Capítulo
XLIX
MÁS
ALLÁ DEL LÍMITE
El grupo seguía corriendo por los
intrincados pasillos oscuros, únicamente iluminados por antorchas a ambos lados
en las paredes, y guiados por Ray encabezando la marcha. Ya habían superado dos
de las pruebas que les había puesto el dios oscuro en su camino, y el chico de
negro afirmaba con total seguridad que la siguiente sería la tercera y última
prueba: el último obstáculo antes de la batalla final contra Derriper.
A medio camino desde que abandonaron
la sala ardiendo en llamas, el chico de rojo empezó a recobrar la conciencia de
sí mismo. El agitado movimiento de sus amigos corriendo sin parar, y estando a
la espalda de Jack, le hizo abrir poco a poco los ojos. Pronunció débilmente
diciendo, con la mirada entreabierta:
- Chi…chicos…yo…
El mago oyó en voz baja el sonido de
la voz de su compañero, a sus espaldas, y se detuvo de repente al descubrir que
ya había despertado. El resto del grupo hizo lo mismo y se acercaron a Jack,
mientras el joven poco a poco iba recuperando la conciencia y se despertaba:
- ¡Eduardo, menos mal que estás bien!-
exclamó Rex, con una amplia sonrisa de alivio y alegría.
- ¡Pensábamos que no saldrías de
ésta!- añadió Alana- ¡casi no lo cuentas!
Al contrario que ellos, Cristal bromeó
diciendo, con una media sonrisa burlona:
- Se ve que lo disfrutas, ¿eh, chaval?
Tú durmiendo y nosotros cargando contigo…- dijo la princesa con coletas- te
parecerá bonito, ¿no?
Eduardo miró a todos y cada uno de sus
compañeros, y se alegró de que estuvieran bien. Sin embargo, el chico no se
sorprendió de verdad hasta que vio a una persona especial junto a las demás:
alguien que no esperaba para nada:
- ¡¡E…Erika!!- exclamó de repente el
joven, con los ojos y la boca abierta- ¿¡Qué…qué haces tú aquí!? ¡¡Creía
que…que tú habías…!!
- ¿Muerto…verdad?- terminó la frase
ella, que luego explicó diciendo, con una media sonrisa- Bahamut me protegió de
la espada y de sus efectos…al igual que de la explosión que tú causaste…- y
añadió- de no ser por él, seguramente ahora no estaría aquí…en realidad es una
gran suerte llevar una invocación encima.
El chico se fijó en algunas de las
palabras que pronunció la joven, y en ese momento recordó el reciente combate
contra su enemigo de negro. Algunos de los instantes de la batalla contra el
comandante de pelo rojo pasaron fugazmente por su memoria: cuando aún
permanecía en su forma humana.
Sin embargo, tras ver con sus propios
ojos cómo Erika recibía la espada de fuego, le atravesaba el pecho y caía
herida al suelo, no conseguía recordar nada más del combate, por mucho que lo
intentara:
- ¿Qué…qué ha pasado?- preguntó
Eduardo, confuso y sin recordar nada- ¿Qué ha sido de Magno?
- Acabaste con él, después de una dura
pelea- respondió Ray- ¿De verdad no recuerdas nada de lo que ha pasado?
El chico negó con la cabeza. A juzgar
por la expresión confusa de su rostro, parecía bastante claro que no se
acordaba de nada:
- ¡¡No me lo creo!! ¿¡Cómo es posible
que no te acuerdes de nada!?- exclamó Cristal, perpleja- ¡¡chaval, has estado
increíble…sobre todo después de transformarte y de darle esa tremenda paliza a
Magno!!
Desde ese instante la princesa echó a
perder el plan que habían acordado todos de no decirle nada al joven. La chica
con coletas solía ser así de inteligente, y también era especial en las
ocasiones más oportunas:
- ¡¡Y pensar que aquello sólo era una
pequeña parte del poder de la materia suprema…!!- seguía hablando ella, tan
emocionada- ¿¡Quién hubiera imaginado que alguien tan joven como tú pudiera
llegar a ser tan fuerte!?
- ¡¡Cristal!!- la regañaron sus amigos
de un grito, que la hicieron callar de repente.
Sin embargo, ya era demasiado tarde. A
pesar de que la princesa dejó de hablar, Eduardo ya había captado el mensaje, y
sabía muy bien lo que había pasado. En ese momento su cara reflejó tristeza y
decepción:
- Así que es cierto…en realidad Magno
logró su objetivo, y consiguió que me transformara…- afirmó el chico,
deprimido- supongo que, después de todo, sí que soy un monstruo…soy el
mismísimo Ludmort en persona…
Sus compañeros supieron enseguida que
Eduardo conocía el resto del combate con sólo imaginárselo, y que ya de nada
servía ocultarle la verdad. Viéndolo de capa caída, los demás intentaron
animarlo dándole algo muy importante, y que siempre solía ser lo último que se
perdía: la esperanza:
- ¿Sabes, Eduardo?- le dijo Alana,
tras unos segundos de silencio- para nosotros no eres un monstruo…sino todo lo
contrario.
El joven levantó la vista y miró a sus
amigos, todavía deprimido. Uno a uno empezaron a decirle, tratando de animarlo
con una media sonrisa:
- ¿Crees que un monstruo acaso se
preocupa por sus compañeros?- dijo Rex, sonriente- ¿Cuántas veces nos has
salvado de los aprietos? ¡Yo diría que muchas!
- Eres un tío legal… ¡incluso bastante
más legal que yo, que nunca lo he sido!- afirmó Cristal, con una amplia sonrisa
de oreja a oreja- transmites buena onda y energía positiva…ya sabes a lo que me
refiero.
- Fuiste el primero, además de
Cristal, que me ofreció una nueva oportunidad…- dijo Ray, que a pesar de no
mostrar una sonrisa y de permanecer frío y serio como solía ser él, lo decía
con buena intención- fuiste el primero que acudió en mi ayuda y me curó cuando
nadie más lo aceptaba, a pesar de haber sido tu enemigo y de intentar matarte…
¿crees que cualquiera habría hecho lo mismo que tú?
En ese momento Erika también le dijo,
con una amplia sonrisa y tratando de animarlo:
- Todos nosotros sabemos que eres una
buena persona, Edu…y por eso te queremos…por ser tal y como eres.
A medida que escuchaba las sinceras
palabras de sus amigos, el chico poco a poco se iba contagiando de la alegría y
de las esperanzas que éstas transmitían. De su rostro iban desapareciendo los
miedos, la tristeza y la preocupación, y en su lugar ahora se reflejaba un rayo
de luz y de alegría.
Lo que añadió Jack a continuación
terminó de poner el broche final de ánimos, que llamó la atención de todos de
una forma increíblemente especial:
- Durante el combate contra Magno, es
cierto que te transformaste, y que usaste una pequeña parte del poder de la
materia suprema…- afirmó el mago, sonriente- pero, ¿sabes qué? No llegaste a
completar la transformación.
El joven se sorprendió mucho cuando
oyó esas palabras y preguntó, confuso y perplejo:
- ¿Ah, sí?- dijo Eduardo, sorprendido-
¿Pero…por qué? ¿Por qué no pude completarla?
Había llegado el momento de contarle
la verdad, hablarle sobre la reciente y la última teoría descubierta por Magno.
Debía saber que no pudo completar la transformación en Ludmort porque aún era
demasiado joven, que su cuerpo de niño no permitía desplegar todo el inmenso
poder del monstruo. Por su propio bien debía conocerse a sí mismo, y entender
que en aquellos momentos tan sólo era la semilla que dentro de varios años se convertiría
en una horrible criatura, capaz de destruir el mundo.
Erika y los demás decidieron en
silencio que fuera el mago el que le diera la mala noticia. Esperaron sin decir
nada la reacción del chico, cuando Jack le dijo en ese momento:
- No pudiste completar la
transformación…porque la luz de tu corazón así te lo impidió.
El resto del grupo se quedó
completamente perplejo y atónito por la respuesta del mago, igual que Eduardo.
Durante los siguientes segundos que pasaron, todos los miembros del grupo trataron
de analizar las palabras dichas por Jack, y sabían perfectamente que todo era
mentira. No entendían por qué el mago le había mentido de esa manera:
- ¿¡Qué!?- exclamó el joven, perplejo
y asombrado- ¿¡La luz…de mi corazón!?
El hombre rubio y de ojos azules
asintió con la cabeza, ladeada al chico que tenía a su espalda:
- El mismo Magno lo descubrió mientras
luchabais, por eso desistió de cumplir con el objetivo del combate…- explicó
Jack, muy seguro de sus palabras- la luz de tu corazón te impide que acabes
totalmente cubierto de oscuridad y tinieblas…en otras palabras…nunca podrás
completar la transformación, y tampoco te convertirás jamás en Ludmort.
A Eduardo le invadió de repente por
dentro una gran y profunda alegría, que se notó enseguida cuando esbozó una
enorme sonrisa en la cara:
- ¿¡De verdad!?- preguntó el joven,
con un brillo de alivio y esperanza en los ojos- ¿¡Eso significa que…nunca
terminaré la transformación!?
Jack asintió de nuevo con la cabeza,
mostrando una sonrisa tan amable y seguro de sí mismo que cualquiera que lo
viera se creería sus palabras. Fue en ese entonces cuando el chico recuperó la
energía y la alegría de la juventud, y desde ese instante la tristeza
desapareció:
- ¡Qué bien!- exclamó Eduardo,
eufórico- ¡entonces ya no hay manera de que destruya el mundo…nunca me
convertiré en Ludmort!
El mago parecía alegrarse por la
felicidad de su amigo, que estaba mucho más contento gracias a la buena
noticia, pero enseguida lo bajó de las nubes cuando le dijo seriamente:
- Ahora no es el mejor momento para
festejar nada- afirmó Jack- ya lo celebraremos cuando hayamos acabado con toda
esta pesadilla.
El joven también se tornó serio y
decidido, y respondió de la misma forma:
- ¡Tienes razón, tenemos que detener a
Derriper antes de que sea demasiado tarde!
- ¿Crees que puedes caminar?
El chico asintió enérgico con la
cabeza, diciendo:
- ¡Sí, ya estoy mejor! ¡Muchas gracias
por llevarme!
Jack se agachó doblando las rodillas
para facilitar que Eduardo se bajara de su espalda, y éste finalmente volvió a
tocar el suelo con los pies. Una vez recuperado, ya podía volver a moverse con
facilidad.
El joven se dirigió al chico con gafas
y le dijo, seriamente:
- ¡Sigamos, Ray! ¡Eres el único que
puede guiarnos en este lugar!
Su compañero asintió de la misma
forma, dio media vuelta y avisó a los demás diciendo:
- ¡Por aquí, rápido!
En ese momento el grupo entero echó a
correr detrás de Ray, que encabezó de nuevo la marcha. Mientras corrían, Erika
y el resto de sus amigos no dejaban de preguntarse por qué el mago le había
mentido a Eduardo de esa manera. Le había contado una falsa excusa sobre su
transformación incompleta, que sabría era una mentira cuando creciera: si en el
peor de los casos se convirtiera en Ludmort:
“Jack… ¿por qué le mentiste?”- se
preguntó la chica en su mente, mirando a su amigo rubio mientras corría detrás
de él- “¿Qué es lo que pretendes con esto?”
Ray y los demás seguían corriendo por
los numerosos pasillos y bajando escaleras oscuras que encontraban a su paso. Al
igual que la otra vez después del combate contra Helio, ya no se equivocaba a
la hora de elegir el camino correcto entre las bifurcaciones, y tampoco
acababan en callejones sin salida. Todo parecía indicar que estaban ya muy
cerca de la verdadera estancia y morada del dios oscuro.
Tras varios y largos minutos de
carrera sin descanso, el grupo entero finalmente llegó a lo más profundo de la
base de la organización Muerte, al corazón de las más oscuras tinieblas. Ray y
el resto se detuvieron frente a una enorme puerta tétrica, rodeada de
siniestras estatuas de gárgolas, que los amenazaban con la mirada: la misma que
atravesó Asbel mucho tiempo atrás, en pos de un poder mayor con el que derrotar
a su viejo rival Jack.
Un escalofrío les recorrió la espalda,
al igual que una sensación de peligro los invadió de repente a todos. Sentían
una poderosa fuerza al otro lado del umbral de la puerta, una que nunca antes
habían notado en su existencia. Sabían muy bien a quién pertenecía un aura
mágica tan poderosa como aquella, y que igualaba a la de Eduardo convertido en
monstruo: a la de su mayor enemigo, al mismísimo Derriper:
- ¿Es…es aquí?- preguntó Cristal,
temblándole un poco el cuerpo- esta entrada tiene toda la pinta de ser la del
dios oscuro…
Ray asintió con la cabeza y dijo
seriamente:
- Tras esta puerta aguarda el ser
contra el que hemos estado luchando todo este tiempo…el cabecilla que ha estado
moviendo los hilos de todos los enemigos abatidos hasta ahora…- explicó el
chico con gafas- el mismísimo dios oscuro contra el que nos enfrentamos una vez
siendo Alejandro, y al que liberamos tras su derrota…
Ray añadió en ese momento, aún estando
todos frente a la siniestra puerta de oscuridad:
- Está claro que no será un combate
fácil… ¿Estáis preparados para lo peor?
Eduardo y los demás asintieron firmes
y seguros, dispuestos a afrontar el último combate de su larga aventura. Tras
esto, y viendo que los demás estaban listos para luchar, Ray finalmente dijo:
- Muy bien, allá vamos.
Y con estas palabras, el chico de negro
por fin abrió con ambas manos la puerta, que se partió en dos y permitió el
acceso a su interior. De esa forma, el grupo entero atravesó el umbral de la
misma, y se internaron de lleno en el corazón de oscuridad. Su largo recorrido
por la base de la organización había llegado a su fin.
A partir de entonces, y tras cruzar la
puerta y cerrarse ésta tras su paso, todos anduvieron lentamente y con
precaución rodeados de la más absoluta penumbra. No había ni un solo resquicio
de luz en aquel lugar, inundado en sombras y tinieblas:
- ¿Dónde…dónde estamos?- preguntó
Alana, un poco asustada- no se ve nada.
- Tened cuidado…- avisó Ray mientras
caminaban- no bajéis la guardia en ningún momento…
Continuaron así varios segundos más, a
la vez que daban cada paso con lentitud y precaución y mientras miraban en
todas direcciones. No se veía absolutamente nada.
En ese momento, tras unos largos y
eternos segundos de silencio, se oyó por fin una voz, que resonó en todos y
cada uno de los rincones de la estancia y que pilló por sorpresa a todos los
miembros del grupo:
- He aquí a los mismísimos portadores
de las armas sagradas…- anunció la voz, todavía sumergidos en tinieblas- sed
bienvenidos a nuestra humilde morada, elegidos de la profecía…
El chico de negro pareció reconocer la
voz del que hablaba:
- Esa voz…- dijo Ray, seriamente- tú
eres…
Repentinamente se encendieron, por
arte de magia, una a una todas las antorchas de la sala, aportando algo de
iluminación al lugar. Jack y los demás comprobaron entonces que se encontraban
en una estancia oscura, tétrica y siniestra, iluminada por una tenue luz
espectral. A pesar de que las antorchas arrojaran un poco de claridad al salón,
el sitio aún permanecía en su mayoría inundado por las tinieblas.
Al fondo de la estancia había un trono
vacío, y junto a él en pie una sombra humana de espaldas a ellos. El tipo junto
al trono llevaba el típico traje negro de la organización Muerte y estaba
encapuchado, ocultando su rostro. Siguió hablando mientras observaba el asiento
vacío que debía ocupar su líder, frente a él:
- Y pensar que antes éramos siete
grandes y poderosos miembros, cuyo único sueño era ver el nacimiento del nuevo
mundo…uno a uno, todos han caído sin remedio…y ahora, soy el único
superviviente que queda en pie…el último y leal miembro de mi señor el
séptimo…- explicaba la voz del desconocido encapuchado- es cierto que la vida
puede dar muchas vueltas de un día para otro…nunca imaginé que pisarais esta
sala por voluntad propia, y menos aún que yo fuera el último miembro con vida
de la organización…sin duda, es todo un logro por vuestra parte el haber
llegado hasta aquí…
El hombre de negro finalmente dio
media vuelta de cara a ellos, y se quitó con ambas manos la capucha negra de su
cabeza, dejando su rostro al descubierto. Todos los miembros del equipo
palidecieron y se quedaron boquiabiertos, al reconocer a un hombre de mediana
edad, con canas y pelo gris oscuro:
- ¡¡Rodvar!!- exclamaron todos a la
vez, perplejos.
- Felicidades, habéis superado las dos
primeras pruebas…y ni más ni menos que contra mis dos comandantes superiores…-
dijo el científico de negro, seriamente- otro gran logro, teniendo en cuenta
que ambos eran los dos miembros más antiguos y poderosos de la organización…
Jack replicó en ese momento, enfadado
y alzando la voz:
- ¡¡Déjate de tonterías!!- exigió el
mago- ¿¡Dónde está Derriper!?
El enemigo de mediana edad tardó un
poco en responder. El resplandor de sus gafas impedía ver sus ojos al otro lado
de los cristales. Esbozó una media sonrisa malvada mientras decía:
- ¿Oh, preguntáis por mi señor el
séptimo? Lamento comunicaros que llegáis demasiado tarde…- respondió Rodvar- el
ser oscuro ya terminó los preparativos necesarios para amenizar la llegada del
monstruo Ludmort, y se acaba de marchar justo antes de que abrierais la
puerta…se ha ido…
El grupo entero palideció y se
sorprendió, al darse cuenta de que habían llegado demasiado tarde. El dios
oscuro ya no estaba en la base de la organización, y podían comprobarlo
claramente porque ya no sentían la poderosa aura mágica de hace unos instantes:
- ¿¡Qué se ha ido!?- exclamó Rex,
perplejo- ¿¡A dónde!?
Lo que respondió Rodvar a continuación
dejó totalmente pálidos y atónitos a todos los presentes, que se quedaron con
los ojos y la boca abierta mudos de terror:
- Al encuentro con el mismísimo
Ludmort…hacia el corazón de la oscuridad más absoluta.
Eduardo y los demás no podían creer lo
que oían, estaban perplejos y paralizados de miedo y terror:
- ¿¡Derriper va a…reunirse con
Ludmort!?- exclamó Alana, asustada.
El científico de negro soltó una
ligera risa malvada por lo bajo, tras lo cual volvió a hablar diciendo:
- Ahora que mi señor el séptimo ya ha
eliminado toda barrera innecesaria de espera, es sólo cuestión de tiempo que el
monstruo llegue al planeta…quizá unas cinco o seis horas…- aclaró Rodvar- lo
único que le falta a mi señor Derriper es obtener el resto de su poder como
dios…ahora mismo sólo cuenta con una cuarta parte de su poder total.
Al grupo entero le recorrió un
siniestro escalofrío por la espalda. Si la información del enemigo era
correcta, el monstruo Ludmort llegaría al planeta aquella misma noche: Limaria
no vería nunca más el amanecer de un nuevo día.
Por otro lado, Rodvar acababa de
afirmar que el dios oscuro quería conseguir lo que le faltaba de poder:
seguramente el resto que no poseía, debido al pacto de los seis primeros dioses
que crearon Limaria. De ser así, en aquellos momentos Derriper era mucho más
vulnerable, y era la ocasión perfecta para acabar con él.
Todos sabían que, si el líder de la
organización Muerte adquiría plenamente todo su poder como dios, no tendrían
ninguna posibilidad contra él, y junto a ellos el mundo estaría condenado a
morir.
- ¡¡Maldita sea…Ludmort llegará al
planeta esta misma noche!!- dijo Jack, frustrado y apretando los puños y
dientes- ¡¡Y encima no sabemos en qué parte exacta del continente central va a
caer el monstruo!! ¿¡Cómo vamos a dar con él!?
En ese momento el científico de negro
volvió a hablar, y sus tranquilas y calculadoras palabras llamaron la atención
de todos los presentes:
- Sobre ese tema, mi señor Derriper me
ordenó que os comunicara un último
mensaje de su parte.
- ¿¡Un mensaje!?- exclamó Erika,
sorprendida- ¿¡Para nosotros!?
Lo que dijo Rodvar a continuación dejó
completamente pálidos y perplejos a Jack y los demás, que tardaron un poco en
asimilar la inquietante y misteriosa respuesta del dios oscuro:
- Me comunicó que os esperaba en el
único lugar donde nunca debieron haberse conocido…”donde empezó todo”.
“¿¡Donde empezó todo!?”- exclamó
Eduardo en su mente, atónito- “¿¡Qué querrá decir con eso!?”
A partir de entonces el grupo ya tenía
una ligera pista sobre el paradero de su enemigo, y con ella en mente ya podían
empezar a buscar al dios oscuro. Jack se giró a sus compañeros y les dijo,
seriamente:
- Sea lo que sea, al menos ya tenemos
una pista por la que guiarnos… ¡si queremos encontrar a Derriper, antes
tendremos que ir nosotros también a por Ludmort!
Los demás asintieron con la cabeza y,
olvidándose por completo de Rodvar, dieron media vuelta y echaron a correr
hacia la enorme puerta de salida. Ahora que sabían que su objetivo ya no se
encontraba allí, ya no había motivo para seguir buscando en la base de la
organización Muerte.
Sin embargo, en ese momento ocurrió
algo que detuvo su avance, y que dejó totalmente pálidos y atónitos a todos los
presentes.
A medio camino atravesando la enorme
sala, la puerta de salida por la que habían entrado recibió un nuevo conjuro de
protección, que vieron claramente cuando dicha puerta empezó a brillar con una
misteriosa luz mágica. Sabían perfectamente lo que aquello significaba:
- ¡¡Mierda!!- exclamó Cristal,
enfadada- ¡¡Otra vez no!!
La voz del científico los sorprendió a
sus espaldas, hablando con siniestro sarcasmo y maldad:
- ¿Ya os vais? ¿Tan pronto?- preguntó
Rodvar, con una sonrisa maliciosa- ¡Pero si acabáis de llegar!
Alana y los demás dieron media vuelta
de nuevo, de cara al trono oscuro. La pelirroja gritó, cansada y enfadada de
tantas trampas:
- ¡¡Déjanos salir, maldito desgraciado!!
El hombre de negro los miraba, a
través de sus ojos grises y oscuros que se reflejaban en los cristales
transparentes de sus gafas:
- Siento mucho tener que daros esta
mala noticia, pero…me temo que no puedo dejaros marchar tan fácilmente…-
explicó Rodvar, tranquilo- mi señor Derriper me ha dado la última orden de que
os asesine aquí mismo a todos, tratando de ganar el mayor tiempo posible para
sus deseos y voluntad…- y luego añadió, refiriéndose a la entrada- esa puerta
no se abrirá a menos que yo muera…en otras palabras…jamás conseguiréis salir de
aquí, no sin antes derrotarme.
El grupo entero palideció en ese
momento, al darse cuenta de lo que aquello significaba:
- ¡¡Pero, entonces…!!- exclamó Rex,
perplejo- ¡¡Tú eres…!!
- Así es…yo soy la tercera y última
prueba que debéis superar para llegar hasta mi señor el séptimo…-afirmó Rodvar-
el último miembro leal de la organización al ser oscuro, el último obstáculo en
vuestros inútiles intentos por salvar este condenado mundo de su destrucción.
Todo el equipo desenfundó mágicamente
sus armas y se pusieron en guardia, mirando al enemigo a muchos metros de
distancia. Sabían que aquella sería la última batalla contra un miembro de la
organización Muerte, antes del combate final contra Derriper:
- Puede que yo haya permanecido en la
sombra, al margen todo este tiempo, y que no haya actuado ni hecho nada por mi
cuenta…- dijo el científico, con una sonrisa maléfica- como las trampas y la
mentira de Helio sobre la muerte de tus padres…o la brillante actuación de
Magno asesinando al primer elegido de la llave espada…pero…
Erika se alarmó en ese instante,
cuando oyó que el enemigo se refería al tema de la muerte de sus progenitores
mirándola a ella. Enseguida alzó la voz, casi gritando y apretando los puños, sujetando
la vara mágica:
- ¿¡Qué…qué has dicho!?- exclamó ella,
sorprendida- ¿¡La mentira sobre la muerte de mis padres!?
- Él mismo nos lo contó días antes de
que entrarais en el bosque de la muerte, y al principio creíamos que era un
plan inútil…crear una mentira lo más realista posible para hacer que os
enfadarais y os separarais ambos era un objetivo difícil, teniendo en cuenta el
fuerte vínculo que os mantiene a los dos…- explicó el científico- pero nunca
imaginamos que su absurdo plan acabaría siendo un éxito, pero tratándose de
Helio ningún otro habría podido hacerlo más creíble y realista…la idea de robar
el collar original de tu madre y mancharlo de sangre también fue suya, a pesar
de tener que hacer un viaje tridimensional a La Tierra…
- El resto lo hizo con sus habilidades
psíquicas ilusorias en el sueño de Eduardo…no resultó ser tan difícil como
creíamos.
Erika entendió perfectamente las
palabras del enemigo, y un brillante rayo de esperanza se iluminó en su rostro,
cuando exclamó diciendo, sorprendida y en alta voz:
- ¿¡Eso significa que…mis padres
siguen vivos, en La Tierra!?
Con aquella buena noticia en mente, y
la esperanza de que sus progenitores aún seguían con vida y esperándola en su
mundo, la chica empuñó fuertemente la vara mágica en sus manos. Tenía una nueva
razón para luchar y seguir adelante: volver a casa con sus seres queridos.
Tras la interrupción por parte de la
joven durante el discurso de Rodvar, éste retomó su monólogo por donde lo había
dejado. El resto del grupo no bajó la guardia ni un segundo, con las armas en
las manos, mientras observaban y escuchaban al enemigo frente a ellos:
- Puede que yo haya permanecido en la
sombra, al margen todo este tiempo, y que no haya actuado ni hecho nada por mi
cuenta…como las acciones de mis comandantes superiores…- explicó el científico,
con una sonrisa maléfica- sin embargo, yo sólo he logrado algo que ninguno de
ellos habría podido hacer nunca…obrar el milagro de crear artificialmente a un
nuevo portador de la materia suprema…al ser que acabará destruyendo este
patético y podrido mundo contaminado por los humanos…
Eduardo y los demás se sorprendieron,
al ver que Rodvar no llevaba armas para luchar: estaba completamente desarmado.
En su lugar metió una de sus manos de guante negro en uno de sus bolsillos, del
que extrajo una jeringuilla de cristal cargada en su interior con un siniestro
líquido de color morado oscuro:
- ¿¡Una jeringuilla!?- exclamó Cristal,
en tono de burla- ¿¡De verdad piensa que puede derrotarnos con semejante y
pequeño instrumento de medicina!?
Ray, al contrario que ella y el resto,
estaba pálido y había perdido de repente el color del rostro. En su cara se
reflejaba miedo y horror con tanta claridad que cualquiera que lo viera sabría
que estaba aterrorizado, incluso le temblaba el cuerpo:
- ¿¡Eso…eso es…lo que creo que es!?-
pronunció el chico de negro, a media voz.
Sus amigos muy pronto se dieron cuenta
del miedo que sentía, y no tardaron en contagiarse de su preocupación. Ray
debía de conocer perfectamente lo que era aquello, habiendo estado tantos años
dentro de la organización, y si tenía tanto miedo como para ponerse así debía
de tener una buena razón. La gravedad de la situación debía de ser mucho más
grande de lo que imaginaban:
- Ray…- dijo Alana, preocupada- ¿Qué…qué
es eso?
El chico de negro tardó un poco en
responder. Trataba de recuperarse del susto, y aún temblando respondió a
medias:
- El problema no es la
jeringuilla…sino el líquido oscuro que lleva dentro.
Rodvar los veía a todos muy
sorprendidos mirándole, y supo que el chico con gafas había adivinado enseguida
lo que tenía en su mano:
- Imagino que tú sí sabes lo que es
esto, ¿verdad, Ray?- sonrió el científico- lo que tengo ahora mismo en mi mano
se trata ni más ni menos…que una muestra de sangre del mismísimo Ludmort.
Todos palidecieron y perdieron el
color del rostro, al oír esas palabras. Aquello que tenía Rodvar en su mano era
la sangre oscura del monstruo Ludmort: el mismo ser diabólico que había estado
amenazando Limaria una y otra vez desde el principio de los tiempos. No podían
creer que tuvieran una muestra de su ADN justo delante de sus narices:
- ¿¡La…la sangre de Ludmort!?- exclamó
Rex, atónito y con la boca abierta.
- En efecto, la misma del monstruo en
persona…obtenida durante la amenaza de Ludmort, hace quince años…- explicó el
científico de negro, que luego se dirigió a Eduardo con las siguientes
palabras- yo te creé con esta misma muestra, elegido de la llave espada…y parte
de ella corre ahora mismo por tus venas.
Lo que dijo Rodvar a continuación dejó
completamente sorprendidos y perplejos a todos los presentes:
- Sin embargo, dentro de esta
jeringuilla no solo se encuentra la sangre de Ludmort, sino también la del
resto de miembros de la organización Muerte…- explicó el enemigo, tranquilamente-
en otras palabras…en este líquido oscuro están mezcladas todas las muestras de
ADN de todos los miembros de la organización…sumadas a la sangre del monstruo,
claro está…
Jack y los demás se horrorizaron
profundamente al escuchar esas palabras: Rodvar llevaba en su mano el ADN
mezclado de todos los enemigos a los que se habían enfrentado hasta ahora. No
entendían para qué había creado tal cosa el científico de negro:
- ¿¡Y de qué demonios le sirve ahora
la sangre de todos sus compañeros caídos!?- preguntó Cristal, frunciendo el
ceño- ¿¡Es que pretende matarnos con una sobredosis letal de ése líquido!?
Su pregunta no fue mal encaminada
cuando se sorprendieron y alarmaron de repente, al ver que Rodvar agarró con
fuerza la jeringuilla en su mano derecha. Desde ese instante supieron lo que
pretendía hacer:
- ¡¡Oh no, se ha vuelto loco!!-
exclamó Jack, asustado y horrorizado- ¡¡Va a inyectarse él mismo el líquido
oscuro!!
El científico de negro miró una última
vez al cielo, como si al que le hablara estuviera ahí arriba. Sonrió
maliciosamente mientras pronunciaba:
- Por ti, mi señor Derriper…que todo
se haga según tus deseos y voluntad… ¡larga vida al séptimo!!
En ese momento Eduardo y los demás
palidecieron y, con los ojos y la boca abierta de terror, perdieron el color
del rostro de repente. Rodvar se inyectó con fuerza la aguja de la jeringuilla
en su brazo izquierdo, y a continuación presionó con el dedo pulgar el émbolo
de la parte superior hacia abajo. El líquido negro que había dentro acabó
inyectándose de lleno en el organismo del enemigo, sin dejar una sola gota.
Tras inyectarse el contenido del
interior de la jeringuilla, ésta cayó de la mano del científico de negro al suelo,
donde estalló y se rompió en mil pedazos. Muy pronto los efectos letales del
líquido oscuro empezaron a surtir efecto en Rodvar, ya que el enemigo comenzó a
jadear y a respirar con dificultad, mientras le temblaba todo el cuerpo. Lo más
terrorífico y escalofriante de todo era que no dejaba de sonreír diabólicamente
mientras decía:
- ¡¡Contemplad con vuestros propios
ojos…mi mayor e increíble obra maestra…!!- exclamaba el enemigo- ¡¡La más
poderosa y definitiva combinación letal…entre Ludmort y la organización
Muerte!!
Eduardo y los demás no bajaron la
guardia ni un instante, con las armas en las manos, mientras miraban
sorprendidos a Rodvar:
- ¡¡Ha llegado vuestra hora…!!-
exclamó el enemigo, casi al borde de la locura y la demencia- ¡¡Preparaos a
morir, elegidos de la profecía…porque vuestro viaje por Limaria…termina aquí!!
En ese momento todos los presentes
palidecieron y perdieron el color del rostro, al ver con sus propios ojos lo
que contemplaron a continuación. Jack y los demás fueron testigos de la
horrible y terrorífica transformación del científico de negro, cuyo sello de
Ludmort que llevaba al cuello empezó a brillar intermitentemente en rojo al
igual que sus ojos.
Al cabo de unos segundos dicho sello
comenzó a expandirse por todo el cuerpo del enemigo, cambiándole por completo
el color de la piel y de los ojos.
Frente a lo que en un principio
esperaban, la transformación de Rodvar resultó ser completamente radical y
diferente a la de cualquier otro miembro de la organización vista hasta ahora.
Sorprendentemente y al igual que Magno, al científico también le salieron otros
cuatro brazos en su tronco: dos a cada lado, como si de una extraña mutación se
tratara.
Para mayor sorpresa de todos, uno de
sus brazos se convirtió en una familiar cabeza de serpiente, con las fauces y
los colmillos abiertos; y en cada una de sus nuevas cinco manos restantes
surgió una espada enlazada a una magia elemental distinta: Piro, Hielo,
Electro, Aqua y Oscuridad.
Pero sin embargo, y dejando aparte el
cambio de color de piel, de los ojos y de los colmillos, lo que realmente daba
profundo miedo y terror eran los siniestros rostros que surgieron en la piel de
Rodvar. Unas nuevas caras, sin ojos y un poco descompuestas surgieron: dos a
cada lado de la cara original del científico, mirando a derecha e izquierda, y
las otras tres formando un triángulo en el pecho al descubierto del enemigo.
Ray reconoció enseguida todas esas
caras, ahora también formando parte del nuevo cuerpo aberrador y monstruoso de
Rodvar, y palideció completamente con los ojos y la boca abierta de terror:
- ¡¡Esos…esos son…!!
El resto del grupo también perdió el
color del rostro, al reconocer los rostros que habían surgido en la piel del
científico:
- ¡¡Son todos los miembros de la
organización Muerte!!- exclamó Rex, atónito.
En efecto, las caras ahora mostradas
en el cuerpo de Rodvar se trataban ni más ni menos que de los rostros muertos
de sus antiguos enemigos caídos: Magno y Helio a cada lado de la cara original
del enemigo, y Lectro, Venigna y Asbel formando el triángulo en su pecho al
descubierto. Ver aquellos rostros muertos también siendo parte del propio
Rodvar era una auténtica aberración de la naturaleza, y le conferían un aspecto
peligrosamente más monstruoso:
- ¡¡Por todos los dioses…!!- exclamó
Alana, horrorizada- ¿¡Qué…qué es eso!?
- ¡¡Ha mezclado su propio ADN con el
de Ludmort y el resto de sus compañeros de negro!!- explicó Ray, temblando de
miedo- ¡¡Ha mutado con la sobredosis letal de la sangre del monstruo, y acaba
de convertirse en algo parecido a él!!
El chico de negro enseguida se alarmó
cuando vio que Rodvar blandió en el aire la espada Electro, y avisó a sus
amigos del peligro que se avecinaba:
- ¡¡Cuidado!!- gritó Ray,
anticipándose al enemigo- ¡¡Saltad, no toquéis el suelo!!
Y justo en ese momento, desde el
instante en que Rodvar clavó su espada Electro en el suelo con fuerza, comenzó
la acción y el combate: la tercera prueba acababa de empezar, siendo la sala
del trono el nuevo campo de batalla.
Todos los miembros del grupo saltaron
a gran altura, justo unas milésimas de segundo antes de que una fuerte
corriente eléctrica sacudiera todo el suelo y lo hiciera temblar de alto
voltaje, durante unos segundos.
Estando todavía en el aire, enseguida
supieron que el ataque del enemigo aún no había acabado porque les recorrió un
siniestro escalofrío por la espalda. Al girarse todos descubrieron,
horrorizados, que Rodvar estaba ahí, suspendido en el aire en medio de todos
ellos. Acababa de moverse a toda velocidad y sin hacer ruido, como una sombra
silenciosa:
“¡¡Qué rápido es!!”- pensó el perro,
en su mente- “¡¡Ni siquiera he notado su movimiento en apenas unos instantes!!”
Sin darles tiempo a reaccionar, el
monstruo mutado empezó a girar trescientos sesenta grados a toda velocidad,
empuñando con fuerza sus cinco espadas elementales. El filo de las armas
alcanzó en el aire a todos los miembros del grupo, que los hirió rajándoles
alguna parte de su cuerpo, y los envió en picado al suelo.
Cristal fue la primera en reaccionar,
cuando alzó de nuevo la vista arriba. Se sorprendió al ver que Rodvar blandió
las tres espadas de fuego, hielo y agua, y de ellas salieron disparadas
cuchillas de las tres magias elementales:
- ¡¡Cuidado, gente!!- gritó la
princesa- ¡¡Apartaos!!
El resto del grupo logró levantarse a
tiempo y esquivar por los pelos las cuchillas elementales, que impactaron en el
suelo y lo destrozaron, agrietándolo.
Todos retrocedieron bastante, intentando
ganar algo de distancia, y cuando finalmente su enemigo cayó de pie en el
suelo, Jack gritó firme y decidido:
- ¡¡Atacad todos, ahora!!
Tanto el mago como el resto de sus
amigos apuntaron con sus armas a Rodvar, y desde ese instante comenzaron a
dispararle diferentes magias elementales, repetidas veces y sin parar:
- ¡¡Piro++!!- gritó Rex.
- ¡¡Hielo++!!- dijo Cristal.
- ¡¡Electro++!!- exclamó Jack.
- ¡¡Aqua++!!- gritó Erika.
- ¡¡Aero++!!- dijo Alana.
- ¡¡Bio++!!- exclamó Eduardo.
- ¡¡Gravedad++!!- gritó Ray.
Todos estos ataques mágicos combinados
fueron disparados a la vez repetidas veces contra el monstruo, rodeado por
todos los miembros del grupo. Sin embargo, y lejos de lo que esperaban, se
quedaron completamente sorprendidos y con la boca abierta tras lo que vieron a
continuación.
A excepción de la magia Aero++, que
acertó y desequilibró a Rodvar durante unos breves segundos, el resto de
ataques fueron absorbidos por las diferentes espadas elementales, que le
sirvieron de escudo al enemigo y anuló los hechizos ofensivos lanzados por el
equipo:
- ¿¡Pero qué…!?- exclamó Eduardo,
perplejo- ¿¡Qué ha pasado!?
- ¡¡Ha absorbido la magia con sus
armas!!- exclamó Erika, también sorprendida- ¡¡Los ataques mágicos no tienen
ningún efecto sobre él!!
En ese momento, y aún perplejos por lo
que acababan de ver, no reaccionaron a tiempo cuando Rodvar los apuntó a todos
y cada uno de ellos con sus espadas, de las que salieron disparados los ataques
mágicos elementales que lanzó cada uno por separado. Rex, Cristal, Jack, Erika,
Eduardo y Ray recibieron el mismo ataque que lanzaron contra su enemigo, pero
doblado a la máxima potencia, y acabaron rodando por el suelo hasta parar un
poco más lejos, heridos:
- ¡¡Chicos, no!!- gritó Alana,
preocupada.
Sin embargo, justo cuando la pelirroja
estaba a punto de echar a correr hacia sus compañeros, algo la detuvo en seco.
Palideció y se sorprendió al ver que unas extrañas y misteriosas garras oscuras
la sujetaron por las muñecas y los tobillos, reteniéndola y sin poder moverse.
Éstas procedían del monstruo mutado, que a pesar de la distancia de seguridad,
se estiraron y alargaron hasta su posición. Le resultaban siniestramente
familiares, y creía haberl visto esas garras antes:
- ¿¡Pero qué!?- dijo Alana, perpleja.
Su rostro palideció aún más al ver
frente a ella cómo Rodvar la apuntaba con su único brazo convertido en cabeza
de serpiente. Las fauces abiertas del reptil mostraban en su interior una
peligrosa carga de energía, que poco a poco acumulaba y se hacía más grande y
fuerte.
La pelirroja trataba de forcejear para
escapar, pero era inútil. Las garras oscuras la sujetaban con tanta fuerza que
era incapaz de moverse:
- ¡¡Mierda!!- exclamó Alana- ¡¡No
puedo moverme!!
En ese momento perdió totalmente el color
del rostro, cuando al mirar al frente la carga de energía ya había terminado de
completarse. Fue en ese instante en el que cerró los ojos cuando la cabeza de
serpiente finalmente disparó su mayor ataque, que alcanzó de lleno a la piloto
y provocó una tremenda explosión.
Sus amigos heridos contemplaron cómo
la pelirroja salía volando por los aires a toda velocidad y acababa
estrellándose contra una pared del fondo de la sala, gravemente herida:
- ¡¡Alana!!- gritaron todos,
preocupados.
Jack y los demás se levantaron del
suelo, con rasguños por todo el cuerpo, mientras miraban con precaución al
enemigo desde una distancia de seguridad y sin dejar de empuñar sus armas. El
chico de negro se dio cuenta entonces de lo que pasaba, y se comprobaba a
simple vista con solo observar a Rodvar:
- Ahora lo entiendo…ya sé lo que pasa…
- ¿Qué quieres decir, Ray?- preguntó
Rex, confuso por sus palabras.
- Fijaos en los rostros del cuerpo de
Rodvar- respondió el chico con gafas- está usando los poderes y las habilidades
mezcladas de todos sus compañeros de negro a la vez.
El resto del grupo supo a lo que se
refería, cuando recordaron los movimientos del monstruo desde el inicio del
combate. La descarga eléctrica de Lectro, la espada gélida de Helio y la
ardiente de Magno, el arma oscura de Asbel y la mano convertida en cabeza de
serpiente de Venigna. Todos reconocieron enseguida esas armas, propias de cada
uno de los enemigos a los que se habían enfrentado hasta ahora, y palidecieron
aún más al ver las nuevas extremidades de Rodvar:
- ¿¡Esas no son…las garras oscuras de
Alejandro!?- exclamó Cristal, atónita al recordarlas.
La princesa tenía razón en cuanto a lo
de las garras: eran las mismas que usó el mago oscuro contra ellos durante la
boda de éste con Erika.
El resto del grupo perdió el color del
rostro con solo imaginarse la idea de lo que aquello significaba:
- ¿¡Quieres decir que…estamos luchando
contra todos los miembros de la organización Muerte…al mismo tiempo!?- exclamó
Eduardo, asustado y horrorizado.
No hicieron falta palabras, ya que la
respuesta la tenía frente a ellos, y podían comprobarlo con sus propios ojos.
Los rostros muertos y descompuestos de todos los miembros de la organización,
sumados a las armas o las habilidades que éstos tenían, eran suficiente para
saber que lo que había dicho el joven elegido de la llave espada era verdad.
A diferencia de las dos anteriores
pruebas y del resto de combates librados hasta ahora, en aquella última prueba
tenían que enfrentarse al grupo entero de la organización de negro:
terroríficamente fusionados en un horrible y espantoso monstruo con forma
humana.
Si ya de por sí era difícil luchar
contra un solo miembro, aquel último desafío suponía un duro reto, llevado
hasta niveles que ninguno de ellos hubiera llegado a imaginar jamás.
Viendo la terrible y peligrosa
gravedad de la situación a la que se enfrentaban, Jack se adelantó un paso a
los demás. Se puso delante de los dos jóvenes y les dijo seriamente, sin
vacilar y dándoles la espalda:
- ¡¡Eduardo, Erika, manteneos al
margen de esta lucha!!
Ambos se sorprendieron de repente,
como si les acabaran de dar una mala noticia. El mago los estaba echando
abiertamente y les prohibía participar en la batalla:
- ¿¡Qué!?- exclamó la chica, perpleja-
¡¡Ni hablar, no pienso quedarme atrás!!
- ¡¡Yo tampoco!!- afirmó el chico,
firme y serio- ¡¡No permitiré que luchéis sin mí!!
Jack les reprochó diciendo, con el
mismo semblante oscuro y serio con el que sus amigos sabían que no bromeaba:
- Escuchadme…este combate no es como
cualquier otro que hemos librado hasta ahora…nos enfrentamos ni más ni menos
que a todos los miembros de la organización Muerte juntos…no se trata de una
broma, sino de algo completamente peligroso…
El mago siguió hablando, pronunciando
cada palabra con madurez y seriedad:
- Además, vosotros ya bastante habéis
luchado en las dos primeras pruebas, y aún no estáis recuperados de vuestras
heridas…- explicó Jack- ahora mismo no estáis en condiciones de librar un nuevo
combate…y lo único que haríais sería estorbarnos durante la batalla.
Los dos jóvenes sabían perfectamente
que su amigo tenía razón. Aunque lo negaran o trataran de fingir, en realidad
sentían mucho dolor por todo su cuerpo, debido a sus esfuerzos en las dos
primeras pruebas. Las heridas de sus respectivos combates contra los
comandantes Magno y Helio todavía seguían muy recientes, y se notaba a simple
vista a la hora de realizar sus movimientos.
Ambos eran muy lentos con sus acciones
ofensivas y defensivas, y en aquel estado eran un blanco muy fácil para el
enemigo.
Aun conociendo la realidad de la
situación, los dos jóvenes se sentían inútiles con la sola idea de quedarse al
margen de la acción. Erika trató de mentir diciendo:
- ¡¡Pero si estamos bien, no
necesitamos recuperarnos m…!!
Un fuerte dolor la interrumpió en su
costado derecho, debido a la puñalada que se dio ella misma durante el combate
contra Helio. La chica acababa de delatarse y ambos sabían que ya de nada
servía tratar de fingir más. Jack les dejó bien claro que no estaba dispuesto a
dejarlos participar en la batalla:
- No pienso discutir esto con
vosotros… ¡¡manteneos al margen de este combate!!
Antes de que el mago echara a correr
hacia el monstruoso enemigo que tenían delante, Eduardo lo detuvo en seco a
apenas tres pasos, alzando la voz:
- ¡¡Espera, Jack!! ¡¡Se supone que
estamos juntos en todo, en las buenas y en las malas, y que nadie luchará sólo
por su cuenta!!- exclamó el chico, seriamente- ¡¡Tú mismo lo dijiste!!
¿¡Recuerdas!? ¡¡Permanecer siempre juntos!!
Su compañero le preguntó en ese
momento, de la misma forma y contradiciéndole:
- Dime, Eduardo… ¿Quiénes se
enfrentaron a Magno y Helio en solitario? ¿Quiénes combatieron contra ellos y
ganaron, sin nuestra ayuda? ¿Quiénes han demostrado ser valientes en las dos
primeras pruebas?
El chico de rojo se quedó sorprendido,
porque conocía la respuesta a aquellas preguntas. Lo que le dijo Jack a
continuación lo dejó todavía más atónito y perplejo:
- Ahora nos toca a nosotros, los
guardianes, demostrar que también somos valientes… ¡¡porque ésta…es nuestra
lucha!!
Erika también estaba perpleja y
asombrada por la determinación de su amigo, y dijo a media voz, sorprendida:
- Jack…
- Esta tercera y última prueba la
libramos nosotros, y no estamos dispuestos a permitir que muráis…no después de todo
el esfuerzo que hemos hecho hasta ahora…- explicó el mago, seriamente- ¿Por qué
si no…para qué os habría estado buscando todos estos años? ¿Para qué os
habríamos estado protegiendo todo este tiempo?- y luego dijo una cosa que tocó
el corazón de los dos jóvenes, muy firme y decidido- ¡¡Marina se sacrificó por
nosotros…nos brindó una nueva oportunidad para seguir adelante!! ¿¡Es que acaso
queréis que su muerte haya sido en vano!?
Erika y Eduardo permanecieron callados
y mudos de la sorpresa, reflexionando sobre las palabras de Jack. Su compañero
tenía razón en todo lo que había dicho, y más cuando les hizo recordar a su
querida amiga fallecida Marina.
La maga sagrada también había luchado
en vida para protegerlos, como otra guardiana más, y su último deseo antes de
morir fue darles más tiempo antes de la llegada de Ludmort. Si murieran ahora
después de todo por lo que habían pasado y el esfuerzo realizado por el resto
de sus compañeros, su sacrificio y muerte habrían sido en vano.
Los dos jóvenes entendieron el mensaje
que quería transmitirles su amigo, y enfundaron sus armas sagradas haciéndolas
desaparecer de nuevo mágicamente de sus manos. Reconocieron que ya bastante
habían luchado en las dos primeras pruebas, y que ahora le había llegado el turno
de combatir a sus guardianes.
Superar esta última prueba dependía
ahora únicamente de ellos, y se lo demostraron al mago mientras lo miraban a
los ojos y sonreían diciendo:
- Está bien, Jack…nosotros nos
quedaremos al margen- dijo Erika, con una sonrisa segura- el resto ahora
depende de vosotros.
- Buena suerte- dijo Eduardo, también
con la misma sonrisa que su compañera- estamos seguros de que ganaréis…porque
sois nuestros guardianes.
El hombre rubio y de ojos azules
sonrió a su vez, agradecido por su comprensión:
- Gracias, chicos.
De esa forma Eduardo y Erika
retrocedieron varios pasos atrás para finalmente dar media vuelta, echar a
correr y alejarse del escenario de combate. Por su parte, Jack y los demás
volvieron a ponerse en guardia con sus armas, mientras vigilaban la distancia
de seguridad con el enemigo. El mago ordenó a uno de sus compañeros seriamente,
diciéndole:
- ¡¡Rex, ve a ayudar a Alana, rápido!!
El perro asintió con la cabeza y
corrió a sanar a su amiga herida, un poco más lejos. Cristal y Ray se quedaron
junto a Jack, todos con las armas en las manos, y los tres miraban de frente a
Rodvar, que permanecía quieto en su sitio y sin moverse. Por primera vez en
todo el combate, el monstruoso enemigo pronunció unas palabras y habló
diciendo, con la voz original del científico de negro:
- ¿Así que voy a tener que enfrentarme
al grupo de guardianes de los elegidos, eh?- sonrió Rodvar maliciosamente-
Bueno… ¿qué más da unos que otros primero? Al final todos moriréis si no es en
mis manos, en las del señor oscuro Derriper…aunque ganarais este combate, no
tendríais ninguna posibilidad contra mi señor.
Por suerte Rex había llegado a tiempo
para sanar a la pelirroja, cuyas heridas tras el cañón oscuro de Venigna
resultaron ser muy graves, y le dio a beber un elixir que llevaba encima. Tras
beberlo, enseguida Alana pareció recuperarse del todo, que se levantó del suelo
y agradeció la ayuda de su amigo.
Con sus martillos de nuevo en ambas
manos, ella y el perro se pusieron también en guardia, listos para luchar.
Erika y Eduardo se mantuvieron
alejados del escenario de combate, atentos y sin apartar la mirada. Con Jack y
los demás en sus posiciones y preparados para luchar, la verdadera batalla
estaba a punto de comenzar.
El grupo de guardianes tomó la
iniciativa cuando echó a correr hacia el enemigo, decididos a atacar. No fue
difícil esquivar las garras oscuras que se lanzaron contra ellos a distancia,
pues ya las conocían de sobra desde su anterior combate contra Alejandro, y
sabían sus patrones de movimiento. Por tandas de dos o tres miembros, todos
atacaron a la vez con sus armas. Si la magia no servía contra él, sólo les
quedaba el combate cuerpo a cuerpo.
Sin embargo, lo peor no eran las
garras, sino las propias espadas de Rodvar, y muy pronto lo descubrieron tras
la primera ronda.
Se libró en ese instante un frenético
duelo de cinco contra uno, en el que todos los participantes llegaron hasta el
científico transformado e intentaron herirlo con sus armas. Lejos de la
realidad y de la ventaja en número que tenían, Rodvar consiguió abatirlos a
todos en medio de una acelerada tormenta de movimientos rápidos, en los que
bloqueaba, esquivaba y contraatacaba a una velocidad increíble.
A pesar de estar en desventaja
luchando contra cinco oponentes, uno a uno todos cayeron seguidos tras unos
breves momentos de intensa lucha y de ecos metálicos al chocar las armas. Jack,
Cristal, Rex, Alana y Ray fueron heridos con un nuevo corte del filo de las
espadas del enemigo, que acabaron algunos volando por los aires y otros rodando
por el suelo:
- ¡¡Chicos, no!!- gritaron los dos
jóvenes, preocupados.
El mago y los demás se levantaron, un
poco doloridos por los dos cortes que llevaban, todavía con fuerzas para
luchar. Empuñaron de nuevo sus armas, mientras el líder del grupo decía:
- ¡¡Muy bien, tu lo has querido…a ver
qué te parece esto!!
Jack apuntó con su bastón mágico a
Rodvar y éste empezó a brillar, acumulando energía. Tras unos segundos de
carga, finalmente el hombre de pelo rubio conjuró su más poderoso hechizo
mágico ofensivo, gritando:
- ¡¡Fulgor++!!
Del arma de Jack salió disparada una
enorme bola de fuego mágica, que alcanzó a su objetivo y produjo una gran
explosión, seguido de una humareda. Pasaron varios segundos de silencio, en los
que no se oía nada y aparentemente todo estaba tranquilo. Una siniestra paz y
tranquilidad reinaba en el ambiente:
- ¿¡Ya está!?- preguntó Alana,
confusa- ¿¡Se ha acabado todo!?
- Lo dudo mucho…todavía siento su aura
mágica- confirmó Ray, seriamente- pase lo que pase, no bajéis la guardia ni un
momento.
Unos tensos y largos segundos de
silencio pasaron, llenos de intriga y suspense. Sabían que el enemigo estaba
vivo, escondido dentro de la nube de humo negra, y esperaban en guardia a que
realizara su próximo movimiento.
Lo que ocurrió a continuación los
pilló por sorpresa y completamente desprevenidos. Dos de las garras oscuras
salieron de repente y a toda velocidad de la humareda, directas hacia Jack: una
de ellas lo desarmó tirando el bastón mágico al suelo un poco más lejos, y la
otra hundió sus afiladas uñas en el estómago del mago, que lo hizo gritar de
dolor y bajar la guardia.
Durante esos mismos segundos Rodvar
también salió corriendo de la nube de humo negra a toda velocidad, para
sorpresa de todos los que estaban distraídos con las garras oscuras. El
monstruo mutado se acercó en apenas unos segundos a Jack, y atravesó con su
espada oscura el hombro derecho de éste, provocándole una sangrienta herida que
manchó de rojo el filo del arma del enemigo:
- ¡¡Jack!!- gritaron todos.
- ¡¡A por él!!- exclamó Rex, enfadado.
Estando rodeado, los cuatro miembros
restantes del grupo se lanzaron corriendo a atacar a Rodvar. Los que estaban
más cerca de él y los primeros en atacarle fueron Cristal y Ray, que con un
grito de furia intentaron herirlo por detrás con sus respectivas armas.
Como si tuviera ojos en la nuca con
los rostros muertos de Magno y Helio, sus respectivas armas de fuego y hielo
bloquearon las de la princesa y el chico con gafas, para mayor y terrorífica
sorpresa. Enseguida las otras dos espadas de agua y electricidad terminaron de
rematarlos con un mandoble cruzado, sin darles tiempo a reaccionar y
enviándolos un poco más lejos, heridos:
- ¡¡Cristal, Ray!!- gritó Rex,
corriendo hacia el enemigo.
El perro se aproximaba a Rodvar y
sería el siguiente en atacarlo. El monstruo mutado apuntó con la espada
ardiente de Magno hacia él y provocó una bomba de aire a escasos metros de su
oponente, que lo hizo retroceder y perder el equilibrio durante unos segundos.
A continuación movió al indefenso Jack
que aún tenía en su espada oscura y blandió rápidamente su arma de forma que
lanzó el cuerpo del mago a toda velocidad contra su compañero. El perro no pudo
reaccionar a tiempo debido a que todavía estaba desequilibrado, y tras recibir
de un golpe el cuerpo de su amigo ambos acabaron rodando por el suelo hasta
llegar un poco más lejos:
- ¡¡Jack, Rex!!- gritó Alana, al ver a
sus compañeros heridos.
La pelirroja era la única que quedaba
en pie de los guardianes, pero aún así no tenía miedo de enfrentarse a aquel
horrible monstruo. Enlazó la magia hielo a uno de sus martillos pesados y lo
lanzó con fuerza directo a Rodvar. Éste bloqueó con la espada gélida de Helio
el martillo, cuyas cadenas de ese extremo quedaron agarradas al arma del enemigo.
Alana se sorprendió al descubrir que
la espada gélida empezó a absorber la magia enlazada, y que tardaba varios
segundos en el proceso sin poder atacar o defenderse con dicha arma:
“¡¡Ya lo tengo!!”- pensó ella, al
encenderse una bombilla en su mente- “¡¡Eso es!!”
A continuación apuntó con la única
palma de la mano abierta que tenía libre hacia su enemigo y exclamó diciendo:
- ¡¡Aero++!!
Una fuerte ráfaga de aire salió
disparada hacia el monstruo, que sorprendentemente le alcanzó y le hizo daño,
desequilibrándolo durante unos breves y cortos segundos. Alana se dio cuenta
entonces del punto débil de Rodvar, y supo cuál era la forma de herirlo:
“¡¡Ahora lo entiendo…cada una de sus
armas es capaz de absorber una magia elemental distinta, por lo que lo hace
prácticamente invulnerable a cualquier ataque elemental…menos a uno!!”- exclamó
la pelirroja en su mente- “¡¡No tiene nada con que absorber el aire…la magia
Aero es su punto débil!!”
Inmersa de lleno en sus pensamientos,
no estuvo atenta cuando sintió la fuerza sobrenatural del monstruo arrastrarla
con violencia. No pudo soltar su mano derecha en la que sujetaba el otro
extremo de la cadena con el otro martillo porque una garra oscura la apresaba a
su propia arma:
- ¡¡Mierda!!- exclamó Alana- ¡¡No
puedo soltarme!!
La piloto salió volando por los aires
y acabó estrellándose brutalmente contra el suelo, que lo resquebrajó y agrietó
a su alrededor. La pelirroja gritó de dolor al sentir crujir todas sus
costillas por dentro y escupió sangre por la boca:
- ¡¡Alana!!- gritaron Erika y Eduardo,
preocupados.
Rodvar quitó las cadenas atadas a su
espada gélida y dejó caer el martillo pesado al suelo, que lo resquebrajó del
impacto. Se mostraba tranquilo y sereno, en medio de todos sus cinco oponentes
derrotados a su alrededor:
- ¿Y esto es todo lo que saben hacer
los guardianes de los elegidos? Nunca antes había visto unos tan inútiles e
incompetentes…- comentó el monstruo, decepcionado- qué desperdicio el que Ray
se haya unido a vosotros…habría sido un poderoso guerrero de la oscuridad con
el sello maldito de Ludmort…
El científico de negro se giró de cara
a los dos jóvenes espectadores que observaban el combate, y sonrió
maliciosamente diciendo:
- Bueno…una vez terminado con ellos
ahora os toca a vosotros…- que luego añadió con el semblante oscuro de su
rostro- preparaos a morir, elegidos de la profecía.
Rodvar comenzó a caminar lentamente
hacia ellos, portando en cada una de sus cinco manos una espada elemental
diferente, más una venenosa y letal cabeza de serpiente con las fauces
abiertas. Ambos jóvenes desenfundaron mágicamente sus armas en las manos y se
pusieron en guardia, listos para luchar.
Aún no estaban en condiciones de
librar un nuevo combate, y se dieron cuenta de que Jack tenía razón al decirles
que se mantuvieran al margen cuando sintieron un profundo dolor en su cuerpo,
al moverse:
“Mierda…las heridas de los combates
contra Magno y Helio todavía son muy recientes…aún no estamos recuperados…”-
pensó Eduardo en su mente- “en nuestro estado actual somos oponentes demasiado
fáciles…podría matarnos de un solo ataque…”
La chica, por su parte, estaba
analizando mentalmente al enemigo, en base a todo lo que había visto a lo largo
del combate:
“Rodvar es capaz de atacar a media,
corta y larga distancia, convirtiéndolo en un peligroso rival sin
precedentes…no importa si estás muy cerca o muy lejos de él, porque podrá
atacarte desde cualquier posición en la que estés…”- pensó Erika en su mente-
“sin embargo, lo peor no son las garras oscuras, sino las espadas que lleva y
la cabeza de serpiente que tiene…si conserva los mismos poderes y las
habilidades que sus portadores originales, estamos perdidos…nunca antes nos
habíamos enfrentado a un enemigo tan peligroso hasta ahora…”
El monstruo mutado se fijó en que los dos
jóvenes retrocedían paso a paso, con muecas de dolor en sus rostros. Estaba
claro que no se encontraban en condiciones de luchar, y que preferían guardar
las distancias y evitar el combate:
- ¿Qué os pasa, Eduardo y Erika? ¿Por
qué huís de mí? ¿Es que acaso me tenéis miedo?- sonrió maliciosamente Rodvar-
aunque lo intentarais no podríais escapar de aquí, no sin antes matarme…
Los dos elegidos seguían retrocediendo
poco a poco, al mismo tiempo que el enemigo se acercaba de la misma manera a
ellos. Muy pronto chocaron de espaldas con la enorme puerta siniestra por la
que entraron a la sala del trono:
- Tranquilos, intentaré que sea una
muerte rápida e indolora…- afirmó el científico de negro, tranquilamente- soy
muy benévolo con estas cosas, no me gusta hacer sufrir a la gente…es más, de
hecho os estoy haciendo un favor…
La situación empeoraba a cada segundo
que pasaba. Erika y Eduardo estaban acorralados, sin salida y completamente a
merced del enemigo. Con el resto de sus compañeros debilitados, ellos dos solos
no tenían ninguna posibilidad de ganar:
- Agradecedme que sea yo el que os
mate…porque mi señor Derriper no tiene la misma consideración que un servidor,
y no dudaría en haceros sufrir lenta y dolorosamente antes de morir…
Rodvar se detuvo a medio camino, y sus
garras oscuras se abrieron de tal manera que mostraron sus afiladas uñas como
cuchillas. Los dos jóvenes palidecieron y perdieron el color del rostro, al ver
las cuatro extremidades oscuras apuntando hacia ellos. Finalmente el monstruo
gritó diciendo:
- ¡¡Morid!!
Justo cuando las garras se lanzaron a
por ellos, y parecía que iban a morir, ocurrió algo increíble.
Tres chispas elementales de fuego,
hielo y electricidad se interpusieron entre los dos elegidos y las garras
oscuras, que las partieron a la mitad y las desintegraron a la nada, salvando a
Eduardo y Erika de una muerte segura.
Tanto ellos como el propio Rodvar se quedaron completamente sorprendidos
y atónitos:
- ¿¡Pero qué…!?- exclamó el monstruo,
frustrado- ¿¡Qué es lo que pasa!?
Los tres notaron en ese momento altos
niveles de aura mágica, que aparecieron de repente y que antes no estaban. Los
dos elegidos y el científico se giraron y observaron el campo de batalla. Lo
que vieron a continuación los dejó totalmente perplejos y atónitos.
Allí, en pleno centro del escenario de
combate, todos los miembros del equipo se estaban levantando poco a poco del
suelo. Lo más sorprendente e increíble de todo era que desprendían magia
elemental de sus propios cuerpos, como si fuera parte de ellos mismos y no les
hiciera daño.
Así, Cristal y Ray desprendían un aire
gélido, Rex y Alana desprendían pequeñas llamas de fuego, y Jack desprendía
chispas eléctricas por todo su cuerpo.
Se trataba de algo absolutamente
increíble, y tanto Erika como Eduardo creían haber visto aquello antes, durante
combate contra Lectro en Nautigh. La maga sagrada también se encontraba en el
mismo estado que ellos, cuando llevaba a Quetzal y era su portadora:
- Ésas chispas eléctricas, ése aire
gélido, ésas llamas de fuego…- dijo Erika, perpleja- ¿¡No serán…!?
- ¡¡Sí, son ellos!!- exclamó Eduardo,
con una media sonrisa de alegría- ¡¡Los G.F. les están prestando su poder!!
La esperanza renació desde el mismo
instante en que Jack y los demás terminaron de ponerse en pie. A pesar de
seguir heridos y de tener muchos rasguños y cortes por todo el cuerpo, no
aparentaban en absoluto estarlo. Gracias al poder y a la fuerza compartida de
las invocaciones, ahora el equipo de guardianes se había vuelto más fuerte, con
sólo ver los efectos de ayuda y protección propios de Quetzal, Shiva o Ifrit:
- Esto aún no ha terminado, Rodvar…-
dijo el chico de negro, seriamente- el combate continúa.
- Será mejor que no nos subestimes,
pulpo muerto…- aclaró Cristal, con una media sonrisa firme y decidida- que te
quede claro que con nosotros no se juega.
- Estás ante los guardianes de los
elegidos de la profecía…- comentó Rex, de la misma forma- si ellos mismos nos
eligieron, está claro que no será por pura coincidencia.
- Así que en ningún momento se te
ocurra infravalorarnos- concluyó Alana, también seriamente- porque de lo
contrario, lo pagarás muy caro.
Jack finalmente habló en nombre de
todos, y amenazó con aire desafiante y sin vacilar al enemigo:
- Esos dos jóvenes son nuestros
protegidos, y como les toques un solo pelo ya puedes darte por muerto…- dejó
bien claro el mago, con un tono de voz serio e incluso asesino- para llegar
hasta ellos, antes tendrás que pasar por encima de nuestros cadáveres.
Al principio Rodvar parecía
sorprendido, pero luego consiguió tranquilizarse y mantener la calma. Ver al
equipo de guardianes en guardia, con las armas en las manos y un nuevo poder
con el apoyo de las invocaciones no le resultaba un gran peligro. Al menos, aún
podía entretenerse un rato más con ellos:
- Así que los guardianes de la
fuerza…veo que os gusta resistiros a lo inevitable…- dijo Rodvar,
tranquilamente y con una media sonrisa malvada- sin embargo, nada de lo que
hagáis ahora cambiará vuestro destino…cualquier intento por cambiar ya es
demasiado tarde.
El monstruo mutado se puso de nuevo en
guardia, consiguiendo lo que Jack y los demás querían desde un principio:
llamar la atención del enemigo. Estando Eduardo y Erika a salvo otra vez, y con
Rodvar y sus oponentes listos para seguir luchando, una nueva etapa del combate
estaba a punto de comenzar.
En aquella ocasión fue el científico
de negro el que tomó la iniciativa, y echó a correr a toda velocidad contra el
grupo de guardianes empuñando sus cinco espadas. Rodvar se lanzó directo hacia
Ray, el que tenía más cerca, y trató de herirlo con la espada gélida de Helio.
El chico de negro se protegió
rápidamente con su arma oscura, la cual adquirió más fuerza y poder gracias al
“polvo de diamantes” de Shiva, y logró bloquear sin problemas el ataque del
enemigo. Rodvar no se sorprendió al ver con sus propios ojos cómo el aire
gélido que rodeaba al chico con gafas absorbía el hielo de su espada, ya que lo
había visto antes: Ray gozaba ahora de la protección de la guardiana de la
fuerza del hielo.
El monstruo enseguida reaccionó, en
ese mismo momento, cuando sintió a su derecha una nueva amenaza. Bloqueó con la
espada relampagueante de Lectro el ataque de Jack, que tampoco tuvo efecto
sobre él debido a la protección del pájaro eléctrico Quetzal. Lo mismo ocurrió
con Cristal a su izquierda, que lo intentó de la misma manera con su estrella
ninja y ocupó la espada de agua.
Rodvar supo enseguida que estaban
perfectamente coordinados cuando uno de los martillos de Alana rodeó el resto
de espadas que quedaban y el cuello del científico, agarrándolo y sujetándolo
por detrás a distancia. Estaba bien agarrado y no podía moverse:
- ¡¡Rex, ahora!!- gritó Jack, firme y
decididamente.
Estando ya todos en sus posiciones y
el enemigo completamente al descubierto, el perro no lo dudó ni un instante.
Echó a correr hacia el monstruo con un grito de furia y mientras su cuerpo
entero comenzaba a desprender cada vez más llamas, rodeándolo rápidamente y en
cuestión de segundos.
Convertido temporalmente en un perro
en llamas, Rex golpeó a Rodvar con un brutal placaje ígneo en todo el pecho que
lo envió rodando por el suelo hasta acabar un poco más lejos, herido.
A partir de ese momento, en el que el
monstruo se levantó y los demás corrieron nuevamente a atacarle, el combate tomó
un sorprendente giro radical, a favor de los guardianes. Ya no era Rodvar el
que llevaba ventaja, ni tampoco más rápido que sus rivales. En lugar de eso,
Jack, Alana, Rex, Cristal y Ray conseguían bloquear, esquivar y contraatacar
sin mucha dificultad a su enemigo, cuyos movimientos y habilidades muy pocas
veces acertaba en sus objetivos.
Infinidad de saltos, bloqueos,
volteretas y ataques físicos y mágicos se daban ahora a toda velocidad entre
los seis luchadores, en medio de una feroz y peligrosa tormenta sin parar.
Aquella situación contrastaba radicalmente con la del inicio del combate, en la
que eran ellos los que estaban en desventaja:
- ¡¡Es…es increíble!!- exclamó
Eduardo, perplejo y asombrado- ¡¡Le están dando una paliza a Rodvar…con el
poder de los G.F.!!
- ¡¡Seguid así, chicos, lo estáis
haciendo muy bien!!- animó Erika, gritando eufórica y de alegría- ¡¡Vais a
ganar!!
Tras unos largos minutos de intensa
lucha, en los que el monstruo mutado sufrió numerosos rasguños y heridas por
todo su cuerpo, Ray le asestó un poderoso mandoble con el filo de su espada
oscura, que lo hirió y envió a mayor distancia. Rodvar aguantó el equilibrio y
frenó poco a poco apoyando las plantas de sus pies en el suelo.
Antes de ir nuevamente a por el
enemigo, la pelirroja los detuvo a todos gritando:
- ¡¡Atacad con magia!!
- ¿¡Estás loca!? ¡¡Pero si absorbe la
magia con sus espadas!!- respondió Cristal- ¡¡Es invulnerable a los ataques
mágicos!!
- ¡¡Confiad en mí!!- replicó Alana,
muy segura de sus palabras- ¡¡Sé lo que hago!!
Jack y los demás decidieron confiar en
la seguridad de su compañera, que parecía saber muy bien lo que se proponía.
Apuntaron con sus armas a Rodvar y empezaron a dispararle diferentes magia
elementales, repetidas veces y sin parar.
Tal y como era de esperar, el monstruo
tuvo que detenerse para dejar que sus armas absorbieran la magia infinita de la
que ahora gozaban sus enemigos:
- ¿Es que no os cansáis?- preguntó el
científico, sonriendo maliciosamente- nada de lo que hagáis ahora servirá para cambiar…
¡todos vuestros esfuerzos son inútiles!
Sin embargo, se sorprendió de repente
al ver cómo Alana, que no estaba atacando igual que los demás, se acercaba
corriendo hacia él a toda velocidad. Iba armada con sus dos martillos en ambas
manos y esquivando con sorprendente agilidad los ataques mágicos que llegaban a
sus espaldas. En su rostro firme y seguro brillaba una fuerte decisión
inquebrantable:
- ¡¡Ánimo, Alana!!- gritaron los dos
jóvenes espectadores- ¡¡Tú puedes!!
Sin embargo, y lejos de lo que
pensaban todos que iba a hacer su compañera, ocurrió algo insólito e
inesperado.
Todos palidecieron y perdieron el
color del rostro de repente, en cuanto vieron con sus propios ojos cómo la
pelirroja llegó frente a Rodvar. Antes de que ésta le asestara dos poderosos
martillazos, la cabeza de serpiente que tenía libre sin absorber nada abrió sus
fauces y hundió sus afilados colmillos en el hombro izquierdo de la mujer.
La piloto se detuvo en seco, bajó la
cabeza ocultando su rostro y soltó de sus manos ambas armas, que cayeron al
suelo. Sus amigos imaginaron lo peor al instante:
- ¡¡ALANA!!- gritaron todos,
preocupados.
Pasaron varios segundos de silencio,
en los que parecía que la pelirroja se había desmayado y perdido el
conocimiento. El resto del grupo temió lo peor, y el mago enseguida ordenó
detener los ataques mágicos dirigidos a Rodvar:
- ¡¡Parad!!- gritó Jack a sus
compañeros- ¡¡No disparéis, tiene a Alana!!
Rex, Cristal y Ray se detuvieron con
sus ataques mágicos, y las espadas del enemigo dejaron de absorber la magia. La
situación se tornó peor cuando, al cabo de unos segundos de silencio, Rodvar
volvió a hablar. El científico de negro esbozó una siniestra sonrisa malvada
mientras decía:
- Ya os lo dije desde el principio…el
destino de este mundo ya estaba escrito desde el instante en que os
embarcasteis en esta absurda aventura…- explicó Rodvar- ya no hay nada que
podáis hacer para salvar Limaria, el mundo acabará reducido a la nada…y
renacerá siendo otro completamente nuevo y puro… ¡sin humanos que lo destruyan
todo a su alrededor!
Justo en ese momento, cuando el
monstruo mutado dejó de hablar y tras pasar algunos segundos de silencio, la
mujer piloto tosió un par de veces, sorprendiendo a todos. Se convirtió en el
centro de atención cuando ésta empezó a hablar, pronunciando cada palabra con
aire serio y desafiante. Todavía seguía con la cabeza agachada y ocultando su
rostro:
- ¿Has terminado ya de hablar,
desgraciado?- preguntó Alana- será mejor que no bajes la guardia en ningún
momento…porque el combate aún no ha terminado.
Rodvar no se mostró sorprendido ante
la seguridad con la que hablaba la pelirroja. Le respondió simplemente
diciendo, con enorme paciencia y tranquilidad:
- ¿Estás segura? Puede que para tus
amigos no, pero para ti yo creo que sí…- sonrió el científico- en tu situación
ya no tienes probabilidades de sobrevivir…el veneno de Venigna ya está dentro
de tu organismo, y es sólo cuestión de tiempo que acabes muerta…
Rodvar siguió hablando mientras decía,
tranquilamente:
- No sé qué estúpido plan tenías en
mente al acercarte con tal osadía hasta mí, pero has fallado…tú misma te has
condenado al acercarte a mí…y ahora pagarás las consecuencias.
Lo que dijo Alana a continuación borró
la sonrisa de la cara de su enemigo de repente, al levantar de nuevo la vista y
pronunciar firme y decididamente, con una astuta sonrisa burlona:
- Te equivocas…justo aquí es dónde te
quería tener yo, maldito cabrón de mierda.
- ¿¡Qué!?- exclamó Rodvar, atónito y
perplejo.
En ese momento la pelirroja sacó
rápidamente un puñal afilado que llevaba en el bolsillo y se lo apuñaló al
monstruo en todo el corazón, preciso lugar donde se encontraba el rostro muerto
y descompuesto de Asbel.
Todos se sorprendieron y se quedaron
con la boca abierta, al ver gritar intensamente de dolor al enemigo. La cabeza
de serpiente y sus venenosos y afilados colmillos se separaron del hombro
izquierdo de Alana, que Rodvar apartó violentamente a un lado y empujó a la
pelirroja hasta caer al suelo:
- Tú…maldita humana…- dijo el monstruo
mutado, con una grave herida en el pecho y escupiendo sangre por la boca-
pagarás por esta insolencia… ¡con tu propia vida!
El científico de negro comenzó a dar
pasos lentos y pesados hacia ella, goteando su sangre y manchando el suelo de
gotas rojas. Alana se sorprendió al ver que la espada oscura que llevaba había
desaparecido con su acción, al igual que el rostro muerto y decrépito de Asbel.
En su pecho ahora sólo conservaba una grave herida, y tampoco llevaba el arma
oscura.
Aquello sólo podía significar una
cosa:
“¡¡Ahora lo entiendo…al atacar los
rostros de sus compañeros muertos, pierde todos sus poderes y habilidades!!”-
pensó la piloto en su mente- “¡¡Ahora sin Asbel ya no puede absorber ni usar
ataques de elemento oscuridad!!”
Muy pronto se apartó de sus
pensamientos, cuando vio que el enemigo estaba acercándose a ella y dispuesto a
matarla con sus cuatro espadas restantes:
- ¡¡Muere, insolente humana!!- gritó
Rodvar, a escasos metros de ella.
Sin embargo, y debido a la herida
letal que acababa de recibir, el monstruo era más lento con sus movimientos.
Alana pudo esquivar a tiempo los cuatro mandobles seguidos rodando por el suelo
y rápidamente. A continuación agarró uno de sus martillos caídos, al que llegó
rodando hasta él, y con su arma en las manos apuntó con ella a Rodvar:
- ¡¡Aero++!!
Una fuerte ráfaga de aire alcanzó al
monstruo, que los empujó e hirió un poco, hasta enviarlo retrocediendo más
lejos. En ese momento la pelirroja se levantó rápidamente y gritó a sus
compañeros diciendo, con firmeza y seguridad:
- ¡¡Atacad todos con la misma magia,
ahora!!
Jack y los demás asintieron con la
cabeza y obedecieron la orden de la mujer piloto. Apuntaron con sus armas al
científico de negro y, entre todos a la vez, conjuraron la magia elemental del
aire:
- ¡¡Aero+++!!- gritaron todos del
miembros del equipo, al mismo tiempo.
De la magia combinada de Alana, Rex,
Jack, Cristal y Ray surgió un enorme y abismal tornado que ocupó la mayor parte
de la sala del trono. Esta inmensa y sobrenatural ráfaga de aire alcanzó a
Rodvar, de la que era imposible escapar, y lo envió volando por los aires a
toda velocidad hasta estrellarse brutalmente con la pared del fondo.
El impacto del golpe resquebrajó y
agrietó la pared, y los escombros cayeron encima del cuerpo inerte del
monstruo, sepultándolo bajo una montaña de piedra.
El ataque del tornado duró varios
largos segundos, y tras volver todo a la calma la situación se restableció.
Alana y los demás habían puesto toda la magia que les quedaba en aquel poderoso
ataque, y ahora estaban cansados y exhaustos. Jadeaban y respiraban con
dificultad, mientras les pesaba el cuerpo y sentían que habían llegado a su
límite:
- ¿Se ha…acabado el combate?- preguntó
Rex, jadeando del cansancio.
Se pasaron unos largos segundos de
silencio observando la montaña de escombros frente a ellos, sin bajar la
guardia. Finalmente, y tras comprobar que todo seguía en orden, suspiraron
aliviados y bajaron las armas:
- Yo diría que sí…- afirmó Ray- al
menos, ya no siento su aura mágica.
El resto de miembros del equipo,
incluidos Eduardo y Erika, corrieron a reunirse con la pelirroja. Ésta sacó de
su bolsillo un pequeño antídoto dentro de una botella, y lo destapó para
beberlo. Enseguida notó sus efectos curativos, que contrarrestó el efecto
nocivo del veneno de Venigna:
- ¡Alana, has estado increíble!-
exclamó Erika, asombrada y tras llegar todos en ese momento junto a ella- ¡Has
sido muy valiente al atacar de esa manera a Rodvar!
- ¡Fue una buena idea lo de atacarlo
por sorpresa mientras estaba absorbiendo las magias elementales!- comentó
Eduardo, impresionado- ¡A mí no se me hubiera ocurrido algo así!
La piloto esbozó una sonrisa burlona,
y respondió diciendo:
- Necesitaba que los demás lo
distrajeran y mantuvieran quieto, para así poder probar lo que quería hacer…y
creo que ha funcionado- explicó Alana- siga vivo o muerto, al menos ahora ese
desgraciado ya no puede absorber ni usar ataques oscuros…ha perdido al miembro
de la organización que podía realizarlos.
La pelirroja se puso en pie, todavía
algo cansada y agotada como los demás. Jack avisó entonces al resto del grupo,
dirigiéndose a todos:
- Será mejor que salgamos de aquí…este
lugar me da escalofríos.
- ¡Sí, por favor, vámonos de aquí!-
exclamó Cristal, temblando de miedo- ¡Pensar que en este sitio se alojaba
Derriper me pone los pelos de punta!
Todos los miembros del grupo sin
excepción estuvieron de acuerdo con la idea: nadie se opuso a ella. Aquella
sala del trono aún conservaba una misteriosa atmósfera espectral, tan tranquila
y silenciosa como la de un siniestro cementerio abandonado.
La guarida de la organización Muerte,
estando ya prácticamente vacía y sin su líder, seguía siendo igual de
terrorífica: parecía como si los fantasmas de sus miembros muertos aún vagaran
por entre los pasillos y las salas oscuras de aquel siniestro lugar.
Sin embargo, y muy lejos de lo que
todos creían, Jack y los demás palidecieron y perdieron el color del rostro de
repente, al llegar a la puerta de salida. Cuando trataron de abrirla, se
asustaron al comprobar que no cedía:
- ¿¡Qué!?- exclamó Cristal, aterrada-
¿¡Por qué no se abre!?
- ¡¡Pero si acabamos con Rodvar!!-
dijo Alana, confusa- ¡¡El conjuro mágico que unía la entrada con él ya debería
haberse roto!!
Por desgracia, todas sus esperanzas se
esfumaron en un solo instante, cuando vieron con sus propios ojos un fugaz
resplandor mágico que rodeaba la puerta. El miedo y el terror se reflejaron en
sus rostros al observar que el conjuro aún no se había roto:
- ¡¡Pero…si la puerta no se abre…!!-
dijo Rex, asustado y temblándole todo el cuerpo- ¡¡Eso significa que…!!
Ray sintió en ese instante una súbita
y repentina aura mágica, que surgió de repente y la cual reconocía
perfectamente:
- ¡¡Rodvar sigue vivo!!- exclamó éste,
pálido y como si hubiera visto un fantasma.
En ese momento una violenta y brutal
ráfaga de aire sacudió toda la sala del trono, hasta el más último rincón y sorprendiendo
a Eduardo y los demás, que los pilló por sorpresa. El grupo entero fue empujado
con gran fuerza por el viento y acabaron estrellándose de espaldas contra la
puerta de salida, cayendo de nuevo al suelo.
Cuando las ráfagas cesaron y el viento
dejó de soplar en la sala, todos levantaron de nuevo la cabeza. Sus ojos y su
boca se abrieron de tal manera que sus corazones sobrecogidos parecieron dejar
de latir por unos segundos.
El monstruo mutado que hace unos
minutos creían haber derrotado seguía vivo, y se había quitado de encima los
escombros de la pared gracias al poderoso viento generado.
Aún llevaba en sus manos las cuatro
espadas elementales de Fuego, Hielo, Electro y Agua, la cabeza de serpiente
intacta y una mano libre sin ningún arma: donde antes estaba la espada oscura.
Aunque a simple vista todavía
conservaba su forma humana, si se fijaba mejor en el enemigo tenía algo
diferente. Acababa de sufrir una nueva y horrible mutación, que le ocupaba
mitad del cuello y de la cara: ahora la mitad de su rostro estaba
desagradablemente descompuesto y deformado:
- Estúpidos humanos, ¿de verdad
creíais…que me habíais derrotado? ¿Qué todo esto…se había acabado?
Se veía con claridad que Rodvar estaba
gravemente herido, ya que aún tenía muchísimos
rasguños y sangrientas heridas por todo su cuerpo. Además de tener su
traje negro de la organización desgarrado y destrozado, algunas de sus espadas
estaban partidas y arañadas.
En ese estado no parecía suponer un
serio peligro, ya que estaba muy herido y debilitado, y cualquiera de ellos
podría darle el golpe de gracia que acabaría con su vida. Sin embargo, lo que
más les inquietaba y preocupaba era la nueva mutación que sufría el científico
en el cuello y la cara. Se trataba de algo completamente inaudito y que nunca
antes habían visto hasta ahora.
La sola visión de ese rostro medio
deformado ya generaba miedo y terror:
- ¿¡Qué…qué es eso!?- preguntó Erika,
horrorizada- ¡¡No parece humano!!
- ¿¡Qué significa esto, Ray!?-
preguntó Eduardo, asustado y preocupado- ¿¡Sabes lo que le pasa!?
El chico de negro negó con la cabeza.
A juzgar por la expresión pálida y boquiabierta de su rostro, no parecía
conocer la respuesta. Incluso le temblaba todo el cuerpo de miedo:
- ¡¡No…no lo sé…es la primera vez que
veo algo así…!!- respondió su compañero, como si hubiera visto a un demonio-
¡¡Nunca antes ningún miembro de la organización Muerte había sufrido una
mutación tan espantosa…es como si se tratara de una segunda transformación!!
El grupo entero se levantó del suelo y
miraron fijamente al monstruo mutado que tenían delante, que empezó a hablar de
nuevo. Estaba claro que el combate contra Rodvar aún no había terminado:
- Contemplad con vuestros propios
ojos…mi mayor y más grandiosa obra maestra…- dijo el científico de negro,
sonriendo maliciosamente- porque esto será…lo último que veáis antes de morir…
Jack y los demás se sorprendieron al
ver cómo surgieron de repente varios tentáculos negros del cuerpo del enemigo,
desgarrando su ropaje oscuro. Éstos se movían lenta y pesadamente en todas
direcciones, como si fueran una extremidad más de Rodvar, y parecían
peligrosos:
- ¡¡Mirad!!- señaló Rex, perplejo-
¡¡el sello maldito!!
Todos se fijaron en la marca que
llevaba el monstruo mutado al cuello, y se quedaron pálidos y boquiabiertos al
ver que brillaba de nuevo intermitentemente en rojo, pero de un color más
oscuro y sangriento. Al parecer la deformación de su cuello y cara procedía del
mismo sello, cuya piel a su alrededor también se había convertido en una masa
de carne deformada:
- ¿¡Qué le pasa!? ¿¡Por qué brilla de
nuevo!?- preguntó Alana, asustada- ¡¡Pero si ya se transformó al inyectarse la
jeringuilla!! ¿¡Qué significa esto!?
El chico de negro creyó saber entonces
el extraño fenómeno por el que estaba pasando su enemigo, y su corazón se
encogió de profundo terror al imaginarse la idea:
- ¡¡No…no puede ser…!!- dijo Ray,
asustado y horrorizado- ¿¡Es ahora cuándo piensa usarlo!?
- ¿¡De qué hablas, Ray!?- exclamó
Erika, también preocupada- ¿¡A qué te refieres!?
El joven con gafas se giró a la chica,
temblándole todo el cuerpo de terror. Lo que dijo a continuación heló la sangre
de todos los presentes, que perdieron el color del rostro como si hubieran
visto un fantasma:
- ¿¡Es qué no lo entiendes!? ¡¡Lo
único que ha estado usando todo este tiempo han sido los poderes y las
habilidades del resto de miembros de la organización!!- explicó Ray- ¡¡Es
realmente ahora cuando va a utilizar el poder del sello maldito!! ¡¡Y encima
con la sangre de Ludmort en su cuerpo…ni siquiera yo mismo sé lo que pasará!!
Eduardo y los demás palidecieron al
instante, asimilando la nueva información obtenida. Durante todo el combate
habían creído que Rodvar estaba usando su máximo poder y que se estaba
empleando a fondo contra ellos, pero al parecer no era así. Lo único que había
estado haciendo hasta ahora era utilizar los poderes y las habilidades de sus
compañeros caídos, sin emplear para nada el poder del sello maldito.
Si ahora iba a desplegar toda su
fuerza y auténtico poder usando el sello, sumado a la sangre de Ludmort, estaba
claro que el resultado iba a ser terroríficamente catastrófico:
- ¡¡Cuidado, todos atrás!!- gritó Jack
a sus compañeros.
El grupo entero retrocedió, al ver en
ese momento cómo más tentáculos salían del cuerpo de Rodvar. Éstos se
multiplicaron en número y comenzaron a crecer en tamaño y volumen, tocando el
suelo y ocupando cada vez mayor espacio en la sala. Las tinieblas lo inundaban
todo rápidamente a su alrededor:
- ¡¡Aquí culmina mi mayor y más
poderosa creación…todos los conocimientos de una vida entera estudiando a
Ludmort, todos mis esfuerzos…están aquí depositados!!- decía el científico
mutado, mientras ascendía en el aire en medio de la marea de tentáculos negros
de su cuerpo- ¡¡Con esto supero sin lugar a dudas a Magno, Helio y a cualquiera
de los nuestros de negro…nunca antes ninguno de ellos había llegado hasta
aquí!!
Muy pronto, en cuestión de segundos,
el trono del dios oscuro se vio sumergido en oscuridad, y un profundo mar de
tentáculos negros yacía ocupando la pared del fondo de la estancia. Suspendido
en el aire por las extremidades negras y a gran altura se encontraba Rodvar,
contemplando en el suelo y frente a él a muchos metros de distancia a sus
pequeños rivales:
- ¡¡Mírame ahora, señor Derriper…soy
vuestro último y leal miembro en pie!!- gritaba el monstruo, con los ojos muy
abiertos y una expresiva y siniestra sonrisa diabólica- ¡¡El único que ha
sobrepasado los límites de la naturaleza y alcanzado la verdadera oscuridad!!
Erika y los demás no daban crédito a
lo que veían. Estaban pálidos y horrorizados, con el corazón palpitándoles débilmente
entre dos latidos al ver la nueva y terrorífica transformación de Rodvar.
El científico de negro se había
convertido en un espantoso monstruo gigante lleno de tentáculos, y ahora su
aura mágica rebosaba de un alto y poderoso nivel, nunca antes visto en ningún
otro miembro de la organización Muerte. Sin duda Rodvar había sobrepasado los
límites, y su nueva y segunda transformación sorpresa lo había convertido en
uno de los enemigos más peligrosos hasta la fecha. Sabían que aquella nueva
etapa del combate no sería nada fácil:
- ¡¡Mierda!! ¿¡Qué hacemos ahora!?-
exclamó Cristal, asustada y horrorizada- ¡¡Este tío ha aumentado de tamaño y
ahora se ha hecho gigante!! ¿¡Cómo vamos a atacarle!?
- ¡¡Nadie es perfecto, tiene que tener
algún punto débil!!- dijo Rex, pensativo y seguro de sus palabras- ¡¡Sólo hay
que buscarlo!!
La idea del perro resultaba lógica, y
por eso todos empezaron a buscar con la mirada algo que pudiera ser el punto
débil del monstruo. En medio de la marea de tentáculos negros que ocupaban la
pared del trono, era difícil determinar un punto vulnerable o débil. Por más
que buscaban con los ojos rápidamente y en todas direcciones, no encontraban lo
que querían.
Sin embargo, Ray fue el único en darse
cuenta del truco, el primero en fijarse en lo que tenían a simple vista. Además
de los cientos de extremidades negras, sólo había algo que sobresalía de ellas,
algo único y diferente:
- ¡¡Ya lo tengo, es él!!- señaló el
chico de negro- ¡¡El mismo Rodvar es el punto débil!!
El resto del grupo se fijó en el
científico mutado que pendía en el aire, a muchos metros de altura. A
diferencia del resto de extremidades negras, su cuerpo seguía teniendo el mismo
tamaño normal que un humano, y los tentáculos estaban directamente unidos a él
por su espalda.
A simple vista se notaba que de él
surgían todas las extremidades, y también que era el origen, el núcleo de ese
inmenso mar de oscuridad:
- ¡¡Tienes razón, de él surgen todos
los tentáculos!!- afirmó Alana- ¡¡De modo que si acabamos con Rodvar, la
oscuridad desaparecerá!!
Todos entendieron entonces la forma de
derrotar a las extremidades negras. Sin embargo, ahora se presentaba un nuevo
dilema, al cual la princesa con coletas respondió:
- La idea me parece perfecta, pero…
¿¡Cómo vamos a llegar ahí arriba!?
En ese momento los sorprendió el
ataque de cuatro tentáculos, que se lanzaron en picado hacia su posición. Iban
a gran velocidad y no parecían tener buenas intenciones:
- ¡¡Erika, Eduardo, atrás!!- gritó
Jack.
Tanto él como los demás lograron esquivar
rápidamente y por los pelos las cuatro extremidades oscuras, de una rápida
voltereta por el suelo. A partir de ese momento los dos jóvenes volvieron a
retroceder, manteniéndose al margen de la lucha y pegados en todo segundo a la
puerta de salida. Tal y como les había dicho el mago, aquel combate les
correspondía a los guardianes, y aún no había terminado. Todo lo que podían
hacer ellos dos era esperar.
Mientras tanto, centrados en la acción
y en su enemigo, estaban Jack y los demás. En cuanto se levantaron de nuevo del
suelo, éste les dijo en alta voz:
- ¡¡Atacad con magia, ahora!!
Jack, Cristal, Rex, Alana y Ray
reaccionaron enseguida a la orden, y apuntaron con sus armas al objetivo: al
cuerpo de Rodvar suspendido en el aire. Todos conjuraron y dispararon
diferentes ataques mágicos elementales, directos al enemigo.
Sin embargo, lo que ninguno de ellos
esperaba ocurrió a continuación, para su desagradable sorpresa. A medio camino
entre ellos y el monstruo surgieron cinco nuevos tentáculos, cuatro de ellos
portando una espada elemental diferente y el último cuyo extremo se convirtió
en una cabeza de serpiente.
Las cinco nuevas extremidades armadas
se interpusieron entre ellos y Rodvar, absorbiendo los ataques mágicos igual
que en su primera forma:
- ¿¡Pero qué…!?- exclamó Rex, pálido y
perplejo- ¿¡Aún conserva las espadas elementales!?
Tanto él como el resto de sus
compañeros estaban todavía muy sorprendidos por el descubrimiento, y la
sorpresa y la perplejidad de sus caras les impidió reaccionar a tiempo cuando
las armas del enemigo le devolvieron a cada uno los ataques mágicos lanzados.
De esa forma las espadas dispararon diversas magias elementales contra todos
los miembros del grupo, a los que alcanzaron e hirieron sin remedio,
enviándolos un poco más lejos:
- ¡¡Chicos, no!!- gritaron los dos
jóvenes, preocupados.
Jack y los demás se levantaron del
suelo, bastante heridos por la potencia duplicada de los ataques mágicos
devueltos. El mago en ningún momento se dio por vencido, y con firmeza y decisión
en sus ojos gritó diciendo:
- ¡¡Aún no…has acabado conmigo…!!-
exclamó Jack, que luego apuntó con su bastón mágico al enemigo y conjuró un
hechizo ofensivo- ¡¡Aero++!!
De su arma salió disparada una enorme
y violenta ráfaga de aire directa contra el cuerpo de Rodvar. Sin embargo, y
lejos de lo que esperaba con el intento anterior, en aquella ocasión uno de los
tentáculos atacó y partió por la mitad el ataque de Jack, cortando el aire.
Este hecho sorprendió y dejó pálidos a todos los presentes, que no podían creer
lo que acababan de ver:
- ¡¡No…no puede ser…ahora tampoco le
afecta la magia Aero!!- dijo Alana, boquiabierta y horrorizada- ¡¡Se ha vuelto
resistente a todas las magias…es prácticamente invulnerable!!
Tan terrible noticia dejó sin
esperanza al grupo de luchadores, que perdieron el color del rostro al
instante, completamente pálidos. Saber que no podían luchar cuerpo a cuerpo
contra el científico a aquella altura restaba opciones, y encima si también era
invulnerable a cualquier tipo de magia la situación empeoraba de forma radical.
Estando en aquellas condiciones y en su grave estado todos sabían lo evidente:
- ¡¡Joder, qué mierda más grande!!-
exclamó Cristal- ¡¡Así no tenemos ninguna posibilidad de ganar este combate!!
Lo que ocurrió a continuación dejó los
corazones de Eduardo y Erika palpitando débilmente entre dos latidos. Por un
breve instante les pareció que dejaron de palpitar, tras ver con sus propios
ojos los hechos.
En ese momento, sin darles tiempo
siquiera a reaccionar, las cuatro espadas elementales más un nuevo tentáculo
afilado se lanzaron en picado y a toda velocidad hacia ellos, que les
atravesaron a todos y cada uno el pecho, a sangre fría.
Con las armas todavía atravesadas, las
extremidades negras levantaron los cuerpos de todos y los mantuvieron durante
unos breves segundos en el aire, goteando sangre:
- ¡¡CHICOS, NOOO!!- gritaron Erika y
Eduardo, a la vez.
Enseguida y de un rápido movimiento
tentacular, los cuerpos se desprendieron de las espadas y volaron por los aires
hasta caer al suelo más lejos, como pesos muertos. Sus ropas y piel desgarradas
ahora tenían un profundo y grave agujero en el pecho, del que brotaba sangre y
lo manchaban todo de rojo a su alrededor.
Durante los siguientes segundos,
ninguno de ellos movió un solo milímetro de su cuerpo. Permanecían tan quietos
e inmóviles que cualquiera que los viera pensaría lo evidente: habían muerto.
Frente a ellos se encontraba el
gigantesco monstruo mutado, alzado en el aire y observando con malicia a sus
rivales caídos. Sin duda aquello parecía el fin del combate:
- Pobres e ilusos necios… ¿por qué os
empeñáis en luchar? ¿Es que acaso no habéis visto ya que nunca podréis
vencerme?- dijo Rodvar, con una siniestra sonrisa diabólica- ¡¡Con el auténtico
y verdadero poder de la oscuridad soy invencible!! ¡¡En esta forma, ninguno de
vosotros podrá jamás hacerme daño alguno…soy inmortal, igual que mi señor
Derriper!!
Las cuatro espadas elementales y un
tentáculo afilado se alzaron, cuyos filos apuntaron hacia ellos, amenazantes.
Estaba claro lo que iba a hacer, y los dos jóvenes se dieron cuenta de sus
intenciones. Erika no lo aguantó más y estuvo a punto de echar a correr hacia
ellos, con la vara mágica en la mano:
- ¡¡Basta…para ya, desgraciado!!-
gritó la chica, enfadada y apretando los dientes y la arma sagrada en sus
manos- ¡¡No permitiré que lo hagas!!
Sin embargo, ella no dio más de tres
pasos antes de que Eduardo la detuviera, agarrándola de un brazo:
- ¡¡Erika, no!!- exclamó el chico-
¡¡Si te enfrentas a él ahora, morirás!!
- ¡¡Edu, suéltame!!- exigió la joven,
enfadada y mirándolo a la cara- ¡¡Jack y los demás están en peligro, y tenemos
que ayudarles!! ¿¡Es que no lo ves!? ¡¡Si no hacemos algo, morirán!!
- ¡¡Y tú también lo harás si vas
ahora!! ¿¡Es que no lo entiendes!?- replicó Eduardo, también igual de serio y
enfadado que su amiga- ¡¡Jack nos dejó bien claro que nos mantuviéramos al
margen de la lucha…pase lo que pase, no podemos interferir en ella!!
- ¡¡Pero son nuestros amigos, y están
en peligro!! ¡¡Ese maldito cabrón los va a matar!!- respondió Erika, alzando la
voz- ¿¡Cómo puedes quedarte ahí parado y sin hacer nada!? ¿¡Es que acaso no te
importan!?
La chica calló de repente y se
sorprendió mucho, cuando los nuevos ojos serios y agresivos de su compañero se
fijaron en los suyos. Ese sentimiento de rabia y furia que desprendían
demostraban claramente que aquella pregunta no le había hecho ninguna gracia.
Lo que le dijo él a continuación la
sorprendió todavía más, dejándola boquiabierta y asombrada:
- Confío en ellos…porque nos han
protegido siempre, arriesgando sus vidas…y estoy seguro de que ganarán.
Erika perdió de repente el enfado que
tenía hace un instante, y el chico la soltó, bajando lentamente ambos sus
extremidades. El muchacho también perdió el enfado que tenía, y los dos
volvieron a tranquilizarse de nuevo:
- Edu…
- Son nuestros guardianes, debemos
confiar en Jack y los demás…- dijo el elegido de la llave espada- de la misma
forma que ellos creen en nosotros, en nuestro cometido como portadores de las
armas sagradas…porque somos su única esperanza.
Erika entendió lo que su amigo quería
decirle, y por fin logró calmarse. Ambos jóvenes asintieron firmes y seguros
con la cabeza, y luego volvieron la vista al escenario de combate. Confiaban
plenamente en sus amigos, y sabían de alguna forma que ellos no se rendían así
como así.
Mientras tanto, Rodvar se disponía a
darles el golpe de gracia: el que acabaría de una vez con sus vidas. El
científico sonreía, con sus armas apuntando peligrosamente a cada uno de ellos,
cuando gritó diciendo:
- ¡¡Morid, patéticos humanos!!
En ese momento las espadas y el
tentáculo negro afilado se lanzaron en picado y a toda velocidad hacia el grupo
de guardianes indefensos. Éstos seguían desmayados e inconscientes en el suelo,
sin moverse. Todo parecía indicar que aquello era su final.
Sin embargo, un nuevo milagro
aconteció en ese instante, que los salvó a todos de una muerte segura.
Un misterioso brillo resplandeciente
de tres colores surgió de los efectos elementales de fuego, hielo y
electricidad, que rodeaban los cuerpos de Jack y los demás. Esta nueva luz, de
color rojo en Alana y Rex, azul en Cristal y Ray y amarillo en el mago rubio,
cobró tanta fuerza que llegó a cegar la vista, tuviendo Eduardo y Erika que
cerrar los ojos y cubrirse con los brazos.
Los rayos de luz de tres colores
acabaron destrozando en el último momento las armas de Rodvar en mil pedazos, y
el monstruo mutado fue testigo de los acontecimientos. La sonrisa macabra de su
rostro se esfumó en un instante, y ahora mostraba una expresión frustrada y
enfadada:
- ¿¡Pero qué…!?- exclamó el enemigo,
perplejo- ¿¡Qué es lo que pasa!?
Al cabo de los siguientes segundos,
cuando el brillo cegador de las luces perdió fuerza y ya se podía ver, los dos
jóvenes abrieron de nuevo poco a poco los ojos. Lo que vieron a continuación
los dejó completamente asombrados y boquiabiertos.
Las tres misteriosas luces, cada una
de un color primario diferente, acabaron cobrando forma, hasta convertirse en
determinados seres. Los dos jóvenes reconocieron enseguida a las tres criaturas
que tenían delante: un gran pájaro eléctrico, una mujer fría y gélida y una
especie de demonio ardiendo en llamas:
- ¡¡Quetzal, Shiva, Ifrit!!-
exclamaron Erika y Eduardo a la vez, atónitos y perplejos.
Las tres invocaciones se encontraban
justo delante del grupo de guardianes inconscientes, y fueron ellos los que los
protegieron de las espadas del enemigo. A diferencia de Quetzal, que flotaba en
el aire batiendo sus alas con pequeñas chispas y descargas eléctricas, Shiva e
Ifrit permanecían en el suelo, sin bajar la guardia.
La mujer de hielo congelaba allá donde
pisaba, desprendiendo aire gélido a su alrededor, mientras que el demonio con
garras y cuernos estaba a cuatro patas en el suelo, quemando todo lo que
tocaba. Rugía y mostraba sus afilados colmillos de animal, envueltas algunas
partes de su cuerpo en llamas.
Rodvar no parecía sorprendido, al ver
a sus tres nuevos y poderosos rivales delante de él. Las tres criaturas no
dejaban de mirarlo con odio y rabia, y se notaba por la posición en guardia y
los ojos serios que tenían:
- ¿Así que ahora me toca luchar contra
ni más ni menos que tres guardianes de la fuerza, eh?- sonrió el científico
mutado, con malicia- desde luego, no es un reto fácil… ¡¡pero tampoco estáis a
la altura del poder del monstruo oscuro!!
Rodvar apuntó con una de las palmas
abiertas de sus manos hacia ellos y gritó, acercándose poco a poco a la locura:
- ¡¡No sois nada al lado del poder de
Ludmort!!
Con el gesto del monstruo de negro,
tres grandes tentáculos oscuros se lanzaron en picado a atacar, por separado, a
cada una de las invocaciones. La sonrisa del enemigo se esfumó al instante,
cuando los G.F. dispararon por separado sus respectivas magias elementales
contra las extremidades, causando tres grandes explosiones que las destrozaron
en mil pedazos.
El ataque no sólo sorprendió al
científico, sino también a Eduardo y Erika, cuyos rostros se quedaron
totalmente perplejos por lo que acababan de ver:
- ¿¡Qué!?- exclamó Rodvar, frustrado-
¡¡No…no es posible!! ¿¡Cómo habéis…!?
En ese momento el monstruo mutado se
enfadó de tal forma que lanzó con un gesto violento de sus manos muchas más
extremidades negras, directas hacia ellos. En aquella ocasión no eran tres,
sino cientas: todas a la vez y una seguida detrás de otra. Los dos jóvenes
creyeron entonces que las invocaciones estaban realmente en peligro:
- ¡¡Quetzal, Shiva, Ifrit, cuidado!!-
gritó Erika, preocupada.
Sin embargo, y bastante diferente a lo
que imaginaban, el resultado de aquello no resultó ser ni de lejos el que
esperaban. Para total y asombrosa sorpresa de la chica y él, los tres
guardianes de la fuerza combatieron con increíble maestría a la horda de
extremidades oscuras, completamente solos y sin ayuda.
Estando cada uno por su lado y
separado, ajeno a las acciones de los otros dos, el pájaro, la mujer y el
demonio bloqueaban, esquivaban y contraatacaban a toda velocidad, moviéndose en
todo momento con sorprendente rapidez y agilidad. A veces usaban, en vez del
propio cuerpo para derrotar a una, su propia magia y poder elemental en
poderosos ataques de área para acabar con todo un grupo entero a su alrededor.
Aquella masacre de tentáculos negros,
que nada podían hacer contra el inmenso y abismal poder de los G.F, dejó sin
palabras y con los ojos y la boca abierta a los tres únicos testigos que los
veían. Erika, Eduardo y Rodvar estaban atónitos y sorprendidos ante la
increíble y poderosa fuerza de las invocaciones:
- ¿¡Por qué…por qué está pasando
esto!?- se preguntaba el monstruo mutado, horrorizado y sin creer lo que veía-
¡¡Tengo…tengo la sangre de Ludmort corriendo por mis venas…yo soy mucho más
fuerte que ellos…no deberían resistir al poder de mi oscuridad!!
Mientras tanto los dos jóvenes
observaban, perplejos y asombrados, cómo las grandes invocaciones arrasaban sin
piedad y con facilidad el denso mar negro de tentáculos que los rodeaban.
Estaban logrando lo que Jack y los demás no pudieron en la ocasión anterior:
acabar con la oscuridad del enemigo:
- El poder de Ludmort de Rodvar no es
verdadero, no es auténtico…- dijo Eduardo, pensativo y con sólo ver lo que
estaba pasando- porque, al contrario que yo…él no es un portador de la materia
suprema.
La chica sabía que tenía razón, porque
ella misma lo había visto en el combate anterior contra Magno. Por muy alta y
poderosa que fuera el aura mágica del científico, ésta no tenía ni punto de
comparación con la del chico de rojo transformado en monstruo.
De ser así, ni siquiera Quetzal,
Shiva, Ifrit o Bahamut podrían hacerle frente. Por suerte aquel no era el caso,
ya que se veía con total claridad que las invocaciones estaban ganando terreno
a gran velocidad y poniendo al enemigo contra las cuerdas.
Gracias a ellos, el combate había dado
un sorprendente giro radical a su favor:
- Los G.F. son realmente increíbles-
dijo Erika, asombrada y sin apartar la vista a un lado.
A pesar de sus muchos esfuerzos por
parte de las criaturas elementales, los tentáculos negros no dejaban de
regenerarse de su núcleo, una y otra vez sin parar. Aquella tormenta de
extremidades negras sin cesar parecía que no iba a acabar nunca, y muy pronto
las invocaciones se dieron cuenta de que había que acabar con el origen que las
regeneraba.
Llegado un momento del combate,
Quetzal, Shiva e Ifrit desviaron repentinamente su atención de los tentáculos y
se centraron en el cuerpo de Rodvar sujeto en el aire. Todos los presentes se
sorprendieron cuando éstos echaron a correr y volar hacia el científico mutado.
Desde ese momento a Rodvar lo invadió
un profundo miedo y terror, que no pudo esconder aunque quisiera, y que se
reflejaba clara y transparentemente en su rostro como un cristal limpio y
reluciente:
- ¡¡No…no os acerquéis…!!- gritó el
monstruo mutado, asustado- ¡¡Alejaos de mí!!
El enemigo agitó violenta y
desesperadamente sus brazos y manos, apuntando hacia ellos en todo momento.
Estaba tan asustado y desesperado que estaba ciego y era incapaz de ver que sus
esfuerzos por protegerse eran inútiles.
Las tres invocaciones no dejaron de
avanzar en ningún momento hacia delante, y a veces cuando se encontraban de
frente con varios de ellos que no podían esquivar, atacaban con sus propias
magias elementales, arrasando con todo a su alrededor. Rodvar no daba crédito a
lo que veía:
- ¡¡No…no puede ser…no sigáis!!-
exclamaba el científico de negro, horrorizado y temblando de miedo- ¡¡Deteneos
ahora mismo, malditos monstruos!!
Los ataques del enemigo continuaron
sin cesar, mientras las invocaciones seguían adelante, sin parar y a toda
velocidad. Parecía que nada ni nadie podía detenerlos.
Muy pronto Shiva e Ifrit llegaron a
los pies del gigantesco monstruo tentacular y, de un impresionante salto, ambos
llegaron arriba, justo frente a Rodvar. Quetzal también llegó justo en ese
momento, volando y deteniéndose junto a ellos. El último miembro de la
organización Muerte se encontró cara a cara con las tres criaturas frente a él,
suspendidas en el aire:
- ¡¡NO…POR FAVOR, NO LO HAGAIS!!-
suplicó el científico mutado, pálido y muerto de terror- ¡¡NOOO!!
En ese momento Quetzal, Shiva e Ifrit
conjuraron cada uno por separado sus respectivas magias elementales, y
dispararon los tres a la vez contra Rodvar, a apenas dos metros de distancia.
El impacto de los tres ataques mágicos
provocó una tremenda y brutal explosión de gran potencia, que incluso la sala
entera del trono comenzó a temblar como si fuera un terremoto durante unos
largos segundos. Las ráfagas de aire fueron tales que arrancaron por fuerza
bruta algunos bloques de piedra de las paredes, levantando tornados por todo el
campo de batalla.
La onda expansiva también era de tal
magnitud que incluso las criaturas fueron empujadas por los aires, y acabaron
retrocediendo bastante más lejos, cayendo de pie en el suelo. Guardaron las
distancias con el enemigo.
Aun con una enorme humareda rodeando
el fondo de la pared, Erika y Eduardo se mantuvieron alejados y precavidos,
para mayor seguridad. No dejaban de observar el gigantesco humo negro que
tenían delante, en cuyo interior envuelto se encontraba el resultado del ataque
de los G.F:
- ¿Ya está?- preguntó la chica,
confusa- ¿Se ha…acabado todo?
- No…no lo sé- respondió el chico, a
su lado y sin bajar la guardia ni un instante- tratándose de Rodvar, no podemos
afirmar nada con seguridad.
Ambos jóvenes esperaron a que se
disipara el humo negro, igual que los guardianes de la fuerza delante de ellos.
Por alguna razón los dos intuían que el peligro no había terminado, pues las
invocaciones seguían en posición de combate y al acecho mirando al frente.
Cuando solía acabar una amenaza, los
G.F. eran los primeros en detectar que había pasado el peligro y se retiraban
de nuevo a sus esferas. Pero sin embargo seguían allí, y eso no podía
significar una buena señal.
Tras unos largos e inquietantes
segundos de silencio, y todavía sin desaparecer la humareda, para mayor y
desagradable sorpresa se confirmaron sus peores temores. Una macabra y
retorcida risa diabólica resonó en todos los rincones de la sala del trono, y
procedía del interior del humo negro. Eduardo y Erika palidecieron de repente
al oírla:
- ¡¡No…no puede ser…!!- exclamó el
chico, perplejo- ¡¡Rodvar sigue vivo!!
En ese momento terminó de dispersarse
la humareda, dejando al descubierto el resultado tras el ataque de las
invocaciones. Los dos jóvenes se sorprendieron y quedaron con la boca abierta,
cuando vieron con sus propios ojos que el enemigo había resistido el triple
ataque mágico combinado de tres G.F. al mismo tiempo.
Sin embargo, y a diferencia de antes,
Rodvar ahora se encontraba en un estado crítico y lamentable. A pesar de seguir
manteniéndose gigante y suspendido en el aire, el estado de su cuerpo le había
pasado factura, al igual que el resto de sus extremidades ahora dañadas y
debilitadas.
Desaparecieron los cientos de
tentáculos negros de antes, quedando únicamente unos pocos que se agarraban a
la pared y mantenían sujeto al monstruo en el aire: no llegaban a cien.
El científico mutado ahora estaba
gravemente herido, con su traje negro de la organización desgarrado y
destrozado, y numerosas heridas manchadas de rojo por todo su cuerpo, de las
que goteaba sangre. Sin embargo, lo más terrorífico y escalofriante de todo era
que sonreía y reía maléficamente por lo bajo, como si no le importara en
absoluto sus heridas:
- Estúpidos humanos…os habéis
condenado a vosotros mismos al derrotarme…- dijo Rodvar, tranquilo y con una
sonrisa demente dibujada en la cara- yo por lo menos iba a daros una muerte
rápida e indolora, sin sufrimiento…pero ahora, por insolentes necios, pagaréis
las consecuencias…
El monstruo de rostro deformado estaba
agonizando, le temblaba violentamente todo el cuerpo y escupía espumarajos de
sangre por la boca. Aun así no dejó de hablar y pronunciar palabra:
- Felicidades, habéis superado la
tercera y última prueba…aquí termina…mi última orden como miembro de la
organización…- declaró el científico, sin dejar de sonreír con malicia- sin
embargo…ahora os toca enfrentaros…a vuestra peor pesadilla…contra el ser
oscuro…
Erika y Eduardo escuchaban,
atentamente y sin bajar la guardia, cada una de las siniestras y aterradoras
palabras del enemigo. Estaba claro que no le quedaba mucho tiempo de vida:
- Mi señor Derriper…no tendrá piedad
alguna…para mataros con la mayor de las torturas…su alma oscura no alberga ni
un ápice de cariño o bondad…- explicó Rodvar- y os aseguro…que cuando recupere
todo su poder como dios…no tendréis ninguna posibilidad contra él…
El monstruo mutado y deformado dijo
entonces sus últimas palabras, con aire de muerte y mal presagio que incluso
daba miedo y hacía helar la sangre:
- Hagáis lo que hagáis…ahora ya nada
podrá cambiar el curso de la historia…una nueva era está a punto de comenzar…-
afirmó Rodvar, con terrorífica seguridad en sus palabras- habéis fracasado en
vuestra misión, elegidos de la profecía…y con vosotros desaparecerá
irremediablemente este patético mundo podrido y contaminado…porque Limaria ya
no tiene salvación alguna, y está condenada a morir…para siempre.
Tras esto, el científico de negro
exhaló su último soplo de vida, parando su corazón que dejó de latir. En ese
momento los tentáculos oscuros desaparecieron, desintegrándose a la nada, y el
cuerpo del monstruo cayó desde aquella gran altura y como un peso muerto al
suelo.
Los restos humanos materiales de
Rodvar desaparecieron, tras unos segundos de silencio, envueltos en una
siniestra nube negra que se esfumó de la misma forma que apareció. Lo más
terrorífico y escalofriante de todo era que, a pesar de estar muerto, el
cadáver del enemigo aún seguía con los ojos muy abiertos y una diabólica
sonrisa de triunfo dibujada en la cara.
El aura mágica de Rodvar desapareció
para siempre y, con aquel siniestro e inquietante final, el combate de la
tercera y última prueba por fin había llegado a su fin.
Eduardo y Erika dieron por finalizado
el combate, ya que las propias invocaciones también se desvanecieron en ese
momento envueltas en haz de luz y volviendo a su forma original. De este modo
los efectos especiales de protección de fuego, hielo y electricidad se esfumaron
de los cuerpos de los guardianes, recuperando éstos la normalidad.
Ifrit se desvaneció siendo una
misteriosa luz roja en la esfera de invocación que llevaba Rex. Shiva y Quetzal
hicieron lo mismo, siendo respectivamente luces azul y amarilla, pero en las esferas
que llevaban Cristal y Jack.
Los dos jóvenes centraron su atención
en sus compañeros caídos, y se dieron cuenta de que necesitaban ayuda
urgentemente:
- ¡¡Chicos!!- exclamaron Erika y
Eduardo.
Ambos elegidos corrieron al encuentro
de sus amigos, a los cuales sanaron con magia y objetos curativos. Sus heridas
resultaban muy graves y, si no los atendían de inmediato, morirían.
Al cabo de varios minutos, y tras
haber pasado el peligro y estar más recuperados, Jack y los demás se levantaron
del suelo, con la ayuda de sus protegidos. Todavía se encontraban debilitados y
bastante exhaustos y agotados, conservando los rasguños y las heridas de su
cuerpo:
- Erika…Eduardo…- balbuceó Jack, a
media voz- ¿Qué ha…pasado?
Los dos jóvenes les explicaron a los
demás lo sucedido durante el combate, mientras estaban inconscientes, y su
posterior final con la intervención de los guardianes de la fuerza. El resto
del grupo se sorprendió mucho con los acontecimientos y, una vez más,
agradecieron la ayuda de las invocaciones:
- Les debemos mucho a los G.F…siempre
nos protegen y nos salvan milagrosamente la vida- afirmó Rex- de no ser por
ellos, no estaríamos aquí vivos ahora.
- ¡Sí, bueno…pero aunque no vi nada,
seguramente mi Shiva fue la que más paliza repartió!- intentó presumir la
princesa, mostrando el objeto que llevaba de colgante y con una sonrisa
arrogante- ¡Es la más fuerte y bella de los G.F…el resto se quedan cortos al
lado de ella!
Bromas aparte y volviendo a temas
serios, Ray habló dirigiéndose a los demás. Tanto él como el resto de sus
amigos dieron media vuelta, al oír y ver que desapareció el conjuro mágico que
protegía la puerta de salida. Ya nada ni nadie los retenía en aquella sala:
- Se ha abierto la puerta…- afirmó
Ray, seriamente- con esto ya hemos superado la tercera y última prueba puesta
por el ser oscuro…
Alana intervino entonces de la misma
forma, diciendo algo que todos sabían, pero al mismo tiempo temían:
- Hemos acabado con todos los miembros
de la organización Muerte…ahora sólo nos queda nuestro objetivo principal…
- Derriper…- concluyó Erika, apretando
los puños.
Jack avisó a sus compañeros en ese
momento, firme y seriamente:
- ¡Aquí hemos terminado…vayamos a
buscar a Derriper y acabar con él de una vez por todas!
El resto del grupo asintió con la
cabeza, con los ojos y la mirada firme y decidida, y echaron a correr detrás de
Ray encabezando de nuevo la marcha: hacia la salida.
Eduardo echó un último vistazo atrás,
al trono ahora destrozado y en ruinas, en el cual el dios oscuro se sentaba y
desde el que dirigía a todos y cada uno de los miembros de la organización.
Con el último de sus súbditos de negro
muerto, ahora el séptimo ya no contaba con nadie más bajo su legado: estaba
completamente sólo y sin nadie más que lo defendiera.
Habían superado con muchísimo esfuerzo
todos los obstáculos, de los cuales habían salido milagrosamente vivos, y ya
por fin había llegado la hora: el tan esperado momento del combate final.
Su aventura por Limaria iba a llegar
irremediablemente a su fin aquella misma noche: con la llegada de Ludmort al
planeta y la última batalla contra el dios oscuro Derriper. Dependiendo del
resultado ocurrirían dos cosas: o bien ambos jóvenes acababan con el monstruo y
salvaban al mundo, cumpliendo así la profecía, o morían en el intento y Limaria
nunca jamás volvería a ver el amanecer de un nuevo día.
El chico despertó de sus pensamientos,
sacudiendo rápidamente la cabeza a ambos lados. Dio media vuelta y corrió a
reunirse con sus amigos, dejando atrás la base de la organización Muerte ahora
vacía.
Teniendo su nuevo objetivo fijado, y
con todas las piezas del puzzle en su sitio, sólo una faltaba por colocar y que
inquietaba y preocupaba a Eduardo: el punto de encuentro con el ser oscuro:
“Donde empezó todo”.
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