El título lo dice todo. Después de más de un mes estudiando para los exámenes del primer semestre, por fin me los quité de encima, y el gustazo que siente uno mismo al saber que durante un tiempo ya no tendrá que preocuparse por un par de folios en blanco y un boli es uno de los pocos placeres que más satisfacen a un estudiante (aparte de aprobar, claro está xD).
Resumiendo brevemente sobre estos cuatro exámenes que he hecho a lo largo de este mes, podría decir que estoy bastante satisfecho de no ser porque uno de ellos lo hice tan horriblemente mal que me sentó como una patada en el culo (sí, ese día cogí una depresión post-exam y no hice nada). Espero que ése sea el único que tenga que recuperar en Junio, o de lo contrario me va a dar algo.
Pero en fin, me siento bien porque estudié y al menos lo intenté, no como muchos otros que pasan de todo y lo dejan para el final del curso. Tengo que admitir que algunos días dejé de lado lo que me tocaba estudiar por seguir escribiendo este fanfic y no dejaros sin vuestro capítulo cada dos semanas, lo que posiblemente me quitara tiempo y esfuerzo para subir algo de nota en los resultados finales (¡los que estudiéis no sigáis mi ejemplo xD!).
Pero bueno, lo hecho hecho está. Ahora toca rezar para llegar mínimo al (en ocasiones imposible) siempre tan deseado 5 de aprobado (Para muchos en algunas asignaturas, un auténtico milagro xD). Ya os contaré qué tal me fue con las notas.
Siento decepcionaros con otra entrada más, ajena al blog en general, pero necesitaba desahogarme y contaros mi experiencia como universitario en plena jornada de exámenes. Ahora que por fin he acabado, me siento más aliviado y en cierto sentido un poco más libre. Hasta mediados de Mayo no volveré a estar en la misma situación, así que entre deberes y tareas en este nuevo semestre, podré dedicarle algo más de tiempo a esta historia (siempre y cuando termine con mis obligaciones diarias).
Para que no digáis que no pienso en vosotros, os comunico que ya empecé a escribir el siguiente capítulo de FF: MP, y que en los próximos días espero seguir avanzando con mayor calma y dedicación. ¡Ante todo, no perder nunca la fuerza de voluntad! :)
¡Espero no haberos aburrido demasiado y hasta la (espero, pronto) próxima entrada! :D
martes, 29 de enero de 2013
viernes, 25 de enero de 2013
Capítulo 35: Alejandro
Capítulo
XXXV
ALEJANDRO
La calma y la tranquilidad habían
vuelto, tras el duro combate que acababan de librar. Muchos no se lo creyeron
hasta abrir de nuevo los ojos y ver que realmente había pasado el peligro, que
sus jóvenes protegidos estaban bien, y que para mayor sorpresa, junto a ellos
se encontraba uno de los magos más famosos y respetados del mundo.
Sin embargo, ninguno de los miembros
del grupo se sorprendió tanto como lo hizo Jack, que nada más abrir los ojos su
rostro cambió de expresión a sorpresa y perplejidad:
- ¡¡A…Alejandro!!- exclamó,
sorprendido.
- El mismo- sonrió él, mientras lo
sanaba con la magia Cura.
- ¿¡Pero qué!? ¿¡Cómo…cuándo has…!?
El mago, como si hubiera visto un
espejismo o una ilusión, no paraba de moverse y de temblar, sorprendido por los
nervios. Debido a sus repentinos movimientos por tratar de levantarse, también
gemía de dolor por sus heridas, todavía demasiado recientes:
- Tranquilízate hombre, que no soy un
espejismo- trató de calmarlo el nuevo individuo, que luego lo regañó diciendo-
¡y deja de moverte tanto, que así no puedo curarte!
Tardó varios segundos pero finalmente
Jack asimiló la situación, aunque hizo falta una colleja por parte de Cristal
para terminar de relajarlo y tranquilizarlo un poco. Siendo el caso de Jack era
bastante comprensible que se pusiera tan emocionado, pues la figura del mago
Alejandro era importante para él.
Había crecido desde niño escuchando
sus historias e increíbles hazañas, que lo convirtieron en legendario, y le
sirvieron a él mismo de inspiración para querer especializarse en el arte de la
magia. Era su mayor ídolo desde pequeño, y siempre había querido convertirse en
un gran mago como él, tan fuerte y poderoso como por el héroe que era
considerado en toda Limaria.
Tras las presentaciones debido a que
la última vez que se reunieron no estaban los nuevos miembros del grupo de
aventuras, Alejandro les explicó a los demás el desenlace del combate contra el
chico de negro de la organización Muerte.
Relató él mismo cómo llegó justo a
tiempo para salvar a los elegidos de una muerte segura, cómo surgió Ifrit en el
último momento para contraatacar y cómo el guardián de la fuerza se libró sin
problemas del enemigo.
Sabiendo que el resto del grupo
permaneció inconsciente durante los hechos, Alejandro demostró la veracidad de
sus palabras gracias a Eduardo, que asentía con la cabeza y explicaba asombrado
la increíble fuerza del G.F. con sus poderosos ataques. Sin duda sabían que el
chico no mentía y que estaba diciendo la verdad.
Sin embargo, había una cosa que
Eduardo no entendía y le parecía muy extraña. Se dirigió al mago con majestuosa
capa y le dijo, confuso:
- Alejandro, ¿puedo preguntarte algo?
- Lo que quieras.
- Hay una cosa que no entiendo… ¿cómo
es posible que apareciera Ifrit? Eres su portador y no estabas en peligro, como
nosotros… ¿es que acaso hay otras formas de invocar a un G.F.?
- Ah, eso- respondió él- bueno, es
cierto que para poder invocar a un guardián de la fuerza hay que estar en
verdadera situación de riesgo y de peligro…pero cuando se lleva tantos años
enlazado a uno, como es mi caso, el vínculo que mantengo con mi invocación es
tan fuerte que puedo llamarlo prácticamente cuando quiera, incluso aunque no
esté en peligro.
Los demás escuchaban, perplejos y
asombrados, las palabras del mago legendario, que añadió también diciendo:
- Incluso a veces, en ocasiones, si el
portador de la esfera tiene un fuerte lazo con personas cercanas a él, el G.F.
también aparecerá para proteger a esos seres queridos, en caso de que éstos se
encuentren en peligro.
Jack recordó en ese momento el combate
que libró contra Asbel en la Ciudad Olvidada, y supo entonces que Alejandro
decía la verdad sobre ese dato de los guardianes de la fuerza, porque él mismo
lo vivió en persona.
Siendo Marina por aquel entonces la
portadora de Quetzal, el G.F. no dudó ni un momento en acudir en su ayuda.
Justo cuando pensaba que iba a morir a manos de Asbel, el guardián de la fuerza
apareció en el último momento para salvarle la vida, protegiéndolo y
prestándole su fuerza. De no ser por la invocación, Jack estaba seguro de que
ni él ni los dos jóvenes habrían salido con vida de aquel encarnizado combate
en la antigua Ciudad Olvidada.
Sin embargo, de entre todos fue Rex el
que se mostró más asombrado y perplejo. No podía creer que, después de tantos
años escuchando las viejas leyendas caninas de la tribu Kengo, por fin tuviera
ante sus ojos la esfera de invocación del guardián de la fuerza, el auténtico
espíritu ardiente del fuego, Ifrit.
Teóricamente era el primer perro Kengo
que lo veía desde el primer fundador de la aldea canina, puesto que se le
consideraba un mito o leyenda. Había cumplido la mitad de su sueño.
Sin embargo, aún le faltaba la otra
mitad, la cual consistía en volver a su pueblo natal y demostrarle a su abuelo
Bugen y al resto de la aldea que había encontrado a Ifrit. De esa forma sería
el nuevo líder de la tribu Kengo. Para ello necesitaba la prueba material y
tangible del guardián de la fuerza.
Se dirigió al mago diciendo:
Alejandro, quisiera hacerte una
pregunta.
El nuevo individuo volvió la vista al
can, el cual pareció sorprenderse al verlo y oírlo hablar:
- ¡Vaya, pero si eres un perro Kengo!-
dijo el mago, sorprendido y con una sonrisa de oreja a oreja- había oído hablar
de ellos, pero nunca he tenido la oportunidad de conocer a uno en persona…de
verdad hablas muy bien.
Al tenderle la mano Rex le dio la pata
y ambos la estrecharon, mientras los demás reían. Aunque al principio el perro
parecía sentirse halagado, enseguida le quitó importancia a su identidad para
hablar de lo que realmente le interesaba:
- Gracias, pero…esa no era la duda que
ronda por mi cabeza.
Todos dejaron de reír y en ese momento
Alejandro le dijo tranquilamente:
- Muy bien, dime qué es lo que te
preocupa.
El perro levantó una de sus patas
señalando a la esfera colgante del cuello del mago. El resto supo a lo que se
refería cuando preguntó:
- ¿Esa esfera de invocación es
auténtica? Quiero decir… ¿dentro se encuentra el único y auténtico Ifrit?
Aquella pregunta pareció tratarse de
un chiste o broma, pues para el resto de sus amigos parecía haber quedado
bastante claro y lógico. Sin embargo, Eduardo sabía por qué la hacía. Cuando
alguien está tan cerca o muy próximo de ver cumplido su sueño, lo más normal es
que esa persona no se lo crea o todavía le cueste asimilar que está a punto de
conseguirlo, como si aún le pareciera eso: un sueño.
- Sí, te puedo asegurar que es el
mismo G.F. Ifrit- sonrió Alejandro- y no bromeo, sino pregúntaselo a Eduardo.
- Entonces… ¿puedo pedirte un favor?
- Eso depende… ¿de qué se trata?
Lo que le dijo después el perro le
hizo cambiar repentinamente de expresión:
- Cuando todo esto acabe… ¿podrías
dejarme prestada la esfera de Ifrit? Sólo la necesito para demostrarle a alguien
una promesa, y así veré cumplido mi sueño…después de eso no la necesitaré más y
juro que te la devolveré…tienes mi más sincera palabra, ¿qué me dices?
Alejandro pareció bastante sorprendido
con la proposición de Rex, ya que se quedó sin palabras. Pudo ver a través de
los ojos firmes del perro que decía la verdad, y que en cuanto terminara su
propósito con Ifrit, se lo devolvería sin dudarlo. El mago legendario sonrió y
le dijo amablemente:
- Está bien…si conseguimos librarnos
de Ludmort, te dejaré la esfera de Ifrit…todo sea por cumplir tu sueño.
Rex suspiró y sonrió aliviado. Pensó
que iba a ser más difícil conseguir la esfera, pero vista la reacción de
Alejandro, supo que él lo entendía y le ayudaría a cumplir su sueño. Después de
todo parecía una persona amable y comprensiva, dispuesta a ayudar a todo aquel
que necesitara ayuda.
En ese mismo momento intervino Alana,
que retomó una importante cuestión que a ninguno de sus compañeros pareció
haberle pasado ni siquiera fugazmente por la cabeza:
- ¿Y cómo nos encontraste? – preguntó
Alana, un poco desconfiada- resulta muy extraño que aparecieras justo en el
último momento.
Alejandro y el resto notaron enseguida
su poco agrado y cercanía hacia el que acababa de salvarles la vida, pero el
mago legendario no le dio importancia a su conducta:
- Estaba de paso cuando de repente
comenzó a brillar la esfera de Ifrit que llevaba encima, y sabía que aquello
sólo podía significar una cosa…- explicó tranquilamente Alejandro- invoqué a
Ifrit y acudí al lugar justo a tiempo antes de que el enemigo os terminara
matando a todos.
- ¿Y de dónde venías?- preguntó
Cristal por curiosidad.
- De una importante reunión en Metroya
con el congreso de sabios del continente este, sobre lo ocurrido en los últimos
días- respondió el mago con majestuosa capa- toda Limaria ya conoce la gran
noticia, parece mentira que haya muerto la reina de Metroya…
Todos se sorprendieron cuando su
salvador les comunicó las siguientes palabras:
- Me ofrecieron abiertamente ser el
nuevo rey del continente este, pues conocían mis logros y hazañas, y me
consideraban el perfecto candidato fuerte y responsable para ser el sucesor de
la corona estiana…pero me negué.
Aquello sorprendió tanto a los presentes
que, perplejos y con la boca abierta, exclamaron:
- ¿¡Qué!?
- ¿¡Pero…por qué!?- exclamó Jack, sin
palabras- ¡sin duda serías un buen rey!
Alejandro negó con la cabeza y dijo
seriamente:
- Qué va, dudo mucho que alguien como
yo fuera un rey capacitado…no estoy preparado para gobernar un reino- y luego
añadió, con firme decisión- además, tal y como están la situación ahora, no
puedo encargarme de dirigir un reino…el mundo está en peligro, mucha gente
necesita ayuda…y lo peor de todo son las malignas y oscuras intenciones que se
trae entre manos la organización Muerte…sea lo que sea seguro que no es nada
bueno, y debemos detenerlos antes de que sea demasiado tarde.
El grupo entendió entonces el rechazo de Alejandro a
ser el rey de Metroya, y la admiración de Jack hacia éste aumentó aún más. Sin
duda era tal y como lo relataban y describían sus historias: un defensor y
salvador de los inocentes, un auténtico héroe.
La esfera de Ifrit comenzó a brillar
de nuevo, y aunque Eduardo y Erika trataron de esconderlo, las armas sagradas
aparecieron mágicamente en sus manos. Alejandro enseguida se dio cuenta de que
los dos jóvenes escondían algo a sus espaldas, sujetándolo con las dos manos.
El mago rió y les dijo con una media sonrisa:
- No hace falta que lo disimuléis,
porque he descubierto vuestra verdadera identidad…ya sé quiénes sois en
realidad.
- ¿Ah, sí?- preguntó Eduardo,
sorprendido.
El mago legendario asintió con la
cabeza:
- Lo supe desde nuestro primer
encuentro, en Nautigh…en el combate contra Lectro, la esfera de Ifrit que
llevaba reaccionó y empezó a brillar en el instante en que hicisteis aparecer
vuestras armas…los G.F. reaccionan ante las armas sagradas.
Los dos jóvenes escuchaban asombrados
y sin palabras al mago, que pronunciaba tranquilo y seguro de sí mismo:
- Al principio no me lo creía, me
resultaba imposible creer que unos niños fueran los elegidos de la
profecía…pero ahora no me cabe la menor duda, sé que sois vosotros los que
venceréis a Ludmort y traeréis la paz a Limaria…
Eduardo y Erika empezaron a temer por
la protección de su identidad, y Alejandro leyó en sus rostros el miedo que
sentían, de modo que los tranquilizó diciendo, sonriente:
- Tranquilos, no se lo diré a nadie.
Vuestro secreto está a salvo conmigo.
Ambos sonrieron, aliviados. A pesar de
no conocer mucho a Alejandro, parecía alguien de confianza. Decidieron
arriesgarse y dejar a un testigo más que conociera el secreto, después de todo
les había salvado la vida. El resto del grupo estuvo de acuerdo menos Alana,
que seguía sin convencerle la idea, aunque tuvo que aceptar por mayoría. Aquel
mago tenía algo que a la pelirroja no le gustaba ni agradaba nada, pero no
sabía el qué.
- Por lo que veo, parece que estáis
cansados- comentó Alejandro con sólo verlos a primera vista- puede que esa
fuera la razón por la que el enemigo os atacara, aprovechando vuestra
debilidad.
- No le veo otra explicación-
respondió Jack- llevamos casi una semana andando bajo el sol abrasador, y entre
las escasas provisiones que nos quedan y los numerosos combates contra los
monstruos del desierto, hemos llegado hasta este estado…según mi sentido de la
orientación, Vildenor debería estar a un solo día de aquí, pero…
El mago legendario se sorprendió al
oír un nombre, y asombrado exclamó:
- ¿¡Vais a Vildenor!?
- Si…buscamos un avión o cualquier
medio de transporte aéreo.
- Yo también voy de camino allí- dijo
Alejandro- ¿por qué no vamos juntos? ¡Puedo llevaros sin problema!
Aquella afirmación parecía tratarse de
una broma puesto que los siete estaban en medio de la nada, únicamente rodeados
de un infinito páramo desértico que se extendía hasta el horizonte. La
pelirroja se dirigió a Alejandro con un leve tono de arrogancia:
- No es por ofender, pero… ¿cómo
piensas llevarnos? ¿Cargando con nosotros a la espalda todo el camino?-
preguntó Alana, con una intencionada sonrisa burlona- ¿A rastras? ¿Usando la
imaginación para creer que llegamos allí, tal vez?
En cada una de las palabras que
pronunciaba la piloto se notaba la descarada antipatía que sentía hacia el mago
famoso. Sin embargo éste no parecía inmutarse con sus intenciones. Con una
media sonrisa, dijo:
- Al contrario…cuento con algo mucho
mejor.
En el preciso instante en que
Alejandro terminó de pronunciar aquellas palabras, ocurrió algo increíble y que
ninguno de los presentes se esperaba.
De repente algo se interpuso entre
ellos y la luz del sol, envolviendo todo el lugar en una gigantesca sombra. El
sonido de motores y el girar de unas hélices levantaron fuertes ráfagas de
viento que hicieron cubrirse el rostro con los brazos a todos los miembros del
grupo.
Al levantar la vista al cielo, Eduardo
y los demás se quedaron asombrados y con la boca abierta cuando contemplaron
con sus propios ojos algo verdaderamente increíble.
En el cielo, justo por encima de sus
cabezas, apareció una colosal aeronave con un aspecto futurista y espectacular.
Los dos jóvenes permanecían ahogados y sin habla. Era la primera vez que veían
algo semejante, ya que aquella cosa no se parecía en nada ni tenía ningún punto
de comparación con los actuales aviones de su mundo, en La Tierra. Se trataba
de algo insólito y que desde luego no se veía todos los días.
La extraordinaria aeronave finalmente
descendió y aterrizó justo al lado del grupo. Al acabar y parar los motores,
todos vieron cómo descendía de un lateral de la nave una pequeña rampa para
acceder al interior, mientras a su vez se abría una puerta de hierro al final
de la misma.
Alejandro los vio a todos tan
sorprendidos y boquiabiertos que tuvo que llamarles para que salieran de su
trance:
- Siento interrumpir vuestro asombro y
perplejidad, pero… ¿pensáis quedaros así todo el día?
Eduardo y los demás sacudieron
rápidamente la cabeza, y siguieron al mago que encabezaba la marcha hacia el
interior de la nave. Tras ellos se cerró la puerta de hierro y ascendió la
rampa por la que pasaron. Cuando todo estuvo listo, los motores volvieron a
ponerse nuevamente en marcha y las hélices comenzaron a girar tan rápido como
antes. La aeronave despegó del suelo y, tras girarse en el aire en la dirección
correcta, reemprendió la marcha a su destino: Vildenor.
Muy pronto descubrieron asombrados,
tras una curiosa pregunta, que aquella gigantesca nave era el transporte de uso
exclusivo y privado del famoso mago reconocido a nivel mundial. Por dentro, aún
a pesar de ser sencillo, tenía todos los medios, recursos y necesidades básicas
para una larga travesía.
Tenía varias plantas desde la entrada
principal y contaba con algunas salidas de emergencia. Tenía cocina propia y
nevera y despensa a rebosar de comida, escaleras y un ascensor montacargas que
comunicaba con los diferentes pisos, diez habitaciones perfectamente cómodas
para una persona, una mediana sala de lectura con estanterías llenas de libros,
una habitación de reuniones para la toma de decisiones, un patio exterior para
contemplar las vistas aéreas y la enorme sala de mandos, desde dónde se
conducía y controlaba la aeronave.
El grupo no daba crédito a lo que
veía. Ninguno de ellos jamás había montado antes en algo parecido, y les
resultaba todo tan increíble que no parecía real. Incluso la propia Alana, que
al principio fingió no sentir interés en aquella nave, muy pronto su amor por
la aviación y la tecnología aérea la llevaron a observar boquiabierta e
ilusionada cada uno de los pasillos y estancias por las que pasaban. Desde
luego había que admitirlo: una joya aérea como esa no se veía todos los días.
Pero sin embargo, lo más sorprendente
fue descubrir que los que se encargaban de llevar, limpiar, ordenar y conducir
la nave, eran ni más ni menos que moguris. Aproximadamente una docena de estos
seres poblaban la aeronave, y se repartían por turnos según las tareas del día,
cambiando los quehaceres unos con otros.
Mientras unos se encontraban en la
sala de mandos y otro grupo limpiaba los pasillos y las habitaciones, el resto
o bien trabajaba en la cocina o descansaba en la sala de lectura, pudiendo ir
también al patio exterior a tomar el aire. Algunos incluso aprovechaban el
turno de descanso para batir sus diminutas alas y volar libremente alrededor de
la nave, en el exterior.
Alejandro los guió hasta la enorme
sala de mandos, situada en la parte frontal de la nave. Había una gran cúpula
de cristal frente a ellos desde la que se podía ver el mar de nubes que
sobrevolaban y el inmenso cielo azul que los rodeaba. Los varios ordenadores y
puestos de control que habían repartidos por la sala estaban ocupados por
moguris, que manejaban tranquilamente el curso de la nave:
- ¿Y bien?- preguntó Alejandro, tras
la pequeña visita turística por la aeronave- ¿qué os parece?
- In…creíble…- dijo Eduardo, perplejo
y con la boca abierta.
El asombro del chico, sin embargo, no
llegó hasta el extremo de la satisfacción de Alana, que se le caía la baba con
ver toda la sala de mandos. Sin duda aquella parte de la nave era su favorita,
y tenía muchísimas ganas de pilotarla. Sabía que había nacido para volar.
En ese momento recibió un golpe con el
palo de una fregona en toda la cara, que la hizo quejarse de dolor y la bajó de
las nubes en las que se encontraba:
- ¡Eh, tú, la pelirroja!- replicó un
moguri con la fregona en la mano- ¿quieres dejar de ensuciar el suelo con tus
babas, kupó? ¡Acabo de limpiar la sala de mandos, kupó!
Justo antes de que Alana le soltara un
guantazo a la pequeña criatura, el estómago de ésta rugió con un sonido tan
claro que lo oyeron los demás. En ese mismo momento también les rugió el
estómago a Jack, Cristal, Rex, Eduardo y Erika. Alejandro rió y sonrió
diciendo:
- Debéis de tener hambre, ¿verdad? ¿Por
qué no vamos a comer algo?
Todos asintieron con la cabeza, a la
vez. Coincidieron en que lo importante en aquellos momentos era saciar el
hambre que tenían.
El resto del día lo pasaron explorando
mejor la aeronave y acomodándose cada uno en su nueva habitación. Alana se pasó
todo el tiempo en la sala de mandos, aprendiendo a pilotar aquel enorme bicho
en el que viajaban con la ayuda de los moguris. Jack se quedó en la sala de
lectura, leyendo los muchos libros y diarios de los viajes que había hecho el
mismísimo Alejandro.
Rex se echó una siesta en su
habitación. Cristal registró todos y cada uno de los rincones de la nave,
siendo observada sospechosamente por los moguris de la limpieza. Eduardo
aprendió nuevas recetas de comida en la cocina con el maestro chef de los
moguris, y finalmente Erika pasó el día asomada por la barandilla del patio
exterior de la aeronave.
Teniendo en cuenta la velocidad a la
que iban, Alejandro les aseguró que llegarían a Vildenor a la mañana del día
siguiente.
Esa misma noche, mientras los demás dormían
plácidamente y a pierna suelta cada uno en su habitación, Erika se encontraba
asomada en la barandilla del patio exterior, contemplando las hermosas vistas
aéreas. La nave viajaba lentamente en medio del cielo estrellado de la noche,
sin prisa pero sin pausa.
Incluso los moguris tenían derecho a
descansar, y por la noche dejaban puesto el piloto automático mientras dormían.
La aeronave continuaba su rumbo tranquilamente directa a Vildenor. Posiblemente
al amanecer llegarían a su objetivo.
Erika no tenía sueño. Los últimos
acontecimientos y el reciente combate contra el chico de negro la habían dejado
nerviosa. Cada vez que recordaba las duras y difíciles batallas que habían
mantenido contra todos los miembros de la organización Muerte, no podía evitar
temer por sus vidas. Se preguntaba continuamente hasta cuánto tiempo más
podrían aguantar, de si lograrían vencer a los futuros enemigos que les
esperaban y de sí conseguirían seguir adelante.
Demasiadas dudas y preocupaciones
asaltaban su mente y, por mucho que trataba de tranquilizarse pensando en otra
cosa, no lograba apartar los malos pensamientos. Después de dar numerosas
vueltas en su cama, finalmente comprendió que no podía dormir. Se levantó,
cogió la primera chaqueta que le parecía abrigada del armario de su habitación,
y salió sigilosamente de la estancia. Caminó despacio y sin hacer ruido por el
pasillo, pensando que tal vez el aire fresco la ayudaría a organizar mejor sus
ideas.
Tullida y temblando un poco de frío,
contemplaba pensativa el cielo y las estrellas. La luna no estaba por ninguna
parte, e imaginó que debía de estar reiniciando su ciclo. Era una lástima
porque le gustaba observar su resplandor y belleza.
De repente se asustó al oír que tras
ella se abría la puerta del patio que comunicaba con el interior, y dio media
vuelta mientras se disculpaba:
- ¡Lo…lo siento…yo sólo quería…!
- ¡Eh, tranquila, que soy yo!- trató
de tranquilizarla él.
Se trataba de Alejandro, y Erika se
puso más nerviosa todavía. Lo último que quería era que su anfitrión imaginara
cosas raras:
- ¡Sólo he venido aquí a tomar el
aire!- replicó ella, tratando de mantenerse firme- ¡no pienses que he venido a
robarte o que soy una ladrona! ¿¡Entendido!?
El mago no pudo evitar soltar unas
risas, para el asombro de Erika. Le dijo con una media sonrisa:
- De ti lo dudo. En todo caso tendría
que preocuparme de vuestra guardiana Cristal…los moguris del servicio de
limpieza no dejaban de echarle el ojo por toda la nave.
Ambos se echaron a reír y Alejandro se
asomó a la barandilla junto a ella. Cuando se calmaron un poco, el mago le
preguntó a la chica:
- Dime, ¿es cierto que venís de otro
mundo?
- Sí- asintió ella- de La Tierra.
- ¿Y cómo es?- preguntó Alejandro, con
curiosidad.
Erika pareció pensativa durante unos
instantes, y luego respondió diciendo:
- Bueno…es muy parecido a
Limaria…aunque por supuesto no cuenta con las nuevas tecnologías, ni tampoco
rebosa magia por los cuatro costados- describió ella, que luego añadió- ¡es
demasiado aburrido, seguro que no te gustaría!
- ¿En serio?- se sorprendió él- pues a
mí me encantaría descubrir nuevos mundos, por muy divertidos o aburridos que
fueran…se trata de una experiencia única.
Tras un largo e incómodo silencio, la
joven preguntó al mago que tenía a su lado:
- Alejandro…. ¿por qué crees que las
armas sagradas nos eligieron a nosotros? ¿Qué tenemos Edu y yo de especial?
El mago legendario tardó en responder:
- Según tengo entendido, las armas
sagradas son creadas a partir del espíritu de los dioses que crearon Limaria…y
es a través de su fuerza y poderes por las que son capaces de controlar a las
poderosas entidades de los diferentes elementos, los G.F…- explicó Alejandro-
según dicen las voces de los oráculos, mediante las armas sagradas se expresa
la voluntad de los dioses…y es precisamente por eso por lo que creemos que no
hay coincidencias entre éstas y los que luchan blandiéndolas.
Erika escuchaba, asombrada y perpleja,
las palabras del mago:
- Las armas sagradas nunca se
equivocan al elegir a sus portadores…de alguna forma, los dioses os eligieron a
vosotros…y esa es la razón por la que no dudo de vuestra valía…confío y
mantengo la esperanza de que, sois vosotros, los que algún día salvaréis este
mundo de la destrucción.
La chica sonrió y dijo, agradecida con
las sinceras palabras de su anfitrión:
- Gracias, Alejandro.
En ese momento el mago legendario dijo
una cosa que dejó a Erika completamente perpleja y sorprendida:
- ¿Sabías que…hay una forma de
entregar tu poder a otra persona?
- ¿¡Qué!?- exclamó ella, asombrada.
- Tu poder…la habilidad de tener y
blandir la vara mágica…puedes entregárselo a otra persona.
La joven se quedó boquiabierta por lo
que acababa de decir Alejandro, y le parecía tan sorprendente la noticia que al
principio no se lo creía:
- ¿De…verdad?- preguntó ella, sin
palabras- ¿es realmente posible…dejar de ser el portador de una de las armas
sagradas?
El mago asintió con la cabeza:
- Sí…hay una forma de dejar de serlo.
La tensión se respiraba en el
ambiente. Erika quería conocer la respuesta a esa pregunta, y por ello
preguntó, con duda e inseguridad en sus palabras:
- ¿Y…cuál es…esa forma?
Alejandro tardó un poco en responder,
lo que ponía a la chica cada vez más nerviosa. Tragó saliva y no apartó la
mirada del mago mientras decía:
- Hay una forma, pero son necesarias
dos condiciones…
Los segundos que pasaron después se le
hicieron eternos a Erika, que temblaba y trataba de disimular su nerviosismo
todo lo que podía. Alejandro la miró directamente a los ojos y le dijo
seriamente:
- La primera condición es que…tienes
que casarte.
La chica temblaba por dentro como una
hoja. La simple idea de casarse la había dejado pálida, y en aquella ocasión
intuyó que Alejandro había notado su preocupación:
- ¿Ca…casarme?- repitió ella, tratando
de asimilar la idea.
- Si- afirmó el mago- en santo
matrimonio.
- Pero… ¿y cuál es…la segunda
condición?
Él volvió a tardar un poco en
responder. Parecía pensar y meditar cada una de las palabras que pronunciaba:
- La persona con la que te cases debe
ser especial para ti…y si realmente la amas y quieres de verdad…tras la
ceremonia de unión, tú misma eliges interiormente si quieres entregarle tu
poder como portadora…
Erika no podía creer lo que oía.
Estaba tan muda por la sorpresa que no podía pronunciar palabra. Permanecía
pálida y con la boca abierta, mirando atónita al mago legendario. Alejandro
supo que la chica estaba bastante sorprendida por la noticia, y que no lograría
sacar una respuesta clara.
En ese momento, y para completo
asombro de Erika, Alejandro la rodeó con sus brazos y la abrazó cálidamente,
protegiéndola. La joven no trató de escapar de él porque no la apretaba ni
retenía contra su voluntad. Le pareció que lo hacía de corazón y con buena
intención:
- Sé que es muy precipitado, y que
posiblemente no me aceptes, pero…quiero casarme contigo.
Aquellas palabras dejaron
completamente sin habla a la chica, que ahogó un grito de sorpresa. Al
principio creyó que se trataba de una broma, pero las siguientes palabras que
le dijo Alejandro le demostraron que se equivocaba:
- Conozco y sé lo que le pasó a la
primera elegida de la vara mágica…y no quiero que tú también pases por lo
mismo…- dijo el mago, sin dejar de abrazarla- no me importa ser el portador de
la vara mágica, prefiero cargar con esa responsabilidad antes de hacerlo tú…
Erika escuchaba, perpleja y asombrada,
las sinceras palabras del mago legendario. Supo por su tono de voz que iba muy
en serio:
- Yo ya soy mayor, y he vivido
demasiado…pero tú…sólo eres una niña…aún tienes mucho futuro por vivir…toda una
vida por delante…y no quiero que la eches por tierra…- dijo Alejandro
seriamente- no espero que me aceptes o me ames el resto de tu vida…sólo quiero
ayudarte…- luego añadió diciendo- si tan sólo me aceptaras, yo…podría hacerte
muy feliz, Erika…mucho más de lo que jamás has podido soñar…
Esperando una respuesta positiva, lo
que el mago oyó tras los siguientes y silenciosos segundos de tensión e intriga
fueron las palabras inseguras de la joven nerviosa:
- Alejandro…yo…
Viendo que no podía articular más
palabras, el mago legendario suspiró de tristeza. Se separó de la joven y le
dijo tranquilamente:
- Necesitas tiempo, ¿verdad?
Erika asintió con la cabeza,
temblando. Estaba tan sorprendida que no podía pronunciar palabra:
- Está bien.
Alejandro le dio un beso en la
mejilla, que dejó sin habla a la chica, y luego le dijo antes de marcharse:
- Sólo piénsalo, ¿vale?
Después de eso se alejó caminando y
desapareció por la puerta al interior de la nave, dejando a Erika sola de nuevo
en el patio exterior.
Fue en ese momento cuando la chica
dejó escapar toda su preocupación, ahora que estaba sola. Se agarró con fuerza
de la barandilla porque sentía que le faltaba la respiración y las piernas le
temblaban.
Toda una serie de recuerdos la
asaltaban fugazmente a la memoria. Recuerdos de sus amigos y de ella haciendo
frente a todos los peligros, superando los muchos desafíos, trabajando codo con
codo para lograr sus objetivos, llorando y riendo juntos en cada etapa del
viaje, y luchando juntos contra los miembros de la organización Muerte para
seguir adelante.
Todo eso y mucho más la hacían pensar
y reflexionar. Después de todo por lo que habían pasado, de todas las aventuras
vividas, de todo el esfuerzo y el sacrificio que habían realizado sus amigos para
protegerla… ¿estaba realmente dispuesta a abandonar su labor como elegida de la
vara mágica? ¿Le entregaría su poder, su don, su más preciada habilidad a
Alejandro? ¿Se encargaría él de salvar Limaria y La Tierra, junto a Eduardo?
Según lo que acababa de contarle el
mago legendario, a la primera elegida de la vara mágica le pasó algo muy malo,
y de entregarle a él el arma sagrada ella no sufriría las consecuencias. Un
sinfín de dudas sin respuestas asaltaban su cabeza, pero tan sólo una pregunta
se reflejaba clara y transparente en su conciencia:
“¿Qué debo hacer?”
Tal y como predijo Alejandro, a la
mañana siguiente llegaron a su puerto de destino. Era sorprendente el cambio
del caluroso clima árido y seco a aquel lugar. La ciudad de Vildenor era una
especie de oasis en medio del desierto, con muchas enredaderas, palmeras y
plantas exóticas. Abundante de ríos, fuentes y cascadas de agua pura, además de
increíbles y frondosas zonas verdes de vegetación, hacían de la localidad todo
un paraíso tropical a su alrededor.
Además de eso, toda la ciudad estaba
rodeada de un gigantesco y profundo bosque que la separaba del desierto. Se
trataba del único lugar en todo el continente este con abundante vida vegetal.
Atravesaron con la colosal aeronave
toda la ciudad, cubriendo con su enorme sombra todo a su paso. Al mirar al
cielo, la gente y los ciudadanos de Vildenor reconocían aquella singular nave
aérea, y gritaban y vitoreaban el nombre de Alejandro.
Situados en la sala de control y
contemplando asombrados la ciudad bajo sus pies a través de la cúpula de
cristal, todos se dieron cuenta de que habían pasado el antiguo aeropuerto de
Vildenor. Rex le preguntó al mago legendario, confuso:
- ¿No vamos a buscar un avión para
nosotros?
- Primero vayamos a mi humilde morada-
respondió Alejandro- tengo algo que enseñaros.
El grupo asintió con la cabeza.
Imaginaron que debía de ser algo importante, y por ello decidieron acompañarlo
hasta su casa. Ya después irían al aeropuerto a buscar su tan ansiado medio de
transporte.
La nave de Alejandro se acercó a tres
singulares edificios conectados entre sí por puentes en las azoteas, los tres
rascacielos más altos de Vildenor. En uno de ellos, concretamente en una
azotea, había una pequeña pista de aterrizaje para helicópteros y pequeñas
avionetas, diseñada para desembarques rápidos.
Fue en ese lugar donde la base de la
aeronave se acercó todo lo que pudo, abrió la puerta de hierro y acercó la
rampa para comunicarla con el edificio. A través de ella el grupo y Alejandro
abandonaron la nave, la cual al ser demasiado grande para aparcar allí, se
alejó del lugar en una nueva dirección:
- ¿A dónde va la nave?- preguntó
Alana, un poco deprimida por tener que abandonarla tan rápido.
- La guardo en mi propio hangar, mucho
más grande y espacioso para ella- explicó el mago- está a las afueras de la
ciudad, a varios kilómetros de aquí, pero es el único lugar en dónde puedo
dejarla.
Recorrieron toda la azotea siguiendo a
su anfitrión, quién los guió cruzando un puente y llegando a la azotea de uno
de los edificios contiguos. Allí usaron un ascensor para bajar e internarse de
lleno en las entrañas de la morada del mago legendario.
Recorrieron un sinfín de pasillos y
cruzaron varias escaleras hasta que finalmente Alejandro los detuvo en una gran
puerta. Éste la abrió y el resto del grupo lo siguió, llegando todos a una gran
sala con una enorme pared de cristal de fondo, desde la que podía verse toda la
ciudad de Vildenor bajo sus pies.
Tras una gran mesa de recepción había
un cómodo sillón de cuero y piel, en el que Alejandro tomó asiento. Imaginaron
entonces que aquel debía de ser su despacho personal, puesto que toda la
estancia estaba plagada de lujos y comodidades que, a excepción de la princesa,
ninguno de los demás podría disfrutar en su vida.
Alejandro se dirigió de nuevo al grupo
y le dijo seriamente:
- Atentos…fijaos bien en esto, por
favor.
Con un gesto de mano del mago,
apareció por arte de magia ante él un singular objeto, resplandeciendo con una
luz blanca. Al cabo de pocos segundos, la luz blanca comenzó a dejar de brillar
con fuerza y a apagarse poco a poco su luz, mostrando la verdadera forma y
color del objeto.
Cuando por fin contemplaron con sus
propios ojos lo que quiso mostrarles Alejandro, Eduardo y los demás palidecieron
y se quedaron con la boca abierta al reconocer lo que tenían delante. Un
siniestro escalofrío recorrió la espalda de Erika, que la hizo temblar de miedo
- ¿¡Pero qué…!?- exclamó Jack.
- ¿¡Eso…eso no es una…!?- preguntó
Cristal.
- ¿¡Vara mágica!?- terminó Alana.
En efecto, se trataba de un arma
sagrada. La reconocieron porque se parecía mucho a la de Erika, sólo que en vez
de una media luna en un extremo tenía una especie de sol candente. Sin embargo,
a diferencia de la vara mágica de la chica, aquella era muy diferente. Lo más
escalofriante del arma era que, por alguna extraña razón, se había convertido
en piedra.
Era un objeto de piedra pura y maciza.
Además de eso, su demacrado estado, con el sol y varias partes del arma
destrozada, indicaba que algo malo le había ocurrido.
Ninguno de los miembros del grupo
imaginaba qué pudo haber pasado con aquella arma:
- ¿¡Qué significa esto, Alejandro!?-
preguntó Eduardo, sorprendido.
El mago legendario tardó un poco antes
de responder:
- Tenéis ante vosotros lo que fue el
arma de la primera elegida de la vara mágica- explicó Alejandro, seriamente-
obviamente ésta es sólo una réplica, la auténtica desapareció hace mucho tiempo
y ya no existe…es todo cuanto queda de ella.
En ese momento intervino Rex, confuso
e intrigado:
- Pero… ¿cómo acabó así? ¿Por qué se
convirtió en piedra?
- Cuando un portador muere, el arma
sagrada también lo hace con él, y desaparece envuelta en brillantes estrellas
de luz a su alrededor…- explicó el mago legendario- normalmente estas armas
desaparecen sin dejar rastro, pero logré usar a tiempo la magia Petra para
convertirla en piedra y salvar algo de ella, al menos lo que fue su apariencia
exterior.
Intrigado por tanta información
valiosa referente a las armas sagradas, Eduardo sabía que su anfitrión tenía
que tener alguna relación con la llave espada y la vara mágica. Se atrevió a
preguntar:
- ¿Y cómo sabes todo eso?
Alejandro lo miró seriamente. Lo que
respondió a continuación dejó sorprendidos a todos los miembros del grupo:
- Bueno, es normal, porque…yo fui el
guardián de los primeros elegidos de la profecía, hace más de quince años.
- ¿¡Qué!?- exclamaron sorprendidos los
demás.
- ¿¡Alejandro, tú…eras un guardián de
los elegidos!?- preguntó Rex.
- Así es- afirmó el mago- viajé y luché
junto a ellos…yo los acompañaba y protegía de cualquier peligro, igual que
vosotros ahora.
Jack y los demás no daban crédito a lo
que oían. El mago que tenían ante ellos fue, en su día, el guardián de los
primeros elegidos de la profecía. Fue en ese instante en el que comprendieron
que luchó junto a ellos contra Ludmort, lo que seguramente lo convirtió en
famoso y legendario para el resto de su vida. Era conocido como una leyenda
viva en toda Limaria.
Cristal intervino entonces para dejar
clara la duda que muchos tenían:
- Si es así, entonces luchaste contra
Ludmort, ¿verdad?
El rostro de Alejandro se ensombreció
un poco al traer de vuelta los recuerdos del pasado. La larga travesía que
recorrió junto a los primeros elegidos en su peregrinaje y el duro combate que
mantuvieron los tres contra aquella terrible criatura volvieron a su memoria:
- Si…luchamos contra ese horrible
monstruo…y le vencimos…- dijo el mago, seriamente- creíamos que con aquello se
acabaría todo…y la paz volvería de nuevo a Limaria…pero tan sólo fue un leve
suspiro, una pequeña calma tras la tempestad…
- ¡Pero…!- exclamó Alana, confusa- ¡Si
se supone que vencisteis a Ludmort hace quince años! ¿¡Cómo es posible que siga
vivo!? ¿¡No debería estar muerto!?
- Eso mismo pensaba yo hasta hace cinco
años, y al principio tampoco podía creérmelo…- respondió Alejandro, apretando
los puños con fuerza- pero los resultados de mis últimas investigaciones así lo
confirman…hace quince años los elegidos y yo acabamos con su esencia, pero no
con su núcleo…igual que lo hicieron otros muchos antes que nosotros…
Aquellas últimas palabras dejaron
confusos y perplejos a los miembros del grupo. Rex volvió a preguntar,
sorprendido:
- ¿”Otros”? ¿Qué quieres decir?
Alejandro entendió a lo que se refería
aquella pregunta, y procedió a explicarla:
- Veréis…aunque os resulte muy difícil
de creer…Ludmort lleva siglos de historia atacando Limaria…una y otra vez.
- ¿¡Qué!?- exclamaron todos a la vez.
Las sorpresas aumentaban a cada
momento y a una velocidad acelerada. Acababan de enterarse de que no era la
primera vez que ambos mundos eran amenazados por Ludmort, y que dicho monstruo
ya había puesto en peligro a Limaria incontables veces durante muchos siglos de
historia atrás, antes incluso de que nacieran sus antepasados. Se trataba de
una revelación autñenticamente terrorífica:
- Según mis investigaciones, los seres
humanos llevan enfrentándose a Ludmort desde hace muchísimos siglos de
historia…yo diría que incluso desde los orígenes de la humanidad…- explicó
Alejandro- los grabados pintados en las paredes de los prehistóricos de Limaria
ya lo decían, y simbolizaban a Ludmort en sus dibujos como un ser diabólico, el
fin de toda existencia…y a dos personas junto a él, los elegidos…
El grupo escuchaba, perplejo y
asombrado, las palabras serias de Alejandro. Por su tono, parecía hablar
bastante en serio:
- Muchísimas han sido las generaciones
de elegidos, provenientes de vuestro mundo, La Tierra, las que se han
enfrentado a Ludmort y derrotado son problemas…tal y como la profecía ha
anunciado…y se ha cumplido por los siglos de los siglos…
Eduardo al fin entendía por qué había
un Arco de Triunfo romano en el continente este. Ahí estaba la clara prueba de
que en el pasado hubo relación entre Limaria y La Tierra, y que seguramente una
generación de elegidos romanos acabó por aquel entonces con la amenaza de
Ludmort. De esa forma, lo más seguro es que la profecía se repitiera una y otra
vez durante los posteriores siglos, como la Edad Media, el Renacimiento, el
mundo moderno…y así hasta el día de hoy.
- Mi conclusión…- prosiguió Alejandro-
es que Ludmort puede regenerarse con el tiempo y volver a la vida, una y otra
vez…sin importar cuántas veces acabemos con él.
Todos los presentes adquirieron un
semblante pálido, como si hubieran visto un fantasma, y una sensación de miedo
y terror los invadió repentinamente por dentro:
- Pero entonces…- preguntó Eduardo-
aunque nosotros acabemos con él… ¿¡ése monstruo volverá a aparecer dentro de
diez o veinte años!?
- Los elegidos normalmente acaban con
la esencia de Ludmort, pero su núcleo prevalece intacto…es prácticamente
indestructible, inmortal…y gracias a él se regenera años después para volver a
la vida…- explicó Alejandro- se trata de un ciclo que se repite una y otra vez
sin remedio…como la vida misma…
El mago legendario suspiró y dijo,
mirando a los dos jóvenes:
- Puede que esta vez vosotros dos
acabéis definitivamente con él para siempre. Aún a pesar de que hay que
mantener la esperanza, los hechos ocurridos a lo largo de la historia nos
demuestran…que Ludmort seguirá volviendo a la vida y amenazando nuestro
mundo…hasta el final de los tiempos.
- ¡Eso…eso es imposible!- exclamó
Eduardo, enfadado- ¡estás mintiendo, tiene que haber alguna forma de acabar con
él para siempre!
Alejandro lo miró seriamente. Conocía
de sobra aquella frustración. Era la misma que sentía él cuando se enteró de la
triste y amarga realidad, tras ayudar a los elegidos en su momento:
- Me creáis o no es cosa vuestra…-
respondió él- yo sólo formulo hipótesis, basándome en hechos reales…y, os
aseguro, no he visto nada más real que esto…
En ese momento el teléfono que había
en la mesa de Alejandro comenzó a sonar, y éste lo cogió, respondiendo a su
llamada. Un rostro de enfado y molestia se dibujó en la cara del mago, al cabo
de los pocos segundos que descolgó el aparato:
- ¿Otra vez los de Metroya? ¡Pero si
les dejé bien claro que…!
En ese momento calló de repente. Una
serie de palabras al otro lado de la línea le hicieron cambiar radicalmente de
expresión a sorpresa y perplejidad. Asintió varias veces durante los siguientes
segundos de conversación, y finalmente colgó el teléfono:
- Lo siento, tengo que irme- se
disculpó Alejandro seriamente- he de atender un importante asunto que requiere
de mi presencia.
Se levantó de la silla y anduvo a paso
rápido, rodeando la mesa. Para cuando se dirigió en dirección a la gran puerta
de salida, Eduardo le preguntó diciendo:
- ¿Conociste a Mirto, verdad? ¡El
primer elegido de la llave espada, hace quince años!
Aquellas palabras bastaron para
detener a Alejandro en seco. Las prisas que aparentaba hasta hace unos
instantes desaparecieron de repente, y
cuando se dio la vuelta a ellos su rostro infundió miedo y respeto. Parecía
molesto y enfadado, y apretó los puños mientras pronunciaba:
- Si…fui su guardián hace mucho
tiempo…y luchamos juntos contra Ludmort…- explicó el mago, apretando los
dientes- pero tras eso…desapareció sin dejar rastro…y desde entonces no he
vuelto a saber nada de él…toda Limaria lo daba por muerto…
Aquella declaración del mago
legendario era completamente falsa. Ellos mismos llegaron hasta su objetivo en
el templo sagrado, conocieron al mismísimo Mirto en persona e incluso Eduardo y
Erika lucharon contra él en un combate de entrenamiento para probar su destreza
con las armas sagradas.
Había algo raro en la versión de
Alejandro que no encajaba con la de Mirto, y tenía que haber alguna razón para
que el segundo se escondiera y alejara del mundo de aquella forma. En cualquier
caso, Eduardo intuyó a través del enfado y la frustración del mago, que entre
éste y Mirto hubo alguna especie de conflicto en el pasado, que los hizo
enemistarse.
- ¿¡Lo conocéis!?- preguntó Alejandro,
con rabia en sus palabras- ¿¡sabéis dónde está!?
Su repentino interés por querer
encontrar al primer elegido de la llave espada con tantas ansias de odio y
venganza asustaron a todos los miembros del grupo. Justo cuando Jack iba a
pronunciar palabra, Eduardo se adelantó y mintió diciendo:
- Sólo oímos su nombre una vez…no
sabemos nada más de él.
El resto del grupo se quedó perplejo
mirando al chico, sin saber por qué acababa de mentir. El propio Eduardo intuyó
algo extraño en el repentino cambio de comportamiento de Alejandro, y por
seguridad de Mirto decidió no revelarle nada de su paradero en el templo
sagrado. Había algo en el mago legendario que no le gustaba nada.
El joven mintió tratando de mantenerse
firme para no levantar sospechas, y Alejandro tomó la determinación y seguridad
de su rostro como prueba de que decía la verdad:
- Está bien.
Eduardo suspiró aliviado cuando su
anfitrión dio media vuelta a la gran puerta. Sin embargo, cuando el mago retomó
la marcha para irse, una nueva voz que hasta entonces no se había escuchado
resonó alta y firme por toda la estancia:
- ¡Espera!
Alejandro se detuvo de nuevo y dio
media vuelta de cara al grupo. Todas las miradas se fijaron en una sola
persona, que decía firme y seriamente:
- Si es cierto que fuiste el guardián
de Mirto…entonces, ¿también conociste a la primera elegida de la vara mágica,
verdad?- preguntó Erika, apretando los puños.
- Sí- afirmó el mago- ¿hay algo que
quieras saber de ella?
Lo que dijo la chica a continuación
dejó sin palabras y completamente sorprendidos a todos los presentes:
- ¿Cómo murió?
A Alejandro pareció pillarle por
sorpresa aquella pregunta. Su rostro ensombreció de repente al llegarle a la
memoria los oscuros recuerdos del pasado. Respondió seriamente a medias:
- Lo siento, pero…por tu propio bien,
es mejor que no lo sepas.
El mago retomó la marcha sin decir
palabra. Erika no pudo aguantar más. Quería saber la respuesta, lo que quiso
decirle él mismo la noche anterior, la razón por la que quería protegerla, de
aceptar el cargo de ser el portador de la vara mágica. Quería saber qué es lo
que les pasaba a los elegidos de dicha arma.
Corrió hasta llegar junto a Alejandro
y le agarró con fuerza del brazo. Al girarse, el mago legendario pudo ver en
sus ojos serios una furiosa expresión cargada de rabia y frustración:
- He soportado durante meses una carga
inexplicada…me han adiestrado en el arte de la magia sin un fin determinado…he
aguantado la duda y me he esforzado en todo, superando cada uno de los desafíos
que se nos ponían por delante…- explicaba la chica, seria y enfadada- y ahora
que he llegado hasta aquí…que por fin tengo delante de mí a alguien que puede
decirme para qué he venido a este mundo…como elegida de la vara mágica, exijo
una respuesta inmediata, aquí y ahora…
Alejandro la miró fijamente a los
ojos, y supo que no le dejaría ir a menos que le diera una respuesta. Le
preguntó seriamente y sin vacilar:
- ¿Estás segura de que quieres
saberlo?
La joven asintió con la cabeza, segura
y dispuesta a escuchar lo que fuera. Alejandro entendió su deseo, y cerró los
ojos mientras suspiraba, decepcionado. Tras unos segundos de profunda tensión,
intriga y suspense, el mago legendario volvió a abrirlos y levantó la mirada a
Erika. Lo que dijo a continuación dejó pálidos y con la boca abierta a los
demás:
- Ella murió…a manos de Mirto…la mató
él mismo.
Todos callaron de golpe y el color
desapareció de sus rostros. Con la cara pálida, los demás se quedaron sin
habla. No podían creer lo que acababan de oír, simplemente porque les parecía
algo imposible, inimaginable:
- No…no puede ser… ¿¡muerta por su
propio compañero, el elegido de la llave espada!?- preguntó Jack, todavía sin
creérselo- eso… ¡eso es algo absurdo!
- Ya os advertí de que no era una
buena idea- recordó Alejandro seriamente- ahora ya sabéis el destino que le
deparaba a la primera elegida…de vosotros depende ahora creerme o no.
Aún a pesar de la desagradable
sorpresa que acababan de recibir, Eduardo logró reaccionar. Se adelantó un paso
y exclamó diciendo:
- ¡¡Espera, tiene que haber alguna
razón!! ¿¡Por qué…por qué tenía que morir!? ¿¡Es que acaso Mirto…la mató así,
sin más!?
- Esa parte os corresponde descubrirla
por vosotros mismos…- respondió Alejandro seriamente, y las manos de Erika
soltaron su brazo- y ahora, si me disculpáis…que tengáis un buen viaje.
Tras sus últimas palabras, dio media
vuelta de nuevo y nadie trató de detenerlo, incluso cuando desapareció por la
puerta.
El silencio en la estancia se hizo
sepulcral, nadie pronunció palabra alguna. Con la sorpresa y la perplejidad
reflejadas en sus caras, el grupo aún trataba de asimilar los hechos y la cruda
y amarga realidad.
Sin embargo, de todos ellos los más
afectados eran sin duda los dos jóvenes. Eduardo tenía en mente muchísimas
preguntas y necesitaba respuestas. El chico miró a Erika, todavía pálida y
temblando. En su rostro podía vislumbrarse claramente una expresión de miedo y
terror.
Se dijo a sí mismo, asustado y
preocupado:
“Mirto… ¿¡de verdad mataste a la
elegida de la vara mágica!? Quiero creer que no, pero…por otra parte…si fuera
verdad… ¿¡por qué lo hiciste!?”- se preguntaba en su mente- “¿¡Era realmente lo
correcto!? ¿¡Es que acaso eso significa…que algún día mataré a Erika!?”
viernes, 18 de enero de 2013
Avance y fecha del capítulo 35
¡Hola hola, intrépidos bloggerienses! ¿Cómo lo lleváis? Espero que bien y mejor que yo, que últimamente ando ocupado estudiando para los dos exámenes que me quedan. Tengo ganas de que terminen ya y quitarme los apuntes de encima para estar más relajado los próximos 3 o 4 meses.
Pero tranquilos, que no me olvido ni de este fanfic ni de vosotros. Y para amenizaros la espera de la próxima entrega os diré el título que llevará este nuevo capítulo, llamado "Alejandro". Dentro de poco conoceremos en mayor profundidad a este famoso mago y qué fue lo que le hizo legendario en el pasado. Tan sólo os puedo asegurar que será un personaje clave en la historia.
Con este capítulo comienza la saga Vildenor, una de las más interesantes (de mis favoritas, por cierto) y que seguro enganchará a más de uno hasta límites insospechados, jejeje xD
Como ya he comentado anteriormente, pongo como máximo 2 semanas para estrenar cada capítulo, siendo el de este en concreto los días 25, 26 y 27 de Enero. Sin embargo nunca se sabe, puede que lo estrene antes. De momento creo que llevo la mitad de capítulo escrito, y espero poder estrenarlo antes de esa fecha.
Tan sólo espero que lo disfrutéis tanto como yo escribo cada día ilusionado para vosotros.
¡Sin más, nos vemos en la próxima entrada! ¡Feliz fin de semana, bloggeros! :D
Pero tranquilos, que no me olvido ni de este fanfic ni de vosotros. Y para amenizaros la espera de la próxima entrega os diré el título que llevará este nuevo capítulo, llamado "Alejandro". Dentro de poco conoceremos en mayor profundidad a este famoso mago y qué fue lo que le hizo legendario en el pasado. Tan sólo os puedo asegurar que será un personaje clave en la historia.
Con este capítulo comienza la saga Vildenor, una de las más interesantes (de mis favoritas, por cierto) y que seguro enganchará a más de uno hasta límites insospechados, jejeje xD
Como ya he comentado anteriormente, pongo como máximo 2 semanas para estrenar cada capítulo, siendo el de este en concreto los días 25, 26 y 27 de Enero. Sin embargo nunca se sabe, puede que lo estrene antes. De momento creo que llevo la mitad de capítulo escrito, y espero poder estrenarlo antes de esa fecha.
Tan sólo espero que lo disfrutéis tanto como yo escribo cada día ilusionado para vosotros.
¡Sin más, nos vemos en la próxima entrada! ¡Feliz fin de semana, bloggeros! :D
lunes, 14 de enero de 2013
Presentación de G.F: Ifrit
¡Hola hola hola, bloggeros! ¿Qué tal estáis? ¿Cansados por tener que volver a la rutina diaria después de más de dos semanas de vacaciones? ¡La vuelta al trabajo o a los estudios cuando uno se relaja y olvida de lo demás nunca es fácil, pero se hace más amena y adaptable si se piensa en positivo!
En mi caso quizá esté un poco más ajetreado y estresado que el resto de estudiantes que estéis empezando un nuevo trimestre, puesto que estoy en plena época de exámenes. Sí, así son las cosas en la universidad (o, por lo menos, en la mía). Tienes tres o cuatro meses para empollarte toda una montaña de libros y apuntes, cuyos exámenes tocan respectivamente en los meses de Enero y Junio, pero cuando realmente se estudia son las dos o tres últimas semanas antes de los mismos (imaginaos la lata que es estudiar en vacaciones de Navidad... ¿cómo pueden hacernos esto? T.T)
¿Nunca habéis oído hablar de la buena vida del estudiante universitario? ¡Se trata de eso, hacer el vago 3 o 4 meses y estudiar (muchos lo hacen, yo desde luego no) el día antes de un examen, jajaja xD!
Pero no todo es tan bonito e idílico como lo pintan, claro que no. En esos meses también te estresas a mogollón con trabajos y proyectos de clase para entregar en un plazo fijo, y si no, suspendes. Así de claro y sencillo, así que los que tengáis en mente ir a la uni no penséis que todo va a ser un camino de rosas.
¡Con esto no pretendo meteros miedo ni mucho menos, sino avisaros de a lo que os vais a enfrentar, para que os vayáis haciendo a la idea, jejeje! xD
PD: ¡Mañana tengo mi segundo examen de Enero, deseadme suerte, porfis! *-*
Pero desviándonos de mi vida laboral, pasemos ahora a lo que realmente nos interesa: conocer un poco más a la siguiente invocación que aparece en FF:MP. Tras una espectacular y sorprendente aparición en el recién estrenado capítulo anterior, ahora le toca el turno al ardiente guardián de la fuerza, Ifrit:
"Una poderosa invocación que controla el fuego con un poder tal que sería capaz de reducir el mundo a cenizas. Su ataque más conocido y característico es Llamas del Infierno (Hellfire)"
Lo sé, resulta poco comparado con la descripción que aporté sobre Shiva. Por ello, lo compenso con mi propia descripción, escrita y que aparece en el capítulo 34 de este mismo fanfic:
"Una extraña criatura con forma
demoníaca, que anda sobre dos y cuatro patas. Su ancha musculatura corporal y
piel marrón delatan su tremenda fuerza física y naturaleza monstruosa. Tiene dos grandes cuernos en la cabeza, feroces colmillos, ojos de bestia salvaje,
garras y uñas afiladas y lo que es mucho más sorprendente e increíble: está rodeado de fuego. Sus patas, muñecas y tobillos desprenden auténticas llamas
de verdad, y no parecen afectarle en absoluto. Es como si la criatura
extraordinaria esté hecha y viviera del propio elemento fuego"
Y a continuación, la evolución de esta invocación a lo largo de su historia en la saga de videojuegos Final Fantasy:
Ifrit en la reedición de Final Fantasy III (Nintendo DS)
Ifrit en la reedición de Final Fantasy IV (Nintendo DS)
Ifrit en Final Fantasy V (SNES, 1992)
Ifrit en Final Fantasy VI (SNES, 1994)
Ifrit en Final Fantasy VII (PSX, 1997)
Ifrit en Final Fantasy VIII (PSX, 1999)
Ifrit en Final Fantasy IX (PSX, 2000)
Ifrit en Final Fantasy X (PS2, 2002)
Ifrit en Final fantasy XI (MMORPG ONLINE)
Ifrit en Final Fantasy XIV (MMORPG ONLINE)
Información e imágenes extraídas de la página en inglés de Final Fantasy Wikia. Para acabar, un vídeo que os dejo con la evolución de esta invocación a lo largo de toda su historia, con su temible ataque "Llamas del Infierno". ¡Que lo disfrutéis! :D
PD: Ya he empezado a escribir el siguiente capítulo de FF: MP, pero es tan corto lo que llevo escrito que aún me falta mucho por terminarlo. Cuando lo crea conveniente, en los próximos días os desvelaré el título de esta nueva entrega. ¡Sólo quería dejaros con la intriga, jejeje! xD
¡Qué tengáis un buen día!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)