meter un brazo, y se me ve mi
pequeña panza a simple vista. La verdad es que estoy bastante flaca, y es
normal, nunca he parado de moverme, siempre estaba ayudando a mi madre… Voy
detrás de él, pero no quiero soltarle la mano, el barco es demasiado grande
como para perderse. Al fin, Damien se para.
-Es esta-me dice
sonriéndome.
La puerta es
distinta a las demás que hemos pasado. Está es como más grande y tiene más
detalles. Al entrar me quedo boquiabierta.
-¡Es
enorme!-exclamo.
-Sí,-dice Damien
riendo-ahora me tengo que ir, Rima. Mi padre hace todos los años una fiesta y
no puedo faltar. Le he dicho que iba al baño, así que tengo que volver ya. Por
cierto-añade-, allí está el baño-dice señalándome una puerta-, puedes encontrar
ropa limpia ahí.
Me da un beso en
la frente y se va. Estoy perpleja. Demasiadas cosas en muy poco tiempo. ¿Tiene
hasta ropa de mujer? Camino un poco. ¡Esto es enorme! Observo la habitación con
detenimiento. En realidad, hay más de cinco camas, y una de ellas es de
matrimonio. Hay cuadros de pintores famosísimos por todos lados. Las paredes
tienen un color perfecto, verde, que le hace conjunto con todo tipo de muebles
que tiene en la habitación, entre ellos un armario casi del tamaño de mi
habitación de mi casa, una mesa exclusivamente para escribir cartas, unas
cuantas mesitas de noche, un toca… ¿Y esto? ¡Un tocador de mujer! Entre risas
entro al cuarto de baño. ¡Es precioso! Tiene un color azul celeste. Y… ¡Mira! ¡Hay
un espejo enorme! Me da miedo verme, pero es que no lo puedo evitar. ¡No me lo
puedo creer! Mi largo pelo parece el de Damien, todo destartalado. Tengo la
cara sucia. Y no me había fijado, pero tengo parte de un brazo quemado. Me
dispuse a bañarme. Y al entrar en la bañera… ¡Como sospeché! Hay pastillas de
jabón de todos los colores y están perfectamente colocadas. Todas huelen
diferente y como no se cuál escoger, cojo la del lateral. Es amarilla. Huele a
flores, me encantan las flores. Al terminar de ducharme, voy a ver la ropa. Es
lo que más estaba deseando, en realidad. Hay vestidos de todo tipo, camisas,
zapatos… Cada modelo es único. Todo es precioso. Me probaré todos los vestidos,
el que mejor me quede es el que me pongo. Después de media hora, ya he
terminado de probármelos todos. He elegido uno blanco. Me llega justo por
encima de las rodillas. La verdad es uno de los pocos que he visto que lleguen
por ahí. En mi pueblo sólo había largos, eran incómodos y daban calor, por eso
siempre uso pantalones. Los zapatos son preciosos también, pero prefiero andar
descalza. Ahora si que estoy cansadísima. Me dispongo a dormir. Como nunca he
dormido en camas de matrimonio, me voy a esa.
-¡Es
enorme!-susurro para mí misma.
La verdad es que
mi vida acaba de dar un giro enorme. Todo se lo debo a Damien…
No hace frío. Es
la primera vez en dos noches que despierto y no hace frío. Estoy confusa. Tengo
los ojos cerrados, pero estoy despierta. No tengo ganas de abrirlos. Se está
muy a gusto y cómoda en esta cama… ¡Damien! Lo recuerdo y abro los ojos en
seguida. Miro hacia mi derecha. No me había dado cuenta de la alfombrita que
hay para los pies. Es muy mona. Miro hacia la izquierda… ¡¿D-Damien?! ¡Esta
durmiendo a mi lado! Me quedo de pie de
un salto. Estoy como un tomate. Cuando me tranquilizo, me acerco a él y me
acomodo en la cama. Es precioso. Me da pena despertarlo. Parece un angelito...
Pero el mismo se gira hacia mi lado y se despierta.
-¡Te has
despertado!-me dice incorporándose y todavía medio dormido con su acento
inglés-Perdona-se disculpa-, es que te dormiste en mi cama y no me gustan las
demás.
Estoy a tan solo
unos centímetros de él. Me he quedado perpleja. No puedo pronunciar palabra.
Estoy roja, ¡seguro! ¡Quiero desaparecer!
-¡Te has puesto
roja!-me dice echándose a reír-Escucha, Rima-me dice todavía riendo-, tenemos que
irnos de este barco.
-¿Qué?-pregunto
extrañada-¿Cómo pretendes irte de aquí? Y, espera… ¿por qué dices “irnos”?
-Verás-me
intenta explicar-, tienes que irte de aquí. Para todos los marineros eres una
esclava más. Ahora estás a salvo porque estás conmigo. Si por casualidad te
encuentran por aquí te matarán. Así que pon atención, esto es lo que haremos…
No ha respondido
a mi pregunta. ¿Por qué quiere irse él también? No será que…
-Dentro de dos
días volverán a parar en un puerto no sé para qué. Tenemos que aprovechar y
huir-sigue explicándome mientras se levanta hacia el armario-Hoy no te puedes
mover de aquí. Como mi padre te vea ya sabes lo que te puede pasar. No te
preocupes, ya lo tengo todo pensado-dice cambiándose de ropa.
Mi cara ha
pasado de estar roja a estar de un color muchísimo más intenso, lo sé, y me doy
la vuelta. Por lo menos podría avisar…
-Mañana te
explicaré cómo huiremos. Tengo prisa, me marcho.-dice acercándose a mi y
dándome un beso de nuevo-Hasta luego, Rima-dice saliendo por la puerta.
-Adiós,
Damien-le contesto.
Se ha vuelto a
ir. Hoy va a ser un día largo. Aprovecharé para seguir inspeccionando el
cuarto. Mientras camino voy acordándome de Kai. No es mal hermano en realidad.
Él lo intenta, aunque sin suerte. Es pesado y a veces dice chorradas, pero se
le agradece, sin él no sé que hubiese echo. La verdad es que me ha ayudado
mucho… ¿dónde estará? Si Damien y yo conseguimos salir de aquí, lo buscaré, con
lo torpe que es, seguro que lo encuentro yo antes. Suelto una carcajada y me dispongo
a ver por la ventana de la habitación. Esto es precioso. Mar y mar. Puede
marear, pero la verdad es que es hermoso, como Damien.
FIN
Esta claro que la historia no acaba y que continúa, incorporando al joven pirata Damien también como aliado de Rima. Por desgracia este fue el primer y único capítulo que recibí de la autora, pero a simple vista parece que la novela promete ser interesante. ¿Lograrían huir Rima y Damien del barco pirata de su padre? Esa es una respuesta que lamentablemente jamás sabremos.
PD: Sigo escribiendo el capítulo 49 de FF: MP, y la verdad es que me queda poco para terminarlo. Calculo que llevo alrededor de un 80% escrito, y ya supera en número de paginas a la entrega anterior. Me estoy esforzando para que sea un combate igual de épico que los dos dos últimos, y espero poder publicarlo a finales de esta semana: entre el finde y el lunes o martes.
Os pido a todos un poco más de paciencia. Disculpen las molestias.
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