Capítulo LI
LA HORA DE LA VERDAD (1º
PARTE)
Una vez
acabadas las últimas horas de descanso, había llegado la hora. Un nuevo aviso
por megafonía en todas las habitaciones y rincones de la aeronave despertó y
espabiló a sus tripulantes: sabían que ya estaban cerca de su objetivo y que
acababan de entrar en estado de alerta. Por ese entonces habían pasado un par
de horas, y el equipo entero ya estaba recuperado y en plena forma para librar
el tan esperado combate final.
Eduardo
y los demás acudieron corriendo desde sus habitaciones hasta la sala de mandos,
esta vez avisados por la voz de Alana a través de los megáfonos. Al llegar a la
estancia, encontraron a su compañera sentada en el puesto de mandos, pilotando
la aeronave, y al resto de moguris a su alrededor en las pantallas de los
ordenadores:
- ¡¡Nos
acercamos al objetivo, kupó!!- exclamó uno de los pequeños seres de pompón
rojo- ¡¡A pocos minutos de llegar al destino fijado, kupó!!
- ¡¡Ya
estamos en pleno continente central!!- avisó la pelirroja, seriamente- ¡¡Voy a
descender!!
El resto
del grupo asintió con la cabeza y la piloto accionó los mandos de forma que
Valor Alado comenzó a descender, sumergiéndose en el mar de nubes y perdiendo
altura. Atravesar el espeso manto de nubes duró varios segundos de profunda
tensión e intriga, y tras salir finalmente por debajo de ellas todos los
presentes se horrorizaron y perdieron el color del rostro de repente, al ver
con sus propios ojos a través de la cúpula de cristal frente a ellos lo que
contemplaron a continuación.
En una
gigantesca y extensa llanura del continente central dos enormes ejércitos se
encontraban quietos y parados en ambos extremos de la llanura, mirándose de
frente el uno al otro. Cristal y Ray reconocieron enseguida a los dos bandos,
aterrados:
-
¡¡Esos…esos son…!!- exclamó la princesa, perpleja.
- ¡¡Los
ejércitos de Oblivia y Metroya!!- dijo Ray, de la misma forma.
Ambos
ejércitos eran perfectamente reconocibles: Oblivia tenía una infantería y
caballería propias de la Edad Media, con el escudo y emblema de su reino,
mientras que Metroya contaba con poderosos guerreros de armas de fuego y
espadas láser de última generación. En lugar de caballería tenía grandes
tanques blindados, y además también cargados con todo tipo de munición y
grandes bombas capaces de destruir un gran área a su alrededor.
La
diferencia entre ambos reinos era terriblemente abismal y catastrófica: la
tecnología de la Edad Media no tenía nada que hacer contra la moderna y
futurista del continente Este. El resultado de aquella guerra estaba claro
desde el principio, y los dos herederos a la corona de sus respectivos reinos
lo sabían de sobra:
- ¡¡La
guerra está a punto de empezar!!- exclamó Cristal, aterrorizada- ¡¡Debemos
bajar y detenerla ahora!!
Jack
intervino en ese momento, hablando seriamente:
- ¡¡Ni
hablar, recuerda que ya lo intentamos una vez con la misión en Metroya, y
fracasamos!!- dijo el mago- ¡¡Además, hemos venido a acabar con
Derriper…Ludmort está a punto de llegar al planeta!!
-
¡¡Pero…si no hacemos algo, morirá mucha gente!!- replicó la princesa,
preocupada- ¡¡Morirá mi reino, mi gente!!
- Ya es
demasiado tarde, Cristal…a estas alturas ya es imposible que nosotros solos
podamos detener el conflicto- dijo Ray, seriamente- Mirto ya nos advirtió que
esto pasaría, sabemos que se perderán vidas…y la única forma de evitar el mayor
número posible de muertes es acabar cuanto antes con Ludmort…no tenemos tiempo
ni otra alternativa…es nuestra única opción.
Cristal
se deprimió un poco, pero entendió lo que quiso decirle su amigo. Conocía de
sobra lo que debían hacer, ya que lo tenían claro desde hace mucho, pero aún
así no podía evitar sentirse mal por la pérdida de vidas inocentes. Asintió
tristemente con la cabeza, diciendo:
- Está
bien.
En ese
momento la princesa cobró un súbito y repentino miedo en su rostro, al ver lo
que inevitablemente ocurrió a continuación. Pegó sus manos al cristal de la
cúpula y su cara palideció de terror, cuando ambos ejércitos enemigos echaron a
correr directos el uno hacia el otro, con un grito de furia:
-
¡¡NOOO!!- gritó Cristal, asustada y preocupada.
Los dos
ejércitos corrían, armados y dispuestos a luchar. Los soldados gritaban, los
batallones de infantería y caballería corrían sin descanso, los primeros arcos
dispararon sus flechas al igual que las armas de fuego sus primeras balas; el
impacto entre ambos bandos era inminente.
Y, por
fin, con la brutal y violenta colisión entre las primeras filas, comenzó la
gran guerra entre Oblivia y Metroya.
Todos
los tripulantes a bordo de Valor Alado contemplaron a muchos metros de altura
en el aire, horrorizados, cómo daba inicio a una de las más terribles guerras
que habían visto en sus vidas. En medio del fragor de la batalla, miles de
personas se batían a muerte en la gran llanura del continente central.
Numerosas bombas y explosiones a gran escala por parte de Metroya alcanzaron
más de la mitad de la zona enemiga, provocando temblores de tierra y grandes
columnas de humo negras.
Cientos
de vidas Oblivianas se estaban perdiendo a cada minuto que pasaba, en medio de
bombas, explosiones, metralletas, misiles y demás armas de fuego modernas con
las que contaba Metroya, y que producían un desagradable y terrorífico baño de
sangre a su alrededor. Era prácticamente imposible que Oblivia ganara aquel enfrentamiento,
y todos los presentes se imaginaban con total claridad el resultado de la
guerra que tenían ante sus ojos:
-
¡¡PARAD, DETENEOS AHORA MISMO!!- gritaba Cristal, llorando y apretando los
puños de impotencia- ¡¡OS LO SUPLICO, CORRED…HUID MIENTRAS PODAIS!! ¡¡POR
FAVOR, NO…!!
-
¡¡Cristal, para!!- alzó la voz Jack, seriamente- ¡¡Desde aquí no pueden oírte,
y ya es demasiado tarde!! ¿¡Es que no lo ves!?
-
¡¡PERO…MI REINO ESTÁ MURIENDO!!- replicó la princesa, enfadada- ¡¡DEBO
AYUDARLO, DEBO PROTEGERLO…TENGO QUE DETENER ESTA MASACRE AHORA MISMO!!
La chica
con coletas estuvo a punto de echar a correr hacia la salida, para sorpresa de
sus compañeros. Sin embargo, en ese momento Erika llegó justo a tiempo para
interponerse en su camino y, sin pensarlo dos veces, le pegó un tortazo en toda
la mejilla.
El acto
de su amiga hizo que Cristal se detuviera en seco, con un morado rojo en la
mejilla donde le había pegado la joven. Ella, al igual que el resto de miembros
del equipo, se quedó con los ojos y la boca abierta de sorpresa por lo que
acababa de hacer Erika. La elegida de la vara mágica le dijo en ese entonces,
seriamente y sin vacilar:
-
Idiota…si vas ahora, morirás sin remedio…y ni tú reino ni nosotros queremos a
una princesa muerta…- declaró la chica, en tono serio y amenazante- por eso no
permitiré que vayas…
Lo que
le dijo ella a continuación dejó a Cristal perpleja y asombrada:
-
Además, aquella vez en Metroya me prometiste que no volverías a hacer nada tú
sola, ¿lo recuerdas?- dijo la joven seriamente, que luego empezó a hablar un
poco más sentimental- ya hemos perdido a muchos amigos por el camino…y no
quiero que tú seas la siguiente…no quiero perder a nadie más…
La
princesa escuchó sus palabras, asombrada y con la boca abierta, y la misma
chica la hizo tranquilizarse. Perdió la rabia y el enfado que tenía hasta hace
unos instantes, y pronunció mucho más calmada:
- Erika…
Los ojos
llorosos y conteniendo las lágrimas de su amiga la hicieron recapacitar y darse
cuenta de que lo que pretendía hacer era una locura. Esbozó una media sonrisa
agradecida, al recordar el momento en que la chica se preocupó mucho por ella,
antes del combate contra Venigna:
- Muchas
gracias.
La
actuación de la joven ayudó a que la situación volviera a la normalidad. Una
vez que la princesa había recobrado la cordura, y aún a pesar de sentirse
todavía un poco triste por no poder intervenir en la guerra, el objetivo de
acabar con Derriper la motivó decididamente a seguir adelante. Con el deseo de
terminar esta guerra y de salvar el mundo, Cristal no volvió a dejarse llevar
más por sus emociones, y a partir de ese momento se mostró firme y seria.
Alana y
los demás asintieron con la cabeza, y la pelirroja accionó de nuevo los mandos
desde su asiento, frente a la cúpula de cristal. De esta forma, y en medio del
fuego de la batalla, del humo negro, de los gritos de guerra y de los llantos
de dolor y sufrimiento, Valor Alado cambió de dirección rumbo al noroeste,
abandonando el campo de guerra: directos a Idnia.
La gran
aeronave voló a toda velocidad, y no tardó en aproximarse al destino fijado.
Pasaron varios minutos sobrevolando el continente central, en medio de la
oscuridad de la noche, cuando Jack logró divisar a lo lejos la localidad a la
que se dirigían:
- ¡¡Allí
está!!- dijo el mago, observando su pueblo natal- ¡¡Ya veo Idnia!!
-
¡Aproximándonos al objetivo, kupó!- informó uno de los moguris, mirando una de
las pantallas de ordenadores de la sala- ¡faltan dos minutos para la llegada y
el aterrizaje, kupó!
-
¡¡Preparaos, ya queda poco!!- ordenó Alana, seriamente.
Sin
embargo, algo no andaba bien, y Rex fue el primero en darse cuenta de ello. El
pueblo de Idnia estaba demasiado tranquilo y calmado, a pesar de ser quizá la
última noche del planeta, y a simple vista no parecía que hubiera nada extraño
o fuera de lo normal:
-
Chicos, ¿seguro que éste era el lugar indicado?- preguntó el perro, no muy
seguro del sitio al que acababan de llegar- por aquí no veo rastro alguno del
dios oscuro, y tampoco detecto su nivel de aura mágica.
- ¿Nos
hemos equivocado?- preguntó Cristal.
El resto
de los presentes miraron en ese momento al chico de rojo, en busca de
respuestas. Dudaban de que su compañero les hubiera engañado, pues estaba muy
decidido y seguro de sí mismo cuando afirmó que Idnia era el punto de encuentro
con el ser oscuro. Por otra parte, el joven también quería acabar con Derriper
y cumplir la profecía, y tampoco tenía motivos para dejar que Ludmort
destruyera el plantea:
-
¿Eduardo, estás seguro de que el sueño con Derriper lo tuviste aquí?- preguntó
Ray, seriamente.
El chico
estuvo a punto de responder cuando, en ese instante y de repente, sintió un
fuerte dolor de cabeza. Sus amigos se alarmaron al ver que el joven se llevó
las manos a la cabeza, cerrando los ojos y gritando de dolor. Incluso cayó de
rodillas al suelo, donde continuó su tortura interior mental:
-
¡¡Eduardo!!- exclamó Jack, asustado y preocupado- ¡¡Eduardo!! ¿¡Qué te pasa!?
¿¡Qué ocurre!?
El
elegido no escuchó las palabras del mago, pues estaba inmerso en el extraño dolor
que sacudió de repente su cerebro. No entendía por qué justo en ese momento
empezó a dolerle la cabeza, pues nunca antes le había pasado algo parecido.
Tras
unos segundos en los que por un instante creyó perder la razón y la conciencia,
oyendo un pitido en sus oídos, comprendió enseguida lo que le pasaba cuando una
grave y profunda voz conocida resonó por sí sola en su cabeza:
“Estoy
delante de tus ojos, Eduardo…”- dijo la siniestra voz de ultratumba- “ven y
acabemos con esto de una vez y para siempre…donde empezó todo…”
La voz
del dios oscuro desapareció sin más de su cabeza, y con ella se esfumó el dolor
que sentía el chico en su cerebro. Erika y los demás se quedaron en silencio,
asustados y preocupados, al ver que su compañero se había calmado y ya no
gritaba. Una atmósfera de tensión e intriga reinaba en la sala de mandos,
mientras todos los miembros del equipo observaban a su amigo de rodillas en el
suelo y ocultando su rostro. Parecía haber vuelto a la normalidad:
- Edu…
¿estás bien?- preguntó la joven, preocupada.
El joven
se levantó poco a poco del suelo, apoyando las manos. Cuando por fin logró
ponerse en pie, sus amigos se sorprendieron al ver que jadeaba del cansancio, y
aún más cuando éste respondió diciendo, con el semblante oscuro y serio:
-
Derriper…acaba de comunicarse conmigo…telepáticamente.
Aquellas
palabras dejaron atónitos y con la boca abierta a todos los presentes, que
perdieron el color del rostro de repente. Eduardo acababa de tener un nuevo
contacto mental con el dios oscuro, desde el primer sueño que tuvo al llegar a
Limaria muchos meses atrás. Que ocurriera ese fenómeno después de tanto tiempo
indicaba sin lugar a dudas lo evidente: que se encontraban muy cerca del
enemigo:
-
¿¡Qué…qué te ha dicho!?- exclamó Alana, perpleja- ¿¡Nos hemos equivocado, no es
aquí!?
- No,
tranquilos…vamos bien…- respondió el chico, jadeando- él mismo…me lo ha
confirmado…
-
¿¡Cómo!?- intervino Rex, de la misma forma- ¡¡Si es así!! ¿¡Dónde está!? ¡¡No
lo vemos en Idnia por ninguna parte!!
El joven
se acercó caminando hasta la cúpula de cristal, para poder contemplar mejor el
paisaje que tenían ante ellos. Giró su rostro a derecha e izquierda lentamente
y varias veces, mientras recorría con la mirada todo el panorama alrededor del
pueblo natal del mago. Durante los siguientes segundos de búsqueda visual en
silencio, Eduardo murmuró en voz baja, serio y sin apartar en ningún instante
su atención de lo que hacía:
-
Delante de mis ojos…- pronunciaba, aún recordando las palabras del enemigo en
su cabeza- ¿Dónde estás, Derriper?
Al cabo
de unos largos segundos de búsqueda visual, el chico por fin encontró un rastro
del séptimo. Al mirar arriba y fijarse en el cielo nocturno descubrió, justo
por encima de Idnia, un extraño y siniestro agujero oscuro, exactamente
idéntico al que había en lo alto de los tres rascacielos de Vildenor.
Costaba
y era difícil distinguirlo a simple vista, debido a la oscuridad de la noche,
pero si se fijaba un poco más podía verse una brecha de tinieblas en lo alto
del cielo: un portal claramente misterioso y sobrenatural:
-
¡¡Fijaos, allí arriba!!- señaló Eduardo, muy convencido y seguro de sí mismo.
El resto
de sus amigos observaron el punto señalado, y se sorprendieron al descubrir el
agujero oscuro en el cielo. Con cara de sorpresa y perplejidad, Cristal exclamó
diciendo:
- ¡¡Pero
si es…la brecha oscura que había en Vildenor!!
- ¿¡Ahí
está Derriper!?- dijo Jack, atónito- ¡¡Con razón ése agujero era el núcleo de
origen de las tinieblas que invadían Vildenor!!
El
equipo entero recordó entonces el lamentable estado de la ciudad de los tres
rascacielos, cuya oscuridad que provenía de la brecha sumía a toda la ciudad en
un mar de tinieblas. El agujero se mantuvo en todo momento durante su última
visita a Vildenor, en la que se enfrentaron a los tres últimos miembros vivos
de la organización Muerte, y cuando abandonaron la base de su enemigo ahora
vacía ya no estaba.
La
prueba de que aquella brecha oscura se hubiera movido y cambiado de sitio era
innegable: no había ninguna duda de que allí se encontraba Derriper:
- Aún
sigue saliendo mucha oscuridad por ése agujero…- comentó Erika, al ver la nube
negra que se formaba y expandía a su alrededor- noto un increíble nivel de aura
mágica en su interior, tan siniestro y terrorífico como el de Edu transformado
en monstruo…
Jack y
los demás percibieron en ese momento el aura mágica que había citado la joven,
y cuya sola presencia les helaba la sangre y hacia que les recorriera un
escalofrío por la espalda.
Percibir
ese nivel de poder evocaba los recuerdos del combate contra Magno, en el que el
chico de rojo alcanzó un nivel nunca antes visto hasta ahora, y que resultaba
espantosamente horrible para los que permanecieran cerca de él. Tal y como
imaginaban, el último enemigo no sería nada fácil.
- Vayamos
directos a esa brecha- indicó Eduardo, seriamente- ahí dentro nos espera
Derriper.
- Muy
bien- dijo Alana, dispuesta a todo- ¡agarraos fuerte!
Sin
embargo, y lejos de lo que imaginaban todos lo que iba a pasar, el joven dio
media vuelta y se encaminó a la salida, hacia las puertas metálicas. Sus amigos
se sorprendieron con la actuación inesperada por parte de él:
-
¡¡Eduardo!! ¿¡Adónde vas!?- exclamó Cristal, perpleja- ¡¡No te vayas ahora que
vamos a luchar!!
El chico
de rojo se detuvo a medio camino, entre sus compañeros y la puerta. Se giró de
cara a ellos y les respondió diciendo:
- Aquí
dentro no podemos luchar contra él, debemos salir al exterior…dejar que nos
absorba el agujero de oscuridad.
Aquellas
palabras dejaron perplejos y atónitos a todos los miembros del grupo, que se
quedaron impactados con tal afirmación:
-
¿¡Qué!? ¿¡Te has vuelto loco!?- exclamó Rex, como si se tratara de una broma-
¡¡Ni siquiera sabemos lo que hay al otro lado…puede que no salgamos de ahí con
vida!!
-
Tampoco sobreviviremos a esta noche si no afrontamos este último combate-
explicó Eduardo- y, la verdad, prefiero morir luchando contra Derriper que
quedarme aquí parado y sin hacer nada…porque sé que al menos lo habré
intentado.
El resto
de sus amigos callaron, reflexionando en silencio lo que acababa de decir el
chico. Al cabo de unos segundos sin comentarios ni respuestas a sus palabras,
Erika intervino:
- Tiene
razón…a mí tampoco me gustaría morir parada y sin hacer nada…- afirmó la chica,
valientemente y segura de sí misma- no he recorrido todo este largo viaje ni
luchado contra tantos enemigos para quedarme de brazos cruzados…estamos aquí
para cumplir la profecía y salvar el mundo… ¡y eso es lo que vamos a hacer!
Jack y
los demás recapacitaron entonces acerca de lo que habían dicho ambos jóvenes:
sabían que no tenían otra opción. Quedándose allí los esperaba una muerte
segura, pero luchando contra el dios oscuro al menos tenían alguna posibilidad
de ganar y salir vivos aquella noche.
Si de
igual manera morían en el combate final, al menos podían sentirse orgullosos de
haberlo intentado:
- Bien,
está decidido…- dijo el mago, al ver al resto del equipo con una nueva cara
firme y valiente- ¡vamos a acabar con Derriper de una vez por todas!
Y así,
de esta forma, Alana llamó a uno de los moguris que se encontraban cerca. Le
ordenó seriamente y sin vacilar:
- ¡¡Mog,
pilota la nave y llévanos al interior del agujero oscuro!!
- ¡¡A la
orden, kupó!!
La
pequeña criatura alada y con pompón rojo se colocó en el sitio de la pelirroja,
ocupando el puesto y ahora al mando de la aeronave. Alana se reunió con sus
amigos mientras el jefe Mog les decía:
-
¡¡Tened mucho cuidado, kupó!!- advirtió el moguri- ¡¡A juzgar por la cantidad
de energía oscura que desprende ese portal, puede que Valor Alado no aguante
mucho tiempo!!
Alana y
los demás asintieron con la cabeza, y todo el equipo echó a correr en ese
momento hacia la salida, abandonando la sala de mandos y a los moguris.
Recorrieron
sin parar de correr el interior de la aeronave, atravesando sus pasillos y
subiendo sus escaleras, mientras sentían moverse a Valor Alado cobrando altura
en el cielo.
Llegaron
justo a tiempo al mirador exterior, donde los dos jóvenes habían estado horas
antes, para que la aeronave quedara mirando de frente a su objetivo, en la
lejanía. Todos los miembros del grupo observaron su destino, al tiempo que se
acercaban a lomos de Valor Alado dirigiéndose directamente hacia él:
- Allá
vamos, Derriper…- dijo Eduardo, seriamente y apretando los puños- donde empezó
todo.
Los
siguientes segundos fueron tensos y eternos para todos los tripulantes, que
parecía que el tan esperado momento de la verdad no iba a llegar nunca. Los
presentes veían acercarse a la brecha oscura y hacerse ésta cada vez más
grande, debido a que se aproximaban a ella.
Era
muchísimo y colosalmente más grande de lo que parecía en la distancia, y que
estando más cerca la gravedad de su magnitud y abertura encogía de profundo
miedo incluso al más valiente. Parecían encontrarse ante un gigantesco y
abismal agujero negro, cuyo fondo abismo parecía deparar la mismísima muerte en
su interior.
Estando
todavía a una considerable distancia, más cerca del mismo, Valor Alado entró en
la atmósfera del agujero oscuro y comenzó una fuerte turbulencia que sacudió la
aeronave y la hizo tambalearse en el aire. Los tripulantes a bordo de ella
sintieron que la poderosa fuerza de la brecha oscura los succionaba, los
arrastraba hacia su núcleo.
Ni
siquiera los potentes motores de Valor Alado lograban resistir la fuerza de las
tinieblas, y Erika y el resto supieron que, aunque quisieran, irremediablemente
ya no había vuelta atrás.
Los
últimos segundos de temblores y fuertes turbulencias fueron sin duda los
peores, y todos cerraron los ojos cuando en apenas diez segundos los tragaría
el agujero negro.
Eduardo
y los demás fueron absorbidos por la brecha de las tinieblas, y se adentraron
de lleno en la más pura y absoluta oscuridad.
Al cabo
de los siguientes segundos los temblores y las turbulencias cesaron, y la paz y
la tranquilidad reinaron misteriosamente de nuevo, por arte de magia. Aún con
los ojos cerrados, el equipo entero sabía que ya habían cruzado el agujero
oscuro y que se encontraban en su interior, en el mismísimo corazón de la
oscuridad.
Aquella
siniestra paz fantasmal, similar al silencio sepulcral de un cementerio,
inquietaba y ponía tensos a Jack y a los demás, con los pelos de punta.
Eduardo
y el resto del equipo abrieron poco a poco los ojos, y el rostro de los dos
jóvenes palideció y perdió el color de la cara, al contemplar lo que vieron a
continuación.
El grupo
ya no se encontraba en el mirador exterior de Valor Alado, la aeronave había
desaparecido de la vista. El sol relucía brillante en lo alto del cielo, a
plena luz del día, y tampoco se veía la luz roja de Ludmort por ninguna parte.
Pero sin
embargo, lo más sorprendente y escalofriante de todo era el espacio, el lugar
en el que se encontraban. Ya no estaban a muchos kilómetros de altura en el
cielo, sino en pie y de nuevo en tierra firme:
-
¿¡Dónde…dónde estamos!?- preguntó Alana, asombrada- ¿¡Qué es…este lugar!?
A
diferencia del resto de guardianes confusos, Erika y Eduardo se sorprendieron
con los ojos y la boca abierta, pálidos al encontrarse en un sitio que les era
demasiado y tiernamente familiar. En dicho lugar había un enorme complejo de
edificios amarillos de bonito tejado rojo. Contaba también con pequeñas
parcelas de tierra y hierba verde, bajo la sombra de una serie de grandes y
frondosos árboles.
Además
del bonito decorado infantil de las paredes y de los edificios en general, el
hermoso cielo azul y las nubes de aquel día retornaron a los dos jóvenes mucho
tiempo atrás, a su propia infancia:
- ¿¡Es
éste…nuestro colegio…nuestra escuela!?- dijo Eduardo, pálido y boquiabierto de
sorpresa.
-
¿¡Qué!?- exclamó Jack, también sorprendido y dirigiéndose a los dos elegidos-
¿¡Es éste vuestro colegio!? ¿¡Aquí fue donde estudiasteis siendo pequeños!?
- ¿¡Pero
entonces, eso significa que…estamos en La Tierra!?- preguntó Cristal, atónita.
- ¡¡Es
posible!!- respondió Rex, seriamente- ¡¡Puede que aquel agujero oscuro fuera un
portal tridimensional entre ambos mundos, y hayamos acabado en el otro
paralelo!!
Sin
embargo, en ese momento intervino Ray, diciendo seriamente y sin dudar de sus
palabras:
- Lo dudo…esto
no es La Tierra…
El resto
de sus compañeros se quedaron sorprendidos y asombrados por la seguridad del
chico de negro, que parecía estar muy convencido de lo que decía:
- ¿¡Qué
dices!?- exclamó Jack- ¿¡Cómo puedes estar tan seguro de que no estamos en el
otro mundo!?
Ray miró
en todas direcciones a su alrededor, sin bajar la guardia y como si el peligro
acechara en cada esquina:
- Fijaos
bien…hemos pasado de la noche al día, en cuestión de segundos, y eso que ambos
mundos son paralelos en el tiempo…de ser así, ahora mismo también sería de
noche en La Tierra…- explicó el chico de negro, seriamente- además, en este
lugar no hay absolutamente nadie, sólo estamos nosotros…y sería demasiado raro
pensar que no hemos acabado aquí por casualidad o una simple coincidencia.
Lo que
dijo el ex miembro de la organización Muerte a continuación dejó muy
sorprendidos y boquiabiertos al resto de sus compañeros, cuando pronunció
diciendo:
- Todo
lo que vemos a nuestro alrededor me hace pensar que nos encontramos ante una
ilusión óptica, basada en los recuerdos
de Eduardo…- afirmó Ray- por todo eso, y el simple hecho de que estemos en el
colegio donde Erika y él estudiaron de pequeños, pienso que no estamos en el
verdadero planeta Tierra…sino en el mundo onírico, en el sueño, en el lugar del
que hablaba Rodvar…
-
¿¡Quieres decir que…fue en nuestro colegio…donde empezó todo!?- exclamó Erika,
perpleja.
En ese
momento el sonido de una risa malvada empezó a escucharse en todo el lugar,
cuyo eco resonaba en todos los rincones y provenía de una grave y potente voz
de ultratumba. Dicha voz, de sobra conocida por los presentes, los sorprendió a
todos y los hizo ponerse en guardia, mirando en todas direcciones:
-
Humanos…sin duda los seres más dañinos y perjudiciales que ha conocido nunca el
universo…que todo a su paso contaminan y destruyen…- pronunciaba la voz
sobrenatural del ser oscuro, lentamente- ellos mismos comenzaron el declive y
el desequilibrio natural del mundo…la irrupción de la convivencia y de la
armonía…
Eduardo
y los demás miraban trescientos sesenta grados a su alrededor, sin bajar en
ningún momento la guardia y mientras escuchaban la grave y siniestra voz de
Derriper:
- Todo
debe estar equilibrado, la naturaleza está equilibrada…los animales viven en armonía…pero
los humanos no han aprendido a hacerlo…- afirmaba el enemigo, con su voz
resonando desde todas partes- continúan destruyéndose a sí mismos…no hay
armonía ni concierto en lo que hacen…es tan diferente en la naturaleza…
La voz
del dios oscuro se oía cada vez más cerca, como si estuviera acercándose a
ellos lenta y paulatinamente, sin descanso:
- La
naturaleza está equilibrada, la naturaleza es energía y vida…y restauración…-
decía el verdadero líder de la organización Muerte- los humanos sólo destruyen,
destruyen la naturaleza…destruyen a otros seres vivos, a otros seres humanos…y
con el correr del tiempo se destruirán a sí mismos…para siempre.
En ese
momento una brecha oscura surgió de la nada frente a ellos, sorprendiendo a
todos. Sin embargo, y acostumbrados a ver lo que siempre ocurría con aquel
fenómeno, palidecieron al observar lo que ocurrió a continuación.
En lugar
de salir un miembro de la organización de negro por el portal de oscuridad,
como de costumbre, el mismo agujero oscuro adquirió forma y figura humana. Las
tinieblas que lo componían se habían unido en la figura de un único ser
agachado de rodillas y de espaldas a ellos, con la cabeza mirando al suelo y
ocultando su rostro.
El nuevo
individuo que apareció en escena era grande y ancho, llevaba una oscura
armadura de caballero medieval que le cubría todo el cuerpo y el rostro, y una
fina capa negra desgarrada y destrozada por detrás. Su cuerpo entero y su
cabeza estaban enteramente cubiertos por la enorme y pesada armadura que llevaba,
y que le daba un aspecto más siniestro y fantasmagórico.
A pesar
de darles la espalda, el nuevo ser que tenían ante ellos irradiaba una
oscuridad tan pura que incluso el más pequeño atisbo de luz desaparecería con
su mera presencia. Todos los miembros del grupo temblaban, pálidos de terror al
imaginarse a quién tenían frente a sus ojos:
-
¿¡Tú…tú eres…Derriper!?- preguntó Jack, atónito y perplejo.
La
increíble y terrorífica aura mágica que desprendía el nuevo individuo así
parecía indicar lo evidente, ya que la voz grave de ultratumba había dejado de
sonar, antes de su aparición. La gran armadura no respondió a la pregunta del
mago, y comenzó a levantarse lentamente del suelo. El equipo entero retrocedió
un paso, empuñando sus armas en las manos y sin bajar la guardia en ningún
momento, a la espera de lo que fuera a hacer el recién llegado.
Al cabo
de unos segundos, y tras finalmente ponerse en pie, el nuevo individuo hizo
aparecer mágicamente y por una nueva brecha oscura, una pesada y gigantesca
espada en su mano derecha. Erika y los demás se sorprendieron al ver que dicha
arma era siniestramente terrorífica, ya que tenía un gran ojo con pupila animal
en la hoja, se parecía un poco a la espada de Ray siendo ésta más grande y
ancha, y desprendía una inquietante y peligrosa aura negra.
Parecía
que su arma hubiera sido forjada y estuviera hecha de la más pura y absoluta
oscuridad:
-
¿¡Qué…qué es…esa espada!?- preguntó Alana, perpleja- ¡¡No parece de este
mundo!!
Sin
embargo, la auténtica verdad acerca de la identidad del desconocido no la
supieron con certeza hasta que éste se dio la vuelta, de cara a ellos. Cuando
el enemigo los miró directamente de frente, Cristal y el resto de sus amigos
palidecieron de mudo terror.
A pesar
de estar cubierto su cuerpo entero con una oscura armadura, sólo un pequeño
detalle permitía vislumbrar algo en su interior. En el casco con cuernos que
llevaba en la cabeza había una pequeña abertura horizontal, por encima de la
nariz y a la altura de los ojos. El interior de esa pequeña abertura estaba
totalmente negro y oscuro, como si el individuo que llevaba la armadura no
tuviera cuerpo o piel, y en cuya posición donde se encuentran los ojos había
dos brillantes puntos rojos.
Rex y
los demás reconocieron enseguida aquellos ojos rojos, los mismos que tenían
Alejandro y Magno en el Templo Sagrado, y supieron sin lugar a dudas que
estaban ante el mismísimo séptimo. No podían creer que ya, por fin y después de
tanto tiempo, se encontraran cara a cara con el verdadero líder de la organización
Muerte, el que había sido siempre su auténtico enemigo:
-
¡¡Derriper!!- exclamaron todos a la vez, sorprendidos y perplejos.
- Os he
estado esperando, Eduardo y Erika…- habló por primera vez la armadura, con su
voz grave y profunda- hoy, finalmente y después de catorce largos años, ha
llegado el inevitable momento para el que estábamos destinados desde el
principio…la hora de la verdad.
Todos
supieron enseguida lo que quería decir, pues desde que emprendieron su aventura
por Limaria sabían que tarde o temprano llegaría el irremediable momento de
luchar contra el ser que movía los hilos de sus anteriores enemigos, el que
había sido siempre el verdadero líder de la organización Muerte:
- ¿Así
que ésa es tu verdadera forma?- preguntó Rex, tratando de mantenerse firme-
¡pero si pareces humano!
-
Conservo esta forma humana, y me parezco a vosotros…porque soy los restos y
despojos de los seis primeros dioses que crearon Limaria…- explicó Derriper,
lento y tranquilamente- en otras palabras…represento todo aquello que está
relacionado con el mal, el miedo, la tristeza, el temor, la destrucción y el
terror…
Jack
enseguida entendió lo que quería decir el enemigo, e intervino exclamando,
molesto y enfadado:
-
¿¡Estás diciendo que los seres humanos somos el producto del horror y de la
maldad!? ¿¡Qué somos completamente malos!?
- ¿No es
evidente?- respondió el dios oscuro, calmado y sin prisas en el tono de su voz
y pronunciación- ¿Acaso no lo habéis visto vosotros mismos ahí abajo, en la
guerra que se está librando ahora, en este momento?
El mago
y los demás palidecieron y perdieron el color del rostro de repente, al
recordar la guerra entre Oblivia y Metroya. La horrible y sangrienta visión de
ambos bandos luchando a muerte en el campo de batalla los aterraba, en medio de
disparos, bombas, gritos de furia y muerte y destrucción. En aquellos
instantes, estando dentro del sueño o mundo onírico, la guerra entre los
continentes Este y Oeste continuaba, mientras morían a cada minuto miles de
vidas inocentes:
- A
diferencia de los seis primeros dioses, yo no albergo ni un ápice de bondad,
cariño o amor…y mucho menos un resquicio de luz alguna…- afirmó Derriper con su
potente voz grave- soy todo lo que ellos no querían ni tampoco deseaban para
este mundo…soy el odio resultante de todos y cada uno de los seis, del que se
despojaron y creyeron haber eliminado para siempre…soy todo lo malo de los seis
primeros, reunidos y fusionados en un solo ser…
Lo que
dijo el ser oscuro a continuación dejó muy pálidos y sorprendidos al resto de
los presentes:
- Yo soy
el miedo y el terror, la maldad en su más puro y absoluto estado…por eso me
parezco a vosotros…porque los seres humanos son iguales que yo…y porque
nacieron a mi imagen y semejanza.
Ray y
los demás se quedaron atónitos y aterrados por lo que acababa de decir el
enemigo. La sola idea de haber sido creados a imagen y semejanza del dios
oscuro los horrorizaba, pensando que eran iguales a él:
-
¡¡Estás mintiendo, no somos como tú, no nos parecemos a ti!!- exclamó Cristal,
enfadada- ¡¡Ni en sueños nacimos de ti!!
Derriper
respondió a sus palabras, tranquilo y seriamente, a la vez que clavaba sus ojos
rojos en todos y cada uno de ellos:
- ¿De
verdad eso crees? Basta con mirar a cualquier ser humano en el planeta…todos
actúan y se mueven por intereses materiales o personales, e incluso vitales…la
bondad o amabilidad que puedan aparentar algunos es sólo una forma de fingir
que les importa otra persona, una manera de ocultar sus verdaderas intenciones
e intereses…no es más que una estrategia de supervivencia generada por la falsa
e interesada socialización…- explicó el ser oscuro- los seres humanos muestran
su verdadera naturaleza cuando están en peligro de muerte….hacen cualquier cosa
para salvarse ellos mismos, incluso matando o dejando morir a otros…no son
considerados con otras personas, y muchas veces disfrutan del sufrimiento o de
la desgracia de los demás, para divertirse…
El grupo
entero escuchaba, atónito y perplejo, las palabras del líder de la organización
Muerte. Las pronunciaba con absoluta seguridad, como si lo que decía fuera
verdad:
- Los
seres humanos gozan de orgullo, envidia, celos, malos y oscuros pensamientos,
ambición y ansias de riqueza material, de poder, del uso de la fuerza física y
de las palabras para hundir y ofender al prójimo, de cogerlo todo para su
posesión y de no compartirlo con nadie más…- afirmaba Derriper, muy seguro de
sus palabras- son seres dañinos y perjudiciales, no sólo para los animales,
sino también para el medio y el entorno a su alrededor…lo destruyen todo a su
paso, a fin de obtener beneficios al precio que sea…sin importar las
consecuencias de sus actos…
El ser
oscuro volvió a pronunciar unas escalofriantes palabras, que heló la sangre de
los allí presentes en el mundo onírico:
- Todos
esos aspectos malignos, toda esa maldad que habita en el corazón humano…es
parte de mí…por eso vosotros, necios e insignificantes humanos, provenís de mí,
de todo lo que soy…porque me reflejo en vuestros actos, en vuestras
acciones…porque soy parte de todos y cada uno de vosotros…- declaró el líder de
la organización Muerte- por todo eso, los humanos son seres malvados y
destructivos, cuyos corazones están llenos de mi oscuridad…de la más pura y
absoluta oscuridad.
Erika no
pudo aguantar más el discurso de su enemigo, e intervino en ese momento para
alzar la voz, enfadada:
- ¡¡Eso
no es cierto, no es verdad!!- exclamó la chica, firme y segura de sus palabras-
¡¡Aunque digas esas cosas horribles, aunque creas que nosotros tenemos esos
defectos, aunque estés convencido de que lo anterior dicho es cierto…no todos
los humanos somos tan malos, no todos poseemos esa oscuridad de la que hablas,
no todos queremos destruir…y por supuesto no todos nos parecemos a ti…no todos
somos como tú!!
Derriper
no pareció sorprenderse ante la valiente e inquebrantable voluntad de la joven.
Junto a ella se sumaron el resto de sus amigos, que alzaron la voz de la misma
manera y en orden, uno detrás de otro. Ninguno retrocedió ni dio un paso atrás
en la firme y valiente declaración de sus palabras:
-
¡¡Tiene razón, no todos los seres humanos somos malos!!- exclamó Alana- ¡¡La
maldad no es nuestra única cualidad!!
- ¡¡De
la misma forma que hay maldad también existe la bondad!!- exclamó Rex- ¡¡Es
parte de la vida que haya un equilibrio entre ambos extremos, nunca uno sólo!!
- ¡¡Los
humanos también tenemos corazón!!- exclamó Cristal- ¡¡No somos simples seres
vivos, también tenemos sentimientos!!
- ¡¡Son
esas emociones las que nos hacer ser quienes somos!!- exclamó Ray- ¡¡Las que
nos ayudan a ser mejores personas!!
- ¡¡Los
seres humanos somos una unidad!!- exclamó Jack- ¡¡Trabajamos juntos en equipo y
nos ayudamos los unos a los otros…porque así somos por naturaleza!!
- ¡¡Por
todo eso y mucho más, somos lo que somos, y eso es algo que nada ni nadie podrá
cambiar jamás!!- exclamó Eduardo- ¡¡Tenemos fe, esperanza…nuestros sueños son
la luz que brilla en la oscuridad!!
Derriper
escuchó, sin sorprenderse lo más mínimo, a cada uno de los miembros del grupo.
Al verlos a todos en guardia y con las armas en las manos, mirándolo fijamente,
respondió tranquilo y sereno, sin ninguna prisa:
-
Después de haber pasado todo este tiempo en Limaria…después de haber recorrido
todo este largo viaje…después de haber combatido y luchado contra tantos
obstáculos y enemigos…y después de haber llegado hasta aquí…seguís sin entender
nada…
El dios
oscuro agarró con más fuerza su enorme espada de aura negra y la empuñó al
mismo tiempo que también se ponía en guardia. La última batalla estaba a punto
de comenzar:
-
Pequeños necios e insignificantes humanos…muy pronto os daréis cuenta de que el
principio y el final de todo es la oscuridad…- dijo Derriper, con su potente
voz grave de ultratumba- porque yo mismo acabaré con todos vosotros, con
vuestra existencia y con vuestros sueños…para siempre.
Y desde
ese momento, por fin, dio comienzo la acción y el último y tan esperado combate
final.
Todos
los miembros del grupo tomaron la iniciativa y echaron a correr a la vez, con
las armas en las manos, directos a su enemigo que los esperaba frente a ellos.
Al ser Cristal la más rápida fue la primera en llegar hasta Derriper, a quien
intentó herir con su estrella ninja.
Sin
embargo, tanto ella como el resto se sorprendieron al ver que el arma de la
princesa atravesó la armadura oscura como si de aire se tratara, desapareciendo
el líder de la organización detrás de Cristal en apenas unos segundos:
- ¿¡Pero
qué…!?- exclamó la chica con coletas, perpleja.
Todos se
detuvieron en ese momento, y formaron un círculo para poder ver desde dónde iba
a atacar el enemigo. No bajaron en ningún momento la guardia:
-
¿¡Dónde está!?- preguntó Alana, mirando en todas direcciones- ¿¡Dónde se ha
metido!?
En ese
momento Rex se dio cuenta, al ver una nueva sombra proyectada en su posición,
por donde acababa de aparecer Derriper. Miró arriba y palideció al observar a
su enemigo cayendo en picado, con el filo de su gigantesca espada apuntando
hacia ellos:
-
¡¡Cuidado!!- exclamó el perro- ¡¡Apartaos todos!!
Jack y
los demás hicieron enseguida lo que ordenó su compañero, y lograron esquivar
por los pelos el ataque del ser oscuro, cuya espada hizo crujir y temblar el
suelo durante unos breves segundos.
Cuando
Derriper sacó sin problema su espada del suelo y el resto del equipo dio media
vuelta de cara al enemigo, el mago alzó la voz gritando, con firmeza y
decisión:
- ¡¡A
por él!!
Todo el
equipo se lanzó valientemente a atacar al líder de la organización Muerte,
dispuestos a acabar con su vida, y desencadenándose en ese instante una
frenética y feroz tormenta de lucha, que duró unos largos segundos. Sin
embargo, lo que ocurrió a continuación dejó pálidos y completamente perplejos a
todos los miembros del grupo.
El
primero en atacarlo esta vez fue Ray, que intentó herirlo con un mandoble de su
arma de frente, y el cual Derriper bloqueó con su espada sin ningún problema.
La sorpresa vino cuando Eduardo fue a atacarlo de igual manera por la espalda. El
brazo y la mano izquierda del ser oscuro se extendieron apuntando hacia él, y
su extremidad se transformó en apenas unos segundos en el filo de una larga
guadaña negra, que frenó de golpe la llave espada:
“¿¡Pero
qué…!?”- exclamó el chico de rojo en su mente, atónito- “¿¡Acaba de convertir
su mano…en una guadaña!?”
Enseguida
el resto de sus compañeros también se sorprendieron cuando la misma guadaña que
bloqueó la ofensiva de Eduardo extendió la longitud de su filo, curvándose y
formando una herradura perfecta por ambos extremos a su alrededor. La nueva
doble guadaña de Derriper bloqueó repentinamente los ataques del resto de
miembros que estaban a punto de alcanzarlo, y que los dejó con los ojos y la
boca abierta mudos de terror:
“¡¡No…no
puede ser…!!”- exclamó Erika, perpleja, también en su mente- “¡¡Ha conseguido
pararnos a todos sin ningún esfuerzo!!”
Todavía
atónitos y horrorizados por lo que acababan de ver, no fueron capaces de
reaccionar cuando el dios oscuro hizo explotar una bomba de aire utilizando su
propia aura oscura, que alcanzó a los siete miembros del equipo y los empujó
violentamente de forma que acabaron rodando por el suelo, hasta parar un poco
más lejos.
Todos se
levantaron, con algunos rasguños pero todavía con fuerzas para seguir luchando.
Cuando volvieron la vista a su enemigo, palidecieron y perdieron el color del
rostro al ver que la colosal guadaña de su mano izquierda con forma de
herradura desapareció en cuestión de dos segundos, para volver a convertirse en
la mano que era al principio.
No
podían creer lo que acababan de ver, ya que se trataba de algo completamente
sobrenatural:
-
¿¡Qué…qué ha sido eso!?- preguntó Rex, perplejo.
Jack
todavía no estaba dispuesto a rendirse, y exclamó firme y decididamente:
- ¡¡Atacad
todos con magia!!
Sus
compañeros hicieron lo que dijo el mago, apuntaron con sus armas hacia él y
dispararon todos a la vez distintos hechizos mágicos ofensivos:
-
¡¡Piro++!!- gritó Eduardo.
-
¡¡Hielo++!!- dijo Alana.
-
¡¡Electro++!!- exclamó Ray.
-
¡¡Aqua++!!- gritó Jack.
-
¡¡Aero++!!- dijo Erika.
-
¡¡Bio++!!- exclamó Cristal.
-
¡¡Gravedad++!!- gritó Rex.
Todos
estos ataques mágicos combinados fueron disparados a la vez contra el dios
oscuro, rodeado por todos los miembros del grupo. Sin embargo, y lejos de lo
que esperaban, se quedaron completamente sorprendidos y con la boca abierta al
ver que Derriper conjuró en apenas un instante una especie de barrera,
trescientos sesenta grados a su alrededor.
Dicho
conjuro lo protegió de los hechizos mágicos, explotando éstos a su alrededor
sin llegar a alcanzarlo y provocando una densa humareda:
- ¡¡Ha
usado la magia Escudo en apenas un segundo!!- exclamó Cristal, atónita- ¡¡Ahora
ya no le afectan los ataques mágicos!!
Justo
después de que la princesa pronunciara estas palabras, los sorprendió y pilló
por sorpresa la rápida actuación del enemigo, que no tardó ni cinco segundos en
hacer su próximo movimiento.
Derriper
salió corriendo a toda velocidad del humo negro directo a Rex, y sin darle
tiempo a reaccionar le propinó un brutal puñetazo con su puño izquierdo ahora
convertido en un gran martillo oscuro. El perro salió volando por los aires
hasta caer al suelo un poco más lejos, herido:
-
¡¡Rex!!- gritaron sus amigos, preocupados.
- ¡¡Te
vas a enterar, maldito!!- exclamó Alana, enfadada.
Todos
echaron a correr hacia el ser oscuro, empuñando sus armas, mientras éste se
daba la vuelta de cara a ellos y conjuraba el hechizo Coraza. A pesar de saber
que el enemigo ahora contaba con mayor defensa física, además de mágica, no se
echaron atrás en su empeño por acabar con él. Los siete miembros del grupo
atacaron seguidos uno detrás de otro, intentando herir al séptimo.
La
primera en acercarse fue Alana, que lanzó uno de sus martillos encadenados a
media distancia contra él. Derriper usó magistralmente su espada oscura para
bloquear y enganchar las cadenas del arma de la piloto en la suya. A
continuación la atrajo hacia sí con una tremenda fuerza descomunal, y aún con
el martillo negro en su extremidad izquierda la golpeó brutalmente en el
estómago, rompiéndole varias costillas mientras la pelirroja escupía sangre por
la boca:
-
¡¡Alana!!- gritó Erika, preocupada.
El dios
oscuro desenganchó las cadenas de su espada en un segundo, y a continuación
arrojó violentamente el cuerpo de la piloto contra la joven que se acercaba,
chocando ambas y rodando por el suelo, heridas:
-
¡¡Chicas, no!!- exclamó Cristal.
Le
tocaba el turno a la princesa con coletas, y ella lanzó varios shuriken que
sacó de sus bolsillos, directos a Derriper. El líder de la organización Muerte
tardó un segundo en volver la vista a Cristal, transformar el martillo oscuro
de su extremidad izquierda en un látigo negro y sacudir el mismo en el aire,
con el que sorprendentemente bloqueó las mini estrellas ninja y las desvió en
direcciones opuestas:
-
¡¡No…no puede ser!!- dijo la ladrona, pálida y atónita- ¡¡Acaba de convertir su
mano izquierda de nuevo…esta vez en un látigo!!
Estaba
tan sorprendida y horrorizada que no fue capaz de reaccionar a tiempo cuando el
mismo látigo negro se estiró a voluntad y la agarró por el tobillo, de repente.
La increíble fuerza sobrenatural del ser oscuro la arrastró y levantó como si
fuera una muñeca en el aire, para luego estamparla brutalmente contra el suelo,
crujiendo éste a su alrededor:
-
¡¡Cristal!!- gritó Ray, preocupado.
El chico
de negro fue el único que logró acercarse al enemigo, tras esquivar varios
latigazos, e intentar atacarle con su arma. El ex miembro de la organización
Muerte intercambió varios mandobles con su líder, librando ambos un breve duelo
de esgrima mientras se oía el eco metálico de sus espadas al chocar.
Sin
embargo, tras varias fintas y un rápido frenesí de intercambio de golpes sin
descanso, Ray no fue capaz de bloquear ni esquivar un corte de la espada de
Derriper, que le rajó la pierna derecha y lo desequilibró durante unas valiosas
milésimas de segundo:
-
¡¡Ray!!- gritó Eduardo.
El dios
oscuro aprovechó la oportunidad sin dudarlo. Transformó nuevamente el látigo de
su mano izquierda en una pistola negra, con la cual apuntó y disparó al joven
con gafas en sólo dos segundos.
La
potencia del disparo envió a Ray a toda velocidad, en dirección por donde se
acercaba Eduardo, chocando con éste y rodando los dos por el suelo, heridos:
-
¡¡Chicos, no!!- exclamó Jack.
El mago
era el último que quedaba en pie. Agarró con fuerza su bastón mágico y apuntó
con él al enemigo:
- ¡¡A
ver qué te parece esto, Derriper!!
Conjuró
rápidamente el hechizo de magia negra más poderoso que conocía, mientras el
líder de la organización Muerte se giraba de cara a él:
-
¡¡Fulgor++!!
A pesar
de saber que su oponente llevaba el hechizo Escudo protegiéndolo, Jack tenía
los suficientes conocimientos de magia como para saber que cualquier escudo
mágico no podía asegurar una buena protección contra Fulgor, y que al menos lo
desequilibraría.
Sorprendentemente
el ser oscuro transformó de nuevo la pistola negra de su mano izquierda, en dos
segundos y esta vez en un espejo, con el que apuntó a Jack. El espejo absorbió
el ataque mágico del hombre rubio, ante los ojos y la cara pálida del guardián:
-
¡¡No…no puede ser…!!- exclamó el mago, horrorizado- ¡¡Pero si es…!!
En
cuestión de otros tres segundos el hechizo mágico ofensivo salió disparado del
espejo y directo a Jack, el cual trató de esquivarlo pero fue inútil. La onda
expansiva tras la explosión alcanzó al mago y lo envolvió en un denso humo
negro, del cual salió herido con toda seguridad:
-
¡¡Jack!!- gritó Rex, preocupado.
No habían
pasado ni dos minutos, y en ese plazo de ciento veinte segundos Derriper había
abatido sin ningún esfuerzo a los siete miembros del equipo, repartidos a su
alrededor. Eduardo y los demás se levantaron del suelo, heridos y algunos con
más rasguños que otros:
-
¿Estáis todos bien?- preguntó Jack.
- Sí,
estamos bien- respondió Alana, aplicándose la magia Cura a sí misma en su
estómago- estos rasguños son superficiales, todavía podemos luchar.
Ray hizo
lo mismo con el corte de su pierna derecha, que gracias a la magia detuvo la
hemorragia. Cuando terminó de curarse, alzó la vista al ser oscuro. Tanto él
como los demás se sorprendieron al ver que el espejo de su extremidad izquierda
se transformaba de nuevo en la mano armadura que tenía al principio del combate:
-
¿Habéis visto lo mismo que yo, verdad?- preguntó Ray, seriamente.
- Sí, no
eres el único- asintió Erika, de la misma forma- creo que todos lo hemos visto.
- De
acuerdo…- dijo el chico de negro, fría y calculadoramente, que en ese momento
añadió diciendo- ¡¡Seguidme!!
Ray echó
a correr sin más palabras, y detrás de él el resto de sus compañeros, directos
hacia el enemigo y con las armas en las manos. Se libró en ese momento una
nueva ronda del combate, en la que todos los miembros del grupo volvieron a la
carga contra Derriper y dispuestos a herirlo con todas sus fuerzas.
Sin
embargo, y aún a pesar de tener ventaja en número, la situación no cambió en
absoluto con respecto a la vez anterior. Durante aquella nueva tormenta de
ataques sucesivos y combos encadenados ninguno de los siete integrantes del
equipo consiguió rozar siquiera al dios oscuro.
Éste
bloqueaba y esquivaba fácilmente todos y cada uno de los ataques combinados de
Jack, Alana, Erika, Rex, Cristal, Eduardo y Ray, uno detrás de otro, y contraatacando
a la vez con su espada y diversas armas oscuras de su extremidad izquierda.
A pesar
de caer una y otra vez con cada golpe de Derriper, ni el mago ni los demás se
rendían, y se levantaban rápidamente de nuevo para seguir luchando, aún
sabiendo que no tenían ninguna posibilidad atacando a lo loco.
Lo que
realmente los sorprendía e inquietaba era la extremidad izquierda del ser
oscuro, pues ésta mutaba y se transformaba gracias al poder de la oscuridad.
Dicho brazo y mano de Derriper se habían convertido sucesivamente en todo tipo
de armas, desde espadas cortas y largas hasta lanzas, martillos, látigos,
pistolas, escudos y varas, con las que conjuraba ataques mágicos elementales
contra Rex y compañía.
Las
transformaciones se efectuaban en apenas dos segundos y se sucedían unas tras
otras, esquivando y contraatacando el líder de la organización Muerte con una
infinita variedad de armas que podía usar a su antojo y voluntad.
Después
de un largo rato de absurda pelea, Derriper decidió poner fin a aquella ronda
de ataques desenfrenados y descontrolados, que aunque a sus oponentes les
costaba una barbaridad de esfuerzo para él le resultaba como si fuera un juego
de niños.
Transformó
de nuevo su extremidad izquierda en la mano que tenía al principio del combate,
y apuntó con ella al cielo alzando su brazo. Antes de que sus oponentes
llegaran corriendo hasta él, una nueva bomba de aire explotó alrededor de la
armadura, alcanzando a todos, y enviándolos de un brutal empujón un poco más
lejos, rodando por el suelo.
Tras
este ataque Ray se detuvo y dejó de luchar. Los demás hicieron lo mismo y,
mientras se levantaban del suelo con más rasguños y arañazos, escucharon sus
palabras:
- Tal y
como pensaba…-afirmó el joven con gafas, jadeando del cansancio- ahora ya no
hay ninguna duda…
- ¿Qué
has descubierto, Ray?- preguntó Cristal, en el mismo estado que él y el resto
de sus compañeros.
El chico
de negro tardó un poco en responder. Miraba a la armadura de ojos rojos y capa
negra que tenían delante:
-
Derriper no es como ningún otro miembro de la organización al que nos hayamos
enfrentado hasta ahora…todo su cuerpo, él mismo…es la oscuridad en su estado
más puro…- explicó Ray- y usa ése mismo poder para mutar y transformar su
cuerpo a voluntad…de forma ilimitada.
Jack
palideció al oír aquello, y la sola idea de lo que eso significaba lo aterró
por dentro:
-
¿¡Quieres decir que…puede convertirse en cualquier cosa!?
Su amigo
con gafas no respondió a la pregunta, dando a entender la terrible respuesta.
Eduardo intervino entonces, con una duda a su teoría:
-
¡¡Pero, de ser así…!! ¿¡Por qué sólo puede transformar su brazo y mano
izquierda!? ¿¡No debería mutar todo su cuerpo!?
-
Recordad que todavía es vulnerable- dijo Ray, seriamente- aún debe de estar en
proceso de recuperar todo su poder como dios…y cuando lo haga, las
consecuencias serán terriblemente catastróficas e inimaginables.
- ¡¡En
ese caso tenemos que acabar con él ahora, antes de que la situación vaya a
peor!!- exclamó Alana- ¡¡No podemos permitir que recupere todo su poder, o de
lo contrario jamás podremos derrotarle!!
Todos se
sorprendieron en ese momento, cuando la gran armadura comenzó a caminar hacia
ellos, lentamente. El grupo entero volvió a ponerse en guardia, mirando de
frente al enemigo que se acercaba a pasos lentos:
-
¿Alguna idea?- preguntó Rex, sin apartar la vista del frente.
-
Nuestros ataques físicos y mágicos no tienen ningún efecto sobre él, debido a
sus hechizos de protección…- afirmó Ray, seriamente- por lo tanto, si queremos
hacerle daño, antes tendremos que destruir sus defensas Coraza y Escudo.
- ¿Y
cómo piensas hacer eso?- preguntó Cristal.
El chico
de negro se dirigió entonces a la joven y le dijo, sorprendiendo a todos:
- Erika,
tienes que usar la magia Artema contra Derriper.
Tanto
ella como el resto de sus amigos se quedaron perplejos y con la boca abierta,
al oír sus palabras:
- ¿¡Qué
dices!? ¡¡Pero si ya lleva el hechizo Escudo, no le afectaría!!- replicó Jack-
¡¡Además, yo también usé antes un ataque mágico contra él, y me lo devolvió
usando Reflejo…sería un desperdicio de magia!!
- No si
lo alcanza…sin los hechizos de protección.
El resto
del grupo atendió al plan que tenía Ray en mente, el cual se los explicó
mientras la armadura seguía acercándose lentamente a ellos, todavía a una larga
distancia:
-
Teniendo en cuenta que Derriper ya ha comenzado a recuperar su poder como dios,
es muy probable que ya a estas alturas tenga mucha defensa…y que cualquier
ataque mágico apenas le afecte…- explicó el chico de negro- por tanto, en esta
situación sólo nos queda recurrir a la magia negra más poderosa de todas, la
que tiene el poder suficiente para acabar con él de un solo ataque…- y mirando
a la elegida, añadió- y Erika es la única de todos nosotros que puede usar
dicha magia.
El mago
y los demás recordaron en ese instante, pasando fugazmente por su memoria, los
recuerdos del combate de la chica contra Helio. Fue la magia Artema de la joven
la que acabó con la vida del comandante de pelo azul, tras una dura y difícil
batalla:
- La
idea me parece bien, pero… ¿y los hechizos de protección?- preguntó Eduardo.
- Los
destruiremos nosotros, antes de que Erika dispare su ataque- respondió Ray-
debemos destruir al menos Escudo, que es el hechizo de protección contra los
ataques mágicos, o de lo contrario todo cuanto hagamos no servirá de nada.
En ese
momento intervino la joven, diciendo seriamente:
- Hay un
problema…cargar ese ataque me llevará un par de minutos, y por otro lado…usarlo
gastará toda mi magia de golpe.
El resto
de sus compañeros entendieron enseguida lo que quería decir la chica, y la mala
noticia de lo que aquello suponía:
-
Entonces eso significa que sólo tenemos una oportunidad…- dijo el chico de
negro- sabiendo lo rápido que es el enemigo, seguro que en cuanto destruyamos
sus hechizos de protección, volverá a conjurarlos enseguida…y Erika sólo
dispondrá de dos o tres segundos para acertar con su ataque en él.
La
situación era bastante difícil y con escasas probabilidades de éxito en lo que
se proponían. Sin embargo, y después de todo lo que habían visto, sabían que no
tenían otra opción. Derriper se estaba haciendo cada vez más fuerte por
momentos, y si no empleaban sus mejores y más poderosos recursos cuanto antes,
acabarían sucumbiendo bajo el inmenso poder del dios oscuro, y por entonces
Derriper ya sería imparable:
- ¡De
acuerdo, contad conmigo!- asintió la elegida, firme y valientemente- ¡Si es la
única forma de derrotarlo, lo haré!
Sus
amigos también decidieron arriesgarse con el plan, ya que parecía ser la única
esperanza de poner fin a aquel decisivo combate:
-
¿Cuánto tiempo necesitas para cargar el ataque?- preguntó Ray.
- Dadme
dos o tres minutos, y lo tendré listo para entonces.
El chico
de negro asintió con la cabeza y volvió la vista al ser oscuro, que seguía
acercándose a ellos lentamente. No dejaba de empuñar su enorme y gigantesca
espada, que no parecía de este mundo:
- Muy
bien, carga el ataque y prepárate para lanzarlo a Derriper…los demás
intentaremos distraerlo y a la vez romper su protección- dijo Ray, seriamente-
recuerda que sólo tienes una oportunidad…si dejamos pasar más tiempo, quizá ni
siquiera la magia Artema pueda acabar con él.
Erika
asintió con la cabeza, firme y valientemente, y se puso de nuevo en guardia
mientras sujetaba su arma con ambas manos. La vara mágica comenzó a brillar con
un destello plateado, y a la estrella y media luna que tenía en un extremo
empezó a llegarle energía, acumulando fuerza mágica:
-
¡Adelante!- avisó la chica, sosteniendo su arma- ¡Id a por él!
A partir
de ese momento sus compañeros sabían que la cuenta atrás había comenzado, y que
disponían de tan sólo tres minutos para destruir el hechizo de protección
Escudo y de mantenerlo ocupado hasta entonces. Todos se giraron y volvieron la
vista a Derriper, frente a ellos:
- ¡¡A la
carga!!- exclamó Cristal.
A
excepción de Erika, el resto de miembros del equipo echaron a correr directos
hacia la gran armadura de ojos rojos, librándose nuevamente otra batalla
campal, pero esta vez de seis contra uno.
Durante
los siguientes ciento veinte segundos se produjo lo mismo que había ocurrido en
la ocasión anterior: los seis integrantes del grupo se batían alrededor de su
enemigo con inútiles intentos de usar la habilidad “Rompe Escudo”, mientras
éste los bloqueaba y esquivaba todos con sorprendente agilidad, y a
continuación contraatacaba con el poder de la oscuridad de su extremidad
izquierda.
La joven
elegida contemplaba toda la masacre y la paliza que les estaba dando el líder
de la organización Muerte a sus amigos,
un poco más lejos de distancia y mientras seguía acumulando energía en la vara
mágica.
Verlos
caer continuamente al suelo, cada vez con más rasguños y heridas, y levantarse
una y otra vez sin descanso hacía que se sintiera enfadada e impotente. Deseaba
con todas sus fuerzas poder reunirse con el resto de sus compañeros y luchar
junto a ellos contra Derriper, pero sabía que no podía.
Su
obligación ahora era terminar de cargar su mayor y más poderoso ataque mágico,
para luego dispararlo contra el ser oscuro, y suponía la salvación del mundo no
sólo para ellos sino para el conjunto entero del planeta:
“Vamos,
chicos…ya falta menos…”- pensó Erika en su mente, apretando los puños y
dientes- “Sólo un poco más…”
En los
últimos sesenta segundos la mayoría de los luchadores ya se encontraban
agotados, y no volvieron a levantarse tras un nuevo golpe de la armadura de
oscuridad.
Los
únicos que quedaban en pie eran Ray, Cristal y Eduardo, jadeando del cansancio
y con las armas en las manos. El chico de rojo corrió nuevamente hasta el
enemigo, con la llave espada brillando con un destello dorado y gritó al
intentar herirlo:
-
¡¡Rompe Escudo!!
Derriper
bloqueó con facilidad la ofensiva del joven usando su enorme espada oscura, y a
continuación transformó en dos segundos su mano izquierda de nuevo en un
martillo negro, con el que propinó un duro golpe al chico en el estómago y lo
hizo escupir sangre por la boca.
Debilitado
y desequilibrado, el joven elegido no puedo reaccionar cuando Derriper lo
empujó violentamente a un lado, cayendo herido al suelo:
-
¡¡Eduardo!!- gritaron Cristal y Ray, preocupados.
La chica
con coletas y el ex miembro de la organización corrieron directos hacia el ser
oscuro, siendo los siguientes en atacarle. Ambos también intentaron herirlo por
los dos lados con sus armas, pero el dios oscuro los bloqueó de la misma manera
que con su compañero: por un lado a Cristal con su enorme y siniestra espada y
por otro a Ray, con su extremidad izquierda ahora convertida en un escudo
negro.
Acto
seguido, y antes de que el enemigo hiciera cualquier otro movimiento, la chica
con coletas se adelantó rápidamente y, con la mano que tenía libre, le colocó
una bomba en el pecho que llevaba oculta en su mano.
Hacer
eso le costó un nuevo y duro golpe del codo derecho de la armadura, que le
rompió el brazo partiéndole algunos huesos y mientras gritaba de dolor. A
continuación Derriper la golpeó de nuevo con su antebrazo derecho y la envió un
poco más lejos, herida y rodando por el suelo:
-
¡¡Cristal!!- exclamó Ray.
Sin
embargo, antes de que alguno de los dos oponentes pudiera hacer nada, la bomba
que le puso la princesa al ser oscuro explotó en ese momento, sorprendiendo a
ambos. La explosión alcanzó también al chico de negro y la onda expansiva lo
empujó violentamente un poco más lejos, volando por los aires hasta caer al
suelo:
- ¡¡Ray,
no!!- gritó Erika, al ver caer debilitado al último de sus amigos en pie.
Pasaron
varios segundos de silencio después de la explosión, la cual dejó una humareda
negra tras de sí que ocultaba al líder de la organización Muerte.
Rex y
Alana consiguieron levantarse entonces, con esfuerzo y temblándoles todo el
cuerpo. Ray también tenía heridas superficiales, y al igual que ellos logró
levantarse del suelo. Los tres estaban heridos y jadeaban del cansancio,
mirando al frente:
- ¿Se
ha…acabado todo?- preguntó la pelirroja.
- No…Derriper
sigue vivo…- respondió el perro, seriamente y sin bajar la guardia- aún puedo
sentir…su increíble aura mágica…
En ese
momento la vara mágica de la joven elegida terminó de acumular magia, y Erika
pudo sentir cómo el arma que sujetaba en sus manos brillaba con un fuerte
resplandor plateado y desbordaba una sobrenatural cantidad de energía.
Sabía
que ya había terminado de preparar el ataque, y que podía dispararlo en
cualquier momento cuando ella quisiera:
-
¡¡Chicos, ya he preparado de cargar el ataque!!- avisó la chica a sus
compañeros, a mayor distancia- ¡¡A la señal lo lanzaré contra Derriper!!
Ray,
Alana y Rex asintieron con la cabeza, mirándola. Una vez que Erika ya tenía
listo el ataque que podría acabar con el dios oscuro, ahora les tocaba a ellos
romper los hechizos de protección que lo cubrían para que lo alcanzara, y sólo
tenían una oportunidad.
En ese
instante los cuatro se sorprendieron cuando, al volver la vista al frente, el
humo negro de la explosión terminó de disiparse por completo. Allí, en el mismo
sitio y sin ningún rasguño, permanecía quieto Derriper, mirándolos fijamente y
empuñando su enorme espada oscura:
-
¡¡Mirad eso!!- exclamó el perro, perplejo y asombrado- ¿¡Qué es lo que pasa!?
Alana y
Ray se fijaron mejor en el enemigo, y se quedaron boquiabiertos al observar que
una de las barreras mágicas que lo protegían tenía grietas a su alrededor,
ahora perfectamente visible. Dicha barrera acabó crujiendo en mil pedazos,
desvaneciéndose ésta en el aire, y el chico de negro supo entonces lo que había
pasado:
“¡¡La
bomba de antes, la que le colocó Cristal en el pecho, ha destruido el hechizo
Coraza!!”- pensó Ray en su mente, atónito y asombrado- “¡¡Bien hecho,
Cristal!!”
El ex
miembro de la organización sabía que debían actuar ahora o nunca. Derriper ya
no contaba con protección física alguna, y tenían que aprovechar la oportunidad
para destruir también el escudo mágico, antes de que volviera a usar Coraza:
- ¡¡Es
nuestra oportunidad!!- exclamó Ray a sus amigos- ¡¡Ataquémosle ahora!!
La
pelirroja y el perro asintieron con la cabeza y, junto al joven con gafas,
echaron a correr directos hacia el dios oscuro. Era su momento, debían actuar
ahora, o de lo contrario la bomba de Cristal habría sido en vano.
Al andar
Rex a cuatro patas, corrió más rápido que sus compañeros y llegó antes que
ellos hasta su enemigo, dando un gran salto en el aire y abriendo sus fauces
para morderlo. Derriper transformó su brazo y mano izquierda en una larga
cadena negra en apenas dos segundos, y con ella agarró al perro en el aire.
Antes de
que la fuerza sobrenatural del enemigo lo estrellara brutalmente contra el
suelo, Rex conjuró el mismo hechizo Coraza, con el que se protegió y redujo el
daño físico a la mitad cuando crujió y estalló el piso con su impacto.
El perro
no había terminado de atacar cuando, tras levantarse el polvo de tierra en el
lugar de impacto, éste volvió enseguida a la carga. Salió del polvo de tierra a
toda velocidad directo al enemigo, aún con las cadenas negras rodeando su
cuerpo.
Antes de
que llegara, el ser oscuro lo alzó de nuevo en el aire con su fuerza
descomunal, dispuesto a rematarlo con otro golpe contra el suelo.
Sin
embargo, un nuevo e inesperado ataque lo sorprendió en ese momento, al girar la
cabeza. Alana llegó en ese instante hacia él e iba a golpearlo con uno de sus
dos martillos, por el lado izquierdo que tenía ocupado:
“¡¡Es el
momento!!”- pensó la pelirroja en su mente- “¡¡Mientras tenga su extremidad
izquierda ocupada, su lado izquierdo será vulnerable…ése es su punto débil!!”
Ante el
inesperado ataque Derriper tuvo que soltar a Rex, dejándolo caer en el aire.
Transformó rápidamente y con el poder de la oscuridad la cadena negra de antes
en un pequeño escudo negro, con el que trató de protegerse.
Sin
embargo, Alana estaba ya tan cerca que no le dio tiempo a acabar la mutación de
su extremidad, y su pequeño escudo no le sirvió de protección ante el
martillazo de la pelirroja, que le alcanzó el antebrazo y, por primera vez en
todo el combate, consiguió herirlo físicamente.
El golpe
de Alana, aunque consiguió herirlo, no logró desestabilizarlo, ya que
retrocedió varios metros cubriéndose y arrastrando la suela de los zapatos de
la armadura por el suelo, manteniendo el equilibrio.
En ese
momento el dios oscuro sintió una nueva presencia a sus espaldas, y cuando giró
la cabeza a un lado sus ojos rojos descubrieron a Ray detrás de él, empuñando
su espada. El chico de negro hizo brillar su arma con un destello oscuro
mientras gritaba:
-
¡¡Rompe Escudo!!
Su
oponente estaba tan cerca de él que sabía que no podría bloquear el ataque. En
lugar de eso empuñó con fuerza su enorme y gigantesca espada, y con ella
arremetió de un giro rápido el tronco del joven con gafas.
Ambos
ataques de las dos espadas oscuras alcanzaron sus objetivos: el arma del líder
de la organización Muerte hirió a Ray y lo envió más lejos rodando por el
suelo, mientras que la espada del chico de negro destruyó en mil pedazos la
protección mágica del enemigo.
Alana y
Rex supieron enseguida que el hechizo Escudo de Derriper ya se había roto, y
que ahora era completamente vulnerable a cualquier ataque mágico. Los dos se
giraron a la chica que estaba más lejos y le gritaron, diciendo:
-
¡¡ERIKA, AHORA!!
La joven
captó la señal, y apuntó con su arma al ser oscuro. Esperó a que la pelirroja y
el perro se apartaran de en medio, para no salir heridos, y pronunció
valientemente y con decisión:
- ¡¡A
ver qué te parece esto, Derriper!!- exclamó la chica, que luego finalmente no
lo dudó más y gritó diciendo- ¡¡Artema!!
De la
vara mágica salió disparado un increíble y poderoso ataque, tan fuerte y de
tanta potencia que incluso Erika fue empujada y cayó al suelo de espaldas,
incapaz de contener tanta fuerza mágica.
El
ataque mágico llegó hasta su objetivo, mientras el ser oscuro giraba la cabeza
de cara a lo que le esperaba. El impacto produjo una tremenda y colosal
explosión de tal magnitud que abarcó todo el campo de batalla, envolviendo el
patio en el que se encontraban y todo el colegio a su alrededor en un espacio
situado en el vacío del universo infinito.
Cuando
llegó la calma tras la tempestad, Eduardo y los demás abrieron de nuevo los
ojos, poco a poco. Se levantaron del suelo y cada uno se aplicó a sí mismo la
magia Cura, para recuperar un poco sus fuerzas. A pesar de moverse otra vez con
normalidad, aún tenían muchos rasguños y heridas por todo el cuerpo:
- ¿¡Es…estáis
todos bien!?- preguntó Jack, en voz alta.
- ¡Sí,
estamos bien!- respondió Alana.
Todos
centraron su atención en la joven que acababa de lanzar la magia Artema, que se
encontraba de rodillas un poco más lejos, jadeando del cansancio:
-
¡¡Erika!!- exclamó Rex.
El
equipo entero corrió hasta llegar a su amiga, donde Cristal se agachó junto a
ella:
-
¡¡Erika!! ¿¡Estás bien!?- preguntó la princesa.
- Sí…sólo
un poco…cansada…- respondió ella, respirando entrecortadamente- acabo de
emplear…toda mi magia…en un solo ataque…
La chica
con coletas extrajo de su mochila un pequeño frasco, similar al de una poción,
y se lo tendió a su compañera en la mano:
-
Bébetelo, es un éter. No es mucho, pero al menos recuperará parte de tu magia-
explicó la princesa- no es bueno quedarse sin magia en medio de un combate.
Erika
cogió el objeto de su amiga y la miró, agradecida:
-
Gracias, Cristal.
La joven
bebió el contenido del frasco y, de repente, pareció sentirse mejor. Se levantó
del suelo en mejor forma, y todos volvieron la vista al humo negro que provocó
el ataque mágico de la chica.
Su
enemigo aún seguía envuelto en el interior de la humareda, y no sabían si
estaba vivo o no. Muy pronto descubrirían si todo lo que habían hecho había
dado resultado:
-
¿Creéis que Derriper…sigue vivo?- preguntó Eduardo, sin apartar la vista del
frente.
- No lo
sé…- respondió Ray, seriamente- ahora sólo nos queda esperar.
Los
siguientes segundos, en los que esperaron a que se disipara el humo negro,
fueron tensos e intrigantes. Ninguno de los miembros del grupo apartaba la
mirada del frente, esperando descubrir, y casi sin pestañear, lo que había
pasado.
Finalmente,
y tras mucho esperar, por fin pudieron observar el resultado de la explosión.
Lo que vieron a continuación con sus propios ojos los dejó completamente
pálidos y con la boca abierta, mudos de terror. Todas sus esperanzas se
esfumaron desde el instante en que perdieron el color del rostro y empezaron a
temblar de profundo miedo.
Derriper
se había cubierto de frente por una misteriosa y enorme ala negra, que le había
surgido de repente de la capa oscura y desgarrada que tenía a su espalda.
Aquella extremidad voladora lo había protegido del ataque mágico de Erika:
- ¿¡Pero
qué…qué es…eso!?- preguntó Jack, atónito y temblando de miedo- ¿¡De dónde ha
sacado esa ala!? ¡¡Antes no la tenía!!
Ray se dio
cuenta en ese entonces de lo que había pasado, y su cara palideció de tal
manera que en ella sólo había miedo y terror:
-
¡¡Mierda, atacamos demasiado tarde!!- exclamó el chico de negro, temblando-
¡¡Derriper acaba de subir un nuevo nivel, y ha recuperado una mayor parte del
total de su poder como dios…ahora ya ni siquiera la magia Artema puede hacerle
nada!!
Eduardo
y los demás se quedaron atónitos y horrorizados por las palabras de Ray. A
pesar de todos los esfuerzos que habían hecho antes por tratar de eliminarlo,
tardaron demasiado en lanzarle el ataque. Si la explosión lo hubiera alcanzado
apenas unas milésimas de segundo antes, sin duda el dios oscuro habría muerto.
Por
desgracia, habían llegado demasiado tarde: ahora Derriper se había vuelto más
fuerte.
La
misteriosa ala negra se apartó de enfrente del enemigo y se desplegó detrás de
Derriper, abierta en el aire. El líder de la organización Muerte los miró a
todos, con sus ojos rojos y sin dejar de empuñar la enorme espada oscura:
- Ilusos
humanos… ¿de verdad creéis que esto se ha acabado?- preguntó el enemigo- aún no
tengo ni la mitad de mi poder como dios, y a cada minuto que pasa lo estoy
recuperando poco a poco…cada vez me hago más fuerte…
En ese
momento Jack y los demás se quedaron todavía más perplejos y sorprendidos, al
ver cómo en ese instante una segunda ala surgió de la misma capa negra, de
igual tamaño y color que la primera, y se abrió y desplegó detrás del ser
oscuro. Ninguno podía creer que ahora Derriper tuviera dos grandes y enormes
alas negras de murciélago a su espalda:
- ¿¡De
qué demonios son esas alas!?- preguntó Cristal, aterrada y sin bajar la
guardia- ¡¡No me gustan nada!!
La
situación empeoraba a cada segundo que pasaba. El aura mágica de la armadura
oscura estaba aumentando por momentos, alcanzando la altura de un guardián de
la fuerza y sin parar de subir.
Pero sin
embargo, ahora lo peor de todo era que Derriper no estaba sólo, y Rex fue el
primero en darse cuenta de ello. Palideció y perdió el color del rostro, al
sentir un nuevo y tremendo poder que no era el del ser oscuro:
- ¿¡Qué…qué
es…esta nueva presencia!?- dijo el perro, asustado y paralizado- ¡¡Nunca antes
había sentido nada así!!
Sus
amigos se giraron de cara a él, contagiados del mismo miedo que sentía el can:
- ¿¡Qué…qué
quieres decir!?- preguntó Alana, sobrecogida y alarmada- ¿¡Cómo que una nueva
presencia!?
-
¡¡Siento una nueva y terrorífica aura mágica, y proviene de esas alas!!-
exclamó Rex, aterrado, que luego afirmó diciendo- ¡¡Su capa, esa capa negra que
lleva Derriper…es un ser vivo independiente!!
-
¿¡Qué!?- exclamaron los demás, atónitos y a la vez.
Todos
volvieron la vista al frente, donde su enemigo los observaba tranquilo y
pacientemente. Se horrorizaron al ver que la gran espada oscura que llevaba el
enemigo mutó y se transformó, igual que lo había estado haciendo su brazo y
mano izquierda a lo largo de todo el combate. Así, en apenas dos segundos, sus
dos brazos y manos se convirtieron en largas y afiladas guadañas negras:
- ¡¡Oh
no, ahora Derriper ya puede transformar ambas extremidades usando el poder de
la oscuridad!!- exclamó Ray, pálido- ¡¡Cada vez se hace más fuerte!!
Lo que
vieron a continuación los dejó a todos mudos y paralizados de terror,
sobrecogidos ante el inmenso poder de la oscuridad.
Tal y
como descubrió Rex, para sorpresa de los allí presentes, la capa cobró vida de
repente. Ésta se desprendió volando de la armadura oscura, batiendo sus alas y
elevándose a varios metros de altura. Estando en el aire, la capa desgarrada
mágicamente comenzó a aumentar en tamaño y volumen, adquiriendo una determinada
forma que a todos les resultaba familiar.
Al cabo
de los siguientes segundos, cuando del trozo de tela negra surgió un gran
cuerpo de reptil con escamas, grandes alas, una larga y fina cola y poderosas
garras y patas, los demás descubrieron horrorizados de quién se trataba.
La nueva
y enorme criatura alada que agitaba sus alas en el aire, justo encima de
Derriper, se trataba de una especie de dragón negro, cuyos ojos amarillos se
clavaban en ellos de manera fría y asesina. Gruñía amenazadoramente mientras
mostraba sus feroces y afilados colmillos:
- ¡¡Por
todos los dioses!!- exclamó Jack, horrorizado- ¿¡Ése no es…!?
-
¿¡Bahamut!?- preguntó Erika, aterrada y asustada.
Era
cierto que el dragón negro se parecía mucho al plateado en cuanto a forma y
aspecto físico, pero además del color que los diferenciaba, el que surgió de la
capa negra tenía una apariencia más siniestra y oscura, más peligrosa. En lo
que sí coincidía con el Bahamut plateado era en la terrible sensación de estar
ante una criatura extraordinariamente poderosa y llena de fuerza:
-
¿¡Qué!?- exclamó Eduardo, atónito- ¿¡Derriper también tiene una invocación!?
- ¡¡No…no
puede ser…!!- dijo Ray, temblando de miedo- ¡¡Ése…ése es…Caos Bahamut!!
-
¿¡Qué!?- exclamó Rex, pálido- ¿¡Caos Bahamut!?
- ¿¡Es
otro guardián de la fuerza!? ¿¡Un G.F.!?- preguntó Jack, incrédulo ante lo que
veían sus ojos.
El chico
de negro tardó un poco en responder. Aún estaba tratando de asimilar al
horrible monstruo que tenían delante:
- ¡¡No
estoy seguro, ni siquiera sé si es un G.F…hasta ahora siempre he creído que era
una leyenda, pero me equivocaba!!- respondió Ray- ¡¡Caos Bahamut existe de
verdad, y por lo que veo nace de la oscuridad…es parte de Derriper!!
En ese
momento el dragón negro de ojos amarillos rugió con las fauces abiertas, que
sorprendió a todos y los hizo retroceder un paso. Cuando terminó, el dios
oscuro comenzó a hablar de nuevo diciendo, mientras Erika y los demás volvían a
ponerse en guardia:
- Con
este nuevo nivel de mi poder como dios, ya puedo invocar al ser que más teméis…a
vuestra peor pesadilla y perdición…
Derriper
también se puso en guardia con sus dos nuevas extremidades guadaña, listo para
volver a luchar:
- Hasta
aquí habéis llegado, insolentes humanos…pues hoy, por fin, vuestra maldita
especie se extinguirá para siempre… ¡con el nacimiento del nuevo mundo!
Eduardo
y los demás seguían en guardia y con las armas en las manos, dispuestos a
seguir luchando. Ahora tenían delante no sólo a un nuevo Derriper más fuerte,
sino también a un poderoso enemigo con forma de dragón negro. Sabían que la
batalla aún se prolongaría, y que a partir de ahora iba a ser más difícil.
El
combate final contra Derriper, la hora de la verdad, no había hecho más que
empezar.