martes, 29 de enero de 2013

Adiós exámenes de Enero

El título lo dice todo. Después de más de un mes estudiando para los exámenes del primer semestre, por fin me los quité de encima, y el gustazo que siente uno mismo al saber que durante un tiempo ya no tendrá que preocuparse por un par de folios en blanco y un boli es uno de los pocos placeres que más satisfacen a un estudiante (aparte de aprobar, claro está xD).
Resumiendo brevemente sobre estos cuatro exámenes que he hecho a lo largo de este mes, podría decir que estoy bastante satisfecho de no ser porque uno de ellos lo hice tan horriblemente mal que me sentó como una patada en el culo (sí, ese día cogí una depresión post-exam y no hice nada). Espero que ése sea el único que tenga que recuperar en Junio, o de lo contrario me va a dar algo.
Pero en fin, me siento bien porque estudié y al menos lo intenté, no como muchos otros que pasan de todo y lo dejan para el final del curso. Tengo que admitir que algunos días dejé de lado lo que me tocaba estudiar por seguir escribiendo este fanfic y no dejaros sin vuestro capítulo cada dos semanas, lo que posiblemente me quitara tiempo y esfuerzo para subir algo de nota en los resultados finales (¡los que estudiéis no sigáis mi ejemplo xD!).
Pero bueno, lo hecho hecho está. Ahora toca rezar para llegar mínimo al (en ocasiones imposible) siempre tan deseado 5 de aprobado (Para muchos en algunas asignaturas, un auténtico milagro xD). Ya os contaré qué tal me fue con las notas.

Siento decepcionaros con otra entrada más, ajena al blog en general, pero necesitaba desahogarme y contaros mi experiencia como universitario en plena jornada de exámenes. Ahora que por fin he acabado, me siento más aliviado y en cierto sentido un poco más libre. Hasta mediados de Mayo no volveré a estar en la misma situación, así que entre deberes y tareas en este nuevo semestre, podré dedicarle algo más de tiempo a esta historia (siempre y cuando termine con mis obligaciones diarias).

Para que no digáis que no pienso en vosotros, os comunico que ya empecé a escribir el siguiente capítulo de FF: MP, y que en los próximos días espero seguir avanzando con mayor calma y dedicación. ¡Ante todo, no perder nunca la fuerza de voluntad! :)

¡Espero no haberos aburrido demasiado y hasta la (espero, pronto) próxima entrada! :D

viernes, 25 de enero de 2013

Capítulo 35: Alejandro


Capítulo XXXV
ALEJANDRO
La calma y la tranquilidad habían vuelto, tras el duro combate que acababan de librar. Muchos no se lo creyeron hasta abrir de nuevo los ojos y ver que realmente había pasado el peligro, que sus jóvenes protegidos estaban bien, y que para mayor sorpresa, junto a ellos se encontraba uno de los magos más famosos y respetados del mundo.
Sin embargo, ninguno de los miembros del grupo se sorprendió tanto como lo hizo Jack, que nada más abrir los ojos su rostro cambió de expresión a sorpresa y perplejidad:
- ¡¡A…Alejandro!!- exclamó, sorprendido.
- El mismo- sonrió él, mientras lo sanaba con la magia Cura.
- ¿¡Pero qué!? ¿¡Cómo…cuándo has…!?
El mago, como si hubiera visto un espejismo o una ilusión, no paraba de moverse y de temblar, sorprendido por los nervios. Debido a sus repentinos movimientos por tratar de levantarse, también gemía de dolor por sus heridas, todavía demasiado recientes:
- Tranquilízate hombre, que no soy un espejismo- trató de calmarlo el nuevo individuo, que luego lo regañó diciendo- ¡y deja de moverte tanto, que así no puedo curarte!

Tardó varios segundos pero finalmente Jack asimiló la situación, aunque hizo falta una colleja por parte de Cristal para terminar de relajarlo y tranquilizarlo un poco. Siendo el caso de Jack era bastante comprensible que se pusiera tan emocionado, pues la figura del mago Alejandro era importante para él.
Había crecido desde niño escuchando sus historias e increíbles hazañas, que lo convirtieron en legendario, y le sirvieron a él mismo de inspiración para querer especializarse en el arte de la magia. Era su mayor ídolo desde pequeño, y siempre había querido convertirse en un gran mago como él, tan fuerte y poderoso como por el héroe que era considerado en toda Limaria.

Tras las presentaciones debido a que la última vez que se reunieron no estaban los nuevos miembros del grupo de aventuras, Alejandro les explicó a los demás el desenlace del combate contra el chico de negro de la organización Muerte.
Relató él mismo cómo llegó justo a tiempo para salvar a los elegidos de una muerte segura, cómo surgió Ifrit en el último momento para contraatacar y cómo el guardián de la fuerza se libró sin problemas del enemigo.
Sabiendo que el resto del grupo permaneció inconsciente durante los hechos, Alejandro demostró la veracidad de sus palabras gracias a Eduardo, que asentía con la cabeza y explicaba asombrado la increíble fuerza del G.F. con sus poderosos ataques. Sin duda sabían que el chico no mentía y que estaba diciendo la verdad.

Sin embargo, había una cosa que Eduardo no entendía y le parecía muy extraña. Se dirigió al mago con majestuosa capa y le dijo, confuso:
- Alejandro, ¿puedo preguntarte algo?
- Lo que quieras.
- Hay una cosa que no entiendo… ¿cómo es posible que apareciera Ifrit? Eres su portador y no estabas en peligro, como nosotros… ¿es que acaso hay otras formas de invocar a un G.F.?
- Ah, eso- respondió él- bueno, es cierto que para poder invocar a un guardián de la fuerza hay que estar en verdadera situación de riesgo y de peligro…pero cuando se lleva tantos años enlazado a uno, como es mi caso, el vínculo que mantengo con mi invocación es tan fuerte que puedo llamarlo prácticamente cuando quiera, incluso aunque no esté en peligro.
Los demás escuchaban, perplejos y asombrados, las palabras del mago legendario, que añadió también diciendo:
- Incluso a veces, en ocasiones, si el portador de la esfera tiene un fuerte lazo con personas cercanas a él, el G.F. también aparecerá para proteger a esos seres queridos, en caso de que éstos se encuentren en peligro.

Jack recordó en ese momento el combate que libró contra Asbel en la Ciudad Olvidada, y supo entonces que Alejandro decía la verdad sobre ese dato de los guardianes de la fuerza, porque él mismo lo vivió en persona.
Siendo Marina por aquel entonces la portadora de Quetzal, el G.F. no dudó ni un momento en acudir en su ayuda. Justo cuando pensaba que iba a morir a manos de Asbel, el guardián de la fuerza apareció en el último momento para salvarle la vida, protegiéndolo y prestándole su fuerza. De no ser por la invocación, Jack estaba seguro de que ni él ni los dos jóvenes habrían salido con vida de aquel encarnizado combate en la antigua Ciudad Olvidada.

Sin embargo, de entre todos fue Rex el que se mostró más asombrado y perplejo. No podía creer que, después de tantos años escuchando las viejas leyendas caninas de la tribu Kengo, por fin tuviera ante sus ojos la esfera de invocación del guardián de la fuerza, el auténtico espíritu ardiente del fuego, Ifrit.
Teóricamente era el primer perro Kengo que lo veía desde el primer fundador de la aldea canina, puesto que se le consideraba un mito o leyenda. Había cumplido la mitad de su sueño.
Sin embargo, aún le faltaba la otra mitad, la cual consistía en volver a su pueblo natal y demostrarle a su abuelo Bugen y al resto de la aldea que había encontrado a Ifrit. De esa forma sería el nuevo líder de la tribu Kengo. Para ello necesitaba la prueba material y tangible del guardián de la fuerza.
Se dirigió al mago diciendo:
Alejandro, quisiera hacerte una pregunta.
El nuevo individuo volvió la vista al can, el cual pareció sorprenderse al verlo y oírlo hablar:
- ¡Vaya, pero si eres un perro Kengo!- dijo el mago, sorprendido y con una sonrisa de oreja a oreja- había oído hablar de ellos, pero nunca he tenido la oportunidad de conocer a uno en persona…de verdad hablas muy bien.
Al tenderle la mano Rex le dio la pata y ambos la estrecharon, mientras los demás reían. Aunque al principio el perro parecía sentirse halagado, enseguida le quitó importancia a su identidad para hablar de lo que realmente le interesaba:
- Gracias, pero…esa no era la duda que ronda por mi cabeza.
Todos dejaron de reír y en ese momento Alejandro le dijo tranquilamente:
- Muy bien, dime qué es lo que te preocupa.
El perro levantó una de sus patas señalando a la esfera colgante del cuello del mago. El resto supo a lo que se refería cuando preguntó:
- ¿Esa esfera de invocación es auténtica? Quiero decir… ¿dentro se encuentra el único y auténtico Ifrit?
Aquella pregunta pareció tratarse de un chiste o broma, pues para el resto de sus amigos parecía haber quedado bastante claro y lógico. Sin embargo, Eduardo sabía por qué la hacía. Cuando alguien está tan cerca o muy próximo de ver cumplido su sueño, lo más normal es que esa persona no se lo crea o todavía le cueste asimilar que está a punto de conseguirlo, como si aún le pareciera eso: un sueño.

- Sí, te puedo asegurar que es el mismo G.F. Ifrit- sonrió Alejandro- y no bromeo, sino pregúntaselo a Eduardo.
- Entonces… ¿puedo pedirte un favor?
- Eso depende… ¿de qué se trata?
Lo que le dijo después el perro le hizo cambiar repentinamente de expresión:
- Cuando todo esto acabe… ¿podrías dejarme prestada la esfera de Ifrit? Sólo la necesito para demostrarle a alguien una promesa, y así veré cumplido mi sueño…después de eso no la necesitaré más y juro que te la devolveré…tienes mi más sincera palabra, ¿qué me dices?
Alejandro pareció bastante sorprendido con la proposición de Rex, ya que se quedó sin palabras. Pudo ver a través de los ojos firmes del perro que decía la verdad, y que en cuanto terminara su propósito con Ifrit, se lo devolvería sin dudarlo. El mago legendario sonrió y le dijo amablemente:
- Está bien…si conseguimos librarnos de Ludmort, te dejaré la esfera de Ifrit…todo sea por cumplir tu sueño.
Rex suspiró y sonrió aliviado. Pensó que iba a ser más difícil conseguir la esfera, pero vista la reacción de Alejandro, supo que él lo entendía y le ayudaría a cumplir su sueño. Después de todo parecía una persona amable y comprensiva, dispuesta a ayudar a todo aquel que necesitara ayuda.

En ese mismo momento intervino Alana, que retomó una importante cuestión que a ninguno de sus compañeros pareció haberle pasado ni siquiera fugazmente por la cabeza:
- ¿Y cómo nos encontraste? – preguntó Alana, un poco desconfiada- resulta muy extraño que aparecieras justo en el último momento.
Alejandro y el resto notaron enseguida su poco agrado y cercanía hacia el que acababa de salvarles la vida, pero el mago legendario no le dio importancia a su conducta:
- Estaba de paso cuando de repente comenzó a brillar la esfera de Ifrit que llevaba encima, y sabía que aquello sólo podía significar una cosa…- explicó tranquilamente Alejandro- invoqué a Ifrit y acudí al lugar justo a tiempo antes de que el enemigo os terminara matando a todos.
- ¿Y de dónde venías?- preguntó Cristal por curiosidad.
- De una importante reunión en Metroya con el congreso de sabios del continente este, sobre lo ocurrido en los últimos días- respondió el mago con majestuosa capa- toda Limaria ya conoce la gran noticia, parece mentira que haya muerto la reina de Metroya…
Todos se sorprendieron cuando su salvador les comunicó las siguientes palabras:
- Me ofrecieron abiertamente ser el nuevo rey del continente este, pues conocían mis logros y hazañas, y me consideraban el perfecto candidato fuerte y responsable para ser el sucesor de la corona estiana…pero me negué.

Aquello sorprendió tanto a los presentes que, perplejos y con la boca abierta, exclamaron:
- ¿¡Qué!?
- ¿¡Pero…por qué!?- exclamó Jack, sin palabras- ¡sin duda serías un buen rey!
Alejandro negó con la cabeza y dijo seriamente:
- Qué va, dudo mucho que alguien como yo fuera un rey capacitado…no estoy preparado para gobernar un reino- y luego añadió, con firme decisión- además, tal y como están la situación ahora, no puedo encargarme de dirigir un reino…el mundo está en peligro, mucha gente necesita ayuda…y lo peor de todo son las malignas y oscuras intenciones que se trae entre manos la organización Muerte…sea lo que sea seguro que no es nada bueno, y debemos detenerlos antes de que sea demasiado tarde.
El grupo  entendió entonces el rechazo de Alejandro a ser el rey de Metroya, y la admiración de Jack hacia éste aumentó aún más. Sin duda era tal y como lo relataban y describían sus historias: un defensor y salvador de los inocentes, un auténtico héroe.

La esfera de Ifrit comenzó a brillar de nuevo, y aunque Eduardo y Erika trataron de esconderlo, las armas sagradas aparecieron mágicamente en sus manos. Alejandro enseguida se dio cuenta de que los dos jóvenes escondían algo a sus espaldas, sujetándolo con las dos manos. El mago rió y les dijo con una media sonrisa:
- No hace falta que lo disimuléis, porque he descubierto vuestra verdadera identidad…ya sé quiénes sois en realidad.
- ¿Ah, sí?- preguntó Eduardo, sorprendido.
El mago legendario asintió con la cabeza:
- Lo supe desde nuestro primer encuentro, en Nautigh…en el combate contra Lectro, la esfera de Ifrit que llevaba reaccionó y empezó a brillar en el instante en que hicisteis aparecer vuestras armas…los G.F. reaccionan ante las armas sagradas.
Los dos jóvenes escuchaban asombrados y sin palabras al mago, que pronunciaba tranquilo y seguro de sí mismo:
- Al principio no me lo creía, me resultaba imposible creer que unos niños fueran los elegidos de la profecía…pero ahora no me cabe la menor duda, sé que sois vosotros los que venceréis a Ludmort y traeréis la paz a Limaria…
Eduardo y Erika empezaron a temer por la protección de su identidad, y Alejandro leyó en sus rostros el miedo que sentían, de modo que los tranquilizó diciendo, sonriente:
- Tranquilos, no se lo diré a nadie. Vuestro secreto está a salvo conmigo.
Ambos sonrieron, aliviados. A pesar de no conocer mucho a Alejandro, parecía alguien de confianza. Decidieron arriesgarse y dejar a un testigo más que conociera el secreto, después de todo les había salvado la vida. El resto del grupo estuvo de acuerdo menos Alana, que seguía sin convencerle la idea, aunque tuvo que aceptar por mayoría. Aquel mago tenía algo que a la pelirroja no le gustaba ni agradaba nada, pero no sabía el qué.

- Por lo que veo, parece que estáis cansados- comentó Alejandro con sólo verlos a primera vista- puede que esa fuera la razón por la que el enemigo os atacara, aprovechando vuestra debilidad.
- No le veo otra explicación- respondió Jack- llevamos casi una semana andando bajo el sol abrasador, y entre las escasas provisiones que nos quedan y los numerosos combates contra los monstruos del desierto, hemos llegado hasta este estado…según mi sentido de la orientación, Vildenor debería estar a un solo día de aquí, pero…
El mago legendario se sorprendió al oír un nombre, y asombrado exclamó:
- ¿¡Vais a Vildenor!?
- Si…buscamos un avión o cualquier medio de transporte aéreo.
- Yo también voy de camino allí- dijo Alejandro- ¿por qué no vamos juntos? ¡Puedo llevaros sin problema!
Aquella afirmación parecía tratarse de una broma puesto que los siete estaban en medio de la nada, únicamente rodeados de un infinito páramo desértico que se extendía hasta el horizonte. La pelirroja se dirigió a Alejandro con un leve tono de arrogancia:
- No es por ofender, pero… ¿cómo piensas llevarnos? ¿Cargando con nosotros a la espalda todo el camino?- preguntó Alana, con una intencionada sonrisa burlona- ¿A rastras? ¿Usando la imaginación para creer que llegamos allí, tal vez?
En cada una de las palabras que pronunciaba la piloto se notaba la descarada antipatía que sentía hacia el mago famoso. Sin embargo éste no parecía inmutarse con sus intenciones. Con una media sonrisa, dijo:
- Al contrario…cuento con algo mucho mejor.

En el preciso instante en que Alejandro terminó de pronunciar aquellas palabras, ocurrió algo increíble y que ninguno de los presentes se esperaba.
De repente algo se interpuso entre ellos y la luz del sol, envolviendo todo el lugar en una gigantesca sombra. El sonido de motores y el girar de unas hélices levantaron fuertes ráfagas de viento que hicieron cubrirse el rostro con los brazos a todos los miembros del grupo.
Al levantar la vista al cielo, Eduardo y los demás se quedaron asombrados y con la boca abierta cuando contemplaron con sus propios ojos algo verdaderamente increíble.
En el cielo, justo por encima de sus cabezas, apareció una colosal aeronave con un aspecto futurista y espectacular. Los dos jóvenes permanecían ahogados y sin habla. Era la primera vez que veían algo semejante, ya que aquella cosa no se parecía en nada ni tenía ningún punto de comparación con los actuales aviones de su mundo, en La Tierra. Se trataba de algo insólito y que desde luego no se veía todos los días.

La extraordinaria aeronave finalmente descendió y aterrizó justo al lado del grupo. Al acabar y parar los motores, todos vieron cómo descendía de un lateral de la nave una pequeña rampa para acceder al interior, mientras a su vez se abría una puerta de hierro al final de la misma.
Alejandro los vio a todos tan sorprendidos y boquiabiertos que tuvo que llamarles para que salieran de su trance:
- Siento interrumpir vuestro asombro y perplejidad, pero… ¿pensáis quedaros así todo el día?
Eduardo y los demás sacudieron rápidamente la cabeza, y siguieron al mago que encabezaba la marcha hacia el interior de la nave. Tras ellos se cerró la puerta de hierro y ascendió la rampa por la que pasaron. Cuando todo estuvo listo, los motores volvieron a ponerse nuevamente en marcha y las hélices comenzaron a girar tan rápido como antes. La aeronave despegó del suelo y, tras girarse en el aire en la dirección correcta, reemprendió la marcha a su destino: Vildenor.

Muy pronto descubrieron asombrados, tras una curiosa pregunta, que aquella gigantesca nave era el transporte de uso exclusivo y privado del famoso mago reconocido a nivel mundial. Por dentro, aún a pesar de ser sencillo, tenía todos los medios, recursos y necesidades básicas para una larga travesía.
Tenía varias plantas desde la entrada principal y contaba con algunas salidas de emergencia. Tenía cocina propia y nevera y despensa a rebosar de comida, escaleras y un ascensor montacargas que comunicaba con los diferentes pisos, diez habitaciones perfectamente cómodas para una persona, una mediana sala de lectura con estanterías llenas de libros, una habitación de reuniones para la toma de decisiones, un patio exterior para contemplar las vistas aéreas y la enorme sala de mandos, desde dónde se conducía y controlaba la aeronave.
El grupo no daba crédito a lo que veía. Ninguno de ellos jamás había montado antes en algo parecido, y les resultaba todo tan increíble que no parecía real. Incluso la propia Alana, que al principio fingió no sentir interés en aquella nave, muy pronto su amor por la aviación y la tecnología aérea la llevaron a observar boquiabierta e ilusionada cada uno de los pasillos y estancias por las que pasaban. Desde luego había que admitirlo: una joya aérea como esa no se veía todos los días.

Pero sin embargo, lo más sorprendente fue descubrir que los que se encargaban de llevar, limpiar, ordenar y conducir la nave, eran ni más ni menos que moguris. Aproximadamente una docena de estos seres poblaban la aeronave, y se repartían por turnos según las tareas del día, cambiando los quehaceres unos con otros.
Mientras unos se encontraban en la sala de mandos y otro grupo limpiaba los pasillos y las habitaciones, el resto o bien trabajaba en la cocina o descansaba en la sala de lectura, pudiendo ir también al patio exterior a tomar el aire. Algunos incluso aprovechaban el turno de descanso para batir sus diminutas alas y volar libremente alrededor de la nave, en el exterior.

Alejandro los guió hasta la enorme sala de mandos, situada en la parte frontal de la nave. Había una gran cúpula de cristal frente a ellos desde la que se podía ver el mar de nubes que sobrevolaban y el inmenso cielo azul que los rodeaba. Los varios ordenadores y puestos de control que habían repartidos por la sala estaban ocupados por moguris, que manejaban tranquilamente el curso de la nave:
- ¿Y bien?- preguntó Alejandro, tras la pequeña visita turística por la aeronave- ¿qué os parece?
- In…creíble…- dijo Eduardo, perplejo y con la boca abierta.
El asombro del chico, sin embargo, no llegó hasta el extremo de la satisfacción de Alana, que se le caía la baba con ver toda la sala de mandos. Sin duda aquella parte de la nave era su favorita, y tenía muchísimas ganas de pilotarla. Sabía que había nacido para volar.

En ese momento recibió un golpe con el palo de una fregona en toda la cara, que la hizo quejarse de dolor y la bajó de las nubes en las que se encontraba:
- ¡Eh, tú, la pelirroja!- replicó un moguri con la fregona en la mano- ¿quieres dejar de ensuciar el suelo con tus babas, kupó? ¡Acabo de limpiar la sala de mandos, kupó!
Justo antes de que Alana le soltara un guantazo a la pequeña criatura, el estómago de ésta rugió con un sonido tan claro que lo oyeron los demás. En ese mismo momento también les rugió el estómago a Jack, Cristal, Rex, Eduardo y Erika. Alejandro rió y sonrió diciendo:
- Debéis de tener hambre, ¿verdad? ¿Por qué no vamos a comer algo?
Todos asintieron con la cabeza, a la vez. Coincidieron en que lo importante en aquellos momentos era saciar el hambre que tenían.

El resto del día lo pasaron explorando mejor la aeronave y acomodándose cada uno en su nueva habitación. Alana se pasó todo el tiempo en la sala de mandos, aprendiendo a pilotar aquel enorme bicho en el que viajaban con la ayuda de los moguris. Jack se quedó en la sala de lectura, leyendo los muchos libros y diarios de los viajes que había hecho el mismísimo Alejandro.
Rex se echó una siesta en su habitación. Cristal registró todos y cada uno de los rincones de la nave, siendo observada sospechosamente por los moguris de la limpieza. Eduardo aprendió nuevas recetas de comida en la cocina con el maestro chef de los moguris, y finalmente Erika pasó el día asomada por la barandilla del patio exterior de la aeronave.
Teniendo en cuenta la velocidad a la que iban, Alejandro les aseguró que llegarían a Vildenor a la mañana del día siguiente.

Esa misma noche, mientras los demás dormían plácidamente y a pierna suelta cada uno en su habitación, Erika se encontraba asomada en la barandilla del patio exterior, contemplando las hermosas vistas aéreas. La nave viajaba lentamente en medio del cielo estrellado de la noche, sin prisa pero sin pausa.
Incluso los moguris tenían derecho a descansar, y por la noche dejaban puesto el piloto automático mientras dormían. La aeronave continuaba su rumbo tranquilamente directa a Vildenor. Posiblemente al amanecer llegarían a su objetivo.

Erika no tenía sueño. Los últimos acontecimientos y el reciente combate contra el chico de negro la habían dejado nerviosa. Cada vez que recordaba las duras y difíciles batallas que habían mantenido contra todos los miembros de la organización Muerte, no podía evitar temer por sus vidas. Se preguntaba continuamente hasta cuánto tiempo más podrían aguantar, de si lograrían vencer a los futuros enemigos que les esperaban y de sí conseguirían seguir adelante.
Demasiadas dudas y preocupaciones asaltaban su mente y, por mucho que trataba de tranquilizarse pensando en otra cosa, no lograba apartar los malos pensamientos. Después de dar numerosas vueltas en su cama, finalmente comprendió que no podía dormir. Se levantó, cogió la primera chaqueta que le parecía abrigada del armario de su habitación, y salió sigilosamente de la estancia. Caminó despacio y sin hacer ruido por el pasillo, pensando que tal vez el aire fresco la ayudaría a organizar mejor sus ideas.

Tullida y temblando un poco de frío, contemplaba pensativa el cielo y las estrellas. La luna no estaba por ninguna parte, e imaginó que debía de estar reiniciando su ciclo. Era una lástima porque le gustaba observar su resplandor y belleza.
De repente se asustó al oír que tras ella se abría la puerta del patio que comunicaba con el interior, y dio media vuelta mientras se disculpaba:
- ¡Lo…lo siento…yo sólo quería…!
- ¡Eh, tranquila, que soy yo!- trató de tranquilizarla él.
Se trataba de Alejandro, y Erika se puso más nerviosa todavía. Lo último que quería era que su anfitrión imaginara cosas raras:
- ¡Sólo he venido aquí a tomar el aire!- replicó ella, tratando de mantenerse firme- ¡no pienses que he venido a robarte o que soy una ladrona! ¿¡Entendido!?
El mago no pudo evitar soltar unas risas, para el asombro de Erika. Le dijo con una media sonrisa:
- De ti lo dudo. En todo caso tendría que preocuparme de vuestra guardiana Cristal…los moguris del servicio de limpieza no dejaban de echarle el ojo por toda la nave.

Ambos se echaron a reír y Alejandro se asomó a la barandilla junto a ella. Cuando se calmaron un poco, el mago le preguntó a la chica:
- Dime, ¿es cierto que venís de otro mundo?
- Sí- asintió ella- de La Tierra.
- ¿Y cómo es?- preguntó Alejandro, con curiosidad.
Erika pareció pensativa durante unos instantes, y luego respondió diciendo:
- Bueno…es muy parecido a Limaria…aunque por supuesto no cuenta con las nuevas tecnologías, ni tampoco rebosa magia por los cuatro costados- describió ella, que luego añadió- ¡es demasiado aburrido, seguro que no te gustaría!
- ¿En serio?- se sorprendió él- pues a mí me encantaría descubrir nuevos mundos, por muy divertidos o aburridos que fueran…se trata de una experiencia única.

Tras un largo e incómodo silencio, la joven preguntó al mago que tenía a su lado:
- Alejandro…. ¿por qué crees que las armas sagradas nos eligieron a nosotros? ¿Qué tenemos Edu y yo de especial?
El mago legendario tardó en responder:
- Según tengo entendido, las armas sagradas son creadas a partir del espíritu de los dioses que crearon Limaria…y es a través de su fuerza y poderes por las que son capaces de controlar a las poderosas entidades de los diferentes elementos, los G.F…- explicó Alejandro- según dicen las voces de los oráculos, mediante las armas sagradas se expresa la voluntad de los dioses…y es precisamente por eso por lo que creemos que no hay coincidencias entre éstas y los que luchan blandiéndolas.
Erika escuchaba, asombrada y perpleja, las palabras del mago:
- Las armas sagradas nunca se equivocan al elegir a sus portadores…de alguna forma, los dioses os eligieron a vosotros…y esa es la razón por la que no dudo de vuestra valía…confío y mantengo la esperanza de que, sois vosotros, los que algún día salvaréis este mundo de la destrucción.
La chica sonrió y dijo, agradecida con las sinceras palabras de su anfitrión:
- Gracias, Alejandro.

En ese momento el mago legendario dijo una cosa que dejó a Erika completamente perpleja y sorprendida:
- ¿Sabías que…hay una forma de entregar tu poder a otra persona?
- ¿¡Qué!?- exclamó ella, asombrada.
- Tu poder…la habilidad de tener y blandir la vara mágica…puedes entregárselo a otra persona.
La joven se quedó boquiabierta por lo que acababa de decir Alejandro, y le parecía tan sorprendente la noticia que al principio no se lo creía:
- ¿De…verdad?- preguntó ella, sin palabras- ¿es realmente posible…dejar de ser el portador de una de las armas sagradas?
El mago asintió con la cabeza:
- Sí…hay una forma de dejar de serlo.

La tensión se respiraba en el ambiente. Erika quería conocer la respuesta a esa pregunta, y por ello preguntó, con duda e inseguridad en sus palabras:
- ¿Y…cuál es…esa forma?
Alejandro tardó un poco en responder, lo que ponía a la chica cada vez más nerviosa. Tragó saliva y no apartó la mirada del mago mientras decía:
- Hay una forma, pero son necesarias dos condiciones…
Los segundos que pasaron después se le hicieron eternos a Erika, que temblaba y trataba de disimular su nerviosismo todo lo que podía. Alejandro la miró directamente a los ojos y le dijo seriamente:
- La primera condición es que…tienes que casarte.

La chica temblaba por dentro como una hoja. La simple idea de casarse la había dejado pálida, y en aquella ocasión intuyó que Alejandro había notado su preocupación:
- ¿Ca…casarme?- repitió ella, tratando de asimilar la idea.
- Si- afirmó el mago- en santo matrimonio.
- Pero… ¿y cuál es…la segunda condición?
Él volvió a tardar un poco en responder. Parecía pensar y meditar cada una de las palabras que pronunciaba:
- La persona con la que te cases debe ser especial para ti…y si realmente la amas y quieres de verdad…tras la ceremonia de unión, tú misma eliges interiormente si quieres entregarle tu poder como portadora…
Erika no podía creer lo que oía. Estaba tan muda por la sorpresa que no podía pronunciar palabra. Permanecía pálida y con la boca abierta, mirando atónita al mago legendario. Alejandro supo que la chica estaba bastante sorprendida por la noticia, y que no lograría sacar una respuesta clara.

En ese momento, y para completo asombro de Erika, Alejandro la rodeó con sus brazos y la abrazó cálidamente, protegiéndola. La joven no trató de escapar de él porque no la apretaba ni retenía contra su voluntad. Le pareció que lo hacía de corazón y con buena intención:
- Sé que es muy precipitado, y que posiblemente no me aceptes, pero…quiero casarme contigo.

Aquellas palabras dejaron completamente sin habla a la chica, que ahogó un grito de sorpresa. Al principio creyó que se trataba de una broma, pero las siguientes palabras que le dijo Alejandro le demostraron que se equivocaba:
- Conozco y sé lo que le pasó a la primera elegida de la vara mágica…y no quiero que tú también pases por lo mismo…- dijo el mago, sin dejar de abrazarla- no me importa ser el portador de la vara mágica, prefiero cargar con esa responsabilidad antes de hacerlo tú…
Erika escuchaba, perpleja y asombrada, las sinceras palabras del mago legendario. Supo por su tono de voz que iba muy en serio:
- Yo ya soy mayor, y he vivido demasiado…pero tú…sólo eres una niña…aún tienes mucho futuro por vivir…toda una vida por delante…y no quiero que la eches por tierra…- dijo Alejandro seriamente- no espero que me aceptes o me ames el resto de tu vida…sólo quiero ayudarte…- luego añadió diciendo- si tan sólo me aceptaras, yo…podría hacerte muy feliz, Erika…mucho más de lo que jamás has podido soñar…

Esperando una respuesta positiva, lo que el mago oyó tras los siguientes y silenciosos segundos de tensión e intriga fueron las palabras inseguras de la joven nerviosa:
- Alejandro…yo…
Viendo que no podía articular más palabras, el mago legendario suspiró de tristeza. Se separó de la joven y le dijo tranquilamente:
- Necesitas tiempo, ¿verdad?
Erika asintió con la cabeza, temblando. Estaba tan sorprendida que no podía pronunciar palabra:
- Está bien.
Alejandro le dio un beso en la mejilla, que dejó sin habla a la chica, y luego le dijo antes de marcharse:
- Sólo piénsalo, ¿vale?
Después de eso se alejó caminando y desapareció por la puerta al interior de la nave, dejando a Erika sola de nuevo en el patio exterior.

Fue en ese momento cuando la chica dejó escapar toda su preocupación, ahora que estaba sola. Se agarró con fuerza de la barandilla porque sentía que le faltaba la respiración y las piernas le temblaban.
Toda una serie de recuerdos la asaltaban fugazmente a la memoria. Recuerdos de sus amigos y de ella haciendo frente a todos los peligros, superando los muchos desafíos, trabajando codo con codo para lograr sus objetivos, llorando y riendo juntos en cada etapa del viaje, y luchando juntos contra los miembros de la organización Muerte para seguir adelante.
Todo eso y mucho más la hacían pensar y reflexionar. Después de todo por lo que habían pasado, de todas las aventuras vividas, de todo el esfuerzo y el sacrificio que habían realizado sus amigos para protegerla… ¿estaba realmente dispuesta a abandonar su labor como elegida de la vara mágica? ¿Le entregaría su poder, su don, su más preciada habilidad a Alejandro? ¿Se encargaría él de salvar Limaria y La Tierra, junto a Eduardo?

Según lo que acababa de contarle el mago legendario, a la primera elegida de la vara mágica le pasó algo muy malo, y de entregarle a él el arma sagrada ella no sufriría las consecuencias. Un sinfín de dudas sin respuestas asaltaban su cabeza, pero tan sólo una pregunta se reflejaba clara y transparente en su conciencia:
“¿Qué debo hacer?”

Tal y como predijo Alejandro, a la mañana siguiente llegaron a su puerto de destino. Era sorprendente el cambio del caluroso clima árido y seco a aquel lugar. La ciudad de Vildenor era una especie de oasis en medio del desierto, con muchas enredaderas, palmeras y plantas exóticas. Abundante de ríos, fuentes y cascadas de agua pura, además de increíbles y frondosas zonas verdes de vegetación, hacían de la localidad todo un paraíso tropical a su alrededor.
Además de eso, toda la ciudad estaba rodeada de un gigantesco y profundo bosque que la separaba del desierto. Se trataba del único lugar en todo el continente este con abundante vida vegetal.

Atravesaron con la colosal aeronave toda la ciudad, cubriendo con su enorme sombra todo a su paso. Al mirar al cielo, la gente y los ciudadanos de Vildenor reconocían aquella singular nave aérea, y gritaban y vitoreaban el nombre de Alejandro.
Situados en la sala de control y contemplando asombrados la ciudad bajo sus pies a través de la cúpula de cristal, todos se dieron cuenta de que habían pasado el antiguo aeropuerto de Vildenor. Rex le preguntó al mago legendario, confuso:
- ¿No vamos a buscar un avión para nosotros?
- Primero vayamos a mi humilde morada- respondió Alejandro- tengo algo que enseñaros.
El grupo asintió con la cabeza. Imaginaron que debía de ser algo importante, y por ello decidieron acompañarlo hasta su casa. Ya después irían al aeropuerto a buscar su tan ansiado medio de transporte.

La nave de Alejandro se acercó a tres singulares edificios conectados entre sí por puentes en las azoteas, los tres rascacielos más altos de Vildenor. En uno de ellos, concretamente en una azotea, había una pequeña pista de aterrizaje para helicópteros y pequeñas avionetas, diseñada para desembarques rápidos.
Fue en ese lugar donde la base de la aeronave se acercó todo lo que pudo, abrió la puerta de hierro y acercó la rampa para comunicarla con el edificio. A través de ella el grupo y Alejandro abandonaron la nave, la cual al ser demasiado grande para aparcar allí, se alejó del lugar en una nueva dirección:
- ¿A dónde va la nave?- preguntó Alana, un poco deprimida por tener que abandonarla tan rápido.
- La guardo en mi propio hangar, mucho más grande y espacioso para ella- explicó el mago- está a las afueras de la ciudad, a varios kilómetros de aquí, pero es el único lugar en dónde puedo dejarla.

Recorrieron toda la azotea siguiendo a su anfitrión, quién los guió cruzando un puente y llegando a la azotea de uno de los edificios contiguos. Allí usaron un ascensor para bajar e internarse de lleno en las entrañas de la morada del mago legendario.
Recorrieron un sinfín de pasillos y cruzaron varias escaleras hasta que finalmente Alejandro los detuvo en una gran puerta. Éste la abrió y el resto del grupo lo siguió, llegando todos a una gran sala con una enorme pared de cristal de fondo, desde la que podía verse toda la ciudad de Vildenor bajo sus pies.

Tras una gran mesa de recepción había un cómodo sillón de cuero y piel, en el que Alejandro tomó asiento. Imaginaron entonces que aquel debía de ser su despacho personal, puesto que toda la estancia estaba plagada de lujos y comodidades que, a excepción de la princesa, ninguno de los demás podría disfrutar en su vida.
Alejandro se dirigió de nuevo al grupo y le dijo seriamente:
- Atentos…fijaos bien en esto, por favor.
Con un gesto de mano del mago, apareció por arte de magia ante él un singular objeto, resplandeciendo con una luz blanca. Al cabo de pocos segundos, la luz blanca comenzó a dejar de brillar con fuerza y a apagarse poco a poco su luz, mostrando la verdadera forma y color del objeto.
Cuando por fin contemplaron con sus propios ojos lo que quiso mostrarles Alejandro, Eduardo y los demás palidecieron y se quedaron con la boca abierta al reconocer lo que tenían delante. Un siniestro escalofrío recorrió la espalda de Erika, que la hizo temblar de miedo
- ¿¡Pero qué…!?- exclamó Jack.
- ¿¡Eso…eso no es una…!?- preguntó Cristal.
- ¿¡Vara mágica!?- terminó Alana.

En efecto, se trataba de un arma sagrada. La reconocieron porque se parecía mucho a la de Erika, sólo que en vez de una media luna en un extremo tenía una especie de sol candente. Sin embargo, a diferencia de la vara mágica de la chica, aquella era muy diferente. Lo más escalofriante del arma era que, por alguna extraña razón, se había convertido en piedra.
Era un objeto de piedra pura y maciza. Además de eso, su demacrado estado, con el sol y varias partes del arma destrozada, indicaba que algo malo le había ocurrido.
Ninguno de los miembros del grupo imaginaba qué pudo haber pasado con aquella arma:
- ¿¡Qué significa esto, Alejandro!?- preguntó Eduardo, sorprendido.
El mago legendario tardó un poco antes de responder:
- Tenéis ante vosotros lo que fue el arma de la primera elegida de la vara mágica- explicó Alejandro, seriamente- obviamente ésta es sólo una réplica, la auténtica desapareció hace mucho tiempo y ya no existe…es todo cuanto queda de ella.
En ese momento intervino Rex, confuso e intrigado:
- Pero… ¿cómo acabó así? ¿Por qué se convirtió en piedra?
- Cuando un portador muere, el arma sagrada también lo hace con él, y desaparece envuelta en brillantes estrellas de luz a su alrededor…- explicó el mago legendario- normalmente estas armas desaparecen sin dejar rastro, pero logré usar a tiempo la magia Petra para convertirla en piedra y salvar algo de ella, al menos lo que fue su apariencia exterior.

Intrigado por tanta información valiosa referente a las armas sagradas, Eduardo sabía que su anfitrión tenía que tener alguna relación con la llave espada y la vara mágica. Se atrevió a preguntar:
- ¿Y cómo sabes todo eso?
Alejandro lo miró seriamente. Lo que respondió a continuación dejó sorprendidos a todos los miembros del grupo:
- Bueno, es normal, porque…yo fui el guardián de los primeros elegidos de la profecía, hace más de quince años.

- ¿¡Qué!?- exclamaron sorprendidos los demás.
- ¿¡Alejandro, tú…eras un guardián de los elegidos!?- preguntó Rex.
- Así es- afirmó el mago- viajé y luché junto a ellos…yo los acompañaba y protegía de cualquier peligro, igual que vosotros ahora.
Jack y los demás no daban crédito a lo que oían. El mago que tenían ante ellos fue, en su día, el guardián de los primeros elegidos de la profecía. Fue en ese instante en el que comprendieron que luchó junto a ellos contra Ludmort, lo que seguramente lo convirtió en famoso y legendario para el resto de su vida. Era conocido como una leyenda viva en toda Limaria.

Cristal intervino entonces para dejar clara la duda que muchos tenían:
- Si es así, entonces luchaste contra Ludmort, ¿verdad?
El rostro de Alejandro se ensombreció un poco al traer de vuelta los recuerdos del pasado. La larga travesía que recorrió junto a los primeros elegidos en su peregrinaje y el duro combate que mantuvieron los tres contra aquella terrible criatura volvieron a su memoria:
- Si…luchamos contra ese horrible monstruo…y le vencimos…- dijo el mago, seriamente- creíamos que con aquello se acabaría todo…y la paz volvería de nuevo a Limaria…pero tan sólo fue un leve suspiro, una pequeña calma tras la tempestad…
- ¡Pero…!- exclamó Alana, confusa- ¡Si se supone que vencisteis a Ludmort hace quince años! ¿¡Cómo es posible que siga vivo!? ¿¡No debería estar muerto!?
- Eso mismo pensaba yo hasta hace cinco años, y al principio tampoco podía creérmelo…- respondió Alejandro, apretando los puños con fuerza- pero los resultados de mis últimas investigaciones así lo confirman…hace quince años los elegidos y yo acabamos con su esencia, pero no con su núcleo…igual que lo hicieron otros muchos antes que nosotros…

Aquellas últimas palabras dejaron confusos y perplejos a los miembros del grupo. Rex volvió a preguntar, sorprendido:
- ¿”Otros”? ¿Qué quieres decir?
Alejandro entendió a lo que se refería aquella pregunta, y procedió a explicarla:
- Veréis…aunque os resulte muy difícil de creer…Ludmort lleva siglos de historia atacando Limaria…una y otra vez.

- ¿¡Qué!?- exclamaron todos a la vez.
Las sorpresas aumentaban a cada momento y a una velocidad acelerada. Acababan de enterarse de que no era la primera vez que ambos mundos eran amenazados por Ludmort, y que dicho monstruo ya había puesto en peligro a Limaria incontables veces durante muchos siglos de historia atrás, antes incluso de que nacieran sus antepasados. Se trataba de una revelación autñenticamente terrorífica:
- Según mis investigaciones, los seres humanos llevan enfrentándose a Ludmort desde hace muchísimos siglos de historia…yo diría que incluso desde los orígenes de la humanidad…- explicó Alejandro- los grabados pintados en las paredes de los prehistóricos de Limaria ya lo decían, y simbolizaban a Ludmort en sus dibujos como un ser diabólico, el fin de toda existencia…y a dos personas junto a él, los elegidos…
El grupo escuchaba, perplejo y asombrado, las palabras serias de Alejandro. Por su tono, parecía hablar bastante en serio:
- Muchísimas han sido las generaciones de elegidos, provenientes de vuestro mundo, La Tierra, las que se han enfrentado a Ludmort y derrotado son problemas…tal y como la profecía ha anunciado…y se ha cumplido por los siglos de los siglos…

Eduardo al fin entendía por qué había un Arco de Triunfo romano en el continente este. Ahí estaba la clara prueba de que en el pasado hubo relación entre Limaria y La Tierra, y que seguramente una generación de elegidos romanos acabó por aquel entonces con la amenaza de Ludmort. De esa forma, lo más seguro es que la profecía se repitiera una y otra vez durante los posteriores siglos, como la Edad Media, el Renacimiento, el mundo moderno…y así hasta el día de hoy.

- Mi conclusión…- prosiguió Alejandro- es que Ludmort puede regenerarse con el tiempo y volver a la vida, una y otra vez…sin importar cuántas veces acabemos con él.
Todos los presentes adquirieron un semblante pálido, como si hubieran visto un fantasma, y una sensación de miedo y terror los invadió repentinamente por dentro:
- Pero entonces…- preguntó Eduardo- aunque nosotros acabemos con él… ¿¡ése monstruo volverá a aparecer dentro de diez o veinte años!?

- Los elegidos normalmente acaban con la esencia de Ludmort, pero su núcleo prevalece intacto…es prácticamente indestructible, inmortal…y gracias a él se regenera años después para volver a la vida…- explicó Alejandro- se trata de un ciclo que se repite una y otra vez sin remedio…como la vida misma…
El mago legendario suspiró y dijo, mirando a los dos jóvenes:
- Puede que esta vez vosotros dos acabéis definitivamente con él para siempre. Aún a pesar de que hay que mantener la esperanza, los hechos ocurridos a lo largo de la historia nos demuestran…que Ludmort seguirá volviendo a la vida y amenazando nuestro mundo…hasta el final de los tiempos.
- ¡Eso…eso es imposible!- exclamó Eduardo, enfadado- ¡estás mintiendo, tiene que haber alguna forma de acabar con él para siempre!
Alejandro lo miró seriamente. Conocía de sobra aquella frustración. Era la misma que sentía él cuando se enteró de la triste y amarga realidad, tras ayudar a los elegidos en su momento:
- Me creáis o no es cosa vuestra…- respondió él- yo sólo formulo hipótesis, basándome en hechos reales…y, os aseguro, no he visto nada más real que esto…

En ese momento el teléfono que había en la mesa de Alejandro comenzó a sonar, y éste lo cogió, respondiendo a su llamada. Un rostro de enfado y molestia se dibujó en la cara del mago, al cabo de los pocos segundos que descolgó el aparato:
- ¿Otra vez los de Metroya? ¡Pero si les dejé bien claro que…!
En ese momento calló de repente. Una serie de palabras al otro lado de la línea le hicieron cambiar radicalmente de expresión a sorpresa y perplejidad. Asintió varias veces durante los siguientes segundos de conversación, y finalmente colgó el teléfono:
- Lo siento, tengo que irme- se disculpó Alejandro seriamente- he de atender un importante asunto que requiere de mi presencia.

Se levantó de la silla y anduvo a paso rápido, rodeando la mesa. Para cuando se dirigió en dirección a la gran puerta de salida, Eduardo le preguntó diciendo:
- ¿Conociste a Mirto, verdad? ¡El primer elegido de la llave espada, hace quince años!
Aquellas palabras bastaron para detener a Alejandro en seco. Las prisas que aparentaba hasta hace unos instantes  desaparecieron de repente, y cuando se dio la vuelta a ellos su rostro infundió miedo y respeto. Parecía molesto y enfadado, y apretó los puños mientras pronunciaba:
- Si…fui su guardián hace mucho tiempo…y luchamos juntos contra Ludmort…- explicó el mago, apretando los dientes- pero tras eso…desapareció sin dejar rastro…y desde entonces no he vuelto a saber nada de él…toda Limaria lo daba por muerto…

Aquella declaración del mago legendario era completamente falsa. Ellos mismos llegaron hasta su objetivo en el templo sagrado, conocieron al mismísimo Mirto en persona e incluso Eduardo y Erika lucharon contra él en un combate de entrenamiento para probar su destreza con las armas sagradas.
Había algo raro en la versión de Alejandro que no encajaba con la de Mirto, y tenía que haber alguna razón para que el segundo se escondiera y alejara del mundo de aquella forma. En cualquier caso, Eduardo intuyó a través del enfado y la frustración del mago, que entre éste y Mirto hubo alguna especie de conflicto en el pasado, que los hizo enemistarse.

- ¿¡Lo conocéis!?- preguntó Alejandro, con rabia en sus palabras- ¿¡sabéis dónde está!?
Su repentino interés por querer encontrar al primer elegido de la llave espada con tantas ansias de odio y venganza asustaron a todos los miembros del grupo. Justo cuando Jack iba a pronunciar palabra, Eduardo se adelantó y mintió diciendo:
- Sólo oímos su nombre una vez…no sabemos nada más de él.
El resto del grupo se quedó perplejo mirando al chico, sin saber por qué acababa de mentir. El propio Eduardo intuyó algo extraño en el repentino cambio de comportamiento de Alejandro, y por seguridad de Mirto decidió no revelarle nada de su paradero en el templo sagrado. Había algo en el mago legendario que no le gustaba nada.
El joven mintió tratando de mantenerse firme para no levantar sospechas, y Alejandro tomó la determinación y seguridad de su rostro como prueba de que decía la verdad:
- Está bien.

Eduardo suspiró aliviado cuando su anfitrión dio media vuelta a la gran puerta. Sin embargo, cuando el mago retomó la marcha para irse, una nueva voz que hasta entonces no se había escuchado resonó alta y firme por toda la estancia:
- ¡Espera!
Alejandro se detuvo de nuevo y dio media vuelta de cara al grupo. Todas las miradas se fijaron en una sola persona, que decía firme y seriamente:
- Si es cierto que fuiste el guardián de Mirto…entonces, ¿también conociste a la primera elegida de la vara mágica, verdad?- preguntó Erika, apretando los puños.
- Sí- afirmó el mago- ¿hay algo que quieras saber de ella?
Lo que dijo la chica a continuación dejó sin palabras y completamente sorprendidos a todos los presentes:
- ¿Cómo murió?
A Alejandro pareció pillarle por sorpresa aquella pregunta. Su rostro ensombreció de repente al llegarle a la memoria los oscuros recuerdos del pasado. Respondió seriamente a medias:
- Lo siento, pero…por tu propio bien, es mejor que no lo sepas.

El mago retomó la marcha sin decir palabra. Erika no pudo aguantar más. Quería saber la respuesta, lo que quiso decirle él mismo la noche anterior, la razón por la que quería protegerla, de aceptar el cargo de ser el portador de la vara mágica. Quería saber qué es lo que les pasaba a los elegidos de dicha arma.
Corrió hasta llegar junto a Alejandro y le agarró con fuerza del brazo. Al girarse, el mago legendario pudo ver en sus ojos serios una furiosa expresión cargada de rabia y frustración:
- He soportado durante meses una carga inexplicada…me han adiestrado en el arte de la magia sin un fin determinado…he aguantado la duda y me he esforzado en todo, superando cada uno de los desafíos que se nos ponían por delante…- explicaba la chica, seria y enfadada- y ahora que he llegado hasta aquí…que por fin tengo delante de mí a alguien que puede decirme para qué he venido a este mundo…como elegida de la vara mágica, exijo una respuesta inmediata, aquí y ahora…
Alejandro la miró fijamente a los ojos, y supo que no le dejaría ir a menos que le diera una respuesta. Le preguntó seriamente y sin vacilar:
- ¿Estás segura de que quieres saberlo?
La joven asintió con la cabeza, segura y dispuesta a escuchar lo que fuera. Alejandro entendió su deseo, y cerró los ojos mientras suspiraba, decepcionado. Tras unos segundos de profunda tensión, intriga y suspense, el mago legendario volvió a abrirlos y levantó la mirada a Erika. Lo que dijo a continuación dejó pálidos y con la boca abierta a los demás:
- Ella murió…a manos de Mirto…la mató él mismo.

Todos callaron de golpe y el color desapareció de sus rostros. Con la cara pálida, los demás se quedaron sin habla. No podían creer lo que acababan de oír, simplemente porque les parecía algo imposible, inimaginable:
- No…no puede ser… ¿¡muerta por su propio compañero, el elegido de la llave espada!?- preguntó Jack, todavía sin creérselo- eso… ¡eso es algo absurdo!
- Ya os advertí de que no era una buena idea- recordó Alejandro seriamente- ahora ya sabéis el destino que le deparaba a la primera elegida…de vosotros depende ahora creerme o no.
Aún a pesar de la desagradable sorpresa que acababan de recibir, Eduardo logró reaccionar. Se adelantó un paso y exclamó diciendo:
- ¡¡Espera, tiene que haber alguna razón!! ¿¡Por qué…por qué tenía que morir!? ¿¡Es que acaso Mirto…la mató así, sin más!?
- Esa parte os corresponde descubrirla por vosotros mismos…- respondió Alejandro seriamente, y las manos de Erika soltaron su brazo- y ahora, si me disculpáis…que tengáis un buen viaje.
Tras sus últimas palabras, dio media vuelta de nuevo y nadie trató de detenerlo, incluso cuando desapareció por la puerta.

El silencio en la estancia se hizo sepulcral, nadie pronunció palabra alguna. Con la sorpresa y la perplejidad reflejadas en sus caras, el grupo aún trataba de asimilar los hechos y la cruda y amarga realidad.
Sin embargo, de todos ellos los más afectados eran sin duda los dos jóvenes. Eduardo tenía en mente muchísimas preguntas y necesitaba respuestas. El chico miró a Erika, todavía pálida y temblando. En su rostro podía vislumbrarse claramente una expresión de miedo y terror.
Se dijo a sí mismo, asustado y preocupado:
“Mirto… ¿¡de verdad mataste a la elegida de la vara mágica!? Quiero creer que no, pero…por otra parte…si fuera verdad… ¿¡por qué lo hiciste!?”- se preguntaba en su mente- “¿¡Era realmente lo correcto!? ¿¡Es que acaso eso significa…que algún día mataré a Erika!?”

viernes, 18 de enero de 2013

Avance y fecha del capítulo 35

¡Hola hola, intrépidos bloggerienses! ¿Cómo lo lleváis? Espero que bien y mejor que yo, que últimamente ando ocupado estudiando para los dos exámenes que me quedan. Tengo ganas de que terminen ya y quitarme los apuntes de encima para estar más relajado los próximos 3 o 4 meses.

Pero tranquilos, que no me olvido ni de este fanfic ni de vosotros. Y para amenizaros la espera de la próxima entrega os diré el título que llevará este nuevo capítulo, llamado "Alejandro". Dentro de poco conoceremos en mayor profundidad a este famoso mago y qué fue lo que le hizo legendario en el pasado. Tan sólo os puedo asegurar que será un personaje clave en la historia.

Con este capítulo comienza la saga Vildenor, una de las más interesantes (de mis favoritas, por cierto) y que seguro enganchará a más de uno hasta límites insospechados, jejeje xD

Como ya he comentado anteriormente, pongo como máximo 2 semanas para estrenar cada capítulo, siendo el de este en concreto los días 25, 26 y 27 de Enero. Sin embargo nunca se sabe, puede que lo estrene antes. De momento creo que llevo la mitad de capítulo escrito, y espero poder estrenarlo antes de esa fecha.
Tan sólo espero que lo disfrutéis tanto como yo escribo cada día ilusionado para vosotros.

¡Sin más, nos vemos en la próxima entrada! ¡Feliz fin de semana, bloggeros! :D

lunes, 14 de enero de 2013

Presentación de G.F: Ifrit

¡Hola hola hola, bloggeros! ¿Qué tal estáis? ¿Cansados por tener que volver a la rutina diaria después de más de dos semanas de vacaciones? ¡La vuelta al trabajo o a los estudios cuando uno se relaja y olvida de lo demás nunca es fácil, pero se hace más amena y adaptable si se piensa en positivo!
En mi caso quizá esté un poco más ajetreado y estresado que el resto de estudiantes que estéis empezando un nuevo trimestre, puesto que estoy en plena época de exámenes. Sí, así son las cosas en la universidad (o, por lo menos, en la mía). Tienes tres o cuatro meses para empollarte toda una montaña de libros y apuntes, cuyos exámenes tocan respectivamente en los meses de Enero y Junio, pero cuando realmente se estudia son las dos o tres últimas semanas antes de los mismos (imaginaos la lata que es estudiar en vacaciones de Navidad... ¿cómo pueden hacernos esto? T.T)
¿Nunca habéis oído hablar de la buena vida del estudiante universitario? ¡Se trata de eso, hacer el vago 3 o 4 meses y estudiar (muchos lo hacen, yo desde luego no) el día antes de un examen, jajaja xD!
Pero no todo es tan bonito e idílico como lo pintan, claro que no. En esos meses también te estresas a mogollón con trabajos y proyectos de clase para entregar en un plazo fijo, y si no, suspendes. Así de claro y sencillo, así que los que tengáis en mente ir a la uni no penséis que todo va a ser un camino de rosas.
¡Con esto no pretendo meteros miedo ni mucho menos, sino avisaros de a lo que os vais a enfrentar, para que os vayáis haciendo a la idea, jejeje! xD
PD: ¡Mañana tengo mi segundo examen de Enero, deseadme suerte, porfis! *-*


Pero desviándonos de mi vida laboral, pasemos ahora a lo que realmente nos interesa: conocer un poco más a la siguiente invocación que aparece en FF:MP. Tras una espectacular y sorprendente aparición en el recién estrenado capítulo anterior, ahora le toca el turno al ardiente guardián de la fuerza, Ifrit:
"Una poderosa invocación que controla el fuego con un poder tal que sería capaz de reducir el mundo a cenizas. Su ataque más conocido y característico es Llamas del Infierno (Hellfire)"
Lo sé, resulta poco comparado con la descripción que aporté sobre Shiva. Por ello, lo compenso con mi propia descripción, escrita y que aparece en el capítulo 34 de este mismo fanfic:
"Una extraña criatura con forma demoníaca, que anda sobre dos y cuatro patas. Su ancha musculatura corporal y piel marrón delatan su tremenda fuerza física y naturaleza monstruosa. Tiene dos grandes cuernos en la cabeza, feroces colmillos, ojos de bestia salvaje, garras y uñas afiladas y lo que es mucho más sorprendente e increíble: está rodeado de fuego. Sus patas, muñecas y tobillos desprenden auténticas llamas de verdad, y no parecen afectarle en absoluto. Es como si la criatura extraordinaria esté hecha y viviera del propio elemento fuego"

Y a continuación, la evolución de esta invocación a lo largo de su historia en la saga de videojuegos Final Fantasy:

Ifrit en la reedición de Final Fantasy III (Nintendo DS)


Ifrit en la reedición de Final Fantasy IV (Nintendo DS)

Ifrit en Final Fantasy V (SNES, 1992)

Ifrit en Final Fantasy VI (SNES, 1994)

 
Ifrit en Final Fantasy VII (PSX, 1997)

 
Ifrit en Final Fantasy VIII (PSX, 1999)

Ifrit en Final Fantasy IX (PSX, 2000)

Ifrit en Final Fantasy X (PS2, 2002) 


Ifrit en Final fantasy XI (MMORPG ONLINE)

Ifrit en Final Fantasy XIV (MMORPG ONLINE)

Información e imágenes extraídas de la página en inglés de Final Fantasy Wikia. Para acabar, un vídeo que os dejo con la evolución de esta invocación a lo largo de toda su historia, con su temible ataque "Llamas del Infierno". ¡Que lo disfrutéis! :D



PD: Ya he empezado a escribir el siguiente capítulo de FF: MP, pero es tan corto lo que llevo escrito que aún me falta mucho por terminarlo. Cuando lo crea conveniente, en los próximos días os desvelaré el título de esta nueva entrega. ¡Sólo quería dejaros con la intriga, jejeje! xD
¡Qué tengáis un buen día!